CV1 La otra Babilonia - Emisario
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CV1 La otra Babilonia - Emisario
LA OTRA BABILONIA:
Prólogo
Una tras otra, las farolas de la ciudad se reflejaron y ascendieron por el cristal del parabrisas hasta que ya no hubo más de ellas.
Mientras escapaba, ajustó un espejo retrovisor que mostró impasible su atribulado pasado. Siguió huyendo por aquella carretera que parecía extenderse infinita y borrosa frente a ella sin saber que pronto su vida cambiaría para siempre.
Tras el impacto, todo se oscureció. Casi sin vida, Laura abrió la puerta y cayó inconsciente. Su cuerpo quedó tirado en medio de aquella oscura autopista, cuya única iluminación provenía de unas lejanas estrellas.
Su caso fue sencillo, al igual que su sentencia: ¡Culpable!
Para ella la condena en la correccional especial para discapacitados fue un escape, una fuga hacia la paz interior que tanto había buscado en tantos y equivocados lugares.
El Jardín
Con la llegada del verano, los paseos de Laura por el jardín se habían hecho cada vez más frecuentes y este, desde que la vio por primera vez, no pudo sino enamorarse de ella. Pero el jardín no era el único, ya que Juan, otro recluso discapacitado, también se había enamorado perdidamente de Laura. Era desde entonces que ambos competían por ella en un extraño Juego que nadie más percibía.
Aquel día, una vez más, el jardín desplegó sus verdes esmeralda y le desafió. Ante la reticencia de Juan, la superficie se inclinó provocando que su silla de ruedas avanzara mientras el vergel reía ufano. Juan lo observaba de lado; con ojos entrecerrados y actitud indiferente.
El juego había comenzado...
Un color aquí, un matorral allá, y al fondo, profundas flores carmesí salen a mirar el encuentro. Entre aquellas y él: Laura.
Al verla sus ojos brillan, sus mejillas se sonrojan y sus pupilas se clavan en aquellos ensortijados cabellos: es la flor más bella de Babilonia, pensó.
Laura activa su silla gravitacional, se desplaza a unos centímetros sobre la grama y queda oculta tras el viejo pino torcido; pero no importa, Juan le da otro envión a su arcaica silla de ruedas y lo soluciona a medias. Las ruedas se hunden en el pastizal húmedo y sus manos se embarran y resbalan sobre la carne de su adversario. Funciona, ya la puede ver otra vez: la ha vuelto a cazar y ríe callado, pero burlón. Este asalto lo ha ganado él.
El jardín espera a que Laura se mueva y contraataca con una lluvia de hojas impregnadas de polen. Juan cierra los ojos, estornuda y, en cuanto puede, mira hacia todas partes.
¡Ya no está…!
Entonces gira y avanza con tesón, se desespera un poco y gime bajito. Alcanza el viejo olmo y se asoma tras su tronco. Lo hace de a poco, dilatando el momento mientras se pregunta inundado de emoción: ¿estará allí?
La grama se resquebraja de rabia, sus puntas se parten, sus raíces se cortan y una flor se suicida al constatar que Juan la ha vuelto a encontrar.
Juan se detiene, se vanagloria y se limpia los ojos mientras se recupera del esfuerzo.
El sol, imparcial y entretenido, observa la justa desde lo alto. Sus haces curiosos se cuelan entre las ramas del árbol bajo el cual Juan escribe un poema invisible sobre el paño de los momentos.
—Hoy está de racha —comenta un jilguero peregrino que ya llevaba una semana demás en la zona. Y tenía razón: Laura seguía al alcance de su mirada.
Entonces, Juan se da ánimos y, por primera vez, decide llamar su atención.
Pero Laura se mueve de nuevo. Fiel a su deseo de velocidad, le imprime toda la potencia a su silla gravitacional y se aleja veloz entre zumbidos magnéticos amortiguados para detenerse lejos, por allá, detrás de la fuente de Mercurio.
