CV2-Guaraná en Paraná - Prófugo
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Guaraná en Paraná
Mi querido primo Tolo siempre fue un chico con un sentido del humor exquisito.
Pero corrían tiempos difíciles. Justamente hacía seis meses, su ex novia Ángela, sensual y extrovertida dama de ojos felinos, decidió abandonarlo. Deseaba nuevos retos y experiencias con hombres menos pudorosos y más experimentados en el preciado arte del sexo extremo. Tolo aún no lo había podido superar.
Nos encontrábamos en Brasil, en el Hotel Paraná, y después de deleitarnos con unos sundaes topitöa, decidimos subir a nuestra habitación para descansar tras un viaje agotador.
Pero el destino, siempre caprichoso, puso frente a nosotros a las chicas que serían nuestra total perdición. Tan pronto se abrieron las puertas del ascensor, aparecieron las atractivas y seductoras figuras de dos jóvenes féminas españolas: Lía y Dori, acompañadas por sus tíos Irene, elegante señora de elevado caché e inconfundible acento maño, y el bohemio Paco, un experimentado ligón de armas tomar, como más adelante pudimos comprobar.
En principio, mi vista se fue directa a los ojos castaños de Lía, espectacular chica de rasgos delicados y sonrisa picaresca, de piernas y glúteos fibrosos y firmes, tallados a base de muchas horas de practicar tenis y de cultivar frutas y verduras en su adorada casa de campo a las afueras de Valencia.
A su lado se encontraba la curvilínea y sensual Dori, mostrando un tatuaje provocativo de una rana en su ombligo, mordiendo pícaramente sus labios sin cesar mientras agitaba su apetecible figura. Sin duda, presentía que eran dos volcanes en continua erupción.
Al día siguiente acudimos al estadio a presenciar el esperado choque entre los Socceroos y nuestra selección española. El espectáculo fue colosal. Por cierto ¡Vaya pibas las rubias australianas! ¡Las mejores del mundial! Eso sí, mi primo continuaba en otro mundo, contemplando con mayor interés a los jugadores que a semejantes hembras oceánicas. ¡Vaya tela!
Finalizado el partido convencí a Tolo para ir a un garito a festejarlo. Entramos al Dragón Dance, atendido por Pedro El Rioja y por un vasco al que llamaban Tuercas. El primero siempre lucía una inmutable sonrisa mientras servía copas a dar y tomar; mientras que el segundo se dedicaba más a preparar sus inigualables kalimotxos Made in Barakaldo y a debatir filosóficamente con todo cliente que llegara con ganas de amenizar una buena cháchara.
Y como el mundo a veces es un pañuelo, pude observar al final de la barra, enfrente del Tuercas, al tío Paco degustando un guaraná mientras metía mano a mansalva a dos nativas mulatas ororeñas de carnes prietas y nalgas de acero, ante la sonrisa burlona y cómplice del vasco de marras.
En ese instante, mi ímpetu se logró desatar en búsqueda de sus sobrinas, Y allí estaban, bailando y sonriendo incesantemente, pero con su tía al lado desbarrando a la par.
Sin dudarlo, pedí cinco caipirinhas y, empujando a Tolo, nos fuimos al ataque en búsqueda de una noche inolvidable. Hablamos, reímos, nos lanzamos miradas sugerentes y, ante mi estupefacta sorpresa, acepté la proposición de la tía Irene, que no era otra que ir los cinco a su cuarto de hotel. Me sentí alucinado aunque con cierta reserva. Pregunté por el tío y ellas, sonriendo, no le dieron mayor importancia.
Tolo desistió en participar. Intenté convencerlo pero mis argumentos no fueron convincentes para él. Decidí dejarlo a solas en pleno local. Loco de atar, acompañé a mis damas a su lecho festivo, excitado a rabiar.
Dentro del cuarto me encontraba al fin, con mis divas veinteañeras en su máximo esplendor y con la dama en completo estado de ebullición.
Mi mente revoloteaba cual jilguero hormonado mientras contemplaba el hilo que cubría las partes (in)decorosas de Dori. A su lado, la irresistible Lía con su tanga rosa me terminaba de enloquecer, aunque casi sufrí un colapso cuando comprobé que llevaba aún puestos unos calcetines con la imagen de Rafa Nadal.
