CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal - Wintermute
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El príncipe, el rey y el verdadero mal
No paraba de darle vueltas en su cabeza. Faltaban tres días y él, del que se decía que tenía recursos para todo, aún no lo había conseguido. Su gato le observaba aburrido desde lo alto del armario, sus ojos brillantes como carbones al rojo. No le quedaba otra, iría mañana mismo y sellaría el trato.
Se despertó por la mañana tras sueños angustiosos. Su gato seguía dormido a sus pies. Tras sus rituales matutinos y enfundarse en sus mejores galas, salió al mundo exterior.
Después de un corto trayecto de metro, salió a la calle. En la distancia, el gigante de cristal y hormigón se alzaba sobre otros edificios de menor importancia. Un poco más de curvatura en esos enormes ventanales y la convección convertiría el interior en una enorme caldera. Deformación profesional, pensó, y una pícara sonrisa se le dibujó en los labios.
Al entrar, la fastuosa decoración marmórea le recordó a sus propias oficinas. En el centro, Laocoonte y sus hijos, una de sus esculturas favoritas. Siempre pensaba en las almas atrapadas para toda la eternidad en la piedra, forcejeando inmóviles sin poder separarse de sus enemigos. De repente, se dio cuenta que la cola había crecido y se apresuró a ponerse al final.
En la cola, los problemas de los mortales eran los de siempre. Desde los romanos y la sal, muchos de ellos se habían vuelto simples guarismos y le aburrían. Otros se ocupaban de torturar a las almas por cifras.
Estos pensamientos entretuvieron su mente hasta que alcanzó la caja. Recorrió con su mirada a la cajera y un escalofrío la recorrió a ella.
—Deseo hablar con Emilio.
—Me temo que no atiende visitas, pero créame, podré atenderle en lo que usted necesite.
Se lo explicó. Se lo explicó de nuevo.
—Sí, espere un momento. Le avisaré y le atenderá enseguida.
Esperó un poco más. Siempre esperar. Ellos, con sus vidas cortas, no parecían entender el drama de las pérdidas de tiempo. Tenía un círculo especial para los impuntuales y demás escoria.
Finalmente, le condujeron a lo largo de infinidad de pasillos hasta las entrañas de la criatura. Entró y allí estaba, diminuto y perdido en su gran silla. Cabe decir que no era un despacho particularmente grande ni ostentoso, pero había pequeñas muestras de poder por todas partes. También había un desorden que le hería en lo más profundo. Él llevaba sus asuntos como un reloj, el caos no tenía lugar en los negocios.
Finalmente el hombrecillo alzó la vista de los papeles.
—Pues mire, cuando mi padre me legó el banco y por extensión esta oficina, se sentó conmigo y me enseñó esos contratos.
Se dirigió a uno de los armarios de su oficina, se subió a un taburete y cogió una carpeta que había encima. La sacudió un poco para quitarle el polvo y la llevó a la mesa.
—Yo pensaba que era una especie de broma, una tradición gótica de banqueros. Cuando mi padre murió los cogí y los volví a leer, pasé una tarde muy amena.
Un cordel deshilachado aprisionaba el papel amarillento. Tuvo ciertas dificultades con el nudo, pero al final los documentos quedaron libres.
—¡Ah! Éste es.
Lo colocó ante él.
—Verá que es un contrato bastante estándar, a pesar de la temática. Las cláusulas son un tanto arcaicas, pero sospecho que no serán problema para usted.
Una pequeña funda rígida cilíndrica dentro de su abrigo contenía sus gafas, que pronto reposaron sobre su nariz aguileña. Las bifocales le hacían parecer mucho más viejo.
—Creo que está todo en orden.
Armado con una pluma ornamentada con sutiles incrustaciones de rubí, se enfrentó al blanco. Bajo el epígrafe “objeto del trueque” rasgó delicadamente “Entradas para el partido Foot-Ball Club Barcelona, Madrid Football Club que se disputará el domingo 14 de abril de 2013 en el estadio Nuevo Chamartín en la Avenida de la Concha Espina 1, Madrid, España”.
