CPVIII La primera flor de la primavera - Sinkim
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CPVIII La primera flor de la primavera - Sinkim
La primera flor de la primavera.
I
Ella estaba preparando la comida cuando sintió el sol surgir entre las negras nubes que le habían acompañado los últimos meses, una sonrisa afloró en su cara y lentamente, saboreando el momento, levantó la vista y dejó que el sol que entraba por la ventana de la cocina la bañara y le calentara todo el cuerpo, incluso se quitó las gafas de sol para sentir aún más el sol sobre su suave y delicada piel.
Aún no entendía como había podido aguantar todo el invierno en ese pueblo tan aislado, con unos días de invierno oscuros, lluviosos y fríos, sin ver el sol, sin sentir su caricia, sin sentir su calidez. Ella había nacido en el Sur y necesitaba el sol, su luz y su calor tanto como el aire que respiraba, se sentía marchitar cuando estaba tanto tiempo sin ver el sol, ella precisaba de la temperatura y la luminosidad de los días de verano para florecer y ser feliz, para sentirse ella misma y no la sombra que había sido esos últimos meses, pero era ella la que había decidido acompañarle y ya sabía a donde iban a ir cuando toma la decisión.
Ella se quitó el jersey de cuello vuelto quedándose solo con el sujetador deportivo, levantó sus brazos y se soltó el moño dejando que su larga melena cayera sobre sus hombros y se deslizara por su espalda y, lentamente, comenzó a girar al ritmo de la música que bullía en el interior de su alma y que durante los largos meses de invierno había estado aletargada. Su rostro reflejaba una alegría pura, plena e inmaculada, sus ojos azul turquesa brillaban tanto como el sol que se reflejaba en ellos, su radiante sonrisa podría derretir el corazón más duro.
Disfrutaba de uno de esos raros momentos que pocas veces se dan en la vida, un momento en el que todo es como debería ser, en el que el simple hecho de estar viviéndolo es suficiente recompensa. Y ella se regocijaba en esa sensación, se deleitaba con la belleza del momento mientras su alma se alimentaba de esos escasos y breves momentos perfectos porque ella tenía la desgracia de ser una mujer completa y perdidamente enamorada.
II
Él estaba absorto contemplándola, era increíblemente bella, de una hermosura sin par, hacía meses que sus ojos no se posaban en algo tan maravilloso y único.
Ahí, solitaria, en medio de la nieve, se encontraba una solitaria flor, orgullosamente erguida, con sus pétalos abiertos, milagrosamente perfecta, una brote de color verde y rojo en medio de la blancura homogénea que lo cubría todo. Sus suaves y delicados pétalos incitaban a acariciarla con ternura y a sentir su fragilidad y su efímera belleza.
El hombre se agachó y con mucha delicadeza se acercó e inspiró con fuerza, el olor de la primavera, de la vida, del renacimiento, del amor le golpeó con toda su fuerza haciéndole sentir que su espíritu se alzaba sobre el frío del invierno.
Con mucha delicadeza sus dedos se cerraron sobre su tallo y cortaron la flor.
Él se levantó, muy despacio, mientras la flor seguía emanando su delicioso y fresco aroma y el rostro del hombre no se separaba de ella.
El hombre cogió la flor entre sus manos grandes y callosas y recorrió sus delicados pétalos sintiendo el placer de tocar la sorprendente suavidad de algo tan simple y a la vez tan mágico y hermoso.
Él era incapaz de apartar los ojos de la flor que descansaba entre sus manos, sus dedos se cerraban sobre ella. Poco a poco los ojos del hombre fueron entrecerrándose y la sonrisa de veneración que hasta entonces había adornado su cara fue transformándose en una sonrisa fría y sin sentimientos, los dedos que hasta entonces habían acariciado la flor con adoración empezaron a apretar y a cerrarse sobre la flor hasta que ésta no fue más que el recuerdo de una flor, una mancha roja en los dedos y la manos del hombre.
