CF 2 - El ángel de piedra - Escritora de sueños

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lucia
Cruela de vil
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CF 2 - El ángel de piedra - Escritora de sueños

Mensaje por lucia »

El ángel de piedra

1121

Todo un pueblo se arremolinaba alrededor de una Iglesia. Una mujer amenazaba con lanzarse desde lo alto del campanario
El desesperado marido se hallaba en primera fila y la hermana a la vera de él, con su sobrino en brazos.
La criaturita, que no sobrepasaba los cuatro años de edad, pataleaba y extendía sus brazos hacia el cielo. Leónidas le suplicó a su cuñada que se llevase al niño lejos, pero el pequeño no quería separarse de su madre y se deshizo de su tía para perderse entre la multitud.
−Baja de ahí, amor −lloraba enloquecido, Leónidas− ¡No cometas una locura, Ángeles!
Por el rostro de Ángeles resbalaban cálidas lágrimas que la furia del invierno enfriaba hasta helarlas. Los ojos azules de la damisela eran pura zozobra. Un sufrimiento imposible de aplacar. Sus cabellos dorados le azotaban el rostro con una fuerza que no solo el viento poseía.
− ¡Hermana, no se te ocurra dar un paso más! Aquí tienes a tu pequeño, angustiado. ¡No cometas el pecado más cruel y terrible que pueda existir!
Ángeles observó a su pequeño hijo desde las alturas, era un punto entre la muchedumbre. Tan ingenuo, sin entender que ella deseaba acabar con todo. Se le partía el corazón.
Se lanzó al vacío con las cuerdas vocales tensadas en un alarido ensordecedor. Todo el pueblo se unió en un estruendoso grito de horror.
Ahora llegaba el estrepitoso y dantesco choque contra el duro asfalto, pero quedaron impactados al observar como su caída fue detenida justo después de descender de los vitrales que aún brillaban a la luz de algún cirio encendido dentro de la Iglesia.
Ángeles se estremeció de puro terror. Detenida en la nada, sintiendo que no podía mover ni un solo dedo. El corazón latía desbocado en su pecho. Sus facciones se contrajeron, al igual que sus músculos.
Todo el pueblo fue testigo de cómo una mujer quedó convertida en una estatua de piedra.
Ángeles había quedado petrificada en el aire, sin ser sujeta por nada, ni ser atraída por la fuerza de la gravedad.
La turba miró hacia el científico loco del marido, pero este había quedado conmocionado ante la cosa más bizarra y extraña que sus ojos habían presenciado. Su esposa se había convertido en una estatua que representaba la figura de un ángel. Sus ropas al vuelo ahora se dibujaban como dos grandes alas.
Aquello parecía un milagro ¿Pero qué clase de milagro para una mujer suicida? ¿Por qué quiso lanzarse justamente desde el campanario? Y la pregunta más simple ¿Por qué quería darse muerte a sí misma? Ella, tan cristiana, tan temerosa del pecado.
Sigfrund, el único hijo del “Ángel de Piedra”, como apodaban a su madre, fue creciendo y hacía muchas preguntas. La primera de todas, dirigida a su padre, ¿Qué había ocurrido aquella noche? El hombre jamás supo ni pudo responder a ninguna cuestión.
Leónidas era un hechicero escondido de los ojos de todos. Siempre realizó pócimas mágicas en su laboratorio. Con ello se adentró en la alquimia y deseaba encontrar la cura a los tres males que asolaban al mundo; La muerte, la vejez y la guerra.
Después de lo que le sucedió a Ángeles, todos los jarros y botes con pócimas comenzaron a llenarse de telarañas y Leónidas, envuelto en libros y llantos, comenzó un camino lento hacia su propia muerte, que llegó temprana.