—Pues ahora nos quedaría la firma.
Se diría que el cielo ennegreció justo cuando se puso firme en el centro del despacho.
—Yo, Lucifer, Padre de la Mentira, Dios de Este Siglo y Príncipe de las Tinieblas, declaro que, en plena posesión de mis facultades mentales, canjeo mi alma inmortal con Banco Martínez y Asociados, por una entrada a un partido de fútbol, y para que conste, firmo con mi sangre este contrato.
Un abrecartas del escritorio le sirvió para realizar una pequeña punción en su dedo índice. Un par de ágiles movimientos y el líquido rojo oscuro hirvió sobre el papel, dejando escrito su nombre con impecable caligrafía.
El director notó el temblor de su mano al tomar el contrato. Lo examinó cuidadosamente e imprimió su sello. No sin cierta ceremonia, lo archivó como si fuese un bebé en una brillante funda roja carmesí.
—Todo en orden, si viene usted mañana y se identifica con el DNI, cualquiera de nuestros cajeros podrá entregarle las localidades.
……………………….
Un jugador del Barça hizo una rápida internada por la banda derecha driblando a un defensa. El líbero acudió a cubrir la marca con velocidad, pero le alcanzó en falta justo en el borde del área. Cien mil voces desgarradas alzaban su voz ante la peor de las injusticias.
Un rostro inexpresivo contemplaba el espectáculo. Sus ojos recorrían ausentes la arena de los gladiadores, ahora incapaces de encontrar lo que buscaban. Finalmente, desistió. Extrajo el estilizadísimo móvil de las profundidades de su abrigo y se dejó hipnotizar por las luces de un jueguecito endiablado.
No paraba de darle vueltas en su cabeza. Faltaban tres días y él, del que se decía que tenía recursos para todo, aún no lo había conseguido. Su gato le observaba aburrido desde lo alto del armario, sus ojos brillantes como carbones al rojo. No le quedaba otra, iría mañana mismo y sellaría el trato.
Se despertó por la mañana tras sueños angustiosos. Su gato seguía dormido a sus pies. Tras sus rituales matutinos y enfundarse en sus mejores galas, salió al mundo exterior.
Después de un corto trayecto de metro, salió a la calle. En la distancia, el gigante de cristal y hormigón se alzaba sobre otros edificios de menor importancia. Un poco más de curvatura en esos enormes ventanales y la convección convertiría el interior en una enorme caldera. Deformación profesional, pensó, y una pícara sonrisa se le dibujó en los labios.
Al entrar, la fastuosa decoración marmórea le recordó a sus propias oficinas. En el centro, Laocoonte y sus hijos, una de sus esculturas favoritas. Siempre pensaba en las almas atrapadas para toda la eternidad en la piedra, forcejeando inmóviles sin poder separarse de sus enemigos. De repente, se dio cuenta que la cola había crecido y se apresuró a ponerse al final.
En la cola, los problemas de los mortales eran los de siempre. Desde los romanos y la sal, muchos de ellos se habían vuelto simples guarismos y le aburrían. Otros se ocupaban de torturar a las almas por cifras.
Estos pensamientos entretuvieron su mente hasta que alcanzó la caja. Recorrió con su mirada a la cajera y un escalofrío la recorrió a ella.
—Deseo hablar con Emilio.
—Me temo que no atiende visitas, pero créame, podré atenderle en lo que usted necesite.
Se lo explicó. Se lo explicó de nuevo.
—Sí, espere un momento. Le avisaré y le atenderá enseguida.
Esperó un poco más. Siempre esperar. Ellos, con sus vidas cortas, no parecían entender el drama de las pérdidas de tiempo. Tenía un círculo especial para los impuntuales y demás escoria.
Finalmente, le condujeron a lo largo de infinidad de pasillos hasta las entrañas de la criatura. Entró y allí estaba, diminuto y perdido en su gran silla. Cabe decir que no era un despacho particularmente grande ni ostentoso, pero había pequeñas muestras de poder por todas partes. También había un desorden que le hería en lo más profundo. Él llevaba sus asuntos como un reloj, el caos no tenía lugar en los negocios.
