Lo leí como lectura obligatoria en el instituto pero está claro que no lo pude disfrutar en su momento porque no guardaba muy buen recuerdo de esta obra.
En cambio en esta relectura me ha gustado muchísimo más, me ha parecido muy buena.
Eso sí, he ido bastante lento porque me cuesta leer en verso y he tenido que ir despacito para comprender lo que iban diciendo. Me está gustando lo del «verso no poético», leeré más en verso.
Aunque digo lo de «no poético», unas de las estrofas que más me han gustado son los requiebros de Segismundo a Rosaura nada más conocerla.
Con cada vez que te veo
nueva admiración me das,
y cuando te miro más
aun más mirarte deseo.
Ojos hidrópicos creo
que mis ojos deben ser;
pues cuando es muerte el beber,
beben más, y desta suerte,
viendo que el ver me da muerte,
estoy muriendo por ver.
Pero véate yo y muera;
que no sé, rendido ya,
si el verte muerte me da,
el no verte qué me diera.
Fuera, más que muerte fiera,
ira, rabia y dolor fuerte;
fuera muerte; desta suerte
su rigor he ponderado,
pues dar vida a un desdichado
es dar a un dichoso muerte.
Me ha pasado un poco como a Musidora, me han gustado bastante más la primera y segunda jornadas que la tercera, aunque de todas formas toda en su conjunto está genial.
Si bien algunos de los temas tratados son ya bastante anticuados e inaplicables en nuestro tiempo, como la infalibilidad de la monarquía o el honor de Rosaura, a mí me ha gustado la forma de tratarlos.
Otros temas siguen siendo bastante actuales, como la dificultad empírica o racional para distinguir el sueño de la vigilia o como el castigo injusto a Segismundo.
El leído la edición de Ciriaco Morón en editorial Cátedra y algunas de las notas a pie de página me han parecido bastante interesantes y aclaratorias.
En definitiva, que me ha parecido bastante buena.