CP XI Semblanza de un hombre improbable -Jilguero (1°J, 2°P)

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
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CP XI Semblanza de un hombre improbable -Jilguero (1°J, 2°P)

Mensaje por lucia »

Semblanza de un hombre improbable

(Extraído del libro Vidas de algunos escritores desaparecidos, de Lara Ripdek, ed. Lucerna, 2024)

Sereno Williams, de nombre completo Sereno Canneo Williams Luna, nació en Ojo de Agua, México, el 13 de julio de 1954. Extraordinario polímata ―yerbero, literato y librepensador―, autor del texto autobiográfico Diario de un hombre improbable y del tratado filosófico Cojera fingida de un animal desvalido, además de artífice de la teoría de las casualidades necesarias.

Aunque resulte inverosímil, Sereno Williams nació con los ojos abiertos y una ramita de aguacate en la boca. Hechos fortuitos para la inmensa mayoría de la gente, casualidades necesarias para Sereno y los escasos seguidores de su fascinante pensamiento.


Con nueve años recién cumplidos Sereno se preguntaba ya por las leyes que, disfrazadas de sucesos azarosos, rigen el destino de los hombres. Opinaba que haber nacido con los ojos abiertos y una rama de aguacate en la boca no había sido fruto del azar; o al menos no fruto de lo que la gente común entiende por azar. Con la condescendencia que siempre le caracterizó, en su diario nos saca de dudas narrando cómo estando ya su madre de parto, en una de las contracciones, un barquito de papel encalló en su mejilla derecha. Después de maldecir en verso, el pequeño trovador que lo tripulaba le pidió que abriera los ojos porque navegar en aquella mar revuelta a oscuras era una temeridad. La naturaleza intrínsecamente buena de Sereno le hizo abrir los ojos para evitar nuevos naufragios y, aunque la oscuridad se prolongó aún unas horas, sus ojos debieron actuar como eficaces faros: en el suelo del temazcal, al término del parto solo había un velero de papel arrugado al lado de la placenta. Un testimonio en apariencia apócrifo; una parábola de una hondura insospechada ―incluso por el propio autor― cuando se conoce su singular vida y la fineza de su pensamiento.

A pesar de que la tradición aconseje «hojear» a las futuras madres con el follaje del capulín, la comadrona que asistió a Trinidad Luna durante el parto tenía la costumbre de guiar el vapor hacia las parturientas agitando unas ramas de aguacate. Sereno comprendió que ese cambio había sido una eventualidad necesaria, pero no pudo evitar lamentarlo: «Haber nacido con una ramita de cerezo en la boca hubiera sido más poético y acorde con mi naturaleza», anota en el diario. Precisa además que, cuando estaba a punto de sacar la cabeza, la partera aceleró el ritmo y la intensidad de las sacudidas del aventador. Conducta que propició que un brote se desgajara y, por una de esas reglas aún ignotas del azar, se quedara atravesado en la entrada de la vagina. Una contingencia necesaria para que, en el momento de la expulsión, la ramita de aguacate se encajara entre los labios del neonato como si fuera el bocado de un caballo. Eso motivó, por otro lado, que Sereno naciera con un regustillo amargo a savia en la boca que le impediría luego adaptarse al sabor más suave del chupete convencional. De hecho, Sereno niño cogió la costumbre de calmar la inquietud de sus encías desdentadas mordisqueando los renuevos de una cualquiera de las muchas plantas a su alcance. Costumbre que desembocó en que se convirtiera en yerbero siguiendo los pasos de Guadalupe Luna y de su hija Trinidad Luna ―madres solteras, ambas, que habían sacado adelante a sus respectivos retoños con las exiguas ganancias obtenidas del ejercicio de la curandería―. Aprovecho la irrupción no prevista de la abuela Guadalupe en esta semblanza para precisar que la anteposición del apellido Williams, al mucho más previsible de Luna, se lo debe Sereno a otro hecho en apariencia fortuito. La abuela afirmaba que, cuando cogió al recién nacido en brazos a la salida del temazcal, no necesitó mirarle la entrepierna para saber que era un varoncito porque olía a loción after shave Aqua Velva de Williams. Una insólita apreciación olfativa de la veterana yerbera que acabaría siendo profética, puesto que Sereno Williams Luna no perdió jamás su condición de imberbe.

