CP IX - ¡Buenos días, buenos días! - Elultimo

[lucia]

¡BUENOS DÍAS, BUENOS DÍAS!

Son las siete de la mañana y el despertador sobre la mesilla de noche no deja de sonar. No tienes ganas de ir a trabajar, solo quieres seguir durmiendo, pero al final te levantas. Desde el baño, mientras intentas adecentarte un poco, oyes a tú mujer: No hay nada que puedas hacer para salvarlo de la vida que lleva. Sabes que se refiere al hombre de ojos hinchados que te observa desde el espejo. Sabe que tu vida es la vida de un perdedor. Buenos días, cariño, respondes sin ni siquiera saber si ella ha podido oírte.

En el tranvía, el revisor te pide el billete: Buenos días, caballero. Lo sacas de manera automática, sin necesidad casi de pensar. Siempre lo guardas en el mismo bolsillo para no perderlo. Lo mismo haces con las llaves, la cartera y el móvil. En el vagón, te encuentras con las mismas caras de cada mañana, soñolientas y taciturnas; melancólicas por el recuerdo del calor de las sábanas que no ha terminado aún de desaparecer. Nadie parece tener nada que decir a excepción de las frases de siempre: ¿Qué tal tu hijo?, ¡Qué día tan malo se ha levantado hoy!,… No tienes nada que decir sobre eso, sabes que es correcto. Es lo mismo de cada mañana, y así está bien.

Llegas a la oficina. Pensar en el trabajo te deprime. Buenos días, Marcos... Buenos días, Pilar... Buenos días, buenos días... El escote de Rocío te saca una mueca de satisfacción. Sobre tu mesa encuentras el montón de papeles pendientes de que dejaste ayer. Necesitas un momento para reaccionar y acordarte de por dónde dejaste el trabajo, pero al fin te aclaras y consigues organizarte. Parece que todo está en orden. Escuchas música con los auriculares que guardas en uno de tus cajones. Hoy te apetece el Sgt. Pepper’s. Y entre canciones, informes y llamadas de teléfono llega la hora de volver a casa. Ahora es cuando empiezas a sentirte bien.

Decides no coger el tranvía de regreso a casa. No tienes ganas de ver las mismas caras que esta mañana, ahora largas y malhumoradas. Vagas por la ciudad. Sabes que hay pocas cosas que hacer a esas horas; todo el mundo lo sabe. Es mediodía, todo está cerrado, ¡qué fastidio!, y la gente está en su casa comiendo o de camino a ella, andando del mismo modo que las ovejas de un rebaño volviendo al redil. Los miras y sonríes. Te ves solo entre ellos, pero te da igual. Te sientes bien y eso es lo único que te importa.

Tu paseo por la ciudad te lleva hasta tu vieja escuela. Nada parece haber cambiado. Todo sigue igual que cuando entrabas cada mañana y hacías cola antes de entrar a clase. Buenos días, señorita Amelia. El viejo pino sigue en el mismo sitio de siempre. Muchos recuerdos te vienen a la cabeza, y empiezas a reír. Menos mal que no hay nadie cerca, porque te podrían tomar por un loco. Miras el reloj, ya son las siete y todo el mundo sale con prisa de los edificios donde trabajan. Eso te recuerda que tienes que llamar a tu mujer. Empieza a oscurecer al mismo ritmo que la ciudad se va llenando de vida. Es la hora de juntarse con los amigos, unas cervezas y de ir a recoger a la mujer. No lo vas a hacer. Vuelves a llamarla para decírselo y se enfada contigo, pero no te importa, te convences de que se le pasará; y eso está bien.

Te sientes muy animado y comienzas a mirar a las mujeres que pasan. Una de ellas te pregunta la hora. Lleva falda. Empiezas a flirtear con ella. Hace tanto tiempo que no lo haces que te sientes igual que cuando tenías veinte años. Buenos días, le dices para su asombro, y empiezas a reír a carcajadas. Te mira como a un bicho raro pero, al momento, ella empieza a reír contigo. Ahora todo el mundo os mira, pero te da igual. Ellos no saben lo bien te sientes.

Llegas a casa. Le das un beso a tu mujer, que te espera con la cena preparada ¿Qué tal el día, cariño?, le preguntas. Entonces puede ver un brillo en tus ojos que jamás había visto. Y hacéis el amor.

Buenos días, buenos días.

[DarkLady Juliet]

¡Buenos días!

De los que están colgados, he leído tres títulos y este me ha parecido el más adecuado para empezar a leer.

Y ya me lo he leído.

[doctorkauffman]

Pues no me ha dicho nada este cuento.

