CV4 - Lugares comunes tejen complicidad - Indigeitor

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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Lifen
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CV4 - Lugares comunes tejen complicidad - Indigeitor

Mensaje por Lifen »

LUGARES COMUNES TEJEN COMPLICIDAD (La Prueba).

SI me parase a pensar, no podría evitar echar la mirada atrás hasta el punto de no retorno que me ha traído hasta el momento presente. Fue una entrevista de trabajo. O, más bien, la prueba que me hicieron para saber si era apto para el cargo que actualmente desempeño. Supongo que, filosóficamente, dicho punto estaría localizado mucho antes, incluso muchísimo antes, sin embargo, cada vez que me planteo esta pregunta, mi mente me lleva hasta este mismo lugar. Hará seis años ya de aquel día y lo que sucedió fue lo siguiente.
Estaba sentado en una siniestra sala de espera. Se trataba de un recibidor descomunal y diáfano, situado en la planta veintitrés de un lujoso rascacielos. Detrás de mí, a mano izquierda, estaba la puerta del ascensor que me había llevado hasta allí. Justo en frente tenía una puerta de doble hoja lacada en un brillante color negro. Estaba cerrada. Yo ocupaba la única silla de la habitación, a parte del sillón giratorio que usaba la persona que me había dicho que esperase sentado: una mujer de mediana edad, elegante y discretamente vestida, y con un gesto en la mirada que denotaba un total desprecio hacia mí. Sin embargo mostraba una sonrisa tan cautivadora que casi conseguía eclipsar por completo sus acerados ojos. Ella estaba tras un escritorio de madera oscura, concentrada en la pantalla del ordenador que tenía delante. A su espalda, toda la pared era un único ventanal que daba a la gran ciudad. El ardiente sol de verano se estaba poniendo. A pesar de que la sala estaba climatizada, al mirar fuera, aún podía notar el asfixiante calor del exterior. La noche comenzaba a engullir la luz lentamente, sin que ninguna de las dos apenas se percatara.
Por mi parte, a mi espalda, cargaba con cada uno de los pasos que había tenido que dar para llegar hasta donde me encontraba. Con la mejor de las intenciones, tiempo atrás me había adentrado en una feroz competición, y por nada del mundo me iba a echar atrás. Había conseguido llegar casi hasta la meta, dejando tras de mí a los que, en otro tiempo, habían sido compañeros. Mi determinación era mayor que la suya, y mis objetivos eran más justos, más elevados. Porque yo quería un mundo mejor para mis hijos, por eso me metí en política, el único lugar donde realmente pueden cambiarse las cosas. Y ésa era mi intención, adentrarme en las altas, profundas y ocultas esferas del juego, para, una vez allí, cambiar las reglas desde dentro.
Cuando una de las hojas de la puerta brillante y negra se abrió, me levanté en gesto solemne. De ella salió el máximo representante del partido en el que yo militaba. Se dirigió a mí con una amplia sonrisa y con su mano derecha por delante. La estreché devolviendo el saludo y añadiendo una leve inclinación de cabeza. Tras intercambiar unas palabras huecas, me guió hasta la puerta de doble hoja. Cuando llegamos abrió la que había dejado cerrada al entrar, por lo que ahora el acceso estaba abierto de par en par. Me invitó a pasar como si yo fuera el invitado más exclusivo. Me sentí importante. Decidí afianzar mi lugar evitando mostrar gesto alguno de gratitud.
