Confesiones de un burgués - Sándor Márai
Moderador: magali
Confesiones de un burgués - Sándor Márai
CONFESIONES DE UN BURGUES
SANDOR MARAI
SALAMANDRA PUBLICACIONES Y EDICIONES, S.A. 2004
14.0x24.0 cm
480 pags
Título original: Egy Polgar Vallomasai
Traducción de Judit Xantus Szarvas
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788478888658
Colección:
Nº Edición:1ª
Año de edición:2004
Plaza edición: BARCELONA
19.90€
A la temprana edad de treinta y cuatro años, Sándor Márai escribía un libro de memorias de una madurez sorprendente. Fruto de una vida intensa y viajera, las asombrosas páginas de Confesiones de un burgués contienen la raíz de toda la obra del gran escritor húngaro. Aquí están sus lecturas, su obsesión por escribir, su pasión por el periodismo, sus amantes, su matrimonio, los encuentros con autores célebres, los viajes, el sentimiento de desarraigo, el fantasma del alcoholismo.Descendiente de una rica familia de origen sajón, afincada desde hacía siglos en Hungría, Márai inicia su relato con una descripción de la próspera y confiada burguesía a la que pertenece, que parece vivir en un mundo ideal en el que reinan la cultura y la tolerancia. Esta plácida existencia se verá truncada abruptamente el verano de 1914, en Sarajevo, con el asesinato del heredero al trono de los Habsburgo. Márai es llamado a filas con diecisiete años y, al finalizar la guerra, su familia lo envía a Alemania a estudiar periodismo. Allí, como periodista del prestigioso diario alemán Frankfurter Zeitung, Márai comienza un peregrinaje por la Europa de los años veinte: de Leipzig a Weimar, de Francfort a Berlín, será testigo de la rápida transformación de un continente que, entregado a la frivolidad y el desenfreno, ignora las corrientes de odio que crecen en su seno y que lo conducirán irremediablemente a la catástrofe. Florencia, Londres, Oriente Medio y, por supuesto, París, eje central de la vida bohemia y cosmopolita, serán parte del itinerario de Márai, hasta que por fin, desaparecida su familia y su clase social y desmembrado su país, opta por recluirse en la única patria posible para un escritor, «la patria verdadera, que quizá sea la lengua o quizá la infancia». Así pues, su destino iba a ser dejar constancia de una cultura cuyo esplendor y ocaso había vivido en carne propia, y relatar la historia de esa dolorosa ruptura como último narrador de un universo «que creía en la fuerza de la inteligencia y el espíritu». .
Este libro me lo leí hace ya un tiempo, y para mí la historia me resultó tan fluida y entretenida como las novelas que he leído de él, un par de ellas. En algunas cosas este escritor me recuerda a Zweig, con ese refinamiento y ese don de contar historias tan marcado. Muy recomendable.
SANDOR MARAI
SALAMANDRA PUBLICACIONES Y EDICIONES, S.A. 2004
14.0x24.0 cm
480 pags
Título original: Egy Polgar Vallomasai
Traducción de Judit Xantus Szarvas
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788478888658
Colección:
Nº Edición:1ª
Año de edición:2004
Plaza edición: BARCELONA
19.90€
A la temprana edad de treinta y cuatro años, Sándor Márai escribía un libro de memorias de una madurez sorprendente. Fruto de una vida intensa y viajera, las asombrosas páginas de Confesiones de un burgués contienen la raíz de toda la obra del gran escritor húngaro. Aquí están sus lecturas, su obsesión por escribir, su pasión por el periodismo, sus amantes, su matrimonio, los encuentros con autores célebres, los viajes, el sentimiento de desarraigo, el fantasma del alcoholismo.Descendiente de una rica familia de origen sajón, afincada desde hacía siglos en Hungría, Márai inicia su relato con una descripción de la próspera y confiada burguesía a la que pertenece, que parece vivir en un mundo ideal en el que reinan la cultura y la tolerancia. Esta plácida existencia se verá truncada abruptamente el verano de 1914, en Sarajevo, con el asesinato del heredero al trono de los Habsburgo. Márai es llamado a filas con diecisiete años y, al finalizar la guerra, su familia lo envía a Alemania a estudiar periodismo. Allí, como periodista del prestigioso diario alemán Frankfurter Zeitung, Márai comienza un peregrinaje por la Europa de los años veinte: de Leipzig a Weimar, de Francfort a Berlín, será testigo de la rápida transformación de un continente que, entregado a la frivolidad y el desenfreno, ignora las corrientes de odio que crecen en su seno y que lo conducirán irremediablemente a la catástrofe. Florencia, Londres, Oriente Medio y, por supuesto, París, eje central de la vida bohemia y cosmopolita, serán parte del itinerario de Márai, hasta que por fin, desaparecida su familia y su clase social y desmembrado su país, opta por recluirse en la única patria posible para un escritor, «la patria verdadera, que quizá sea la lengua o quizá la infancia». Así pues, su destino iba a ser dejar constancia de una cultura cuyo esplendor y ocaso había vivido en carne propia, y relatar la historia de esa dolorosa ruptura como último narrador de un universo «que creía en la fuerza de la inteligencia y el espíritu». .
