CP IX - La buena samaritana - DoctorKauffman

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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julia
La mamma
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CP IX - La buena samaritana - DoctorKauffman

Mensaje por julia »

La buena samaritana

Describir el grado de decepción de María podría ser complicado y, además, nos llevaría mucho tiempo. Toda la vida había querido ayudar a los demás, probablemente inspirada por la profesión médica de su padre, o, quizás porque siempre había admirado a Teresa de Calcuta. Negada para las ciencias y sin vocación eclesiástica, María se metió en mil organizaciones de ayuda desde su más tierna pubertad. No tenía tiempo ni para pensar en los chicos que, ni que decir tiene, la veían como a una atractiva bastante extraña; o sea, que al mismo tiempo que querían acercarse a ella deseaban alejarse. No le importaba, pues en lo único en que pensaba era en ser útil al prójimo.
Sin embargo, de alguna u otra forma, María acababa siempre decepcionada con las organizaciones a las que se asociaba. Al principio lo relacionaba con la diferencia de edad que había entre ella y la mayor parte de sus miembros, que, por cierto, no les resultaba nada extraña y sí muy atractiva, de modo que casi todos acababan rondándola; quizás fuera también por esto que sus ilusiones se disipaban pasado un tiempo en la organización. ¿De verdad que no había ninguna ONG en la que ninguno de sus miembros intentara ligársela y se centrara definitivamente con ella en el objetivo de la misma?
Pasados los veinticinco años, y con una licenciatura en filología árabe a cuestas, dio con lo que pensaba era la organización perfecta, pues nadie la pretendía. Qué a gusto se sentía colaborando entre tanta sinceridad, entre tanta acción desinteresada. No había una actividad a la que no acudiese llevando todo su entusiasmo. De hecho, nunca pensó que su entusiasmo pudiera jugarle tan mala pasada, pues los presidentes de la organización lo esgrimieron para prescindir de ella. No se lo podía creer. Según les había entendido, se implicaba tanto en la colaboración que los demás acababan apartándose, señalándola como una niña de papá encaprichada, probablemente movida por remordimientos burgueses, con ayudar al prójimo.
Insultada, humillada, rebajada…Así se sentía María al salir de la sede; pero si lo único que deseaba con toda su alma era ayudar, especialmente en esta última donde se rehabilitaba a toxicómanos. Después de dos años de colaboración, resultaba que no servía debido a su exceso de entusiasmo y un carácter ciertamente impetuoso. Tan afectada quedó que terminó descuidando su trabajo de venta de seguros por teléfono, porque, como es obvio, como filóloga arábiga no se comía un rosco, hasta que la echaron.
Su desazón iba en aumento, no tanto por haber perdido el trabajo sino porque se había extendido su cese de la ONG entre otras organizaciones y, a esas alturas, se había convencido de que no podría colaborar con ninguna otra, al menos en esa ciudad. Si ella solo quería ayudar; consideró seriamente la posibilidad de acudir a un psicólogo, trasladarse a otra provincia, convertirse al budismo…
Aquella mañana, iba María camino de las oficinas del paro con la cabeza puesta en los necesitados. Siempre había sido una gran despistada y no era de extrañar que durante el día tropezara con más de un transeúnte o se equivocara de calle. Aquella estaba resultando una jornada de máxima distracción, por lo que, tras chocar con tres viandantes, acabó perdida. Cuando se percató de su desorientación quiso llorar ya que donde se suponía que debían estar las oficinas del paro había un banco. Ella no quería una incubadora de crisis, quería poder arreglar sus papeles en una oficina de empleo. Buscó a quien preguntar, cayendo sus ojos en un joven que aguardaba al volante de su coche aparcado en doble fila. Su rostro le pareció fiable y se acercó a él.
- Perdona, verás, es que me he perdido; increíble porque llevo viviendo en esta ciudad por lo menos diez años, desde que mi padre cambió de hospital y vine a hacer el instituto aquí. El caso es que yo estaba convencida de que donde está ese banco había antes una oficina de empleo, porque me han despedido, ¿sabes?, como a mucha gente estos días, espero que no sea tu caso. A mí, por despistada; como lo oyes. Bueno, en parte tenían razón porque yo no hacía otra cosa que pensar en la ONG donde colaboro, perdón, colaboraba porque de ahí también me han echado…Oye, ¡Yo a ti te conozco!
El joven en cuestión, escuchaba sorprendido la verborrea de la desconocida. Nervioso, apretaba sus manos al volante deseando que aquella loca se marchara de una vez, pues resultaba de lo más inoportuna; pero cuando oyó que le conocía quedó paralizado.
- ¿Ah, sí?- balbuceó-, no creo.
- Que sí, que sí- insistía María acompañando su histerismo con pequeños brincos-, pero ¿de qué, Señor?, ¿de qué te conozco?
-Yo creo que no, además estoy esperan…
- Ya sé, ya sé, ya sé, del instituto, del Miguel Hernández- el joven quedó sin respiración pues él había estudiado ahí-. Tú eres Raúl. Ay, ¿cómo te apellidabas? Bueno, es igual. Raúl, ¿no te acuerdas de mí? Soy María, la friki de las ONGs.
Un ligero brillo en los ojos del joven acabaron por delatarle.
-¿Ves como eres Raúl?- continuó María-. No me digas que no te acuerdas, si todos queríais ligarme. Bueno, ahora que lo pienso, tú nunca lo intentaste.
Raúl hacía lo posible por mirar al banco, pero el cuerpo de Eva se lo impedía. Suspiro vencido.
- Sí, soy Raúl y me acuerdo de ti- le confesó pensando que así se libraría de ella. Error. Grande.
- Jo, qué ojo tengo- dijo con el mismo entusiasmo-, mira que esta ciudad es grande, ¿eh? Y me vengo a perder justo aquí, donde estás tú y encima te pregunto por una oficina de empleo.