Crucé el umbral y me adentré en una sala habitada por la penumbra. Entonces, inesperadamente, escuché el sonido de la puerta cerrándose detrás de mí. El máximo representante del partido se había quedado en el otro lado. Me vi rodeado de una casi completa oscuridad. No entendía lo que pasaba, por lo que me reí en respuesta al repentino pánico que sentí. Dije algo en voz alta, no recuerdo qué, y, después, esperé. Traté de no ponerme nervioso, me repetí incesantemente que debía tener paciencia y mantener la calma. Después de un rato que se me hizo largísimo se encendieron, tras titilar bruscamente, una pareja de pantallas de cuatro fluorescentes. Bajo ellas había una mesa metálica con una silla a cada lado. Y, sobre la mesa, una pantalla de ordenador que no estaba conectada a nada. En la pared opuesta a la puerta por la que yo había entrado había otra de idénticas características. Casi de inmediato me pregunté si habría otra sala igual a ésta tras esa segunda puerta. Y si quizá habría una tercera, incluso una cuarta. Mientras deambulaba por estas indagaciones, decidí sentarme en frente de la pantalla apagada y esperar.
Cuando una de las hojas de la segunda puerta brillante y negra se abrió, me levanté en gesto solemne, tal y como había hecho la primera vez. De ella salió un rostro que me era muy conocido. De hecho era alguien con gran poder, que todo el mundo conoce. No se trata de una persona que forme parte de ningún partido político, pero sí está muy relacionada con estos. Sin moverme del sitio, tratando de no mostrar la intimidación que sentía, adelanté mi mano derecha para saludarle como a un igual. Me ignoró completamente. Realmente actuaba como si estuviera solo en la sala. Nunca me he sentido tan invisible como en aquella ocasión. Se acercó tranquilamente a la silla que estaba en frente de mí, la separó de la mesa pausadamente, como si poseyera todo el tiempo del mundo, se sentó, se cruzó de piernas con una elegancia sublime, y esperó. Por un momento no supe muy bien cómo actuar, pero finalmente decidí imitar sus gestos, tratando de mantener una simetría perfecta. Aguardamos en silencio. Después la pantalla se encendió, lo que hizo que mi corazón diese un vuelco, pues no me esperaba que un aparato que no estuviera conectado a nada se encendiera de repente. En ese momento la persona que tenía delante me miró a los ojos y se dirigió a mí haciéndome una pregunta. Sentí como si su mirada fuera una lanza de punta candente, que podía atravesar mi carne con suma facilidad.
—¿Crees en la confianza? —me preguntó como si ya conociera la respuesta.
—No —contesté sin titubear.
—Sin embargo, para que puedas seguir adelante, yo deberé confiar en ti. Lo entiendes, ¿verdad?
—Sí.
—Así que, como tú y yo sabemos que la confianza es una ilusión, debemos convenir apoyarnos en algo lo suficientemente sólido como para que yo pueda dormir tranquilo por las noches. ¿Estás de acuerdo?
—Sí.
—¿Sabes lo que es la complicidad?
—Sí.
—Perfecto. Pero, por si acaso, pongamos en común mi concepto y el tuyo. Según dice textualmente el diccionario, complicidad es la «actitud con que se muestra que existe conocimiento por parte de dos o más personas de algo que es secreto u oculto para los demás». ¿Estás de acuerdo?
—Sí.