Este libro me lo leí hace ya un tiempo, y para mí la historia me resultó tan fluida y entretenida como las novelas que he leído de él, un par de ellas. En algunas cosas este escritor me recuerda a Zweig, con ese refinamiento y ese don de contar historias tan marcado. Muy recomendable.
1
Re: Sándor Márai: Confesiones de un burgués
Increible que haya hilo abierto con la cantidad de veces que hemos hablado sobre él.
Gracias por ponerlo
Gracias por ponerlo
1
Re: Sándor Márai: Confesiones de un burgués
¿Que haya o que no haya, Madison?No sé si te he entendido bien.
De nada.
De nada.
1
Re: Sándor Márai: Confesiones de un burgués
jejeje no lo he escrito bien
Increible que NO exisitera
Increible que NO exisitera
1
Re: Sándor Márai: Confesiones de un burgués
Ahhhhhhh, ya decía yo que no lo entendía
He abierto también hilo con la segunda parte, ¡Tierra, tierra!.
He abierto también hilo con la segunda parte, ¡Tierra, tierra!.
1
Re: Sándor Márai: Confesiones de un burgués
Ese no lo he leído yo tampoco. Pero también tengo buenas referencias de él y al hojearlo me ha parecido interesante, o sea que está pendiente ( y ya van...).
1
Re: Sándor Márai: Confesiones de un burgués
No he leído nada de Márai aunque hace tiempo que quiero hacerlo y estaba pensando en empezar con este libro. Aunque no haya leído nada no creo que sea ningún problema no? Como por ahí he leído que eran unas memorias parecidas a las de Zweig y esas me encantaron (y también era el primer libro que leía de él)
1
Re: Confesiones de un burgués.-Sándor Márai
Claro que sí. Lo leerás en un plís y disfrutarás con la lectura
1
Re: Confesiones de un burgués - Sándor Márai
Me lo regalaron por navidad y lo empecé a leer (además he cogido de la biblioteca el de ¡Tierra, Tierra! para cuando acabe éste).
He leído unas 150 páginas y me está gustando mucho, muy al estilo de Zweig el hecho de que al hacer su biografia va haciendo un retrato de la burguesía de antes de la 1a Guerra Mundial en el Imperio Austrohúngaro. Me encantan los libros de este estilo, que retratan esa época, no puedo parar de leer todo lo que me cae a las manos sobre el tema.
He leído unas 150 páginas y me está gustando mucho, muy al estilo de Zweig el hecho de que al hacer su biografia va haciendo un retrato de la burguesía de antes de la 1a Guerra Mundial en el Imperio Austrohúngaro. Me encantan los libros de este estilo, que retratan esa época, no puedo parar de leer todo lo que me cae a las manos sobre el tema.
1
Re: Confesiones de un burgués - Sándor Márai
A mi me pasa igual Yppe, siempre que me encuentro algo sobre esa temática me lo apunto....