Él amaba y odiaba la belleza con una pasión que escapaba completamente a su control y que nunca había podido dominar, además. tenía la desgracia de ser un hombre completa y perdidamente enamorado.
III
Ella seguía cocinando iluminada por el sol cuando oyó el ruido de las llaves en la puerta, inmediatamente la sonrisa abandonó su cara, sus ojos se cerraron y el sol que hasta ese momento estaba bañándola pareció desaparecer.
Ella miró el reloj de la pared, y le asombró ver lo pronto que era.
- ¡No podía ser, aún era demasiado pronto! ¡Él debería estar aún en el bar tras salir del trabajo! – Pensaba la mujer.
Su mente no dejaba de correr en círculos buscando motivos que explicaran que él hubiera vuelto a casa tan pronto.
- ¡Ojalá que no haya sucedido nada en el trabajo que lo haya molestado! – Rogaba la mujer.
Mientras éste y otros pensamientos similares giraban en su cabeza la mujer volvió a ponerse las gafas de sol y con manos temblorosas intentó volver a recoger su melena en un moño.
Aún estaba en ello cuando él entró por la puerta, las manos de la mujer dejaron lo que estaban haciendo y cayeron a su costado mientras su cabello caía libre por su espalda.
Ella le miró, él seguía siendo tan atractivo y seductor como el día que se conocieron y, a pesar de todo, su corazón no había dejado de pertenecerle desde el mismo momento en que se dieron su primer beso.
Él se acercó a ella extasiado, el sol que entraba por la ventana se reflejaba en su largo cabello, rubio y liso y lo hacía brillar como si una constelación de estrellas se hubiera desplazado en el tiempo y el espacio para iluminarlo, confiriendo a su rostro un aura casi etérea que la hacía aún más deslumbrante y hermosa.
La mano del hombre se alzó y ella, aunque no retrocedió, no pudo evitar encogerse, pero la mano se limitó a deslizarse suavemente por su pelo mientras él se acercaba más a ella.
Su otra mano le quitó las gafas de sol y ella pudo ver como él temblaba al ver lo que éstas ocultaban. Sus dedos callosos recorrieron el contorno de sus ojos y acariciaron la mejilla de la mujer que no pudo evitar reclinar la cabeza en su mano mientras la notaba moverse con una delicadeza que hacía muchos meses que no sentía.
Ella respiró y advirtió algo que la sorprendió, sus manos no olían a alcohol, olían diferente, tenían el olor de la inocencia, de la alegría, de la esperanza, era el olor de la primera flor de la primavera.
I
Ella estaba preparando la comida cuando sintió el sol surgir entre las negras nubes que le habían acompañado los últimos meses, una sonrisa afloró en su cara y lentamente, saboreando el momento, levantó la vista y dejó que el sol que entraba por la ventana de la cocina la bañara y le calentara todo el cuerpo, incluso se quitó las gafas de sol para sentir aún más el sol sobre su suave y delicada piel.
Aún no entendía como había podido aguantar todo el invierno en ese pueblo tan aislado, con unos días de invierno oscuros, lluviosos y fríos, sin ver el sol, sin sentir su caricia, sin sentir su calidez. Ella había nacido en el Sur y necesitaba el sol, su luz y su calor tanto como el aire que respiraba, se sentía marchitar cuando estaba tanto tiempo sin ver el sol, ella precisaba de la temperatura y la luminosidad de los días de verano para florecer y ser feliz, para sentirse ella misma y no la sombra que había sido esos últimos meses, pero era ella la que había decidido acompañarle y ya sabía a donde iban a ir cuando toma la decisión.
Ella se quitó el jersey de cuello vuelto quedándose solo con el sujetador deportivo, levantó sus brazos y se soltó el moño dejando que su larga melena cayera sobre sus hombros y se deslizara por su espalda y, lentamente, comenzó a girar al ritmo de la música que bullía en el interior de su alma y que durante los largos meses de invierno había estado aletargada. Su rostro reflejaba una alegría pura, plena e inmaculada, sus ojos azul turquesa brillaban tanto como el sol que se reflejaba en ellos, su radiante sonrisa podría derretir el corazón más duro.