[Gavalia]

Es un buen relato que caray. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez? ¿Somos conformistas por ello? Seguramente sí, pero realistas también. La rutina, el día a día puede ser tedioso muchas veces pero también depende de la actitud del protagonista que ese día tedioso e incluso depresivo cambie simplemente con un gesto, una mirada, un encuentro inesperado, un.... que tu cerebro se encargará de transformar en algo quizá sugerente, esperanzador, deseable, furtivo y misterioso.
La imaginación al poder, ea.
Me lo he leído del tirón y he seguido el hilo del argumento sin problemas; supongo que eso quiere decir que está bien redactado y que no me ha dado ningún susto en especial más allá de que te hayas comido alguna preposición o artículo, pero también pudo ser la edición. No pienso revisar nada que no me haya asaltado de manera vil e infame jajajaja
Bueno, dicho lo cualo, me declaro favorable a tu relato en grado 7
Buen trabajo

[Juanfran]

A mí también me lo ha parecido Buenos días

Leído. No quiero encontrarle mayor maldad a los acontecimientos narrados, pero tal vez el autor nos deba de explicar algo

[Topito]

El tercero leído y con muy buen sabor de boca.

Parece que no te cuenta nada, pero te dice mucho.

Yo voy camino a casa, en el cercanías, como borregos, y listo para zampar mi comida. Eso sí, intentaré cambiar mi actitud y ver en el vagón lo que nunca he visto.

¡Buenas! Sólo eso... Yo nunca digo días. Ni noches. Ni tardes. Siempremente, buenas.

[Emisario]

El relato está bien. Algún fallo gramatical no visto por el autor y alguna incongruencia temporal (¿sale del trabajo al medio día, y camina hasta las 7:00 pm?) puede ser, no es imposible, hasta creí que se había largado, renunciado a todo para siempre.
Algo gris y monótono, con algunas chispas que te despiertan un poco, como la vida misma. De seguro era la intención del autor. Si es así, bien conseguido.

[Berlín]

Ojala tuviese yo la habilidad kasiopeiana para comentar adecuadamente este relato. Supongo que esto tuyo es una especie de crítica al borreguismo diario en que nos hallamos atrapados, un grito de "¡a la mierda la rutina, hoy no me voy a casa a comer con la parienta, hoy voy a hacer lo que me sale de la flauta, ea!". Uhmm y la mujer --avispadilla ella y toda mona con su delantalito con motivos de mazorcas-- levanta los ojos e intuye que su aborregado marido ha sido un poco malo, entonces se pone cachondilla y esa noche hacen manitas en la cama (uy uy uy)


¡Que poco fina soy, por dios!

[Topito]

Uhmm y la mujer --avispadilla ella y toda mona con su delantalito con motivos de mazorcas-- levanta los ojos e intuye que su aborregado marido ha sido un poco malo, entonces se pone cachondilla y esa noche hacen manitas en la cama (uy uy uy)


¡Que poco fina soy, por dios!

Yo he entendido que burraco se pone él, pensando en la chica de minifalda.

[Berlín]

Uhmm y la mujer --avispadilla ella y toda mona con su delantalito con motivos de mazorcas-- levanta los ojos e intuye que su aborregado marido ha sido un poco malo, entonces se pone cachondilla y esa noche hacen manitas en la cama (uy uy uy)


¡Que poco fina soy, por dios!

Yo he entendido que burraco se pone él, pensando en la chica de minifalda.

Que si, que el se pone burraco mirando a las minifalderas y ella advierte esa mirada libidinosa en los ojos de él y piensa "uy este me ha sido malote" y eso le seduce a ella...

[Topito]

Uhmm y la mujer --avispadilla ella y toda mona con su delantalito con motivos de mazorcas-- levanta los ojos e intuye que su aborregado marido ha sido un poco malo, entonces se pone cachondilla y esa noche hacen manitas en la cama (uy uy uy)


¡Que poco fina soy, por dios!

Yo he entendido que burraco se pone él, pensando en la chica de minifalda.

Que si, que el se pone burraco mirando a las minifalderas y ella advierte esa mirada libidinosa en los ojos de él y piensa "uy este me ha sido malote" y eso le seduce a ella...

No, si... cuando decimos que a las mujeres os gustan los malotes. Jajaja

[albatross]

Yo voy a ser el primero en decir abiertamente y sin "peros" que me ha gustado MUCHO.

Es un relato muy breve, con una historia muy simple. Sin embargo dice tanto...

Y lo dice de una forma discreta, sin grandes aspavientos ni fuegos artificiales, con la misma cotidianidad que llena la vida del protagonista. Incluso en la forma, en el estilo, el autor se sabe eclipsar para dejar protagonismo a la historia.
Ha sabido hacer un relato de un ínfimo sentimiento, de una emoción, de un pequeño destello en la vida continua de un hombre gris.

Enhorabuena.

[Berlín]

Llevamos tantos días esperando los relatos que he querido añadir un poco de humor, pero tal vez la sensatez de albatross me ha hecho ver que igual he sido algo desconsiderada.

Tu trabajo me gusta, es correcto, el mensaje es claro y seguramente se quedará bailando en mi cabeza más tiempo que otros trabajos más elaborados, pero eso aún no lo sé.

Felicidades y disculpa.

[Fernando Vidal]

Un relato corto y agradable hacia el final. Me gustó que esa nimiedad de intercambiar algunas palabras con la desconocida de la falda cambie el color gris del día del protagonista y (en consecuencia) finalice la noche en buenos términos con su mujer.

[Tolomew Dewhust]

Pues no me ha dicho nada este cuento.

Ni a mí.

Bien escrito, fluido, casi la página de un diario más que un relato.