Es un trecho largo, quizá demasiado, analiza Juan al tiempo que sus dedos se crispan sobre las ruedas. A mitad de camino, sus brazos se agotan, su silla se detiene y él, se percata de que este pase lo perderá.
El jardín festeja, brotan flores desde las flores, ordena a las raíces crujir a coro y a los árboles agitar sus ramas, el jilguero se asusta y alza el vuelo: de todas formas, ya tenía que partir.
Juan se estremece, se niega y le transmite toda su fuerza a aquel maldito artilugio, triste remedo de sus piernas. El jardín tiembla, se espanta al ver cómo persiste. Pero no todo estaba dicho, Juan ya no puede más y cae mientras gruñe impotente.
Sus manos contactan la tierra y, mientras las venas henchidas del jardín palpitan bajo sus palmas, una sonrisa en medio de la adversidad contradice el drama: ¡Ella le ha mirado!
Epílogo
Dos piernas artificiales sostenían el cuerpo de un hombre cabizbajo.
A diferencia de Laura, él sí habría podido utilizarlas desde hacía años, pero las había rechazado. Durante todo este tiempo había postergado el implante. De haberlo aceptado, le habrían trasladado fuera del recinto de discapacitados, y entonces, ¿con quién habría compartido ella sus paseos por el jardín? ¿Quién la habría hecho reír? ¿O susurrado al oído, cuando estaba triste, que la vida es bella? ¡Jamás la habría dejado sola! No a ella, no a su Laura. Incluso ahora, que había muerto, le costaría partir.
A su alrededor, el jardín lloraba mientras firmaba una tregua tácita. Sus ramas más altas se curvaron y sus hojas más verdes se desprendieron en lenta procesión. Los rosales se estiraron y entregaron sus mejores pétalos: uno a uno se montaron en la suave brisa para caer pendulares y esponjosos. La grama sacudió sus lágrimas de rocío y acomodó las hojas con sobriedad. Sobre aquel suave lecho, Juan depositó su tesoro más preciado.
—Aquí estarás bien —murmuró mientras sus dedos se separaban y dos hebras del cabello de Laura se arrebujaban entre los pétalos.
Ante tal ofrenda, justo frente a él, su viejo contrincante hizo brotar una flor, momento preciso en el cual un ya envejecido jilguero cantó.
Cantó alto, cantó triste, le cantó a ella, a la flor más bella de Babilonia.
Prólogo
Una tras otra, las farolas de la ciudad se reflejaron y ascendieron por el cristal del parabrisas hasta que ya no hubo más de ellas.
Mientras escapaba, ajustó un espejo retrovisor que mostró impasible su atribulado pasado. Siguió huyendo por aquella carretera que parecía extenderse infinita y borrosa frente a ella sin saber que pronto su vida cambiaría para siempre.
Tras el impacto, todo se oscureció. Casi sin vida, Laura abrió la puerta y cayó inconsciente. Su cuerpo quedó tirado en medio de aquella oscura autopista, cuya única iluminación provenía de unas lejanas estrellas.
Su caso fue sencillo, al igual que su sentencia: ¡Culpable!
Para ella la condena en la correccional especial para discapacitados fue un escape, una fuga hacia la paz interior que tanto había buscado en tantos y equivocados lugares.
El Jardín
Con la llegada del verano, los paseos de Laura por el jardín se habían hecho cada vez más frecuentes y este, desde que la vio por primera vez, no pudo sino enamorarse de ella. Pero el jardín no era el único, ya que Juan, otro recluso discapacitado, también se había enamorado perdidamente de Laura. Era desde entonces que ambos competían por ella en un extraño Juego que nadie más percibía.
Aquel día, una vez más, el jardín desplegó sus verdes esmeralda y le desafió. Ante la reticencia de Juan, la superficie se inclinó provocando que su silla de ruedas avanzara mientras el vergel reía ufano. Juan lo observaba de lado; con ojos entrecerrados y actitud indiferente.
El juego había comenzado...
Un color aquí, un matorral allá, y al fondo, profundas flores carmesí salen a mirar el encuentro. Entre aquellas y él: Laura.