Además de con los ojos abiertos y una ramita de aguacate en la boca, Sereno nació con la sombra equivocada. Aunque eso lo descubriría pasados unos años, en la época en la que era ya un chamaco solitario y, corriendo un día detrás de su propia sombra, observó que esta era retaca y renqueaba ―él era más bien larguirucho y caminaba a la perfección―. Concluir que aquella sombra no podía ser la suya fue algo inmediato, pero encontrarle una explicación le llevó más de una década. Una demora que terminó siendo providencial para el desarrollo de su teoría, pues la curiosidad y su profesión ―como yerbero hacía a menudo excursiones campestres para recolectar plantas― le llevaron entretanto a hacer numerosas observaciones sobre el comportamiento de los animales con taras locomotrices. Descubrió, por ejemplo, que entre los especímenes con cojera algunos fingían: «Un engaño muy extendido entre las madres para desviar la atención de las crías y entre los machos jóvenes para calmar la cólera de los congéneres dominantes», anotaría Sereno. El resultado de sus pesquisas lo compendió de manera muy sui generis, al mismo tiempo que ilustrativa, creando un ser quimérico: un perro que simulaba ser cojo pero cuya sombra no cojeaba ―embrión de su emblemática máxima «la sombra nunca miente»―. Lo llamó Babel para simbolizar la falta de entendimiento que a veces se produce entre un cuerpo y su sombra, discordancia de la que el propio autor se sabía un ejemplo paradigmático. Y con esa sagacidad tan suya, Sereno convirtió a ese farsante canino en el protagonista de un magno tratado sobre la inconsistencia de la sombra, titulado Cojera fingida de un animal desvalido. Por desgracia, esa obra, que podemos intuir revolucionaria y esclarecedora, a fecha de hoy sigue ―al igual que su autor― en paradero desconocido.

Durante esa «travesía por el desierto» ―locución con la que Sereno Williams designa a esa etapa de su vida en la que aún ignora la causa de la cortedad y de la cojera de su sombra―, se gana la vida como yerbero. Su inquietud intelectual le lleva a leer los textos de Carl Gustav Jung, en los que aprende que el estudio de la «sombra» de la psique forma parte del proceso terapéutico de un psiquiatra. Sereno concluye que un yerbero puede hacer lo mismo con la sombra corporal y, pasado un tiempo, adquiere cierto renombre por los innovadores y certeros diagnósticos que realiza mediante el análisis de la sombra de sus pacientes. Sus tratamientos continúan siendo, en cambio, los clásicos basados en el uso de las plantas medicinales. Muchas de las anotaciones del diario son, por tanto, pragmáticas obleas sobre la calidad y virtudes sanadoras de las plantas que recolecta. Pero intercaladas entre ellas figuran anécdotas, ocurridas en sus escapadas botánicas, que ponen en evidencia su perspicacia. A modo de ejemplo, el encuentro ocurrido entre Sereno y un peregrino oriundo de Guanajuato que se dirigía a Roma con un guajolote a cuestas. Durante el trecho en que compartieron camino, el pavero le contó que se había enterado de la muerte del padrecito —en clara alusión al Papa Juan Pablo II— y llevaba su carga a Roma como prueba irrefutable de su santidad. Mantenía que su acompañante había nacido del huevo de una pava virgen gracias a que este había sido tocado por el Santo Padre. Afirmación que, según Sereno, tenía visos de ser cierta porque «la sombra nunca miente y la del guajalote era demasiado tenue».