—Bien. Por esto, para que yo pueda confiar en ti, debemos convertirnos en cómplices de alguna forma, compartir un secreto. No te sorprenderá saber que tú no tienes secretos para mí. Lo hemos investigado todo sobre ti. Pero esto ya lo sabrás. Así que lo que voy a hacer es compartir contigo un secreto mío. Es algo que me encanta hacer, y no tengo la oportunidad de hacerlo todo lo que me gustaría. Hay algo profundamente liberador en compartir un secreto con un extraño, pero ésa no es la emoción que más me atrae. Lo que realmente me apasiona es ver la reacción del extraño en cuestión. En este caso, tú. Te contaré lo que va a pasar a continuación. A través de esa pantalla vas a visionar una serie de imágenes, en algunas salgo yo y en otras no. Tú verás los vídeos y yo veré cómo reaccionas ante ellos. Si en cualquier momento percibo el mínimo atisbo de rechazo por tu parte, esto se habrá acabado para ti. ¿Lo entiendes?
—Eh… —Titubeé un instante. Acto seguido me centré y asentí—. Sí.
—¡Genial! —gritó mientras se le dibujaba una sonrisa escalofriante—. Antes de nada, debes saber que yo soy muy bueno captando las mentiras de la gente. Si finges, lo sabré. Si tratas de mostrar agrado cuando en realidad estás sintiendo repulsión, lo veré. Lo mismo si intentas simular placer, satisfacción o curiosidad, para ocultar asco, nauseas o cualquier tipo de juicio que desencadene una reacción física negativa. En realidad es sencillo. No te diré que no juzgues, eso es lo que dicen todos los puritanos: «No juzguéis y no seréis juzgados». ¡Chorradas! Todo el mundo juzga todo el tiempo. Lo que importa es cómo lo haces. Y lo que te digo es que abras tu mente lo suficiente como para juzgar lo que vas a ver como algo positivo, placentero, satisfactorio, agradable. Si le concedes el beneficio de la duda a esa curiosidad innata que te concedió Dios, verás hasta dónde eres capaz de llegar. Y si lo que quieres es continuar el camino que hace tiempo empezaste, deberás ser capaz de desplegar dicha curiosidad. Yo lo hice en su día. De hecho, todos aquellos que conoces que han llegado a algo, también lo hicieron en su momento. Y, como todos nosotros, tú también puedes hacerlo. Si no lo haces, yo lo veré, y, si lo veo, todo terminará en ese preciso momento. ¿Lo has entendido?
—Sí.
—¡De puta madre! —Exclamó con gran alegría, sorprendiéndome—. Entonces, ¿empezamos?
—Sí.
Entonces fijó su mirada en una esquina del techo que estaba detrás de mí y luego asintió. A continuación clavó sus ojos en mi rostro, analizando cada detalle de mis gestos. La pantalla, tal y como había sido advertido, me mostró unos vídeos que no describiré. En ellos vi a mucha gente que ya conocía, y que es conocida por muchos. De inmediato fui consciente de lo que supondría saber lo que ahora sabía y no pasar la prueba. Vi la muerte de mi mujer y mis hijos, incluso la de toda mi familia y amigos, y esto sin duda sucedería si no conseguía abrir mi mente lo suficiente como para no mostrar rechazo ante lo que veía. Casi pude sentir el cañón de una pistola presionando mi sien. Tenía que aparentar aceptación. No, no podía aparentarla, debía sentirla. Aún así no era suficiente con la aceptación, debía sentir placer con lo que veía. Ante esta idea sentí nauseas. Tuve la suerte, y la desgracia, de que mi instinto de supervivencia, que se extendió hasta la vida de mi mujer y mis hijos, se impusiese a todo lo demás. Y he de admitir que, una vez cruzada la línea, una vez sentida la satisfacción en una situación en la que habías venido sintiendo repulsión, tu percepción se pone boca abajo y todo deja de tener sentido. El mundo se vuelve absurdo, kafkiano. A pesar de todo, fue cuando más cerca he estado de captar la verdadera naturaleza humana, de ver la verdad. Creo que es lo más cerca que puedo estar de alcanzar aquello que algunos llaman iluminación. O, lo que yo llamo, ser Dios.
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jilguero
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por jilguero »