Al verla sus ojos brillan, sus mejillas se sonrojan y sus pupilas se clavan en aquellos ensortijados cabellos: es la flor más bella de Babilonia, pensó.
Laura activa su silla gravitacional, se desplaza a unos centímetros sobre la grama y queda oculta tras el viejo pino torcido; pero no importa, Juan le da otro envión a su arcaica silla de ruedas y lo soluciona a medias. Las ruedas se hunden en el pastizal húmedo y sus manos se embarran y resbalan sobre la carne de su adversario. Funciona, ya la puede ver otra vez: la ha vuelto a cazar y ríe callado, pero burlón. Este asalto lo ha ganado él.
El jardín espera a que Laura se mueva y contraataca con una lluvia de hojas impregnadas de polen. Juan cierra los ojos, estornuda y, en cuanto puede, mira hacia todas partes.
¡Ya no está…!
Entonces gira y avanza con tesón, se desespera un poco y gime bajito. Alcanza el viejo olmo y se asoma tras su tronco. Lo hace de a poco, dilatando el momento mientras se pregunta inundado de emoción: ¿estará allí?
La grama se resquebraja de rabia, sus puntas se parten, sus raíces se cortan y una flor se suicida al constatar que Juan la ha vuelto a encontrar.
Juan se detiene, se vanagloria y se limpia los ojos mientras se recupera del esfuerzo.
El sol, imparcial y entretenido, observa la justa desde lo alto. Sus haces curiosos se cuelan entre las ramas del árbol bajo el cual Juan escribe un poema invisible sobre el paño de los momentos.
—Hoy está de racha —comenta un jilguero peregrino que ya llevaba una semana demás en la zona. Y tenía razón: Laura seguía al alcance de su mirada.
Entonces, Juan se da ánimos y, por primera vez, decide llamar su atención.
Pero Laura se mueve de nuevo. Fiel a su deseo de velocidad, le imprime toda la potencia a su silla gravitacional y se aleja veloz entre zumbidos magnéticos amortiguados para detenerse lejos, por allá, detrás de la fuente de Mercurio.
Es un trecho largo, quizá demasiado, analiza Juan al tiempo que sus dedos se crispan sobre las ruedas. A mitad de camino, sus brazos se agotan, su silla se detiene y él, se percata de que este pase lo perderá.
El jardín festeja, brotan flores desde las flores, ordena a las raíces crujir a coro y a los árboles agitar sus ramas, el jilguero se asusta y alza el vuelo: de todas formas, ya tenía que partir.
Juan se estremece, se niega y le transmite toda su fuerza a aquel maldito artilugio, triste remedo de sus piernas. El jardín tiembla, se espanta al ver cómo persiste. Pero no todo estaba dicho, Juan ya no puede más y cae mientras gruñe impotente.
Sus manos contactan la tierra y, mientras las venas henchidas del jardín palpitan bajo sus palmas, una sonrisa en medio de la adversidad contradice el drama: ¡Ella le ha mirado!
Epílogo
Dos piernas artificiales sostenían el cuerpo de un hombre cabizbajo.
A diferencia de Laura, él sí habría podido utilizarlas desde hacía años, pero las había rechazado. Durante todo este tiempo había postergado el implante. De haberlo aceptado, le habrían trasladado fuera del recinto de discapacitados, y entonces, ¿con quién habría compartido ella sus paseos por el jardín? ¿Quién la habría hecho reír? ¿O susurrado al oído, cuando estaba triste, que la vida es bella? ¡Jamás la habría dejado sola! No a ella, no a su Laura. Incluso ahora, que había muerto, le costaría partir.
A su alrededor, el jardín lloraba mientras firmaba una tregua tácita. Sus ramas más altas se curvaron y sus hojas más verdes se desprendieron en lenta procesión. Los rosales se estiraron y entregaron sus mejores pétalos: uno a uno se montaron en la suave brisa para caer pendulares y esponjosos. La grama sacudió sus lágrimas de rocío y acomodó las hojas con sobriedad. Sobre aquel suave lecho, Juan depositó su tesoro más preciado.