Finalmente el hombrecillo alzó la vista de los papeles.
—Pues mire, cuando mi padre me legó el banco y por extensión esta oficina, se sentó conmigo y me enseñó esos contratos.
Se dirigió a uno de los armarios de su oficina, se subió a un taburete y cogió una carpeta que había encima. La sacudió un poco para quitarle el polvo y la llevó a la mesa.
—Yo pensaba que era una especie de broma, una tradición gótica de banqueros. Cuando mi padre murió los cogí y los volví a leer, pasé una tarde muy amena.
Un cordel deshilachado aprisionaba el papel amarillento. Tuvo ciertas dificultades con el nudo, pero al final los documentos quedaron libres.
—¡Ah! Éste es.
Lo colocó ante él.
—Verá que es un contrato bastante estándar, a pesar de la temática. Las cláusulas son un tanto arcaicas, pero sospecho que no serán problema para usted.
Una pequeña funda rígida cilíndrica dentro de su abrigo contenía sus gafas, que pronto reposaron sobre su nariz aguileña. Las bifocales le hacían parecer mucho más viejo.
—Creo que está todo en orden.
Armado con una pluma ornamentada con sutiles incrustaciones de rubí, se enfrentó al blanco. Bajo el epígrafe “objeto del trueque” rasgó delicadamente “Entradas para el partido Foot-Ball Club Barcelona, Madrid Football Club que se disputará el domingo 14 de abril de 2013 en el estadio Nuevo Chamartín en la Avenida de la Concha Espina 1, Madrid, España”.
—Pues ahora nos quedaría la firma.
Se diría que el cielo ennegreció justo cuando se puso firme en el centro del despacho.
—Yo, Lucifer, Padre de la Mentira, Dios de Este Siglo y Príncipe de las Tinieblas, declaro que, en plena posesión de mis facultades mentales, canjeo mi alma inmortal con Banco Martínez y Asociados, por una entrada a un partido de fútbol, y para que conste, firmo con mi sangre este contrato.
Un abrecartas del escritorio le sirvió para realizar una pequeña punción en su dedo índice. Un par de ágiles movimientos y el líquido rojo oscuro hirvió sobre el papel, dejando escrito su nombre con impecable caligrafía.
El director notó el temblor de su mano al tomar el contrato. Lo examinó cuidadosamente e imprimió su sello. No sin cierta ceremonia, lo archivó como si fuese un bebé en una brillante funda roja carmesí.
—Todo en orden, si viene usted mañana y se identifica con el DNI, cualquiera de nuestros cajeros podrá entregarle las localidades.
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Un rostro inexpresivo contemplaba el espectáculo. Sus ojos recorrían ausentes la arena de los gladiadores, ahora incapaces de encontrar lo que buscaban. Finalmente, desistió. Extrajo el estilizadísimo móvil de las profundidades de su abrigo y se dejó hipnotizar por las luces de un jueguecito endiablado.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
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Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
Me parece una idea muy graciosa e inteligente para mostrar la maldad de los bancos pero se me hace muy difícil creer que todo un señor Lucifer sea incapaz de conseguir una entrada, ya sea en la reventa, chantajeando a alguien con sus más oscuros secretos, haciendo que una pareja discuta y que les sobre una entrada o directamente usando la fuerza bruta para hacerse con una
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)
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Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
Me parece una idea original donde las haya. Se tratan temas como "hasta Satanás ama el fútbol" (yo lo hubiera hecho con una entrada de AC/DC por ejemplo, no me gusta el fútbol), "Ni Satanás puede con los bancos"...
