CRI - La tentación de Eva - Nelly

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CRI - La tentación de Eva - Nelly

Mensaje por lucia »

LA TENTACIÓN DE EVA


Ella estaba tumbada en la playa la primera vez que la vio.
Era guapa; no como esas diosas que le hacen recordar a uno que Dios existe pero llamaba la atención. Ojos azules, pelo rubio alborotado. Un pecho bonito.
Aparentaba veintidós o veintitrés años, aunque más tarde al conocerla, le diría que tenía veintinueve. Era demasiada diferencia. Aún así, a él no le importó.

PRIMER ENCUENTRO.
Miguel acababa de despertar de un profundo sueño cuando ella reparó en su presencia. Formaba parte de una cuadrilla de muchachos que, tras dejar unas mochilas a pocos metros de su toalla, se habían entregado en cuerpo y alma al fútbol playero.
Eran todo músculos, juventud y testosterona, pensó Eva mirando sus glúteos bien torneados.
¡Qué jóvenes y qué despreocupados parecían! ¡Cómo los envidiaba!
Pasados los veinticinco, en el pueblo de Amity eras una solterona si no te habías casado, tenías el proyecto o cuidabas de tu progenie.
¡Si al menos Eva fuera como su mejor amiga, Clara! A sus veintisiete años, con un divorcio a sus espaldas y una niña pequeña, Clara contaba con el apoyo y el respeto de todo el mundo. ¡Al menos ella lo había intentado! Decían sus vecinos. Clara había luchado por un matrimonio abocado al fracaso y, tras romper con un marido maltratador, había regresado a su ciudad natal para empezar de cero. Eva, sin embargo, se sentía como si le hubieran robado su oportunidad de ser feliz. Ningún chico era lo bastante bueno para ella o, cuando lo era, resultaba ser Eva la que no daba la talla.
Tantos años de fracasos amorosos pesaban en su ánimo.
Andaba distraída en estos devaneos cuando reparó en Miguel.
No tendría más de diecisiete años, pensó. Un chiquillo joven, moreno, de ojos negros y asustadizos. Se le veía tímido, no como los energúmenos de sus amigos, que daban gritos y patadas a un balón en la arena.
Qué encanto, pensó.
-¡Eh, Miguelón! –El balón de futbol salió despedido y alcanzó al muchacho en la cara-, ¡espabila chaval! ¿Qué haces ahí sentado?
Por toda respuesta, el aludido devolvió el balón con la mano, con las mejillas rojas como un tomate maduro.
-¡Vete a la mierda! –Exclamó- ¡Deja ya de dar por saco!
Volvió la cabeza y al descubrir que Eva lo observaba deseó hacerle tragar el balón a su amigo.
No se atrevió a mirarla de nuevo hasta que pasó media hora. Eva tenía los ojos cerrados. Su piel bronceada brillaba con un tono dorado allí donde le daba el sol. Un bello rubio y corto cubría sus muslos y sus brazos. Miguel sintió que el pulso se le aceleraba y deseó poder acariciarla.
Segundo encuentro.
Cuando me acerqué a la barra el chico estaba de espaldas. Llevaba puesto un bañador azul y tenía una copa en la mano. Había mucho ruido alrededor, jóvenes pidiendo cervezas, padres comprando refrescos y algunos niños que clamaban a voz en grito su derecho a un helado.
Cuando el chico se giró reconocí en él al muchacho de mirada asustadiza que había visto el día anterior. Miguel, creo que se llamaba.
Sus ojos eran preciosos. Negros y rasgados. Sus labios, finos, como la piel que cubría sus mejillas. La impresión que daba era la de un muchacho fuerte pero vulnerable a la vez. Diez años más y sería un rompecorazones, pensé mientras le observaba.
- Perdona, ¿te puedo hacer una pregunta?
No me había dado cuenta de que llevaba un buen rato de pie, mirándole fijamente.
- Sí, claro… –contesté, algo inquieta.
- ¿De qué color son tus ojos?
El rubor acudió a mis mejillas más rápido que la avaricia a los ojos del usurero.
- Azules –respondí.
- Parecen verdes.
Mucha gente lo decía.
- Será la luz –titubeé-, aquí hay mucha claridad.
- ¿Puedo invitarte a una copa? –Preguntó el muchacho con semblante serio.
Me eché a reír. El chico no se lo tomó muy bien. Hasta el momento se había mostrado sereno y seguro, demasiado seguro, rayaba casi lo circunspecto. Como si invitarme a una copa fuera un asunto de Estado.
- ¿Qué te ha hecho tanta gracia? –Preguntó ofendido.
No se daba cuenta de que su juventud, unida a ese aire grave y esa forma de decir las cosas, le hacían parecer muy dulce. Justo lo contrario de lo que deseaba aparentar.
- Perdóname, estoy nerviosa –mentí-, claro que puedes invitarme.
Charlamos hasta que se puso el sol. Entonces sus amigos vinieron a buscarlo rompiendo la magia del momento.
Descubrí que Miguel era todo y más de lo que había imaginado. Serio, tranquilo en algunos temas –como sus estudios- y divertido y pícaro para otros. Aún se mostraba torpe con las mujeres, decía que ninguna de sus amigas le interesaba. Leían revistas del corazón y sólo hablaban de series. Le dije que era lo habitual en gente de su edad y entonces me preguntó la mía.
- Veintinueve –contesté tranquilamente.
Noté como la desilusión se pintaba en su rostro.
- ¿Qué pasa? Parece que te he disgustado.
- No –dijo él, reaccionando al fin-, no, ¡qué va!, perdona. Es que… creí que eras más joven.
Eso también lo había oído antes.
- Sí, lo sé, todo el mundo me echa cinco años menos.
- ¡A los hombres les dará mucho morbo! –contestó Miguel, sin pensar.
Casi al instante se percató de su error. Me miró como pidiendo disculpas, pero a mí me daba igual. ¿Se había hecho ilusiones conmigo? Forma parte de la adolescencia tener uno o dos amores platónicos. Mañana ni se acordaría de mi nombre.
- Eva, tengo que irme –dijo al ver a sus amigos-, pero ya nos veremos.
- Sí, por supuesto –contesté.
- Gracias por la conversación. Ha sido muy agradable.
Se alejó antes de que sus colegas de playa llegaran a la barra del bar.
- ¡Eh, ¿qué haces con esa tía? –Le preguntó uno.
- ¿Has pasado con ella la tarde? –Añadió otro.
- ¿Cuánto cobra? Esta muy buena…
Entonces ocurrió algo inesperado. Miguel, el supuestamente tímido muchacho, lanzó un puñetazo propio de un boxeador a la mandíbula del que se había propasado. Me levanté alarmada pero a juzgar por la expresión del que había caído al suelo, la pelea no iba a continuar.
- ¡Vuelve a decir algo de ella y te parto la cara, imbécil!
Era la segunda vez que me sorprendía aquella tarde.