En la época en la que ya había dado con el quid de las anomalías de su sombra ―detalle que, ya sea por olvido u omisión voluntaria, no figura en el diario―, anota dos citas que evidencian hasta qué punto le seguía turbando la incoherencia entre su cuerpo y su sombra. Una, del escritor Roberto Bolaño, la titula «Lucidez inmanente» y dice así: «No se puede vivir desesperado toda una vida, el cuerpo termina doblegándose, el dolor se vuelve insoportable y la lucidez se escapa a grandes chorros…». La otra, «Vértigo existencial», del científico y filósofo Blaise Pascal con un añadido suyo alusivo a la sombra, dice: «Cuando considero la corta duración de mi vida, absorbida en la eternidad precedente y siguiente, el pequeño espacio que ocupo e incluso que veo, abismado en la infinita inmensidad de los espacios que ignoro y que me ignoran, me espanto y me asombro de verme aquí y no allí…, y me espanto y me asombro de verme con esta sombra y no con la otra, con la mía.». Aunque de carácter retraído y solitario, Sereno Williams siempre fue una mente abierta al uso de cualquier medio nuevo de obtener información. No es extraño, pues, que después de las dos citas mencionadas Sereno comente un hallazgo efectuado en un foro literario de internautas. Un texto firmado casualmente con el seudónimo de Sereno Williams y en el que se narran las vicisitudes de un joven que se enamora de un cerezo ―recodemos que una de sus frustraciones era no haber nacido con una rama de cerezo en la boca, árbol que consideraba más acorde a su naturaleza―. Sereno interpretó ambas coincidencias como nuevas casualidades necesarias que le marcaban el camino a seguir. De hecho, el nombre verdadero del autor del relato y su lugar de residencia figuran en la última anotación de su diario.

Fruto de uno de esos sucesos mal llamados fortuitos, a finales de febrero de 2016 tuve la fortuna de encontrarme con Sereno Williams en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México. Ambos nos disponíamos a viajar a España en el mismo vuelo y por razones que guardaban cierta semejanza. Él cruzaba el océano en busca del escritor aficionado que había utilizado su nombre como seudónimo. Yo volvía del estado de Sonora por ser allí donde se perdía el rastro del escritor Benno von Archimboldi. Estaba convencida de que detrás de ese personaje de Roberto Bolaño se ocultaba una persona de carne y hueso y pretendía encontrarlo para escribir «La» semblanza que por fin me sacara del anonimato. Regresaba con las manos vacías, o al menos eso era lo que pensaba hasta que en los paneles anunciaron el retraso del vuelo y, ante la necesidad de desahogar mi frustración con alguien, entablé conversación con mi compañero de asiento. Un hombre ya maduro, pero de rostro todavía imberbe, cuya altura y delgadez habían llamado mi atención. Para más inri, estaba hojeando un ejemplar de Algunos animales y plantas del litoral europeo que, como es sabido, fue el libro de cabecera de Benno niño.

Entablamos conversación y, aunque al principio fui yo quien llevó las riendas de la charla, pasado un tiempo Sereno se volvió algo más locuaz. Tuve, con todo, la impresión de que no me hablaba a mí sino que más bien mantenía un soliloquio. En cierto momento pareció entrar en un bucle, afirmando varias veces seguidas que la sombra nunca miente. Al escucharlo no pude evitar mirar mi propia sombra, tan alargada, tan de ciprés o de alga marina, tan ajena a mí misma... Cuando levanté la vista, descubrí que ahora era él quien observaba con extrañeza mi sombra. Luego ambos nos miramos a los ojos y sospecho que nos reconocimos. Digo sospecho porque lo que ocurrió a partir de ese instante no logro recordarlo. La última imagen que guardo de ese encuentro es la de Sereno Williams marchándose del aeropuerto ―su viaje a España ya no tenía sentido― en compañía de una sombra más acorde con su estilizada figura y que caminaba sin dificultad. Este último detalle cobró especial relevancia cuando leí el cuaderno manuscrito que hallé en el bolsillo de mi maletín ―por suerte, la editorial para la que trabajo aceptó su publicación bajo el título Diario de un hombre improbable ―. Recuerdo también que noté por primera vez en mi boca ese saborcillo amargo que desde entonces me acompaña. Luego los altavoces anunciaron la pronta salida de mi vuelo y, al encaminarme hacia la puerta de embarque, me llevé la sorpresa de que mi sombra era mucho más menuda y además renqueaba.