—Aquí estarás bien —murmuró mientras sus dedos se separaban y dos hebras del cabello de Laura se arrebujaban entre los pétalos.
Ante tal ofrenda, justo frente a él, su viejo contrincante hizo brotar una flor, momento preciso en el cual un ya envejecido jilguero cantó.
Cantó alto, cantó triste, le cantó a ella, a la flor más bella de Babilonia.
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Última edición por Lifen el 16 Jul 2013 08:44, editado 1 vez en total.
Re: CV1 La otra Babilonia
Muy bonito y muy imaginativo. La prosa me resulta al principio un poco recargada; a veces menos es más. Pero la historia es muy buena y me ha gustado mucho.
Por cierto, autor. Muy bromista al separar en Prólogo, cuerpo y Epílogo un relato tan breve .
Por cierto, autor. Muy bromista al separar en Prólogo, cuerpo y Epílogo un relato tan breve .
Re: CV1 La otra Babilonia
Este es muy bonito. Me gusta. Bien escrito y una buena trama.
Buen trabajo, autor
Buen trabajo, autor
Re: CV1 La otra Babilonia
Me ha gustado, es una bonita historia de amor incondicional, no sé si al final correspondido. Es preciosa la lucha con el jardín. He visto un "demás" que creo debería ir por separado.
Ronda de noche. Mundodisco 29. Terry pratchett
La sombra de Ender (Ender 5) - Orson Scott Card
El asombroso Mauricio y sus roedores sabios. Mundo disco 28. Terry Pratchett
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Re: CV1 La otra Babilonia
Muchos conceptos que se alcanzan a delinear por los pelos aquí. ¿Es Laura una fugitiva de la ley? y esto ocurre, ¿en el futuro? por lo de la silla de ella y las piernas de él. ¿Hay además un micromundo mágico en el jardín? ¿En medio de un amor a prueba de todo?
Parecen demasiadas improntas para mil palabras. Queda a mi juicio corto.
El gracioso del autor ha escrito 1000 palabras exactas, ¿habrá por eso puesto ese "demás" unido? ¿Para no pasarse? Si fue así, habría bastado con quitarle lo de prólogo y epílogo...
Suerte y saludos,
Emisario
Parecen demasiadas improntas para mil palabras. Queda a mi juicio corto.
El gracioso del autor ha escrito 1000 palabras exactas, ¿habrá por eso puesto ese "demás" unido? ¿Para no pasarse? Si fue así, habría bastado con quitarle lo de prólogo y epílogo...
Suerte y saludos,
Emisario
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Re: CV1 La otra Babilonia
Me ha gustado la historia, la idea me ha parecido muy original con ese enfrentamiento entre el hombre y ese jardín vivo por el amor de una mujer que ignora los sentimientos de ambos
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)
Re: CV1 La otra Babilonia
Tiene momentos para enmarcar. Algún descuido al principio, pero es de los que más me han gustado.
La forma segura de ser infeliz es buscar permanentemente la felicidad
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Re: CV1 La otra Babilonia
Me ha gustado el baile a tres que han mantenido los personajes. También el prólogo, cuerpo y epílogo para tan corto relato, un punto.
Suerte y gracias.
Suerte y gracias.
Re: CV1 La otra Babilonia
Relato surrealista que como yq se ha comentado quiere abarcar muchas cosas en poco espacio. Hay cosas que no me quedan claras ¿Por qué condenan a Laura? ¿Por un accidente o no tiene nada que ver?
Me parece muy original y preciosamente descrita la competición de Juan y el jardín por el amor de Laura aunque me chirríen algunas cosas ¿Silla gravitacional? ¿"envión"? ¿"de a poco"?
Con todo, me ha encantado. Gracias,aut@r.
Me parece muy original y preciosamente descrita la competición de Juan y el jardín por el amor de Laura aunque me chirríen algunas cosas ¿Silla gravitacional? ¿"envión"? ¿"de a poco"?