Tercer Encuentro.
No puedo dejar de pensar en ella. Su piel, el olor de su pelo, la forma en que ríe. Me he levantado esta mañana y lo primero que he pensado al mirarme al espejo es qué estará haciendo Eva. He soñado con ella toda la noche.
- Es un poco mayor, -le digo a mi mejor amigo por teléfono- bueno, es bastante mayor, pero parece una chiquilla. Si las de nuestra edad fueran así, tío, igual de joviales, igual de dulces, pero capaces de hablar de algo que no sean esas malditas series de turno, o esos culebrones que leen de los famosos en las revistas.
- Chaval, tú estás muy colado. Tienes un problema.
- La echo de menos. ¿Irá hoy a la playa?
No quiero resultar ansioso, sé que a la hora de seducir a alguien lo mejor es dejar la miel en los labios y no ser pesado, así que no me paso por la playa hasta última hora de la tarde. Eva paseaba por la arena, cerca de la orilla.
- ¡Hola! –le digo, acercándome-, ¡qué casualidad!, ¿eh?
Eva sonríe. Lleva puestos unos pantalones cortos de color azul y un sombrero de paja.
- Sí, parece que me estás siguiendo… -me contesta.
- No, ¡qué va! –sonrío-. He venido a pasear un rato. Hoy no he estado en la playa.
- Como yo, entonces.
- Sí…
Me rasco la cabeza, alborotándome el pelo de la nuca. Estoy nervioso, es muy guapa, me encanta. Ella mira al suelo, parece algo inquieta. Se nota electricidad en el aire. Cuanto más cerca estoy de ella más ganas tengo de acariciarla. Tumbarla en la arena y besar toda su piel, descubrir qué sabor tiene. Apuesto a que es dulce y salado a la vez.
- Eva…
- ¿Sí?
Nos miramos. Luego ella baja la cabeza.
- Esto no está bien –me dice.
La cojo de la mano y sin darle tiempo a exponer sus excusas, la beso.

