CV1 El hombre que se cubría con un toldo - Ciro
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CV1 El hombre que se cubría con un toldo - Ciro
EL HOMBRE QUE SE CUBRÍA CON UN TOLDO
Había sido un verano especialmente caluroso en Madrid. Para poder
pillarme una semanita en la playa había tenido que trabajar como un
mulo una semana antes. Todo por una semana de relax en la playa de
Oliva.
Por internet habíamos reservado unos bungalows a pie de playa, para no
gastarnos mucho, y que los niños: una niña de 9 años y un niño de 6,
difrutaran de la brisa marina y no de tanto humo madrileño.
La intención era salir temprano, pero, entre que yo doy por hecho que
todo mi trabajo en lo de preparar el viaje es tener al coche a punto,
y que mi mujer tenía que ocuparse de todo lo demás, pues se no
hicieron las 11 de la mañana. Mi pobre mujer peleando con los niños
con la vestimenta y la comida. Qué si esto me aprieta, qué si esto me
da calor, qué si no me hagas un bocadillo de pamplonica, qué si la
tortilla francesa me la tenías que haber hecho con chorizo,...Yo
mientras tanto renegando de mi intención de salir hacia las 8.30 horas
a.m. Luego que mi abnegada esposa acabó con toda la recopilación de
asuntos a resolver y con toda la impedimenta a llevar a la playa (creo
que Napoleón llevaba menos en sus campañas), pues me tocó bajarlo
hasta el garaje y meterlo en el maletero. Con tanto cachivache acabé
sudando más que Camacho en un mundial para poder encajarlo todo en
maletero. Por fin conseguí resolver el tetrix.
Como salimos tarde y era viernes nos tocó atasco en la salida,
mientras en el CD del coche sonó lo que los niños habían impuesto:
Osito golosina, osito golosina, oeo... , El pollito pío y lindezas
similares. Logré limitar a dos la repetición de la misma canción,
había que imponer autoridad. A la altura de La Roda vuelta al atasco y
decidimos parar a comer el bocadillo. Quien no quería pamplonica ahora
lo quiere, y viceversa, y yo me como lo que hay: un insipido bocadillo
de jamón de york con pan del día antes. Es que no me habéis dado
tiempo de bajar a comprar el pan del día. Cierto. Podías haber bajado
tú huevón... Cierto. Ya, pero yo estaba preparando el coche. Falso.
De nuevo al coche. La música se sustituye por peleas por los muñecos
que cada niño lleva. Ninguno parece contento con lo que tiene. Pues
cambiároslos...De eso nada que a Lucho me lo despelucha Alejandro.
Pues quedaos los que tenéis pero no gritéis. Pero es que podía dejarme
a Dora un momento. Bueno, cada uno el suyo y no quiero ni un grito más
u os dejo en la carretera. Carretera que por cierto está plagadita de
señoritas ligeras de ropa con su silla cada 50 metros. El camión de
delante pega un frenazo que casi me estampo con él cuando ve a una de
especial buen ver.
Ya nos vamos acercando a Oliva. Paciencia muchacho, que ya queda poco.
Por fín llegamos al bungalow, que más que eso, es una casa de
hojalata, calurosa y pequeña, con una televisión minúscula. Pero hemos
venido de playa, nada de tele.
A la mañana siguiente bajamos a la playa. Pero la temperatura era
desagradable, con una brisilla que cortaba y un viento que levantaba
la arena molestando bastante la parada. Aún así nos refugiamos al
abrigo de una duna y plantamos las toallas. A los niños no les importa
ni un huracán y rápidamente van y se bañan en un agua que yo preveo
fría. Yo ni siquiera me quito la camiseta y mi mujer se empeña en
coger un moreno que nunca logrará porque es más blanca que la leche.
Hay algunos surferos con una especie de cometa que los impulsa por las
olas. Noseqúe board. Con el viento hacen alguna cabriola sobre las
olas. Mi mujer dice que va a dar un paseo al borde del mar. Vale, yo
me quedo. Aprovecho para echarle un vistazo más detallado a una chica
imponente que está jugando al voley. Se me van los ojos sin quererlo
al culo. No tengo remedio. Vigilo de reojo a los niños que siguen en
la playa. Y es entonces cuando veo a un chico de unos veintitantos
años cobijado encima de la duna con un palo y una loneta que es poco
más que un plástico. Como siempre me han atraído los vagabundos
varios, me acerco a él. No describiré la conversación que se
desarrolló en un "espaninglis" patatero.
Estuve un rato entendiéndome en el susodicho pseudoidioma, acompañado
de algunos gestos. Tras ese tiempo mi mujer ha vuelto. El niño parece
ser que se ha cortado el pie con un cristal. Me despido de él, bajo de
la duna y veo que el corte es pequeño. Lo llevo a la fuente de agua
potable y le lavo la herida. Tras ponerle una tirita que lleva mi
mujer en el bolso, al niño se le pasan todos los males y vuelve al
agua.
