CPVIII Madrid - Doctorkauffman

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CPVIII Madrid - Doctorkauffman

Mensaje por lucia »

MADRID
(basado en un hecho real, o quizás en varios)


Contacté con él por internet. Todo un adelanto esto de la red. Una lástima que no existiera antes. Me dijo que sería mucho mejor para los dos que nos viéramos en Madrid. Parece un joven discreto; debe de serlo con los servicios que ofrece. Me pregunto cómo será. Realmente no sé si es joven o yo he querido imaginármelo así. ¿Cuál será su carácter? ¿Tranquilo, amistoso, dulce, comprensivo? Bueno, qué más da; tampoco es que vayamos a estar juntos mucho tiempo. Le propuse vernos en un hotel pequeño, o en uno de esos hostales que tanto abundan en la capital, pero lo rechazó. Prefiere un gran hotel, en una zona céntrica; por su experiencia, me explicó que se pasa mucho más desapercibido cuanto más lujoso y grande es el lugar. Quizás tenga razón.
Mi esposa no lo sabe; nunca lo ha sabido. Creo que ni siquiera ha llegado a sospechar nada. En eso he sido cuidadoso. Sé que hago mal, me lo reprocho con cada paso que doy, pero me niego a confesárselo. ¿Para qué?, ¿para generar más dolor todavía? No tiene sentido. ¿Cómo explicarle que necesito liberarme, que no puedo seguir así? No lo entendería. He aprovechado que ha ido a ver a los nietos para venir a Madrid. Ha bastado decirle que me han llamado del banco y que debo ir a la central para resolverlo. No sospechará nada, al menos hasta la tarde. Además, ha sido la excusa perfecta para coger el tren más temprano; casi he visto amanecer en Madrid.
Me gusta Madrid, ¿para qué negarlo? Siempre me ha gustado. Durante mucho tiempo pensé seriamente en mudarnos aquí, pero al final siempre tuvieron más peso los deseos de mi esposa. No me quejo; a la larga he tenido que reconocerle que nuestros hijos crecieron mucho mejor en el pueblo. Las cosas como son. De modo que me adapté y me conformé con venir a la capital de vez en cuando, aprovechando algún puente o en Semana Santa. Cómo cambia esta ciudad en esa semana. No hay nadie. Incluso mi esposa disfruta de la capital en esa semana. Ella, que no soporta las multitudes ni la vida frenética de sus habitantes. Sus facciones se relajan; percibes que disfruta de sus edificios, de sus parques. Basta. Estoy pensando demasiado en mi esposa. Remordimientos, supongo. A lo mejor resulta que no soy tan mala persona por traicionarla de este modo. No te engañes: está mal y lo sabes.
Me he alojado en un gran hotel, tal y como me aconsejó Roberto. Así se llama, o así se hace llamar. Su exterior siempre me fascinó por sus acabados. Como yesista me fijo siempre en las molduras de ventanas y puertas y las de este hotel son de un acabado muy profesional. Está muy cerca del parlamento. De hecho, lo veo desde mi ventana y desde ahí les he insultado para mis adentros, que tampoco hay por qué llamar la atención, y menos en mis circunstancias. Aún así, me he despachado a gusto, especialmente con los del gobierno y sus malditos recortes, que dos de mis hijos están en paro por su culpa. Si pudiera, si alcanzara desde aquí, les escupiría con cada uno de mis insultos. Decido relajarme. No está bien que, después de todo lo que me ha costado decidirme, ahora me pase este día enfadado pensando en la dichosa crisis.
Cierro la ventana y me siento en la cama. Es cómoda. Me gusta. Abro la maleta y saco el traje. Del bolsillo lateral recojo el sobre que he preparado y me dedico a ensayar las palabras que quiero decirle. Nunca consigo recordarlas, y mira que son bien pocas. Los nervios, supongo. ¿Quién no los tendría? Me levanto: hace tiempo ya que mi espalda no me permite estar mucho tiempo sentado. El agua no tarda en calentarse y la ducha cumple su función. Ahora hasta respiro mejor. Miro el reloj, no sé cuántas veces lo miro por minuto, pero es que estoy impaciente. Quiero que llegue ya la hora; quiero que Roberto entre por esa puerta. Debo calmarme de nuevo o la ducha no habrá servido para nada.
Hemos quedado a las siete de la tarde y todavía es mediodía. Tengo que entretenerme de alguna manera y Madrid, en sí, es un buen entretenimiento. Descarto los museos, y mira que los tengo cerca, y me decanto por las callejuelas que se esconden tras las grandes calles. Qué silencio en ellas, como si pertenecieran a otra ciudad, ¿o son las grandes calles las extrañas? El cuerpo humano es de lo más curioso pues siento hambre. Por increíble que parezca, tengo hambre. Normal, a mi estómago también lo estoy engañando. Él no sabe nada. Elijo el cocido y de postre, fruta. Ambos me sientan bien. Logran darme ánimo. Las tres de la tarde. Qué desesperación. Llevo tanto tiempo esperando este momento, lo tengo tan cerca que me da miedo estropearlo. ¿Cómo se supone que debo actuar con él? Espero que sea Roberto quien lleva la iniciativa.
El parque del Retiro me queda cerca y a él acudo para descansar un rato. Se agradecen las flores, la brisa de la primavera, la vida del parque; cuánta vida. de forma más o menos inconsciente acabo sentado en el banco preferido de mi esposa. De frente, el monumento a Alfonso XII. Una paloma empieza a rondarme sospechando que soy uno de sus viejos cuya única función en la vida es alimentarlas. Sospecha mal. Mis sentimientos hacia ellas son encontrados: me repugnan como portadoras de enfermedades, pero las envidio por su libertad. Volar, ¿quién no lo ha soñado alguna vez?