Confesiones.
- Estuvimos juntos toda la noche –le digo a mi mejor amiga-, ¡toda la noche, Clara!
- Pero eso es estupendo, ¿no?
- Es un niño –repito escandalizada-, un niño. ¡Me siento como si lo hubiera pervertido yo!
- ¡Ay, ay, Eva, no digas tonterías! –Clara deja sobre la mesa su taza de café y acuna al pequeño que se chupa el dedo entre sus brazos-, los chavales de hoy saben más que nosotras. Seguro que no eres su primer ligue.
Me quedo callada.
- ¿Qué ocurre? ¿He dicho algo malo?
- No creo que esto sea sólo un ligue de verano, Clara.
Por primera vez veo genuina preocupación en el rostro de mi amiga. Sus ojos castaños me contemplan con escepticismo.
- No pensarás que esto va en serio, ¿no, Eva? Es un niño, tiene once años menos que tú. No funcionaría.
- Ya lo sé –respondo-, lo sé. Pero… necesito verle. Me siento como si estuviera andando por el desierto y Miguel fuera una cantimplora de agua fresca.
- ¿Seguro que es agua y no whisky? Te comportas como una alcohólica.
- No digas tonterías.
- Ten cuidado no te acabes emborrachando de amor –dice Clara, jocosa.
Sonrío.
- ¿Sabes qué? Creo que ya lo estoy…