Con todo, me ha encantado. Gracias,aut@r.
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- albatross
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Re: CV1 La otra Babilonia
Tan solo estas dos frases magistrales ya justifican a este relato. Lo que más me ha gustado ha sido la personificación del jardín y cómo cobra vida. Muy bien trabajado. Se hace corto.Lifen escribió:LA OTRA BABILONIA:
Una tras otra, las farolas de la ciudad se reflejaron y ascendieron por el cristal del parabrisas hasta que ya no hubo más de ellas.
Mientras escapaba, ajustó un espejo retrovisor que mostró impasible su atribulado pasado.
Re: CV1 La otra Babilonia
No me ha quedado claro.
Lo releo y sigue sin quedarme claro.
Lo mejor, la lucha entre el jardín y Juan. Si hubieras descrito solo esta lucha, sin liarte en más hilo argumental, me hubiera gustado más. Pero como el resto sigue estando en incógnita, te restará puntos por mi parte.
Un abrazo.
Lo releo y sigue sin quedarme claro.
Lo mejor, la lucha entre el jardín y Juan. Si hubieras descrito solo esta lucha, sin liarte en más hilo argumental, me hubiera gustado más. Pero como el resto sigue estando en incógnita, te restará puntos por mi parte.
Un abrazo.
Siempre contra el viento
Re: CV1 La otra Babilonia
Un cuento muy bonito, muy visual, perfumado casi. Es un poco triste, pero bueno no todo es alegría en verano.
Yo no voy contando las palabras de los relatos, pero parece que Emisario sí, y me ha resultado gracioso su comentario de que igual a colocado la palabra demás junta para ahorrar espacio jaja.
muy lindo, con algunas frases preciosas:
Un color aquí, un matorral allá, y al fondo, profundas flores carmesí salen a mirar el encuentro. Entre aquellas y él: Laura.
Yo no voy contando las palabras de los relatos, pero parece que Emisario sí, y me ha resultado gracioso su comentario de que igual a colocado la palabra demás junta para ahorrar espacio jaja.
muy lindo, con algunas frases preciosas:
Un color aquí, un matorral allá, y al fondo, profundas flores carmesí salen a mirar el encuentro. Entre aquellas y él: Laura.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
Re: CV1 La otra Babilonia
Empiezo por lo que menos me ha gustado: En un relato tan breve me parece que no queda demasiado bien, incluso creo que es innecesario, separarlo en tres partes. Se podía haber escrito todo del tirón de forma que todo quedase más claro.
Por otra parte, me ha gustado que ambientases la historia mediante pequeños detalles (la condena, la silla,...) y no hayas sido demasiado explícito, aunque creo que algún detalle más no le hubiera venido mal.
La historia es muy original. El giro en la trama que da una vez estamos en el jardín me ha sorprendido, porque no me lo esperaba en absoluto después de leer el prólogo (me había hecho a la idea de que el tema iba a ser otro completamente distinto).
Por otra parte, me ha gustado que ambientases la historia mediante pequeños detalles (la condena, la silla,...) y no hayas sido demasiado explícito, aunque creo que algún detalle más no le hubiera venido mal.
La historia es muy original. El giro en la trama que da una vez estamos en el jardín me ha sorprendido, porque no me lo esperaba en absoluto después de leer el prólogo (me había hecho a la idea de que el tema iba a ser otro completamente distinto).
Re: CV1 La otra Babilonia
Es uno de mis relatos favoritos. Está muy bien escrito, tiene frases, como ya dijeron otros, para enmarcar. Me gusta su originalidad, su belleza y la sutileza con la que cuentas una historia que solo al final la sientes como un drama.
Felicidades y suerte en el concurso.
Felicidades y suerte en el concurso.
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Re: CV1 La otra Babilonia
Lo califico como: bonito. Me ha hecho soñar, lo leí casi ates de dormir ayer y me quedé pensando en la parte del jardín fue mi favorita.
Felicidades, autor o autora (creo que es autora).
Felicidades, autor o autora (creo que es autora).
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