Disfrutaba de uno de esos raros momentos que pocas veces se dan en la vida, un momento en el que todo es como debería ser, en el que el simple hecho de estar viviéndolo es suficiente recompensa. Y ella se regocijaba en esa sensación, se deleitaba con la belleza del momento mientras su alma se alimentaba de esos escasos y breves momentos perfectos porque ella tenía la desgracia de ser una mujer completa y perdidamente enamorada.
II
Él estaba absorto contemplándola, era increíblemente bella, de una hermosura sin par, hacía meses que sus ojos no se posaban en algo tan maravilloso y único.
Ahí, solitaria, en medio de la nieve, se encontraba una solitaria flor, orgullosamente erguida, con sus pétalos abiertos, milagrosamente perfecta, una brote de color verde y rojo en medio de la blancura homogénea que lo cubría todo. Sus suaves y delicados pétalos incitaban a acariciarla con ternura y a sentir su fragilidad y su efímera belleza.
El hombre se agachó y con mucha delicadeza se acercó e inspiró con fuerza, el olor de la primavera, de la vida, del renacimiento, del amor le golpeó con toda su fuerza haciéndole sentir que su espíritu se alzaba sobre el frío del invierno.
Con mucha delicadeza sus dedos se cerraron sobre su tallo y cortaron la flor.
Él se levantó, muy despacio, mientras la flor seguía emanando su delicioso y fresco aroma y el rostro del hombre no se separaba de ella.
El hombre cogió la flor entre sus manos grandes y callosas y recorrió sus delicados pétalos sintiendo el placer de tocar la sorprendente suavidad de algo tan simple y a la vez tan mágico y hermoso.
Él era incapaz de apartar los ojos de la flor que descansaba entre sus manos, sus dedos se cerraban sobre ella. Poco a poco los ojos del hombre fueron entrecerrándose y la sonrisa de veneración que hasta entonces había adornado su cara fue transformándose en una sonrisa fría y sin sentimientos, los dedos que hasta entonces habían acariciado la flor con adoración empezaron a apretar y a cerrarse sobre la flor hasta que ésta no fue más que el recuerdo de una flor, una mancha roja en los dedos y la manos del hombre.
Él amaba y odiaba la belleza con una pasión que escapaba completamente a su control y que nunca había podido dominar, además. tenía la desgracia de ser un hombre completa y perdidamente enamorado.
III
Ella seguía cocinando iluminada por el sol cuando oyó el ruido de las llaves en la puerta, inmediatamente la sonrisa abandonó su cara, sus ojos se cerraron y el sol que hasta ese momento estaba bañándola pareció desaparecer.
Ella miró el reloj de la pared, y le asombró ver lo pronto que era.
- ¡No podía ser, aún era demasiado pronto! ¡Él debería estar aún en el bar tras salir del trabajo! – Pensaba la mujer.
Su mente no dejaba de correr en círculos buscando motivos que explicaran que él hubiera vuelto a casa tan pronto.
- ¡Ojalá que no haya sucedido nada en el trabajo que lo haya molestado! – Rogaba la mujer.
Mientras éste y otros pensamientos similares giraban en su cabeza la mujer volvió a ponerse las gafas de sol y con manos temblorosas intentó volver a recoger su melena en un moño.
Aún estaba en ello cuando él entró por la puerta, las manos de la mujer dejaron lo que estaban haciendo y cayeron a su costado mientras su cabello caía libre por su espalda.
Ella le miró, él seguía siendo tan atractivo y seductor como el día que se conocieron y, a pesar de todo, su corazón no había dejado de pertenecerle desde el mismo momento en que se dieron su primer beso.