A modo de recapitulación mencionaré los sucesos más relevantes de esta semblanza, pero permitiéndome la licencia de rellenar ciertas lagunas con suposiciones mías. Según el diario que recibí a hurtadillas, Sereno Williams había nacido con los ojos abiertos, una ramita de aguacate en la boca y la sombra equivocada. Después de haber pasado unas horas con fuertes contracciones en el interior del temazcal, su madre lo parió la madrugada del 13 de julio de 1954. A pocos kilómetros de allí, en Coyoacán, ese mismo día y cabe suponer que a la misma hora, moría la pintora Frida Kahlo. Dicen los rumores que su muerte no fue del todo por causa natural y el amargor de mi boca me hace ser de la misma opinión. Cuando regresaba del desierto de Sonora coincidí en el aeropuerto con Sereno Williams. Me inclino a pensar que el encuentro fue una casualidad necesaria para que por fin él se pudiera liberar del vértigo de vivir con una sombra equivocada. Pero conseguir el mismo equilibrio que mi «hermano de natalicio» ―yo nací también aquel 13 de julio― será en mi caso un afán mucho más improbable. La última frase del diario de la pintora mexicana, «Espero alegre la salida, y espero no volver jamás», me hace sospechar que mi espanto y mi asombro de verme aquí y no allí, con esta sombra y no con la otra ―la mía―, no dejará de turbarme nunca. El azar propicia a veces confusiones fronterizas entre las sombras de quienes nacen y mueren a un mismo tiempo. Sereno Williams tuvo la suerte de que una casualidad necesaria posterior ―nuestro encuentro en el aeropuerto― lograra devolverle la paz. Pero eso no bastará esta vez porque, mientras las sombras no sean capaces de traspasar por completo la frontera entre la vida y la muerte, lo que realmente yo necesito es una casualidad imposible.

Nota de la autora: A pesar de mi amplia experiencia como biógrafa de escritores desaparecidos, reconozco mi perplejidad ante la singularidad de la vida y de la obra de Sereno Williams. No tengo ninguna duda de que nuestro encuentro en el aeropuerto no fue fortuito. En cambio, la autenticidad de los datos biográficos ―tanto los extraídos del texto Diario de un hombre improbable como los obtenidos de nuestra charla― continúa siendo un interrogante abierto. Deseo, pues, disculparme por haber osado rellenar ciertas lagunas de esta biografía con suposiciones mías que me arrogan un protagonismo inmerecido e impropio. En mi defensa solo puedo alegar que lo he hecho con la única intención de darles a conocer un retrato lo más completo posible de este fascinante literato y librepensador mexicano.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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Landra
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por Landra »

No tengo tanto CI como para hacer una CI adecuada.

:dragon:
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prófugo
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por prófugo »

:shock: :shock: :shock:

Madre mia del amor hermoso...digamos todos ¡Amén! :cunao:

Bueno....en este relato tengo la duda de saber quien es el/la autor(a) entre tres de mis foreros/compañeros favoritos :mrgreen: aunque creo saber quien es su creador(a) :wink:

Confieso que el relato en sí me ha superado...quizás es que vengo cansado de trabajar y no tengo la mente lúcida.

Lo leeré con más calma en otro momento...estamos tan solo comenzando la faena 8) :D
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ACLIAMANTA
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por ACLIAMANTA »

Está muy bien escrito, una idea muy original y me encantó ese tinte entre divertido y trágico.

Sin embargo no me llega del todo. La autora (o autor?) hace un homenaje a un forero (un amiguete...) y en ese sentido aprecio su valor pero, si me olvido de ese detalle, la historia no alcanza a impactarme todo lo que yo quisiera.
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Ororo
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por Ororo »

¡Ja, ja, ja!

Este relato es una delicia por su originalidad, buen hacer y mezcla de datos ficticios y todavía más ficticios que le dan un toque muy mono.