Logré recomponerme y empecé a realizar mi ceremonioso streaptease ante las impacientes víctimas de mi recochineo. Pero justo cuando me desprendía de mi última pieza, la que cubría a mi hirviente socio, percibí una sonrisa burlona en cada una de las ellas. Lamentablemente, reconozco que siempre carecí de un magnífico y sobresaliente ejemplar. Por ello, con vengativa calentura, me fui a por ellas como fiera en celo para demostrarles de lo que era capaz un verdadero spanish-lover herido en acción.
Cuando ya me encontraba a escasos centímetros de degustar esos tres exquisitos cuerpos, oí un sonido devastador. La puerta del cuarto se abrió por completo. Ante mi sorpresa, en la entrada se encontraba Paco escoltado por el traicionero de Tolo. Solo me dio tiempo de voltear y ver como el veterano caballero desfundaba su Magnun ante las miradas aterradoras de las mujeres, mientras yo me hacía de vientre ante el pánico que sentía.
—¡Vosotras tres!—exclamó el tío a voz viva— ¡Salid pitando de aquí! ¡Brujas verdes!
—En cuanto a ti, picha corta, morirás como un perro, ¡Ea! Para que aprendas a no tocarme los webs. Y que sepas que nos la vamos a pegar gorda tu primo y yo pues, como verás, nos va la carne y el pescao, socio.
Y una sonrisa patanesca brotó de su rostro en el momento en que apretó el gatillo, apagando mi corta y afortunada vida.
Y ahora, mientras mi cuerpo sin vida se encuentra tendido y mi alma sale despidiéndose de él, contemplo inaudito una imagen para recordar.
El tío, con una desvergüenza sin igual exclama:
—Tolito, ¿Puedes ver todos estos látigos, esposas y cueros? ¿Sí, verdad? Ahora ven y baja la mirada para que veas lo que te viene a continuación ¡Leñe!
—Uf, tío ¿Qué animalada es esa? —dice asustado y tragando grueso.
—Como verás, soy la reencarnación de Rasputín —fanfarroneando con mirada locuaz.
Y mientras Tolo es el que ahora se hace de vientre, yo me despido con una sonrisa placentera ante el tío gozón, a pesar de haberme privado del placer de degustar esos tres cuerpos antes de darme lecho de muerte.
¡Ea! ¡Ea! Menudo ejemplar.
Mi querido primo Tolo siempre fue un chico con un sentido del humor exquisito.
Pero corrían tiempos difíciles. Justamente hacía seis meses, su ex novia Ángela, sensual y extrovertida dama de ojos felinos, decidió abandonarlo. Deseaba nuevos retos y experiencias con hombres menos pudorosos y más experimentados en el preciado arte del sexo extremo. Tolo aún no lo había podido superar.
Nos encontrábamos en Brasil, en el Hotel Paraná, y después de deleitarnos con unos sundaes topitöa, decidimos subir a nuestra habitación para descansar tras un viaje agotador.
Pero el destino, siempre caprichoso, puso frente a nosotros a las chicas que serían nuestra total perdición. Tan pronto se abrieron las puertas del ascensor, aparecieron las atractivas y seductoras figuras de dos jóvenes féminas españolas: Lía y Dori, acompañadas por sus tíos Irene, elegante señora de elevado caché e inconfundible acento maño, y el bohemio Paco, un experimentado ligón de armas tomar, como más adelante pudimos comprobar.
En principio, mi vista se fue directa a los ojos castaños de Lía, espectacular chica de rasgos delicados y sonrisa picaresca, de piernas y glúteos fibrosos y firmes, tallados a base de muchas horas de practicar tenis y de cultivar frutas y verduras en su adorada casa de campo a las afueras de Valencia.
A su lado se encontraba la curvilínea y sensual Dori, mostrando un tatuaje provocativo de una rana en su ombligo, mordiendo pícaramente sus labios sin cesar mientras agitaba su apetecible figura. Sin duda, presentía que eran dos volcanes en continua erupción.