Él se acercó a ella extasiado, el sol que entraba por la ventana se reflejaba en su largo cabello, rubio y liso y lo hacía brillar como si una constelación de estrellas se hubiera desplazado en el tiempo y el espacio para iluminarlo, confiriendo a su rostro un aura casi etérea que la hacía aún más deslumbrante y hermosa.
La mano del hombre se alzó y ella, aunque no retrocedió, no pudo evitar encogerse, pero la mano se limitó a deslizarse suavemente por su pelo mientras él se acercaba más a ella.
Su otra mano le quitó las gafas de sol y ella pudo ver como él temblaba al ver lo que éstas ocultaban. Sus dedos callosos recorrieron el contorno de sus ojos y acariciaron la mejilla de la mujer que no pudo evitar reclinar la cabeza en su mano mientras la notaba moverse con una delicadeza que hacía muchos meses que no sentía.
Ella respiró y advirtió algo que la sorprendió, sus manos no olían a alcohol, olían diferente, tenían el olor de la inocencia, de la alegría, de la esperanza, era el olor de la primera flor de la primavera.
Nuestra editorial: www.osapolar.es
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
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- Ismael González
- Lector voraz
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Re: CPVIII La primera flor de la primavera
Me ha sorprendido. Pensaba que era una historia de amor, pero…
Muy bien narrado, en mi opinión. Las frases utilizadas me han gustado, y cómo se han utilizado también.
Muy bien narrado, en mi opinión. Las frases utilizadas me han gustado, y cómo se han utilizado también.
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Re: CPVIII La primera flor de la primavera
Iba a preguntar por qué demonios llevaba gafas de sol mientras hacía la comida en casa...
Buen relato, está bien. El tema un poco manido pero no por ello deja de tocar la fibra sensible. En cuanto a forma bastante bien, me chocan un poco las estrucuras "epíteto+y+epíteto+sustantivo", siempre lo han hecho, les tengo un poco de manía. Fallo mío.
Buen relato, está bien. El tema un poco manido pero no por ello deja de tocar la fibra sensible. En cuanto a forma bastante bien, me chocan un poco las estrucuras "epíteto+y+epíteto+sustantivo", siempre lo han hecho, les tengo un poco de manía. Fallo mío.
Es el terreno resbaladizo de los sueños lo que convierte el dormir en un deporte de riesgo.
Re: CPVIII La primera flor de la primavera
Ay, qué bonito. Da gusto leer relatos bien escritos y completos a pesar de su brevedad. (¡Cuidado con la puntuación del diálogo interior de la protagonista!) Un relato sobre el amor difícil, las segundas oportunidades, el perdón. Me gusta cómo el personaje masculino parece evolucionar gracias a los efluvios naturales y dulces de una flor.
Espero que, dondequiera que estén, ambos hayan logrado encontrar la paz que merecen. Felicidades, autor, a mí me has llegado con una narración sencilla pero tierna y emotiva.
Espero que, dondequiera que estén, ambos hayan logrado encontrar la paz que merecen. Felicidades, autor, a mí me has llegado con una narración sencilla pero tierna y emotiva.
- albatross
- No puedo vivir sin este foro
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- Registrado: 04 Dic 2012 19:56
- Ubicación: La mayor de las islas Gimnesias
Re: CPVIII La primera flor de la primavera
Al ser nuevo en esto de los concursos se me plantean algunos interrogantes. Uno de ellos es el que me ha hecho abrir este relato y no otro.
Lo he elegido para leerlo porque en este momento tiene solamente 70 visitas (el que menos) cuando hay algunos que ya tienen más de 300. Y me pregunto por qué. ¿Acaso el título es menos sugerente que otros?
Creo que la respuesta está en que la espectacularidad del título se corresponde con la del texto: no será, con toda probabilidad, un relato ganador. No obstante la lectura es agradable, los comentarios lo confirman.
El autor escribe desde la humildad, dejando que el texto fluya con corrección y sin grandes aspavientos ni estridencias, sin que se intuya una firma, dejando que el propio texto adquiera protagonismo sobre su autor. Y eso, amigos míos, es muy importante.