El principio me ha encantado, miel, aunque luego se me haya hecho un poco largo. Por eso, el toque mágico que tiene el relato, se pierde un poco. Pero qué buena idea ha tenido el autor y qué bien sabe escribir. Mi enhorabuena por ello.

Además, aunque no se conozca a Sereno Williams como lo conocemos otros, también es válido y se entiende perfectamente. Rezuma amor y más amor.

En resumen, una idea estupendísima y bien llevada que se hace un poco larga.

Edito: me ha recordado mucho al Borges erudito que es brillante pero laberíntico. Pero qué bueno lo de la sombra no correspondida :alegria:
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Dama Luna
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por Dama Luna »

Original y divertido, a medio camino entre lo onírico y la ida de olla (pero en el buen sentido).
Buena prosa, me gusta como escribes. Enhorabuena por atreverte con un texto tan especial!
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Shigella
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por Shigella »

Madre mía, dos párrafos he durado antes de dejarlo. Supongo que volveré porque me gusta terminar todos los relatos, pero desde luego el estilo a mí no me va absolutamente nada. Pero al homenajeado sí, y eso es lo que cuenta, claro.

Yo también sospecho de autoría aunque no sé, sois muy capaces de disfrazaros a voluntad. :roll:
1, 2... 1, 2... probando...
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Frigg
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por Frigg »

Tengo muchas cosas que decir y como siempre, se me agolpan peleándose en mi cabeza y a ver lo que soy capaz de transmitirte.

En primer lugar, Autor, porque te imagino como hombre y punto, eres un P.G. (puto genio). A partir de ahí, con un respeto más que evidente, no tengo más que decir que admiro tu pluma, tu sentido del humor y tu parte poético mágica.

Si quieres que te diga la verdad, aunque es algo muy particular mío, mientras leía me imaginaba la voz de Marcos Mundstock contándome otra de las andanzas de la vida del maestro Johann Sebastian Mastropiero. Así que, si has tenido el placer de disfrutar de Les Luthiers, sabrás perfectamente el tono genial al que me refiero.

Me han venido aromas de Borges, Márquez y incluso Sepúlveda, pero eso también es una cuestión particular.
Volveré a leerte, pero por placer, porque desde luego tengo claro que este relato está entre mis favoritos.
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ciro
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por ciro »

Un 10. Y punto.
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Fernweh
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por Fernweh »

:hola:
Uff, aquí tengo un problema. No me he enterado de nada :shock: . Bueno sí, me ha quedado claro que Sereno Williams nació con los ojos abiertos, una rama de aguacate en la boca y con la sombra equivocada, que es un personaje ficcticio, algo de un forero que usó su pseudónimo, un aeropuerto y :blahblah: Pero por lo demás :?
La prosa se nota que es muy buena, pero me resulta muy cargante, no me atrapa y hace que pierda todo el interés.
Lo siento, quizá me esté perdiendo una obra maestra, pero no creo que pueda hacer una segunda lectura para ver si me llega algo más, no, este tipo de lectura no es lo mio :noooo:.
Creo que es el comentario más duro que he hecho hasta ahora, pero ojo, no digo que sea un mal relato, para nada, todo lo contrario, se nota que tienes madera, pero yo estoy hecha de otra corteza, problema mío.:60:
«El futuro es más ligero que el pasado, y los sueños pesan menos que la experiencia porque la vida no vivida es más leve, tan leve.»
Marie Luise Kaschnitz
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Landra
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por Landra »

Fernweh escribió::hola:
Uff, aquí tengo un problema. No me he enterado de nada :shock: . Bueno sí, me ha quedado claro que Sereno Williams nació con los ojos abiertos, una rama de aguacate en la boca y con la sombra equivocada, que es un personaje ficcticio, algo de un forero que usó su pseudónimo, un aeropuerto y :blahblah: Pero por lo demás :?
La prosa se nota que es muy buena, pero me resulta muy cargante, no me atrapa y hace que pierda todo el interés.
Lo siento, quizá me esté perdiendo una obra maestra, pero no creo que pueda hacer una segunda lectura para ver si me llega algo más, no, este tipo de lectura no es lo mio :noooo:.
Creo que es el comentario más duro que he hecho hasta ahora, pero ojo, no digo que sea un mal relato, para nada, todo lo contrario, se nota que tienes madera, pero yo estoy hecha de otra corteza, problema mío.:60:
Amén hermana, amén.