:hola:


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noramu
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por noramu »

:alegria:
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prófugo
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por prófugo »

Estimado autor:

Lo siento. Tengo que ser sincero y confesar que no me ha llegado :cry:

Me parece algo absurdo...sí...y creo que todo lo relacionado con la política es algo Kafkiano en cierta forma...pero que le vamos a hacer? Quizás en otro momento me hubiese gustado más tu trabajo.

De todas maneras..enhorabuena por lanzarte al ruedo y decidirte a participar.

Seguro que a otros lectores le gustarás más que a mí :oops:

:60:
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Landra
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por Landra »

Para mí, una "obra maestra". Me has introducido dentro del ambiente y los personajes, me lo he creído todo.

Ahora bien, no me dejes a medias, esto ha sido un "coitus interrumptus" en toda regla. Cuéntame que es lo que ve el personaje y sus reacciones... Joder que rabia, aun así te daré buena puntuación.

Eso sí de kafkiano nada majo/a.
ni papá..
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barrikada
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por barrikada »

De los que llevo leídos, es sin duda uno de los mejores.

Creo que su punto fuerte es la ambientación creada y la tensión que esta genera en el lector. La historia de primeras engancha, se desarrolla con un ritmo paulatino que hace que la lectura se convierta en un suspiro muy agradable. Conforme uno va llegando al final espera un giro maestro, una pirueta que te quite la respiración, pero esta no llega. No creo que fuese esa la intención del autor, pero sin duda le resta algo de brillantez por la expectación creada. A nivel formal (salvo un largísimo) está fenomenalmente escrito.

Me llama la atención la introducción del término kafkiano hacia el final. Me da la impresión -puedo equivocarme, obviamente- que el autor necesitara refrenar que este relato encaja con la temática del concurso, que por supuesto que lo hace sin necesidad de la muletilla.

Sobre la historia en sí, creo que los elementos que da a entender son claros: los turbios entramados de la política y la capacidad de esas esferas para conseguir todo lo que se proponga mediante una sutileza institucionalizada.

A pesar de lo que remarcaba, me parece un trabajo soberbio. Enhorabuena!
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zilum
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por zilum »

:hola:

Lo primero destacar la calidad y la fluidez del escrito, pese a que al principio me sobra alguna descripción, como la de la secretaria. Vas creando una expectación que se incrementa con la frialdad y la seguridad que transmite el personaje importante que entrevista al candidato a político. Expresiones como "genial" o "de puta madre" me parecen muy acertadas, dándole ese toque de que realmente se siente cómodo y se cree el hombre más importante de la Tierra. Me gusta la idea, cómo el poder busca a un personaje sin escrúpulos, capaz de vender su alma. Y mi crítica, igual que opina Maese Landra, es que al final no nos das lo suficiente. Está bien que no concretes, que lo dejes abierto para que nos rompamos la cabeza, pero un poquito más... para mí es lo que falta.

Enhorabuena y mucha suerte!!

:60: :60: :60:
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Gavalia
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por Gavalia »

La historia me gusta bastante, pero más por como está escrita que por como la has desarrollado. En alguna parte das demasiadas explicaciones de esto y lo otro y la historia no avanza como debiera a mi criterio. El planteamiento de la aceptación no lo pasan ni los jedis, será que me ha costado un poco entenderlo, pero veo complicado ver a tú familia morir y no inmutarse. Nunca podré dedicarme a la política, esa prueba acaba conmigo seguro. Destaco que has conseguido cierto ambiente de angustia y sería absurdo conseguir pasar la prueba a no ser que padezcaz de ataraxia, así que para mi si es kafkiano. La redacción no me ha chirriado, o al menos no me he dado cuenta, cosa bastante habitual en mi. En general buen trabajo sin entusiasmos.
Gracias por compartir plumilla.
--- Pareces atribulado!!
--- No entiendo... tan sólo me estoy cagando.
--- Corre raudo, pues...
--- ¡Por los dioses! ¡¡¡Necesito un diccionario!!!
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ACLIAMANTA
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por ACLIAMANTA »

Muy bien escrito, autor, una historia que desde las primeras líneas te atrapa y te va introduciendo en un ambiente con vetas absurdas pero no por ello inverosímiles. Sinembargo, siento tener que decir que no me gustó el final. Y de verdad que lo lamento ( :( ) porque disfruté tu historia y hubiera querido quedar con esa maravillosa sensación que te hace exclamar "qué relatazo!"

Y sobre si es kafkiano o no, te digo que desde los primeros renglones percibí el aroma a Kafka pero al final se disipó por completo…
O será que yo tengo demasiado encasillado el calificativo? :oops:
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Mister_Sogad
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por Mister_Sogad »

Curiosa idea la tuya autor/a. Debo decir que me ha venido a la mente, mientras leía, la película Matrix, no sé si por el escenario o por la situación, me ha resultado curioso. Tu idea me gusta, a mí no se me hubiera ocurrido y creo que la has plasmado bastante bien, si acaso ha habido alguna expresión que me ha resultado rara, pero poca cosa, por lo demás ya digo, me gusta como has desarrollado lo que se te ha ocurrido. Además, no resulta difícil de aceptar lo que cuentas como real, lo que, reconozco, me ha pintado una sonrisilla en la boca buena parte del relato. Buen trabajo.