Estoy de acuerdo con vosotros, Confesiones de un burgues me parece un buen libro. Creo recordar que los libros de Márai estuvieron prohibidos en la Hungría soviética. Prohibidos o censurados en parte, ahora no recuerdo bien.
Estoy de acuerdo con vosotros, Confesiones de un burgues me parece un buen libro. Creo recordar que los libros de Márai estuvieron prohibidos en la Hungría soviética. Prohibidos o censurados en parte, ahora no recuerdo bien.
1
Re: Confesiones de un burgués - Sándor Márai
Prohibidos por ser de un burgués capitalista...
Sí, es una maravilla que hayamos recuperado a Márai o a Zweig, que en España hacía mucho que no se publicaba como se está haciendo ahora...
Son autores estupendos...
Sí, es una maravilla que hayamos recuperado a Márai o a Zweig, que en España hacía mucho que no se publicaba como se está haciendo ahora...
Son autores estupendos...
1
Re: Confesiones de un burgués - Sándor Márai
Lo empecé ayer después de la cena. Voy por el apartado 8 del primer capítulo. Me está gustando cómo describe las costumbres y características de su gente, de la clase a la que su familia pertenecía y cómo fue su vida en Kassa (Košice).
Al leer las primeras páginas me pareció genial cómo habla de la relación de la arquitectura, la forma en que están distribuidos y habitados los espacios, y el carácter de las personas de la ciudad:
La descripción del ritual del desayuno es muy bonita y cuando habla del padre hay mucha admiración:
En Kassa hay un museo dedicado a Sándor. Está en la casa de su familia, a la que se mudaron cuando él empezó a estudiar por fuera de la ciudad, no en el edificio que considera su hogar y al que están ligados sus recuerdos de infancia.
Sándor en Kassa:
Acá hay fotos antiguas de Kassa http://www.panoramio.com/user/3773754/tags/history
Y acá hay tarjetas postales de Kassa en 1910-20 http://www.delcampe.net/page/item/id,64 ... age,E.html
Al leer las primeras páginas me pareció genial cómo habla de la relación de la arquitectura, la forma en que están distribuidos y habitados los espacios, y el carácter de las personas de la ciudad:
Se me hizo muy curioso cómo, a pesar de que la ciudad era muy húngara, en la cotidianidad hablaban alemán:«Todos los edificios de la ciudad, incluso los de alquiler, parecían casas familiares. La verdadera ciudad era casi invisible, pues se había construido hacia el interior, tras la fachada de una sola planta de la mayoría de los edificios. Si el viajero se asomaba a uno de esos portales abovedados, veía cuatro o cinco casas construidas en el patio, en las que vivían los nietos y bisnietos de los dueños; cuando algún hijo se casaba, se construía una nueva ala junto a alguna vivienda ya existente. La ciudad, pues, se ocultaba en los patios de sus casas. Los vecinos vivían volcados hacia el interior, escondidos, cautos y recelosos, y con el tiempo cada familia consiguió levantar un pequeño barrio propio, una pequeña manzana de casas cuya única representación oficial ante el mundo era la fachada de la casa principal.»
Me dio mucha risa la teoría del bacilo, la ausencia de polvo como pilar de la higiene moderna y la obsesión de toda ama de casa burguesa mantener extremadamente limpio cada rincón de la casa. También alguna que otra manía que Sándor va dejando ver, por ejemplo, lo horrible y de mal gusto que le parecían algunos muebles que empezaron a estar de moda y la frustración de que el cuarto de niños no fuera el salón bien iluminado.«Las criadas que llegaban de esa zona se expresaban en una mezcla de eslovaco y húngaro; aunque allí la lengua oficial de la alta sociedad era el húngaro, en familia hasta los húngaros establecidos en esa región preferían conversar en el dialecto alemán de la zona. No se trataba de algo intencionado. El ambiente de la ciudad era húngaro, pero en casa, después de la cena, en zapatillas y mangas de camisa, incluso los señores preferían hablar alemán.»