Me adormento lo que parece un instante y no lo es. Nunca he podido evitar echar una cabezadita después de comer y hoy, ni siquiera hoy, he podido hacer una excepción. Son casi las cinco. Debo regresar al hotel; quisiera darme una ducha más y vestirme como es debido para recibirle. Antes paso por el monumento al ángel caído. Siempre me ha sobrecogido, y más ahora con el pecado que estoy a punto de cometer. Ya de vuelta en mi habitación, estiro y plancho mi mejor traje, bueno, mi único traje; con él llevé a mi hija al altar, bendita sea, qué guapa estaba. Me ato la corbata. Qué torpe he sido siempre con el nudo. Irremediable acordarme de mi esposa: ella sí que los hace divinamente. Qué casualidad, suena mi móvil. Estoy seguro de que es ella. No me hace falta mirarlo. Habrá llegado a casa y se habrá preocupado al no verme. No concuerda con mis costumbres y rutinas de recién jubilado. Lo siento, mi amor, no voy a responderte; ya te lo explicaré todo debidamente. Además, Roberto está a punto de llegar, si es que tiene por costumbre ser puntual.
Llaman a la puerta. Pues sí que es puntual. Me miro en el espejo y me peino por última vez. Un hormigueo con fuerza de vómito y que identifico como miedo me sube por la garganta. Tocan de nuevo. Respiro profundamente y abro la puerta. Un rostro tan dulce como amable se presenta.
-Soy Roberto, ¿eres Juan?
Tardo en responderle pues me he quedado prendado. Cada poro de su piel destila confianza. Ves en seguida que se trata de un experto.
-Sí, sí, perdona, soy Juan.
-Aquí estoy.
-Sí.
Solo después de un silencio tan incómodo como innecesario reacciono.
-Pero pasa, por favor, pasa.
Se sienta. Con él lleva un pequeño maletín. Me siento en la cama mirándole embobado.
-Juan, tengo que empezar preguntándote algo.
-Por supuesto.
-¿Te lo has pensado bien?
Bajo la cabeza. Ya esperaba esa cuestión, pero aún así me aturde. Mi esposa no sale de mis pensamientos.
-Sí, estoy seguro. ¿Te importa si lo hacemos en la cama?
-En la cama, en el sillón, donde te sea más cómodo-me contesta con su voz aterciopelada.
-Me he puesto mi traje, fue el que llevé a la boda de mi hija-me sonríe-¿puedo hacerlo con el traje?
-Por supuesto-me dice mientras asiente con la cabeza.
Me siento en la cama sin quitarme los zapatos y apoyo la espalda en las almohadas. Me duele, pero no me importa. Roberto se sienta en un lado de la cama. Abre su maletín.
-Espera- le digo, y saco un sobre de mi bolsillo. De su interior saco dos sobres más-este sobre es para mi mujer-le digo con los ojos acuosos-¿podrías hacérselo llegar?
-Claro-contesta comprensivo.
-Este otro sobre es para el juez y la policía. Os exime de toda responsabilidad a ti y a tu asociación. Supongo que querrás grabarme también, ¿verdad?
-Me temo que es necesario.
Vuelvo a respirar hondamente.
-He ensayado las palabras pero no creo que me salgan.
-No te preocupes. Paramos y volvemos a empezar.
Qué bien me habla; su mirada, además, contagia tranquilidad. Acerté contactando con él. No me arrepiento. Coge su móvil y me hace una señal. Me concentro.
-Me llamo Juan Domínguez Escoiquiz. Sobre esta mesa de noche he dejado mi carnet de identidad y mi móvil. Soy un enfermo terminal. Me quedan dos meses de vida; son dos meses que no quiero vivir pues no serán más que sufrimiento para mí y para los míos. Decido, libremente y en pleno uso de mis facultades mentales, quitarme la vida. Es mi deseo morir con dignidad y por ello he acudido a vuestra asociación. Hoy, a quince de junio de dos mil doce.
Suspiro aliviado. Es curioso, al decirlo siento que me he quitado un gran peso de encima. Incluso respiro mejor.
-¿Qué tal?-le pregunto con curiosidad.
-Bien, muy bien- Ahora sí que abre el maletín- veo que has preparado los dos vasos de agua-le sonrío complacido-Mira, esta pastilla es un hipnótico. En quince minutos te dejará dormido. Estos polvos que meto en el vaso es la sustancia que te quitará la vida. No notarás nada pues lo hará mientras estés dormido.
Asiento sorprendentemente tranquilo. No hay más que pensar. La decisión está tomada. Tomo el hipnótico y me lo trago. Los polvos saben fatal pero aún así sonrío.
-¿Te quedarás hasta el final?
-Por supuesto.
Me coge la mano; qué hermoso gesto. Deben quedarme unos trece minutos antes de que me duerma. Le hablo. Tengo una necesidad imperiosa de hablar. Le digo lo que pienso, que en este país la gente en mis circunstancias debería tener derecho a morir dignamente. El gobierno debería dejarse de monsergas y cuestiones éticas y legislarlo de una vez, así no se nos pasaría por la cabeza arrojarnos desde lo alto de un edificio o a una autopista, cortarnos las venas, asfixiarnos en el garaje…Eso no es digno, es humillante. ¿No vamos a morir en pocas semanas mientras nos retorcemos de dolor? ¿Por qué no ahorrárnoslo? Dios no puede querer tanto sufrimiento para nosotros. Me niego a creerlo.
Roberto me escucha, sé que me escucha. Cada una de mis palabras refuerza sus convicciones. Veo el agradecimiento en su mirada. Quisiera seguir hablando pero no puedo. Las palabras se mezclan, las incoherencias aparecen. Mi boca se cierra, mis ojos también.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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Isma
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por Isma »