Un pequeño silencio se interpuso entre los dos. Raúl no estaba dispuesto a decir ni una palabra más y María no podía consentir que ese silencio continuara prolongándose.
- Y dime, ¿qué haces? Yo ya lo ves, camino del paro, que estos días es lo común; espero que no te encuentres en la misma situación. La verdad es que te perdí la pista en seguida. ¿Terminaste el insti?, ¿qué hiciste? Yo me metí en filología árabe, ¿te lo puedes creer? Me pareció de lo más romántico, y mira que mis padres me insistieron para que hiciera otra cosa…Oye, que mejor me meto en el coche, ¿no? Y hablamos con tranquilidad. ¿Tienes mucha prisa?
- Sí, sí, muchísima- le respondió velozmente viendo una vía de escape con esa pregunta.
- Si es solo un momento, con la de años que no nos vemos.
María empezó a rodear el coche dirigiéndose al asiento del copiloto.
- No, no, no- protestó Raúl, pero fue en vano. Dos segundos más tarde, estaba sentada a su lado. Raúl empezó a sudar, lo notaba en sus manos que continuaban apretando el volante. Al menos ahora podía ver claramente el banco.
-Oye, que tienes el motor encendido- le indicó María-, sí que tienes prisa. Bueno, te prometo que será solo un ratito, en lo que sale tu mujer del banco, porque la estás esperando, ¿no?, o a tu novia. ¿Tú te has casado? Yo no. He tenido mis novietes, pero la verdad es que no compartían mis deseos de ayudar a los demás; en resumen, que eran todos unos egoístas, como en el instituto, que todos andabais detrás de mí, ¿te acuerdas? Todos menos tú, que no me soportabas.
Aquel comentario consiguió desconectar a Raúl de sus más inmediatas preocupaciones y, por primera vez, mostrar interés por el monólogo de su antigua compañera.
- ¿Por qué dices eso?, me caías bien.
- Pues chico, ¿qué quieres que te diga? Nunca me dirigías la palabra, era como si te escondieras de mí.
Los recuerdos, que para Raúl estaban muertos y enterrados, acabaron resucitando con las palabras de Eva.
- Bueno- empezó diciendo Raúl en voz baja-, es que era muy tímido, pero sí que me caías bien.
Sus ojos se encontraron provocando en María una alegre e inusual sensación. Nunca antes había visto tanta dulzura en una mirada; hasta tuvo la sensación de quedarse bloqueada, y eso sí que era raro en ella. Raúl creyó estar reviviendo aquellos años de instituto; años confusos en los que su timidez le llevó a seguir la corriente constantemente, una corriente equivocada, de eso estaba seguro. María no tardaría en preguntarle cómo le había ido en la vida y entonces no tendría otra que mentir, pero se lo notaría, estaba seguro. La voz de su antigua amiga quedó amortiguada por las imágenes que fluían en su memoria. Vestida siempre como la más hippie de las hippies, siempre con la matraquilla de ayudar a los demás, siempre con su discurso incansable. Nunca se atrevió a decirle que estaba de acuerdo con ella, nunca dio los pasos suficientes como para acercarse a ella y pedirle una cita, como hacían los demás. Sí hizo caso, sin embargo, a todos los capullos que le llevaron a repetir ese curso y a no a terminar nunca sus estudios. Tampoco a ellos había sido capaz de negarles un porro o una raya.
- ¿Y dime, cómo te ha tratado la vida?
Allí estaba la pregunta maldita. ¿Por qué tendría que haberse tropezado con ella?, ¿por qué no se iba de una jodida vez?
- Pssa, ya sabes, un poco como a todos; unos trabajillos por aquí, otros por allá, siempre en la construcción.
Raúl temió haber respondido con un tono demasiado lastimoso, pues lástima era lo último que quería despertar en ella. Los nervios, que aparentemente, habían desaparecido, afloraron de nuevo para hacerle estrangular el volante. María, probablemente por primera vez en su vida, permaneció en silencio. Había quedado prendada por la candidez de aquellos ojos que ocultaban torpemente una vida llena de tropiezos.
- ¿Sabes lo que vamos a hacer?- le preguntó entusiasmada. - Vamos a tomar un café.
- ¿Qué?- protestó, más que preguntó.
- Sí, un café, ya sabes. Vamos los tres.
La idea le tentó, pero estaba allí en ese coche arrancado por algo y debía renunciar a ello si quería aceptar esa propuesta.
- ¿Tres?, ¿qué tres?
- Estás esperando a tu novia, ¿no? En el banco.
Raúl miró unas tres veces a la puerta del banco. Respiró hondo.
- ¿Te encuentras bien?
- Sí, sí. No estoy esperando a nadie- soltó a toda velocidad- esperaba a un amigo para pedir un préstamo pero ya con la hora que es no creo que venga.
-Bueno, pues mejor que mejor. Vamos a por ese café, o un té; no sé qué te apetece más. Es un poco temprano para una cerveza, ¿no? Aunque a lo mejor para ti no. Uy, qué torpe, no vayas a interpretar que por tu aspecto te he imaginado bebiendo cervezas en el desayuno. A ver, que tu aspecto no tiene nada de malo, ¿no te acuerdas de cómo iba vestida yo en el insti? De risa, pero mira, nunca me he arrepentido de ello. Estoy muy orgullosa de no haber caído en las modas, aunque vestir de hippie supongo que también sea una moda, no sé, ¿tú cómo lo ves?
Raúl había empezado a mover el coche. La voz de María le sonaba como una de esas canciones maravillosas que, de pronto y, sin avisar, nos sorprenden en la radio. Ya solo porque no te la esperabas te suenan mejor. Así estaba él, disfrutando de aquella melodía que había irrumpido en su vida sin previo aviso.
Habían girado ya la esquina de la larga calle cuando se activó la alarma del banco. Con una sincronización casi perfecta con aquel ruido estridente, dos hombres encapuchados salieron de la sucursal pistola en mano y cargando unas maletas deportivas considerablemente abultadas. Quedaron paralizados pues algo en su atraco perfecto no estaba funcionando.
-¿Y Raúl?, ¿dónde está ese capullo?
Miraban desesperados a ambos lados de la calle.
-Pero si estaba aparcado aquí mismo.
-Hijo de puta. Nos ha vendido.
-¿Qué hacemos?
-Correr, coño, correr.
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Isma
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por Isma »