A mí me ha dejado un agradable sabor de boca.
Lo he elegido para leerlo porque en este momento tiene solamente 70 visitas (el que menos) cuando hay algunos que ya tienen más de 300. Y me pregunto por qué. ¿Acaso el título es menos sugerente que otros?
Creo que la respuesta está en que la espectacularidad del título se corresponde con la del texto: no será, con toda probabilidad, un relato ganador. No obstante la lectura es agradable, los comentarios lo confirman.
El autor escribe desde la humildad, dejando que el texto fluya con corrección y sin grandes aspavientos ni estridencias, sin que se intuya una firma, dejando que el propio texto adquiera protagonismo sobre su autor. Y eso, amigos míos, es muy importante.
A mí me ha dejado un agradable sabor de boca.
Re: CPVIII La primera flor de la primavera
¿Historia de amor? No creo, nos ofreces esos mínimos detalles para dar que pensar: las gafas de sol, el estremecimiento cuando se acerca, la flor destruida, el olor diferente. Ese pensar terrible de que ha cambiado. Creo que esto es lo que nos quieres ofrecer oculto (o no tanto) tras pasajes bonito y primaverales, pero el invierno aún no la ha abandonado. Muy bien llevado, menos mal que hago una relectura, ya que se me habían pasado por alto los detalles. Y eso hace que cambie mi opinión sobre el relato y ascienda un poco. PD: Pienso lo contrario que Xabeltran...
“—Parece que ha cambiado. No volverá a hacerlo, seguro..."
*Aunque parezca una tira cómica, de cómica no tiene nada...
“—Parece que ha cambiado. No volverá a hacerlo, seguro..."
*Aunque parezca una tira cómica, de cómica no tiene nada...
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Re: CPVIII La primera flor de la primavera
A mi me deja un regusto muy amargo, porque el hombre destruye la primera flor de la primera. De hecho, primero la corta (por lo que ya está muerta) de su lugar de nacimiento (la mujer nació en el sur, no está en la tierra que le da la vida), y luego la aplasta (a la flor, al igual que aplasta a su mujer, una y otra vez).
La pregunta es: ¿Logrará sobrevivir a sus manos? Por lo menos la mujer tiene la capacidad de moverse, lo que no tiene la flor.
No es una historia de amor, ni de perdón. Creo que es una historia de supervivencia.
En la redacción algunos fallitos para darle un repaso.
Enhorabuena, autor, me ha gustado.
La pregunta es: ¿Logrará sobrevivir a sus manos? Por lo menos la mujer tiene la capacidad de moverse, lo que no tiene la flor.
No es una historia de amor, ni de perdón. Creo que es una historia de supervivencia.
En la redacción algunos fallitos para darle un repaso.
Enhorabuena, autor, me ha gustado.
Siempre contra el viento
- shirabonita
- Vivo aquí
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- Registrado: 23 Ago 2009 20:47
- Ubicación: un pueblo surfero de guipuzcoa
Re: CPVIII La primera flor de la primavera
Creo que es muy buena la idea de partida del relato, pero lo encuentro demasiado corto.
Se intuye una mezcla de maltratos y relación inter-dependiente hasta lo enfermizo, y la primera flor de primavera, que parecía dar un brillo de esperanza a la historia, acaba destrozada y machacada en las manos del hombre. Eso es un mal augurio, a mi entender.
La redacción es hermosa excepto algún fallito de poca importancia.
Buen trabajo, has tocado con mucha sutileza un tema que a veces parece tabú en esta sociedad.
Se intuye una mezcla de maltratos y relación inter-dependiente hasta lo enfermizo, y la primera flor de primavera, que parecía dar un brillo de esperanza a la historia, acaba destrozada y machacada en las manos del hombre. Eso es un mal augurio, a mi entender.
La redacción es hermosa excepto algún fallito de poca importancia.
Buen trabajo, has tocado con mucha sutileza un tema que a veces parece tabú en esta sociedad.