Ya vendré de nuevo por aquí autor/a. :60:
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noramu
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por noramu »

Me ha gustado la idea y la denuncia de la corrupción del mundo de los políticos. Lo más grave es que es verosímil. Está muy bien redactado de manera que te hace sentir realmente el agobio creciente del protagonista. Me ha chocado lo de "echar la mirada atrás" no me preguntes por qué pero me suena raro y también "me levanté en gesto solemne.
Es original y creo que cumple bien con la temática.
Enhorabuena y suerte :60:

Ah, edito para comentar que yo prefiero que no nos hayas querido contar las imágenes que va viendo. Creo que no hace falta.
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Topito
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por Topito »

Repito lo que he ido comentando en muchos relatos anteriores: sois muy buenos. El relato está magníficamente escrito y tiene el tempo justo. Una melodía para el lector, de verdad. No obstante, ese final no me ha llegado a convencer, tema subjetivo. Ya he comentado en otro relato que los lectores no somos nada agradecidos aunque el autor sea la hostia escribiendo (que es tu caso, compañero).

Por ello, te doy tres kafka on the beach.
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jilguero
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por jilguero »

Landra escribió:Para mí, una "obra maestra". Me has introducido dentro del ambiente y los personajes, me lo he creído todo.
Lo siento, autor, pero te tengo que confesar que me he aburrido. Tu personaje no ha logrado interesarme y es una pena porque casualmente en este relato sí creo que hay una situación kafkiana y la manera minuciosa de detallar las cosas también lo es. De todas formas, para que te consueles, esto mismo me pasa a veces con Kafka, que no me interesa mucho la historia y entonces su minuciosidad me resulta abrumadora y me cansa.

Es decir, la pega principal que le veo es que me ha pasado como a Prófugo, que no me ha llegado la historia.
No obstante, tendré en cuenta que está bien escrito y que encaja en la temática. Pero veo que tienes muy buenos comentarios, con lo cual no gustarme a mi es más irrelevante aún. :60:
Igual el mío te aburre, por aquello de las miradas/gustos distintos, y entonces estaríamos en paz :wink:

Última edición por jilguero el 12 Jul 2016 15:58, editado 1 vez en total.


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Landra
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por Landra »

jilguero escribió:
Landra escribió:Para mí, una "obra maestra". Me has introducido dentro del ambiente y los personajes, me lo he creído todo.
Lo siento, autor, de broma he empezado a decirle a Landra que si él es de Saturno yo soy de Mercurio y, por lo visto, es verdad :dragon:

Lo digo porque te tengo que confesar que me he aburrido. Tu personaje no ha logrado interesarme y es una pena porque casualmente en este relato sí creo que hay una situación kafkiana y la manera minuciosa de detallar las cosas también lo es. De todas formas, para que te consueles, esto mismo me pasa a veces con Kafka, que no me interesa mucho la historia y entonces su minuciosidad me resulta abrumadora y me cansa.

Es decir, la pega principal que le veo es que me ha pasado como a Prófugo, que no me ha llegado la historia.
No obstante, tendré en cuenta que está bien escrito y que encaja en la temática. Pero veo que tienes muy buenos comentarios, con lo cual no gustarme a mi es más irrelevante aún. :60:
Igual el mío te aburre, por aquello de las miradas/gustos distintos, y entonces estaríamos en paz :wink:

A veces menos es más.
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Frigg
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Re: CV4 - Lugares comunes tejen complicidad

Mensaje por Frigg »

Hola autor/a:

No he conseguido conectar demasiado con tu relato. Ya sabes que hay que jugar con que no a todos nos atraen los mismos tipos de historias. No tengo ninguna pega en cuanto a la forma y se ve un buen trabajo detrás, pero no soy tu público, lo siento.
No obstante creo que te has currado lo de una historia kafkiana, agobiante, un tanto surrealista (aunque no me extrañaría que terminara siendo real) y con una pluma que sabe muy bien como expresarse. Mi enhorabuena por ello.
Un abrazo. :60:
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