Guau. Qué buen, buen relato. Me gusta lo que cuenta y cómo lo cuenta. Sencillo y claro, incluso en la insinuación inicial, benigna. Es por leer relatos como éste que me gusta participar en los concursos.

No tengo ninguna pega que ponerle. Cuando un relato te llega a través de los recovecos del pecho no hay nada que hacer. Muchas gracias por hacerme disfrutar de esta lectura.
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Ismael González
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por Ismael González »

Muy bueno. No me gusta ese estilo tan directo, pero lo que cuentas me ha llegado.
Gran relato, Autor.

P.D.: Pasan las lecturas y decidir está más y más dificil. ¡Esto es un infierno!
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Tadeus Nim
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por Tadeus Nim »

Me gusta mucho. Bueno, correcto y con sustancia. Toca el tema con una naturalidad que se agradece y hace el tema abordable sin nudos en el estomago. Elegante y redondo como pocas cosas tan comprometidas he leido.
Ismael González escribió:.D.: Pasan las lecturas y decidir está más y más dificil. ¡Esto es un infierno!
Seh... Estoy disfrutando como una perrrrra :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:
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xabeltrán
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por xabeltrán »

Un relato precioso. Juega con la interpretación del lector para que pensemos lo que no es (que el protagonista contrata a un chapero) y al final sorprende con un giro argumental asombroso e inteligente. En los diálogos he encontrado algún problemilla de puntuación, pero por lo demás es un relato magníficamente escrito.

Cuidado con las ambigüedades, eso sí. Me ha hecho mucha gracia esta:

Me he alojado en un gran hotel, tal y como me aconsejó Roberto. Así se llama, o así se hace llamar. Su exterior siempre me fascinó por sus acabados.