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Re: CPVIII La primera flor de la primavera
Me ha gustado. No sé como interpretar el final; no sé si quieres presentar al hombre como rehabilitado, pero si es así no pega con el momento de destrucción de la flor. Me inclino más por pensar que es la típica escena del maltratador arrepentido que momentos después vuelve a maltratar, precisamente por la escena de la flor, primero la admira para después destruirla aunque le parezca bella. Gracias por la creación!!
Ronda de noche. Mundodisco 29. Terry pratchett
La sombra de Ender (Ender 5) - Orson Scott Card
El asombroso Mauricio y sus roedores sabios. Mundo disco 28. Terry Pratchett
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Re: CPVIII La primera flor de la primavera
Empiezo por lo bueno, que sienta mejor:
El tratar el tema del maltrato, sin que en ningún momento se vea directamente la agresión física sobre la persona, no solo es inteligente sino que permite mostrar otro aspecto del acoso; el que no se ve, el que está en los pensamientos y no en las marcas en la piel. El que más duele. Bravo.
Y ahora lo malo, que algo hay:
Te envidio autor por tu inteligencia y te agradezco que me hicieras disfrutar este ratito de lectura.
La frase está puesta con inteligencia, porque luego, cuando se muestra la flor, se usan exactamente las mismas palabras, permitiendo identificar a la mujer con la flor y más tarde, el destino de la flor con el destino de la mujer:<La primera flor de la primavera, Parte I> escribió:incluso se quitó las gafas de sol para sentir aún más el sol sobre su suave y delicada piel.
Otra analogía es, como ha comentado Nínive, el que la protagonista sea del Sur y se encuentre lejos de su origen. Por tanto, le han cortado "sus raíces", igual que a la flor y por la misma mano. Muy inteligente una vez más.<La primera flor de la primavera, Parte II> escribió:Sus suaves y delicados pétalos incitaban a acariciarla
El tratar el tema del maltrato, sin que en ningún momento se vea directamente la agresión física sobre la persona, no solo es inteligente sino que permite mostrar otro aspecto del acoso; el que no se ve, el que está en los pensamientos y no en las marcas en la piel. El que más duele. Bravo.
Y ahora lo malo, que algo hay:
Sí, es la misma frase que puse al principio. Sí, es una construcción inteligente. Pero maajoo... predispones al lector en tu contra... es una construcción taan repipi...<La primera flor de la primavera, Parte I> escribió:incluso se quitó las gafas de sol para sentir aún más el sol sobre su suave y delicada piel.
Te envidio autor por tu inteligencia y te agradezco que me hicieras disfrutar este ratito de lectura.
- Tadeus Nim
- No tengo vida social
- Mensajes: 1314
- Registrado: 13 Nov 2012 13:55
- Ubicación: Eso ¿Donde estoy?
Re: CPVIII La primera flor de la primavera
Me gusta este relato.
No soy tan delicado como Isma. Yo a ese hijoputa le arrancaba la cabeza. Me has dejado con un mal rollo por ese cabrón acariciándola y sabiendo que va a hacer lo mismo con ella que ha hecho con la flor... ¡La virgen! me pillo un rebote cada vez que lo leo... Así que punto para ti.
En mi primera lectura, no se como la verdad, me salte cuando destroza la flor y me quedo un regusto así como que, venga el malo se hace bueno por acción de la flor en la nieve que no me cuadraba y que me hizo pensar que el relato era tan solo buenos deseos... luego lo lei la segunda vez y me entró la mala leche.
Así que ole autor buen trabajo.
No soy tan delicado como Isma. Yo a ese hijoputa le arrancaba la cabeza. Me has dejado con un mal rollo por ese cabrón acariciándola y sabiendo que va a hacer lo mismo con ella que ha hecho con la flor... ¡La virgen! me pillo un rebote cada vez que lo leo... Así que punto para ti.