-- ¿Con quién estabas hablando?
-- Con un danés, por lo que he entendido, que lleva caminados 4.500 Km.
-- Sin bici ni nada. ¿Y de que vive?
-- No lleva bici. Va a pie. Dice que ha recorrido parte de Europa y
ahora anda por aquí. Por no llevar, no lleva ni tienda de campaña. Le
he dicho que hoy hacía viento y me ha señalado el toldo ese que
sostiene con un palo, que parece ser todo lo que lleva encima. Me
contó que el otro día había granizado y que ahí bajo el toldo pasó la
noche. Le pregunté de qué vive y me dijo que de vez en cuando trabaja,
pero que no mucho, simplemente vagabundea y va comiendo lo que pilla
por ahí.
-- ¡Qué loco! ¿Te dijo su nombre?
-- Se me olvidó preguntárselo. Pero yo lo llamo Freeman. ¿Le cuadra no?
-- Si tú lo dices.
Había sido un verano especialmente caluroso en Madrid. Para poder
pillarme una semanita en la playa había tenido que trabajar como un
mulo una semana antes. Todo por una semana de relax en la playa de
Oliva.
Por internet habíamos reservado unos bungalows a pie de playa, para no
gastarnos mucho, y que los niños: una niña de 9 años y un niño de 6,
difrutaran de la brisa marina y no de tanto humo madrileño.
La intención era salir temprano, pero, entre que yo doy por hecho que
todo mi trabajo en lo de preparar el viaje es tener al coche a punto,
y que mi mujer tenía que ocuparse de todo lo demás, pues se no
hicieron las 11 de la mañana. Mi pobre mujer peleando con los niños
con la vestimenta y la comida. Qué si esto me aprieta, qué si esto me
da calor, qué si no me hagas un bocadillo de pamplonica, qué si la
tortilla francesa me la tenías que haber hecho con chorizo,...Yo
mientras tanto renegando de mi intención de salir hacia las 8.30 horas
a.m. Luego que mi abnegada esposa acabó con toda la recopilación de
asuntos a resolver y con toda la impedimenta a llevar a la playa (creo
que Napoleón llevaba menos en sus campañas), pues me tocó bajarlo
hasta el garaje y meterlo en el maletero. Con tanto cachivache acabé
sudando más que Camacho en un mundial para poder encajarlo todo en
maletero. Por fin conseguí resolver el tetrix.
Como salimos tarde y era viernes nos tocó atasco en la salida,
mientras en el CD del coche sonó lo que los niños habían impuesto:
Osito golosina, osito golosina, oeo... , El pollito pío y lindezas
similares. Logré limitar a dos la repetición de la misma canción,
había que imponer autoridad. A la altura de La Roda vuelta al atasco y
decidimos parar a comer el bocadillo. Quien no quería pamplonica ahora
lo quiere, y viceversa, y yo me como lo que hay: un insipido bocadillo
de jamón de york con pan del día antes. Es que no me habéis dado
tiempo de bajar a comprar el pan del día. Cierto. Podías haber bajado
tú huevón... Cierto. Ya, pero yo estaba preparando el coche. Falso.
De nuevo al coche. La música se sustituye por peleas por los muñecos
que cada niño lleva. Ninguno parece contento con lo que tiene. Pues
cambiároslos...De eso nada que a Lucho me lo despelucha Alejandro.
Pues quedaos los que tenéis pero no gritéis. Pero es que podía dejarme
a Dora un momento. Bueno, cada uno el suyo y no quiero ni un grito más
u os dejo en la carretera. Carretera que por cierto está plagadita de
señoritas ligeras de ropa con su silla cada 50 metros. El camión de
delante pega un frenazo que casi me estampo con él cuando ve a una de
especial buen ver.
Ya nos vamos acercando a Oliva. Paciencia muchacho, que ya queda poco.
Por fín llegamos al bungalow, que más que eso, es una casa de
hojalata, calurosa y pequeña, con una televisión minúscula. Pero hemos
venido de playa, nada de tele.
A la mañana siguiente bajamos a la playa. Pero la temperatura era
desagradable, con una brisilla que cortaba y un viento que levantaba
la arena molestando bastante la parada. Aún así nos refugiamos al
abrigo de una duna y plantamos las toallas. A los niños no les importa
ni un huracán y rápidamente van y se bañan en un agua que yo preveo
fría. Yo ni siquiera me quito la camiseta y mi mujer se empeña en
coger un moreno que nunca logrará porque es más blanca que la leche.