Jeje. Relato graciosete que se dedica a torpedear la vida de una buena samaritana. Es muy entretenido de leer aunque yo creo que apunta mal; el largo prólogo en el que se describe el avance a tropezones de una persona de buen corazón desemboca en un diálogo que dibuja a una pelma. Me gustan las dos partes pero por separado. Las dos juntas no me encajan bien, o no me dicen mucho, que viene a ser lo mismo.

El atraco se ve venir, lo que contribuye a incrementar la tensión pues nos ponemos del lado del conductor nervioso sabiendo o anticipando lo que le espera. Pero no me gusta que me pongan "en contra" de una persona de buen corazón, aunque sea obviamente una coña. Será que mi tipo es una chica comprometida, guapa y despistada. Me uno al batallón de pretendientes.

Se lee con una sonrisa y eso siempre se agradece. El autor a buen seguro que se lo pasó bien escribiéndolo y eso se nota, por ejemplo en la fluidez de los diálogos. Buen relato.
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Emisario
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por Emisario »

Otro relato en el cual, de seguro, el autor (a) (yo creo que es "a") se lo ha pasado pipa. A rescatar la facilidad de diálogo, y el dibujo de la personalidad de María. Que a pesar de ser tremendamente intensa, no llega a cansar del todo el leer sus peripecias vitales. Bien escrita, con algún desliz menor en la forma (espacio tras puntos suspensivos, utilizar mayúscula tras estos solo si se cambia el sujeto de la oración, etc...)
¡Cuánta labia posee esta mujer! Y qué bien la has plasmado, sin que resulte pesado :cunao:

Mucha suerte, :hola:

Emisario
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Berlín
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por Berlín »

Raúl hacía lo posible por mirar al banco, pero el cuerpo de Eva se lo impedía.