Tiene razón el dragonet, pero de haber sido de alguna de esas maneras, no hubiéramos podido disfrutar de este relato.Sinkim escribió:Me parece una idea muy graciosa e inteligente para mostrar la maldad de los bancos pero se me hace muy difícil creer que todo un señor Lucifer sea incapaz de conseguir una entrada, ya sea en la reventa, chantajeando a alguien con sus más oscuros secretos, haciendo que una pareja discuta y que les sobre una entrada o directamente usando la fuerza bruta para hacerse con una
Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
Coincido con blinder, si hubiera sido como dice Sinkim, no hubiera habido relato.
Simpático, crítico y encima breve. Me ha gustado.
Da un poco de penita que al final no pueda disfrutar del partido por no tener alma, eso sí. Pero ya sabemos que la banca siempre gana.
Simpático, crítico y encima breve. Me ha gustado.
Da un poco de penita que al final no pueda disfrutar del partido por no tener alma, eso sí. Pero ya sabemos que la banca siempre gana.
1, 2... 1, 2... probando...
Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
Sin sentido.
Tengo que decir que me ha sorprendido este relato. Hasta ahí lo bueno, porque ni la narración ni la historia me han convencido.
Hay frases que me chirrían y, además, aunque ha habido momentos en los que he sentido verdadera intriga por saber qué iba a pasar, me he quedado atónita al final.
Parece que el diablo es un forofo del Foot-ball y, gracias a un contrato perpetuo con una familia de banqueros, no se pierde una. Ahora, el estilizadísimo móvil me ha dejado muy intranquila.
Me has sorprendido, autor, aunque tengo que decir que el relato no me gusta mucho. Lo siento.
Tengo que decir que me ha sorprendido este relato. Hasta ahí lo bueno, porque ni la narración ni la historia me han convencido.
Hay frases que me chirrían y, además, aunque ha habido momentos en los que he sentido verdadera intriga por saber qué iba a pasar, me he quedado atónita al final.
Parece que el diablo es un forofo del Foot-ball y, gracias a un contrato perpetuo con una familia de banqueros, no se pierde una. Ahora, el estilizadísimo móvil me ha dejado muy intranquila.
Me has sorprendido, autor, aunque tengo que decir que el relato no me gusta mucho. Lo siento.
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Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
¿El Candy-crush?
A ver... Creo que en la primera parte hay que pulir un poco la narración y las descripciones. O, por lo menos, esa es la sensación que me ha dado al leerlo, que había un poco de confusión.
La idea me parece muy original, pero tan absurda, que me ha sacado de la historia. Quizá es que el fútbol y yo no nos llevamos...
Lo mejor, la parte del contrato.
Un abrazo
A ver... Creo que en la primera parte hay que pulir un poco la narración y las descripciones. O, por lo menos, esa es la sensación que me ha dado al leerlo, que había un poco de confusión.
La idea me parece muy original, pero tan absurda, que me ha sacado de la historia. Quizá es que el fútbol y yo no nos llevamos...
Lo mejor, la parte del contrato.
Un abrazo
Siempre contra el viento
Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
Raruno
Me falta algo.
Me ha encantado la idea del diablo pidiendo unas entradas de fútbol, pero como dice Sinkim, ¿como no puede conseguir lo que quiere? Es peor demonio el banco? Supongo que eso es lo que nos quieres decir, pero siendo una idea muy buena, me falta, me falta.
Es cosa mía o este año todos los relatos son demasiado breves?, no me contesteis, me voy a llevar la pregunta al hilo general.
Me falta algo.
Me ha encantado la idea del diablo pidiendo unas entradas de fútbol, pero como dice Sinkim, ¿como no puede conseguir lo que quiere? Es peor demonio el banco? Supongo que eso es lo que nos quieres decir, pero siendo una idea muy buena, me falta, me falta.
Es cosa mía o este año todos los relatos son demasiado breves?, no me contesteis, me voy a llevar la pregunta al hilo general.
- jilguero
- Vivo aquí
- Mensajes: 22370
- Registrado: 05 Abr 2010 21:35
- Ubicación: En las ramas del jacarandá...
Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
Pues lo siento, autor, pero no me ha convencido esta historia.
Es tan original y tan absurda la razón del pacto que no he conseguido meterme en tu relato.