El final del verano.
Llevaban semanas viéndose. Hacían el amor en cada rincón, divirtiéndose con la idea de que sus vecinos pudieran descubrirles y escandalizarse. Eva y Miguel, once años de diferencia. Amantes a hurtadillas.
Sus caderas se movían al mismo compás en el Hotel del Muelle, simulando el vaivén de las olas que lamían la orilla bajo el embarcadero. Sus pasos se perdían en los callejones tras el cine, donde se besaban como chiquillos descubriendo la pasión.
- ¿Sabes una cosa? –Le confesó Miguel una noche fría de finales de agosto-, has sido la primera. Nunca había estado con una mujer antes que tú. No así. Eres diferente.
- ¡Y tú un crío enamoradizo!
- No, lo digo en serio –respondió el joven. Su rostro dejaba entrever la expresión del hombre que sería años después-, te quiero, Eva. Te quiero mucho. Esto no puede ser sólo un amor de verano. Necesito más.
- Miguel… -Eva se separó de sus brazos-, yo no sé lo que siento. Estoy confusa. A ti esto te parecerá un mundo pero eres joven, demasiado joven y no quiero crearte problemas. Es mejor que lo dejemos así…
El chico se acercó a ella y rozó sus labios con los suyos.
- Si quieres que pare –dijo-, paro…
Pero resultaba una tentación demasiado fuerte, Eva volvió a caer.
Llegó septiembre y con el mes de las lluvias sus caminos se separaron. Eva dejó de responder a sus llamadas. Miguel no se tomó muy bien su decisión. Lo que el joven no vio fueron las noches que Eva pasó llorando, ni los días que Clara tuvo que consolarla. Incluso estuvo fuera del pueblo una temporada.
Mientras tanto, Miguel eligió una Universidad y continuó con sus estudios. Quería estudiar Educación Infantil y se entregó por completo a la carrera, para intentar olvidarse de ella.
Pero no pudo.
Un día de finales de marzo llamó a la puerta de la casa de Clara. Le abrió ella en persona y le miró sorprendida.
- Sé que vas a decir que soy un crío inmaduro y que sólo quieres proteger a tu amiga, pero escúchame: no voy a abandonarla. La amo demasiado, Clara –le dijo-. He intentado olvidarla, he estado con otras mujeres, pero no es igual. Eva es la mujer de mi vida. Ella y ninguna otra. Y si tú no me dices dónde está me quedaré aquí sentado hasta que cambies de idea.
Clara no supo qué decir a eso.
- Supongo que tú eres Miguel –dijo al cabo de un rato.
El joven se había sentado en el porche y parecía muy decidido. Clara guardó silencio unos instantes y luego añadió:
- Entiendo porque a ella le gustas. Anda, pasa, te invito a un café…
Miguel no sacó nada de aquella reunión. Clara no sabía dónde estaba su amiga. Trabajaba fuera, eso era todo cuanto podía decirle. Le advirtió que no debía visitar a sus padres para pedirles más datos puesto que eso sólo empeoraría la situación.
- No puedo vivir sin ella –le dijo el joven, antes de irse-, por favor, Clara, díselo si la ves. Dile que la amo con locura. Y créeme, yo no soy dado a dejarme llevar en estas cosas.
Desde luego, Miguel no tenía pinta de ser impulsivo. De estar enamorado sí, desesperado, también, pero aún así era cabal y sensato.
- Si ella no quiere estar conmigo –añadió desde el umbral-, entonces lo entenderé y no la molestaré más.
Eso fue lo último que le dijo.
Clara no contestó.
Dos semanas después, el tutor de la clase de Miguel anunció que darían un curso práctico de trabajo con niños que requerían aprendizajes especiales, antes de las vacaciones. La idea había partido de la asociación de padres y alumnos del colegio de Amity.
Miguel se presentó voluntario a dicho curso. Al llegar, el director del centro le dijo:
- Vais a tener una supervisora durante las prácticas. Una trabajadora social, muy respetada en el sector…
Cuando la vio aparecer casi no se lo creía.
- Eva…
Estaba radiante. Llevaba el pelo corto y vestía una ropa distinta a la que él estaba acostumbrado a ver: un traje de falda y camisa, de color gris con raya diplomática. Pero a pesar de la seriedad de su indumentaria y de su rostro, en sus ojos brillaba la misma sonrisa cómplice. Y ahora estaban fijos en Miguel.
- Clara me contó que fuiste a verla –le susurró al oído-, está visto que quieres complicarme la vida. Este amor es una tentación que va a acabar con ambos.
Miguel negó con la cabeza.
- Te prometo que voy a cuidar de ti para siempre –le dijo-, y que jamás me separaré de tu lado.
Ella le besó. Él cumplió su promesa y a día de hoy, la única tentación de Eva es su marido.
FIN.
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Emisario
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por Emisario »

Una historia fluída, bien llevada, más narrativa histórica que romántica perdida, pero bien ejecutada.
Felicidades al autor/a.
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Berlín
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por Berlín »

Es un relato, bajo mi criterio, correcto, fluido, bien ejecutado, aunque para mi gusto (sabéis que algún tornillo me falta), poco original.
La historia es muy bonita, muy dulce, con ese contratiempo que sobrevuela constantemente, pero que al final es resuelto.
Un final feliz.
En conjunto me ha gustado, quizás sólo resaltar que le falta un pelín de originalidad.

Un abrazo para el aut@r.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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ciro
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por ciro »

Coincido bastante con los comentarios anteriores en cuanto a lo bien escrito y bien llevado, lo que me parece increible es la historia. No veo el obstáculo por ninguna parte. ¿Vieja una mujer de 29 años? ¿Entonces yo que estoy en la momificación? Por otra parte están las actitudes y dialogos de los personajes. Parece mucho mas maduro él que ella. Vale él solo tiene 18 años, pero ¿no pueden esperar a que acabe la carrera, por decir algo, de novios? Es el principal inconveniente que le veo a la historia, su poca credibilidad. La historia es muy parecida a la de la pelicula "Tapas", si alguno la habeis visto la recordaréis, pero claro en ese caso la mujer tenia cuarenta y muchos, es decir el chico podía ser su hijo (era el hijo de una amiga de su edad). Simplemente el haber cambiado 29 por 49 hubiera dado credibilidad a la historia, pero el autor/a (sospecho que autora, porque a ningun tio nos parece mayor una tia de 29 años) no lo ha hecho.
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Conphoos
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por Conphoos »