Supongo que la primera opción fue Eva y te olvidaste de cambiarlo, si no es eso es que me he perdido.

Me ha encantado el final, la verdad es que me reído un montón, no me lo esperaba, soy una pardilla. Y yo todo el rato pensando en que Raúl quería largarse de allí porque la tipa era una plasta de cuidado.

Muy divertido, tal vez algo denso al principio, pero el final merece la pena.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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Tolomew Dewhust
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Me gustó mucho. Ja ja ja, imagino que la autora se ha retratado a la perfección...

Ha sido un placer su lectura, para mi humilde opinión no sobra ni media frase.

Enhorabuena.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
Gisso
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por Gisso »

Relato graciosete y con un final que se ve venir, aunque eso no resta emoción y sorpresa e imaginando la cara de pánfilos que se les habrá quedado a los dos compañeros de robo al salir. Desde luego, un poco pelma esa María-Eva, pero ha llegado a darme pena. Me gusta que al final Raúl tomara esa decisión. Sólo una cosilla que no me cuadra y es que él no estuviera con el rostro cubierto esperando fuera. Al menos ha hecho una buena acción sin querer

Suerte
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doctorkauffman
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por doctorkauffman »

me ha gustado. Es alegre y se agradece. Es cierto que el final se ve venir, pero me he reído igual.
felicidades autor/a
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Sinkim
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por Sinkim »

Un relato muy bonito, me ha gustado que la protagonista haga su mejor obra, sacando a Raúl del camino de la delicuencia, justo cuando no estaba intentando hacer nada :lol: :lol:

Gisso, yo veo normal que Raúl no lleve puesto un pasamontañas porque estando en la calle eso llamaría mucho la atención, de la misma manera que los otros atracadores se quitarán los suyos cuando entren al coche para intentar pasar lo más desapercibidos posibles :D :D
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Yuyu
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por Yuyu »

Bonitos personajes, sobre todo ella. Me hubiera gustado saber algo más de Raúl.
Me mantuvo intrigada hasta el final, primero pensé que igual se les unía en el robo :cunao: . Me sorprendió que ganará el amor en este caso.
Me uno a quien te ha dicho que al principio la prota me dio una sensación y que al empezar el diálogo con Raúl me dio otra totalmente distinta, pues también me pasó a mí. Por ese motivo creo que eres un chico, mira tú :cunao: :cunao: . Buen relato. :60: :hola:
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Gisso
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por Gisso »

Ya Sinkim, no digo que tenga que llevar pasamontañas, pero algo que le oculte un poco el rostro que le haga irreconocible pero que pase desapercibido. Cámaras, cámaras everywhere :D. De todas formas es una apreciación personal de ladrón profesional 8)

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jilguero
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por jilguero »

:164nyu: :-D


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noramu
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por noramu »

Este seguro que nadie lo acertó en la ecxel de temáticas :lol:
Relato que gana en fluidez y aumenta la sonrisa a medida que avanzas en la lectura. Muy ameno,gráfico, bien redactado, con buenos diálogos.
Gracias por el buen rato y suerte :60:
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Sinkim
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por Sinkim »

Sí, en eso tienes razón, podría haber llevado gorra y gafas de sol y ella hubiera podido reconocerle igual con las mismas dudas del principio :lol: :lol:
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albatross
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por albatross »

Es verdad que el atraco se ve venir, pero todo el rato pensaba que los atracadores se irían en el coche junto con Raúl y María y el desenlace sería un secuestro con síndrome de Estocolmo o algo así.

Divertido, ameno, fresco, sin pretensiones. Lo mejor: la psicología de los personajes. He pasado un buen rato.
Eva-María se fue, buscando el sol en la playa...
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prófugo
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Re: CP IX - La buena samaritana

Mensaje por prófugo »

:hola:

:cunao: :cunao:

Estimado(a) autor(a): Me ha gustado bastante tu relato...es muy gracioso lo pesada que se pone esta chica y, a la vez, lo nervioso que se pone el tío deseando que esta se largue pronto ...pero nada...ella sigue con su errre que erre :lol:

Esta bien descrito...es fácil y agil de leer...logrando captar la atención de principio a fín con real interés.

Por cierto...que risa me da que la chica se moleste por que todos los tíos se la han querido ligar :cunao: ...si es guapa, esta sola y es algo "extraña" pues...eso creo que llama y mucho para acudir a su búsqueda y captura :twisted:

Enhorabuena :60:
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