Al día siguiente acudimos al estadio a presenciar el esperado choque entre los Socceroos y nuestra selección española. El espectáculo fue colosal. Por cierto ¡Vaya pibas las rubias australianas! ¡Las mejores del mundial! Eso sí, mi primo continuaba en otro mundo, contemplando con mayor interés a los jugadores que a semejantes hembras oceánicas. ¡Vaya tela!
Finalizado el partido convencí a Tolo para ir a un garito a festejarlo. Entramos al Dragón Dance, atendido por Pedro El Rioja y por un vasco al que llamaban Tuercas. El primero siempre lucía una inmutable sonrisa mientras servía copas a dar y tomar; mientras que el segundo se dedicaba más a preparar sus inigualables kalimotxos Made in Barakaldo y a debatir filosóficamente con todo cliente que llegara con ganas de amenizar una buena cháchara.
Y como el mundo a veces es un pañuelo, pude observar al final de la barra, enfrente del Tuercas, al tío Paco degustando un guaraná mientras metía mano a mansalva a dos nativas mulatas ororeñas de carnes prietas y nalgas de acero, ante la sonrisa burlona y cómplice del vasco de marras.
En ese instante, mi ímpetu se logró desatar en búsqueda de sus sobrinas, Y allí estaban, bailando y sonriendo incesantemente, pero con su tía al lado desbarrando a la par.
Sin dudarlo, pedí cinco caipirinhas y, empujando a Tolo, nos fuimos al ataque en búsqueda de una noche inolvidable. Hablamos, reímos, nos lanzamos miradas sugerentes y, ante mi estupefacta sorpresa, acepté la proposición de la tía Irene, que no era otra que ir los cinco a su cuarto de hotel. Me sentí alucinado aunque con cierta reserva. Pregunté por el tío y ellas, sonriendo, no le dieron mayor importancia.
Tolo desistió en participar. Intenté convencerlo pero mis argumentos no fueron convincentes para él. Decidí dejarlo a solas en pleno local. Loco de atar, acompañé a mis damas a su lecho festivo, excitado a rabiar.
Dentro del cuarto me encontraba al fin, con mis divas veinteañeras en su máximo esplendor y con la dama en completo estado de ebullición.
Mi mente revoloteaba cual jilguero hormonado mientras contemplaba el hilo que cubría las partes (in)decorosas de Dori. A su lado, la irresistible Lía con su tanga rosa me terminaba de enloquecer, aunque casi sufrí un colapso cuando comprobé que llevaba aún puestos unos calcetines con la imagen de Rafa Nadal.
Logré recomponerme y empecé a realizar mi ceremonioso streaptease ante las impacientes víctimas de mi recochineo. Pero justo cuando me desprendía de mi última pieza, la que cubría a mi hirviente socio, percibí una sonrisa burlona en cada una de las ellas. Lamentablemente, reconozco que siempre carecí de un magnífico y sobresaliente ejemplar. Por ello, con vengativa calentura, me fui a por ellas como fiera en celo para demostrarles de lo que era capaz un verdadero spanish-lover herido en acción.
Cuando ya me encontraba a escasos centímetros de degustar esos tres exquisitos cuerpos, oí un sonido devastador. La puerta del cuarto se abrió por completo. Ante mi sorpresa, en la entrada se encontraba Paco escoltado por el traicionero de Tolo. Solo me dio tiempo de voltear y ver como el veterano caballero desfundaba su Magnun ante las miradas aterradoras de las mujeres, mientras yo me hacía de vientre ante el pánico que sentía.
—¡Vosotras tres!—exclamó el tío a voz viva— ¡Salid pitando de aquí! ¡Brujas verdes!
—En cuanto a ti, picha corta, morirás como un perro, ¡Ea! Para que aprendas a no tocarme los webs. Y que sepas que nos la vamos a pegar gorda tu primo y yo pues, como verás, nos va la carne y el pescao, socio.
Y una sonrisa patanesca brotó de su rostro en el momento en que apretó el gatillo, apagando mi corta y afortunada vida.