¿El exterior de quién?, ¿de Roberto? :mrgreen:

Un cuento muy bueno, felicidades al autor. :60:
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Gavalia
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por Gavalia »

Lo único que puedo hacer es felicitarte. También se me ocurre Bravo! no te creas, por lo demás, gracias por el buen rato que me has hecho pasar. A si....enhorabuena...que también :mrgreen:
En paz descanses, amigo.
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Yuyu
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por Yuyu »

Me ha gustado mucho pero no me pega la ambigüedad que buscas al principio (porque hace al relato muy alegre) para acabar con un final tan serio. Pero es una sensación mía, el relato es bueno. Felicidades por la creación!! :60: :hola:
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Desierto
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por Desierto »

Muy buen relato, jugando inteligentemente con la interpretación de la situación. El final lo he visto venir pero ni por un momento le ha restado hermosura al juego. Perdono la primera digresión sobre la crisis, que no parecía venir a cuento, por la reflexión final en la que sí encaja la mención a la política.
Errores ortográficos: aun así, por favor, no aún así.

Repito: muy bueno.
Es el terreno resbaladizo de los sueños lo que convierte el dormir en un deporte de riesgo.
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moskita
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por moskita »

¡Vaya! Reconozco que al principio no me estaba gustando mucho. Luego el lector comienza a sospechar que hay algo que no encaja, que le están engañando, y ¡zas! la temática cambia. Yo al menos me he quedado con la boca abierta.

En cuanto al tema, es difícil, aunque una parte de mi está de acuerdo con Juan.

Felicitaciones al autor.
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albatross
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por albatross »

Un buen relato que juega con maestría con la ambigüedad.
Buen manejo del tiempo: el lector desea, al mismo tiempo que el narrador, la llegada de Roberto.
Muy bien.
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DarkLady Juliet
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por DarkLady Juliet »

Me ha gustado; el giro de temática sorprende por que, como ya habéis comentado, nos lleva con su ambigüedad a creer que se trata de otra cosa.

Una manera de tocar el tema muy amable. Dulce.
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ciro
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por ciro »

Pues siento disentir con la opinión general, que le vamos a hacer, no se puede gustar a todo el mundo. Para mi el autor fuerza mucho la temática para alcanzar una sorpresa final, que no lo es tanto si uno va atando cabos desde un principio. Por cierto, de existir, esa asociación sería totalmente ilegal. Tampoco me gusta cierta moralina de muerte digna y esas cosas (no sé porque no es digno tirarse de un 14º piso o 14 veces de un primero, pero vamos son cosas mías). Por lo demás es un relato bien narrado. Supongo que obtendrás muchos votos, dado el entusiasmo que has despertado, así que enhorabuena por adelantado.
Ah, por cierto, una cosa que se me olvidaba. No sé que me pasa (sobre todo si es verdad que está basado en una historia real) que cuanto más basado en una historia real que esté un relato menos me lo creo. Tengo que hacermelo mirar. En un concurso anterior a alguien le dije que era increible la historia (no recuerdo quien, que me perdone) y luego resultó que era una historia real y además que le había pasado a ella. :shock:
La forma segura de ser infeliz es buscar permanentemente la felicidad
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Berlín
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por Berlín »

Inevitablemente me ha venido a la cabeza Ramón Sampedro, ese tetrapléjico gallego y su lucha por morir dignamente. Y enseguida he pensado "Ramón no tenía manos para quitarse la vida, pero éste enfermo terminal sí". Y a partir de ahí ya no entiendo mucho el problema. De las dos maneras es un pecado para un creyente.

El relato está bien, pero hay algunos temas que no me cuadran, que ya iré comentando.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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Dori25
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por Dori25 »

lucia escribió: Me adormento lo que parece un instante y no lo es. Nunca he podido evitar echar una cabezadita después de comer y hoy, ni siquiera hoy, he podido hacer una excepción. Son casi las cinco.
Tengo una duda este; "adormento" existe o es un error y quería escribir me "adormezco"? Yo no lo había oído nunca de la primera manera.

Me gusta pero no me gusta. Me explico, es un relato sencillo y bien narrado, lo de jugar con la ambigüedad, como dicen antes, no me gusta porque la idea subyacente es muy seria para prestarse a ello. Pero es que el tema no me gusta, todos los minutos de mi vida que pase con alguién a quien quiero son deseados, máxime si este señor todavía podía andar, hablar, disfrutar de sus últimos días con su mujer y sus hijos.
Bueno, me voy por las ramas, el relato está bien escrito y la idea llega claramente.
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Desierto
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Re: CPVIII Madrid

Mensaje por Desierto »

Dori, a mí también me chocó y de hecho tuve que comprobarlo. Adormentar es una forma arcaica de adormilar todavía aceptada, en uso en algunos países de Sudamérica.

:hola:
Es el terreno resbaladizo de los sueños lo que convierte el dormir en un deporte de riesgo.
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