Y eso que al principio, aunque sin llegar a estar embelesada, empecé a leer el texto con gusto, pensando que iba a ser algo CIFI. Lo siento.
Es tan original y tan absurda la razón del pacto que no he conseguido meterme en tu relato.
Y eso que al principio, aunque sin llegar a estar embelesada, empecé a leer el texto con gusto, pensando que iba a ser algo CIFI. Lo siento.
¿Qué me está pasando? Las cavilaciones de Juan Mute
El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
- barrikada
- No tengo vida social
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- Registrado: 27 Oct 2011 19:37
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Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
Un relato simpático, no creo que tenga grandes pegas la historia, aunque se me antoja que se puede mejorar la ejecución y añadir algún detalle que lo enriquezca. La prosa me parece sólida, a pesar de que al principio haya alguna frase un poco extraña. Me parece un relato correcto, pero no me ha llegado a emocionar dentro del estilo.
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- Wintermute
- Lector voraz
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- Registrado: 09 Oct 2010 23:57
- Ubicación: Barcelona
Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
Estoy con los que le perdonarían al relato la inverosimilitud de que el Satanás no pueda conseguir una entrada para el fútbol- al fin y al cabo un autor puede tomarse siempre alguna licencia argumental, pero en este caso creo que a pesar de la licencia la historia no llega mucho a ningún sitio y que (a parte del sujeto) no aporta mucho al tópico del trato sobrenatural que acaba mal.
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Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
Pues no sé qué pensar. ¿El principe... de las tinieblas? ¿El rey... de la economía, el banquero? ¿El verdadero mal... el fútbol?
Por cierto que se dice fútbol, el castellano ha asimilado la palabra.
La verdad es que he ido sintiendo la intriga por saber qué estaba pasando. Me ha gustado, en particular, el momento en que hace un corto trayecto de metro. La escena previa me había puesto en un contexto medieval y me ha gustado el cambio. Pero ojo, los gatos son enemigos tradicionales del diablo...
El final no me ha gustado nada. Me he quedado igual que el diablo, inexpresivo. Es que el fútbol no me mola.
Por cierto que se dice fútbol, el castellano ha asimilado la palabra.
La verdad es que he ido sintiendo la intriga por saber qué estaba pasando. Me ha gustado, en particular, el momento en que hace un corto trayecto de metro. La escena previa me había puesto en un contexto medieval y me ha gustado el cambio. Pero ojo, los gatos son enemigos tradicionales del diablo...
El final no me ha gustado nada. Me he quedado igual que el diablo, inexpresivo. Es que el fútbol no me mola.
Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
Interesante, gracioso, un poco cogido por los pelos pero me ha gustado.
Es el terreno resbaladizo de los sueños lo que convierte el dormir en un deporte de riesgo.
Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
¿El diablo canjea su alma inmortal a un banquero por una entrada de fútbol?
jajajaja no puedo parar de reírme.
Muy original, socio. Pero no sabía yo que el diablo tiene alma.
Y el juego, sin duda, debe ser el Apalabrados.
jajajaja no puedo parar de reírme.
Muy original, socio. Pero no sabía yo que el diablo tiene alma.
Y el juego, sin duda, debe ser el Apalabrados.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
En una relectura me ha gustado todavía más. La intención insinuada desde el principio, los detalles que van desvelando la identidad del protagonista a cada poco... Quizá hubiese añadido una descripción sobre los tirantes del banquero
Es el terreno resbaladizo de los sueños lo que convierte el dormir en un deporte de riesgo.
Re: CP X - El príncipe, el rey y el verdadero mal
El humor absurdo es lo que tiene. Está muy bien si te gusta, si no...
Más allá de eso, la redacción parece hecha con prisas, diálogos que no aportan mucho en algunos casos, y tampoco me he reído.
Lo siento, autor, no me has gustado. Mucha suerte
Más allá de eso, la redacción parece hecha con prisas, diálogos que no aportan mucho en algunos casos, y tampoco me he reído.
Lo siento, autor, no me has gustado. Mucha suerte