:cunao: :cunao: :cunao:
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Tolomew Dewhust
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Como cápsula del tiempo dejo este mensaje dentro de una botella, para que cuando pasen los meses y los años me veas aquí, saludándote :hola:, y sonrías.

Y podría analizar (y destripar o traducir) este regalito que haces al concurso, pero no me apetece. Solo decirte que, de lo que te he leído, este es, probablemente, con el que más te he disfrutado. ¡Menuda guasa te gastas, guapo/a!

Me lo he leído ya unas ocho veces y siempre termino con la misma sensación en el paladar, y me digo: Tolo, lo tuyo es leer...

:cunao: Ya sabes que lo normal es leer y lo placentero es leer; incluso lo elegante es leer. El que sepa y tenga ganas, como tú, que nos preste su tiempo (el que empleó en escribir) y su idea (que tú has desarrollado brillantemente) para que los demás disfrutemos.

Es un ejercicio excelso, claro, de un nivel tal que, el hecho de que lo presentes aquí y no en otro sitio, me parece un regalo para el foro. Y yo, que no represento a nadie, te lo agradezco.

Aquí Serenito W. Luna. Un abrazo.

Ya sé que a ti no te importa, pero tú sabes que a mí sí.
Me asalta la duda de si les pudo la cabeza o el corazón. Si se guiaron por la azotea te lo has llevado de calle. Si fue por la patata...
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Isma
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por Isma »

A pesar de que yo mismo he escrito homenajes a otros foreros y de que sé lo que se siente, me quedo sin palabras. ¿Qué decir? Es muy valiente por parte del autor elevar un texto así al visionado público. Pero eso no es lo importante, y además, se puede leer como pieza autónoma, como sabe el que ha leído a Borges sin ser un erudito.

La estructura y la forma me parece originalísima y muy bien conseguida. Realmente parece estar uno leyendo una de esas biografías crepusculares, que oscilan entre la luz de una verdad absoluta y las tinieblas de una interpretación subjetiva. Las causalidades se entremezclan de manera muy entretenida, sobre todo al principio: de alguna manera se enfangan un poco en el texto medio, para volver a brillar en el encuentro final entre biógrafo y Serenito. Me queda claro que hay beso de por medio, de qué otro modo si no iba a quedarse el biógrafo con ese sabor amargo en la boca. Muy bien, autor: hay que aprovecharse de los homenajeados, aunque sea con un recato monacal como aquí.

El propósito del relato, biografía a medias mágica y a medias realista, está logrado. El homenajeado da su bendición. A mí como lector me ha deslumbrado aunque, igual que me pasa cuando leo a Borges, pienso que se ha extendido un párrafo más de lo necesario.

Suerte. Sé perfectamente que la va a necesitar.
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ciro
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por ciro »

Isma escribió: Suerte. Sé perfectamente que la va a necesitar.
¿Quién? ¿El relato? :shock: . Estás de coña ¿no?
La suerte la tenemos nosotros con los regalos que de vez en cuando se prodiga en darnos y la mala suerte todos los concursantes que escriben algo bueno, pero no excelso, que queda en mantillas frente a lo suyo.

Es tan bueno el cab... que da asco.
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Landra
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Re: CP XI Semblanza de un hombre improbable

Mensaje por Landra »

ciro escribió:
Isma escribió: Suerte. Sé perfectamente que la va a necesitar.
¿Quién? ¿El relato? :shock: . Estás de coña ¿no?
La suerte la tenemos nosotros con los regalos que de vez en cuando se prodiga en darnos y la mala suerte todos los concursantes que escriben algo bueno, pero no excelso, que queda en mantillas frente a lo suyo.

Es tan bueno el cab... que da asco.
Isma ha hecho una muy buena lectura, la va a necesitar.
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