Aunque la historia no es nada del otro mundo, está correctamente escrito y se transmite muy bien el romanticismo, lo cual, en un concurso temático como este, se debe tener en cuenta.
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Katia
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por Katia »

No es verosímil, pero no por la diferencia de edad, que es verdad que teniendo él 18 se nota más (pero si él tuviera 28 y ella 38, pues mira, ella está en su cumbre biológica como mujer), sino por que está muy edulcorada. El lenguaje está un poco descuidado, pero bueno, quizá el autor ha querido reflejar espontaneidad.

Sí me gusta ese momento feminista, o sea, igualitario (feminismo = doctrina que predica la igualdad de los sexos; Diccionario de Español), en que él sale en defensa del honor de ella. Es para mí lo más hermoso de esta historia, que aunque no resulta en general muy creíble por lo almibarado de la misma, merece mi aplauso por el trasfondo ideológico igualitario que encierra, y por la sencillez encantadora del autor.
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kharonte
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por kharonte »

Me sumo a la opinión de que es un relato almibarado, azucarado y merengoso (en el buen sentido, ojo). Quizá es de los que más responde a esa idea de que lo romántico debe rozar lo ñoño, y que la historia ha de acabar bien. Pero cumple al entretener, y se lee con facilidad. Quizás un pero al narrador que se mueve de un personaje a otro dentro de un punto de la narración que debería mantener siempre el mismo punto de vista...

Y, como otros han dicho ya, que me expliquen qué mujer de 29 es vieja (supongo que pretendía ubicarlo en un momento de principios del XX, pero le ha faltado entonces ambientar la historia).
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lucia
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por lucia »

Solo por el comentario ese de las mujeres de 29 años viejas, ya me suena de quién puede ser :boese040:
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RAOUL
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por RAOUL »

Pero yo creo que no es tanto que en el relato se diga que a él le parece vieja una mujer de 29 años, que creo no lo dice... Lo de los 29 años lo dice ella porque se ve demasiado mayor para un muchacho de 18 años.
Y tiene razón. :evil: Las de 29 en adelante que se dejen de mocosos y miren para arriba en el escalafón.
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kharonte
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por kharonte »

lucia escribió:Solo por el comentario ese de las mujeres de 29 años viejas, ya me suena de quién puede ser :boese040:
Ya nos lo diremos cuando se sepa, pero creo que hemos pensado en la misma persona :cunao:
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Albabooks
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por Albabooks »

Una historia preciosa donde vence el amor verdadero, superando todas las barreras, típico pero muy emotivo.

Me encanta cómo escribe este autor. Y creo que sé quién es :mrgreen:
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ciro
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por ciro »

persephone escribió:Una historia preciosa donde vence el amor verdadero, superando todas las barreras, típico pero muy emotivo.

Me encanta cómo escribe este autor. Y creo que sé quién es :mrgreen:
¿Tú crees que es un hombre? Yo apuesto claramente por una mujer. Ya te digo que ningun hombre (heterosexual) considera a una mujer de 29 años vieja.
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por Albabooks »

Yo pienso que es una mujer jejeje, yo tampoco creo que un hombre considere "mayor" a una mujer con 29 años, y yo personalmente tampoco :mrgreen:
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por ciro »

persephone escribió:Yo pienso que es una mujer jejeje, yo tampoco creo que un hombre considere "mayor" a una mujer con 29 años, y yo personalmente tampoco :mrgreen:
Como habías puesto autor y no autora, pensé que pensabas que era una mujer. Cuanto pensamiento, por Dios.
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Re: CRI - La tentación de Eva

Mensaje por Albabooks »

Si realmente es quien creo que es, lo ha dejado bastante obvio :mrgreen:
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