Y ahora, mientras mi cuerpo sin vida se encuentra tendido y mi alma sale despidiéndose de él, contemplo inaudito una imagen para recordar.
El tío, con una desvergüenza sin igual exclama:
—Tolito, ¿Puedes ver todos estos látigos, esposas y cueros? ¿Sí, verdad? Ahora ven y baja la mirada para que veas lo que te viene a continuación ¡Leñe!
—Uf, tío ¿Qué animalada es esa? —dice asustado y tragando grueso.
—Como verás, soy la reencarnación de Rasputín —fanfarroneando con mirada locuaz.
Y mientras Tolo es el que ahora se hace de vientre, yo me despido con una sonrisa placentera ante el tío gozón, a pesar de haberme privado del placer de degustar esos tres cuerpos antes de darme lecho de muerte.
¡Ea! ¡Ea! Menudo ejemplar.
Re: CV2-Guaraná en Paraná
Respeto y me gustan mucho estos relatos buenrollistas. No tienen pretensión ninguna y animan el cotarro.
Lía, queridano, ¿has participado?
Pero... no te daré puntos |
Re: CV2-Guaraná en Paraná
Desvergonzada sobrinaLía escribió:
Re: CV2-Guaraná en Paraná
Lifen escribió:Desvergonzada sobrinaLía escribió:
Re: CV2-Guaraná en Paraná
Y tu igualDori25 escribió:Lifen escribió:Desvergonzada sobrinaLía escribió:
Re: CV2-Guaraná en Paraná
Tiene que ser otra Dori, yo soy de lo más monjilLifen escribió:Y tu igual
Re: CV2-Guaraná en Paraná
YO??? Si se seguro que fue idea tuya!!!Lía escribió:Li tiene toda la razón en collejearte, Do
¿A que antros nos arrastras ?
CV2-Guaraná en Paraná
Buffff qué risas. Ha habido alguna expresión que me partía. Pero sigo pensando que estas caricaturas no me gustan para los concursos.
Me quedo con eso de metiendo mano a mansalva y con el buen ojo y psicología del autor para algunos de los personajes
Me quedo con eso de metiendo mano a mansalva y con el buen ojo y psicología del autor para algunos de los personajes
Leyendo: Ensayos, George Orwell.
"Se dispersa y se reúne, viene y va", Heráclito.
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- jilguero
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- Registrado: 05 Abr 2010 21:35
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Re: CV2-Guaraná en Paraná
Lo que más valoro, la intención de este relato, el deseo de contribuir a que los demás se lo pasen bien, y también su desenfado y falta de pretensión. Lo que menos me gusta, la temática que, como ya sabéis, suelo calificar de demasiado “convencional”. Eso sí, dado que los personajes son conocidos, no voy a negaros que lo he leído con interés, deseosa de saber en qué papel pone el autor a cada cual.
Y como de momento es el primero que leo, no tengo todavía criterio para saber cómo situarlo en comparación al resto.
Gracias autor por contribuir a crear buen ambiente foril.
Y como de momento es el primero que leo, no tengo todavía criterio para saber cómo situarlo en comparación al resto.
Gracias autor por contribuir a crear buen ambiente foril.
¿Qué me está pasando? Las cavilaciones de Juan Mute
El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
Re: CV2-Guaraná en Paraná
Tengo que deciros una cosa que el autor o autora no puede saber de ninguna manera, que mi marido se llama Paco, casi me da algo cuando lo leí
En fin, yo este relato no puedo comentarlo porque además se me pidió parecer antes de enviarlo al concurso por si me sentía molesta por algo. Por supuesto, le dije que adelante y eso hizo
En fin, yo este relato no puedo comentarlo porque además se me pidió parecer antes de enviarlo al concurso por si me sentía molesta por algo. Por supuesto, le dije que adelante y eso hizo
Re: CV2-Guaraná en Paraná
Ademas es que a algunos les pones cara y entonces tiene mas gracia, con el Paco del relato me parto.
Leyendo: Ensayos, George Orwell.
"Se dispersa y se reúne, viene y va", Heráclito.
"Se dispersa y se reúne, viene y va", Heráclito.