En mi primera lectura, no se como la verdad, me salte cuando destroza la flor y me quedo un regusto así como que, venga el malo se hace bueno por acción de la flor en la nieve que no me cuadraba y que me hizo pensar que el relato era tan solo buenos deseos... luego lo lei la segunda vez y me entró la mala leche.
Así que ole autor buen trabajo.
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- jilguero
- Vivo aquí
- Mensajes: 22365
- Registrado: 05 Abr 2010 21:35
- Ubicación: En las ramas del jacarandá...
Re: CPVIII La primera flor de la primavera
Un relato durísimo, que ha dejado a Jilguero acongojado. Pero creo que la manera velada como se trata aquí el maltrato hace que veamos belleza donde no la hay. Esto no es una crítica sino todo lo contrario: ¡enhorabuena por la delicadeza con la que nos presentas el maltrato, sin recrearte en detalles morbosos! Y muy buenos esos paralelismos que estableces entre la mujer y la flor, en el triste destino de ambas. Un relato lleno de sencillez y de delicadeza, pero tristísimo. Llevo tres seguidos que me están bajando la moral.
¿Qué me está pasando? Las cavilaciones de Juan Mute
El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
- Miss Darcy
- Me estoy empezando a viciar
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- Registrado: 13 Mar 2013 10:56
Re: CPVIII La primera flor de la primavera
Peliaguda insinuación de que un maltratador no cambia. Grandes las insinuaciones que dejas ver entre líneas. Me ha gustado, mi enhorabuena para el autor.
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Re: CPVIII La primera flor de la primavera
"Ella respiró y advirtió algo que la sorprendió, sus manos no olían a alcohol, olían diferente, tenían el olor de la inocencia, de la alegría, de la esperanza, era el olor de la primera flor de la primavera."
Sus manos olían a la inocencia de esa flor, que unos minutos antes fue arrancada, quebrada, rota, aplastada, de la misma manera que lo era ella, esa esposa enamorada, molida a palos.
Muy bien contado, es de los pocos relatos que me han revuelto las tripas.
Excelente.
Por cierto, en el segundo párrafo repites tres veces la palabra sol, creo que debes encontrar la manera de no utilizarla tantas veces.
"Aún no entendía como había podido aguantar todo el invierno en ese pueblo tan aislado, con unos días de invierno oscuros, lluviosos y fríos, sin ver el sol, sin sentir su caricia, sin sentir su calidez. Ella había nacido en el Sur y necesitaba el sol, su luz y su calor tanto como el aire que respiraba, se sentía marchitar cuando estaba tanto tiempo sin ver el sol..."
Debes vigilar el tema de las repeticiones.
Sus manos olían a la inocencia de esa flor, que unos minutos antes fue arrancada, quebrada, rota, aplastada, de la misma manera que lo era ella, esa esposa enamorada, molida a palos.
Muy bien contado, es de los pocos relatos que me han revuelto las tripas.
Excelente.
Por cierto, en el segundo párrafo repites tres veces la palabra sol, creo que debes encontrar la manera de no utilizarla tantas veces.
"Aún no entendía como había podido aguantar todo el invierno en ese pueblo tan aislado, con unos días de invierno oscuros, lluviosos y fríos, sin ver el sol, sin sentir su caricia, sin sentir su calidez. Ella había nacido en el Sur y necesitaba el sol, su luz y su calor tanto como el aire que respiraba, se sentía marchitar cuando estaba tanto tiempo sin ver el sol..."
Debes vigilar el tema de las repeticiones.
Última edición por Berlín el 25 Abr 2013 10:00, editado 1 vez en total.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
Re: CPVIII La primera flor de la primavera
Estoy con Tadeus, a ese malnacido habría que darle a probar su propia médicina
Me ha gustado como está escrito aunque sea una historia dura, coincido con los que opinan que el final no es feliz sino el preludio de más violencia
Me ha gustado como está escrito aunque sea una historia dura, coincido con los que opinan que el final no es feliz sino el preludio de más violencia
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)