Hay algunos surferos con una especie de cometa que los impulsa por las
olas. Noseqúe board. Con el viento hacen alguna cabriola sobre las
olas. Mi mujer dice que va a dar un paseo al borde del mar. Vale, yo
me quedo. Aprovecho para echarle un vistazo más detallado a una chica
imponente que está jugando al voley. Se me van los ojos sin quererlo
al culo. No tengo remedio. Vigilo de reojo a los niños que siguen en
la playa. Y es entonces cuando veo a un chico de unos veintitantos
años cobijado encima de la duna con un palo y una loneta que es poco
más que un plástico. Como siempre me han atraído los vagabundos
varios, me acerco a él. No describiré la conversación que se
desarrolló en un "espaninglis" patatero.
Estuve un rato entendiéndome en el susodicho pseudoidioma, acompañado
de algunos gestos. Tras ese tiempo mi mujer ha vuelto. El niño parece
ser que se ha cortado el pie con un cristal. Me despido de él, bajo de
la duna y veo que el corte es pequeño. Lo llevo a la fuente de agua
potable y le lavo la herida. Tras ponerle una tirita que lleva mi
mujer en el bolso, al niño se le pasan todos los males y vuelve al
agua.
-- ¿Con quién estabas hablando?
-- Con un danés, por lo que he entendido, que lleva caminados 4.500 Km.
-- Sin bici ni nada. ¿Y de que vive?
-- No lleva bici. Va a pie. Dice que ha recorrido parte de Europa y
ahora anda por aquí. Por no llevar, no lleva ni tienda de campaña. Le
he dicho que hoy hacía viento y me ha señalado el toldo ese que
sostiene con un palo, que parece ser todo lo que lleva encima. Me
contó que el otro día había granizado y que ahí bajo el toldo pasó la
noche. Le pregunté de qué vive y me dijo que de vez en cuando trabaja,
pero que no mucho, simplemente vagabundea y va comiendo lo que pilla
por ahí.
-- ¡Qué loco! ¿Te dijo su nombre?
-- Se me olvidó preguntárselo. Pero yo lo llamo Freeman. ¿Le cuadra no?
-- Si tú lo dices.
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Última edición por Lifen el 22 Jun 2013 22:46, editado 1 vez en total.
Re: El hombre que se cubría con un toldo
Hum.. cómo decirlo. En este relato creo que coincide la historia con el estilo. La historia sugiere el viaje chabacano de una familia, flotador y bocata, hacia una playa incómoda donde la arena se pega a la loción de bronceado. Con lo que quiero decir que el estilo avanza a trompicones, igual que el pobre cabeza de familia hacia su destino vacacional. Muy coherente.
Gracias por este ratito de verano
Gracias por este ratito de verano
Re: El hombre que se cubría con un toldo
Primero que leo y no me ha llamado mucho la atención. Lo veo más como una redacción para el colegio de “cuéntame que has hecho en vacaciones” escrito por un adulto. Tiene alguna faltas de ortografía como “difrutaran” y un “no” donde falta la ese y que con un pequeño repaso... Quitando de todo esto, es simpático pero poco más. Ah, y es Tetris.
Puntuación:
Edito: Te subo un solete, porque te adaptas muy bien al tema del verano
Puntuación:
Edito: Te subo un solete, porque te adaptas muy bien al tema del verano
Última edición por Gisso el 23 Jun 2013 09:01, editado 1 vez en total.
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Re: El hombre que se cubría con un toldo
Oh no, ¡el retorno de los emotipuntos!Gisso escribió:Puntuación:
Re: El hombre que se cubría con un toldo
Me sentí en el verano, sí, pero no me convence mucho... tiene partes muy buenas pero los errores que le encuentro y esa forma en que quedó publicado (como muy delgado) me dificultaron la lectura.
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Re: El hombre que se cubría con un toldo
Relato simpático de vacaciones familiares a la playa. Irónico el personaje del hombre que sólo se dedica a tener el coche a punto mientras que la mujer brega con todo el resto. Hay algún problemilla de acentos sobre los "qué" y quizá, para mí, el final es un poco precipitado. Gracias por por este relato veraniego
1
Re: El hombre que se cubría con un toldo
, Isma, esta vez no tiene tanto secreto como Greencito (él es único). Mi puntuación va de 1 a 4 soles .Isma escribió:Oh no, ¡el retorno de los emotipuntos!Gisso escribió:Puntuación:
Por cierto, si en este relato hubiera salido la suegra, tal vez se hubiese ganado otro solete
1
Re: El hombre que se cubría con un toldo
De todos los relatos que llevo leídos este es el primero que es verdaderamente veraniego. Me ha encantado. Está lleno de topicazos veraniegos, contados de forma muy amena y simpática. Tiene algunos detalles que, a mí, no me gustan mucho, como por ejemplo, que diga que son "las 8.30 a.m." ¿no sería mejor decir que son "las ocho y media de la mañana"? o como que se usen números en lugar de su correspondiente valor textual. Pero, aun así, de mis favoritos hasta ahora. Enhorabuena.