La descripción del ritual del desayuno es muy bonita y cuando habla del padre hay mucha admiración:
Espero que a medida que avance me vaya encontrando cada vez más con reflexiones tan acertadas como la que hace sobre una contradicción fundamental de su tío:«El desayuno parecía una fiesta de cumpleaños o una boda. Mi padre llegaba del cuarto de baño vestido con su bata oscura, recién afeitado y oliendo a colonia para ocupar su lugar en la cabecera de la mesa, coger el periódico local —Felvidéki Ujság ["Diario de las Tierras Altas"], de corte clerical, cuya edición financiaba el señor obispo, que disponía de imprenta propia— y echar un vistazo a los titulares mientras "reposaba el té" en la tetera de porcelana de Meissen, decorada con cebollas pintadas. Se trataba de un momento festivo y solemne. Mi padre llevaba todavía la cinta protectora del bigote que sólo se quitaba para comer y beber; cuidaba mucho de su aspecto y se cepillaba y fijaba el bigote hacia los extremos con brillantina. Mi madre se colocaba enfrente de él, y los niños nos sentábamos a los lados de la mesa y observábamos atentamente el curso de los acontecimientos. Los niños desayunábamos café con leche y panecillos untados con mantequilla, y sopa de pan durante el invierno, pero la simple contemplación del desayuno paterno deleitaba y causaba sentimientos elevados en todos. Mi padre desayunaba con mucha elegancia y refinamiento. Su bata de seda, los delicados movimientos de sus pequeñas manos femeninas, con su sortija con el escudo familiar, su calma y su buena disposición de pater familias me cautivaban a diario. Tomaba un té que parecía oro líquido con mucho ron, huevos con jamón, miel y mantequilla húngara (mi padre se peleaba con mi madre a menudo a causa de la mantequilla; ella, por razones de ahorro o de otro tipo, compraba a veces mantequilla danesa, y una mañana ocurrió un pequeño drama: a mi padre le entraron sospechas de repente, con lo cual se levantó de la mesa y tiró la mantequilla danesa al retrete), que untaba en las tostadas que hacían expresamente para él; a mí me encantaba contemplar ese desayuno tan refinado, tan digno de un "hombre de mundo". Aquellas escenas matutinas parecían una celebración religiosa. Mi padre empezaba sus días con unos movimientos tan sosegados y solemnes, se preparaba de tal modo para la jornada de trabajo que después no era posible que nada ni nadie lo perturbara; estaba protegido por haber conseguido lo que tenía, por haber llegado hasta donde se encontraba. Aunque en realidad mi padre ni había conseguido nada ni había llegado a ninguna parte, era su clase social la que había conseguido lo que tenía, la que lo había llevado hasta donde estaba, y la conciencia de pertenecer a esa clase era lo que confería a los gestos y al comportamiento de mi padre un aire de seguridad y dignidad. Los hombres que pertenecían a su clase podían empezar el día con la mayor tranquilidad.»
Y me pareció hermoso el amor que sentían por los libros en su familia y en la ciudad en general.«No encontraba su lugar en ninguna clase social; vivió su vida con amargura, apartado de todo, en un pueblo de la provincia de Nógrád, donde se sentía tan poco en su casa como cuando estaba con nosotros o en el extranjero. Él fue el primer antisemita que conocí, y estoy seguro de que se habría sorprendido muchísimo si alguien le hubiera dicho que los rasgos fundamentales de su carácter, esa búsqueda constante de su identidad entre las clases sociales, ese comportamiento de "mi reino no es de este mundo", era la manifestación clarísima de unas convicciones profundamente católicas y, por lo tanto, judías»
En Kassa hay un museo dedicado a Sándor. Está en la casa de su familia, a la que se mudaron cuando él empezó a estudiar por fuera de la ciudad, no en el edificio que considera su hogar y al que están ligados sus recuerdos de infancia.
Sándor en Kassa:
Acá hay fotos antiguas de Kassa http://www.panoramio.com/user/3773754/tags/history
Y acá hay tarjetas postales de Kassa en 1910-20 http://www.delcampe.net/page/item/id,64 ... age,E.html
1