- blinder
- No puedo vivir sin este foro
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- Registrado: 10 Jul 2005 04:06
- Ubicación: Alcorcón y casi toda España
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Re: El hombre que se cubría con un toldo
Creo que se ha escrito a trompicones, con sus faltas de ortografía y falta de enganche.
Parece que cuando empieza a querer enganchar se termina.
No me ha llegado mucho la verdad.
Gracias y suerte.
Parece que cuando empieza a querer enganchar se termina.
No me ha llegado mucho la verdad.
Gracias y suerte.
Re: CV1 El hombre que se cubría con un toldo
Me ha gustado, es una historia senciila que me ha sacado algunas sonrisas y el toque del final con el danés y su toldo me ha gustado mucho
Supongo que lo de poner 8:30 a.m habrá sido por ahorrarse palabras por si luego le faltaban
Supongo que lo de poner 8:30 a.m habrá sido por ahorrarse palabras por si luego le faltaban
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)
- Analogías
- Lector voraz
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- Registrado: 09 Dic 2012 20:54
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Re: CV1 El hombre que se cubría con un toldo
Es el primero que leo y sí, se mete de lleno en el verano. Nos da la visión del topicazo del horror del verano (en vez de Oliva podías haber dicho Benidorm y ya te sales).
Tiene faltas, los qués que he leído no van correctos y hay faltas de puntuación. Por lo demás es un relato que plasma bien la "planez" de esos típicos veranos soporíferos en los que nunca pasa nada.
Un abrazo.
Tiene faltas, los qués que he leído no van correctos y hay faltas de puntuación. Por lo demás es un relato que plasma bien la "planez" de esos típicos veranos soporíferos en los que nunca pasa nada.
Un abrazo.
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Re: CV1 El hombre que se cubría con un toldo
Otra enhorabuena por atenerse al tema. El relato me gusta en general. Se queda un poco corto, pero me gusta el contraste entre el hombre libre (Freeman) y el hombre "esclavo" (del verano, de su familia,...).
La forma segura de ser infeliz es buscar permanentemente la felicidad
Re: CV1 El hombre que se cubría con un toldo
Me ha gustado el contraste de unas vacaciones con otras,la parte familiar hace que te identifiques con ellos y la parte del guiri te hace envidiar esa vida bohemia, pero la historia se ha quedado en una anécdota, parece cortada al ras.
Ronda de noche. Mundodisco 29. Terry pratchett
La sombra de Ender (Ender 5) - Orson Scott Card
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- albatross
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- Registrado: 04 Dic 2012 19:56
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Re: CV1 El hombre que se cubría con un toldo
Veo que los mayoría de los comentarios se quedan rozando la forma y la recreación del escenario, pero intuyo que el autor está deseoso de que le reconozcan algo más.
Este relato es una fábula con moraleja: es la versión hispana y contemporánea del cuento de "La camisa del hombre feliz".
El pobre tipo cambiaría su triste semana de coche, bocata, hijos y bungalow por la lona y el palo del danés libre.
Dejando aparte los errores formales, el mensaje se transmite con claridad y contundencia.
Este relato es una fábula con moraleja: es la versión hispana y contemporánea del cuento de "La camisa del hombre feliz".
El pobre tipo cambiaría su triste semana de coche, bocata, hijos y bungalow por la lona y el palo del danés libre.
Dejando aparte los errores formales, el mensaje se transmite con claridad y contundencia.
Re: CV1 El hombre que se cubría con un toldo
Siendo que el relato no está mal, se me hace que los recortes en el texto le han hecho sufrir. A lo mejor me equivoco, pero se me ha hecho curioso ver tanta extensión para el principio y tan poco para, ya en la playa, el hombre del toldo. Creo que esta historia daba para más.
Dicho esto, también me he percatado del detalle de Freeman y la imagen de la libertad que el hombre destila. Quizá habría quedado menos obvio si hubiera sido apellido, con un nombre guiri normal. Pero esto ya es cosa mía, ¿eh? Solo es un poco de divagar.
En todo caso el relato está gracioso y me he entretenido leyéndolo.
Dicho esto, también me he percatado del detalle de Freeman y la imagen de la libertad que el hombre destila. Quizá habría quedado menos obvio si hubiera sido apellido, con un nombre guiri normal. Pero esto ya es cosa mía, ¿eh? Solo es un poco de divagar.
En todo caso el relato está gracioso y me he entretenido leyéndolo.