1147
El joven sacerdote encargado del templo de Nuestra Señora Piadosa Piedra, rellenaba el pilón del agua bendita, cuando una presencia lo asaltó por la espalda. Damiun se volteó con una pequeña cubeta de arcilla en sus manos. Frente a él se encontraba un joven de largos cabellos. Su imagen envuelta entre ropajes oscuros, imponía.
Él sin embargo era la antítesis del sujeto que tenía ante sus ojos. Su pelo estaba perfectamente recortado a tazón. Su hábito era de un blanco impoluto. Sin embargo, sus ojos eran oscuros y los del caballero de un verde azulado felino.
−Me ha asustado. – confesó el sacerdote, Damiun- ¿En qué puedo ayudar a usía?
−Desearía tener con usted una conversación más… ¿privada? −dijo, acariciando cada uno de sus dedos mientras miraba al párroco con una torva sonrisa.
Una mujer, escondida entre los recovecos del templo, espiaba a los dos jóvenes.
Damiun hizo que Sigfrund lo siguiese. Ignoraba que el hombre era un consumado mago, que había estudiado toda su vida en contra de los deseos de su padre, para encontrar la solución al estado de su madre. La repentina partida de su progenitora, había traumatizado su tierna mente en la infancia. Anhelaba con toda el alma tenerla de vuelta.
Había estudiado muy duro practicando la magia y asumiendo los riesgos colaterales. Nunca había querido beneficiarse de ella, pues sentía que la necesitaba toda concentrada en sus energías, para recuperar a su preciada madre.
Le habían pedido el último requisito y estaba dispuesto a dar el paso para conseguirlo.
Damiun lo hizo pasar a la sacristía, tras él. Lo invitó a sentarse ante una pequeña mesa engalanada. Los dos tomaron asiento, frente a frente.
−Quería proponerle algo que le va a interesar. – alzó la ceja Sigfrund, ante el desconcierto del intimidado cura.
En la mente de Sigfrund reverberó la voz de su gran maestro, Emenión.
“Si deseas tener de vuelta a tu madre, antes tendrás que adueñarte del templo que la porta como su propiedad.”
−Deseo adquirir este templo ¿Cuántas monedas de oro me costaría?
−Pe…pero no lo entiendo. El templo no está a la venta. Es la casa de Dios −le respondió el desconcertado hombre− Sus puertas están abiertas a todo el mundo.
−Desde luego, usía, no me entiende. Este lugar debe tener unas llaves, unas escrituras.
El padre Damiun se sentía cada vez más incómodo.
−Señor, todo edificio tiene escrituras y llaves, pero las tengo prestadas. Hoy están en mis manos, mañana en las de otro párroco. Yo no he pagado nada por este lugar, solo me ocupo de él, ayudado por feligreses serviciales.
−Si esto tiene unas escrituras y unas llaves, alguien estará a nombre de ellas.
−Ni lo he mirado – admitió el nervioso hombre de Dios.
−Yo solo pido que me venda esas escrituras y me entregue las llaves. Le daré un buen saco de monedas, tendrá tantas que podrá comenzar donde sea y hasta ascender.
− ¡Basta! – se cansó el sacerdote, golpeando con las dos manos abiertas sobre la mesa− ¡Voto a Dios que me ofende usía! Lo que pretende es un disparate. Váyase ahora mismo. Esta es la casa de Dios y no está en venta.
Sigfrund se puso en pie de golpe, furibundo. La silla chocó contra el suelo.
Damiun se puso en pie con parsimonia, hasta quedar frente al mago.
Sigfrund apuntó con su dedo índice al rostro del sacerdote.
−Te arrepentirás, lo juro.
Sigfrund se marchó dejando un halo oscuro con aroma a desafío.
El mago no podía pasar por aquel templo, sin quedarse a contemplar a los pies de él a su madre, petrificada, en las alturas. Limpió con premura una lágrima que comenzaba a nacer en sus ojos y amenazaba con doblegarle.
Ni siquiera podía rozar la fría y áspera piedra en la cual se había convertido la tierna madre que recordaba. Lo que más llamaba su atención, es que la estatua no seguía intacta. Para cualquiera podía pasar desapercibido, pero no para él, que la contemplaba con pasmosa atención. A la efigie le faltaba una parte que desde allí abajo, apenas era visible, pero se notaba que debía ser un gran hueco visto desde la cercanía. Un agujero en el bajo vientre. No entendía cómo podía faltar aquel pedazo y si sería contraproducente para su deseo de traerla a la vida, sana y completa.
Por el pasillo de la Iglesia, unos tacones negros retumbaban contra el suelo. La dueña de ellos, tenía el rostro cubierto por un oscuro velo. Fue directa hacia el confesionario.
Tras el ritual de confesión, Damiun preguntó a la mujer por sus pecados.
−Más allá del arrepentimiento, si algo me trae hasta aquí hoy, es el miedo. −sollozó.
−Calma hija mía. ¿Cómo el miedo? Explícate por favor.
−Esta historia es tan larga y difícil de contar…Aléjate del hombre que hoy vino a buscarte.
Damiun se asomó a través de los orificios del confesionario, intentando ver el rostro de la compungida y asustada mujer. El sacerdote sintió un nudo apresando su garganta.
−Hijo −se atrevió a decirle aquella mujer− La estatua de piedra que ves suspendida en el exterior de los vitrales de este sagrado templo, no siempre fue una efigie detenida en el tiempo y el espacio. Yo conocí a esa mujer, cuando era de carne y hueso.
Damiun se llevó la mano contra la boca, conmocionado.
−No…puede…eso…es…eso…imposible −balbuceó el tímido sacerdote− Simplemente…no puede ser.
− ¿Y cómo puede ser que se mantenga en el aire? ¿Qué mano la sostiene? ¿Sobre qué se apoya? Esa mujer se llama Ángeles y una noche de enero se subió a lo más alto del campanario para lanzarse desde él y quitarse la vida.
Damiun no podía creer aquella historia fantástica. Intentó ver quien era la chiflada que le estaba contando tal cosa, pues comenzaba a perturbarlo.
−Escucha a esta chiflada, como estás pensando que soy.
Puedes preguntar a cada persona de este pueblo que tenga más de treinta años y te contará como vio a esa mujer lanzarse desde el campanario y convertirse milagrosamente en piedra. Yo sé más allá, se la historia completa.
−Cuéntemela -carraspeó el sacerdote.
−Ángeles era una mujer de noble linaje y corazón, además de ser portadora de una gran belleza. Se casó con un hombre de su clase y algo poco visto, los dos muy enamorados.
Pronto él, se obsesionó con no envejecer y decepcionar a su dama y se convirtió en un alquimista que más tarde hechicero, preparaba pócimas y mejunjes, intentando extraer elixires varios.
El caso es que nadie supo que el hombre jugaba con la magia, más pensaban que era un científico loco en su laboratorio.
Fueron dichosos al tener a su hijo, Sigfrund. Ese niño vivió entre las nubes del mismísimo cielo, aquí, en la Tierra. Demasiado temprano le tocó estrellarse de bruces contra el suelo.
Ángeles quedó embarazada de nuevo. Nadie lo sabía. Ella estaba ilusionada como una niña y quería sorprender a su marido. Pero antes de hacerlo, quería el augurio de un anciano sabio, como lo tuvo en su anterior gestación y un viejo erudito, que rebasaba los cien años y había vivido entre druidas, se presentó en la casona de Ángeles.
Él le predijo a la mujer, que el hijo que llevaba en el vientre, nacería varón y sano.
La señora estaba dichosa, pero la sonrisa se congeló en su rostro cuando el anciano lanzó una terrible profecía; Un hermano mataría al otro, lo asesinaría.
La sensible Ángeles Roca Iglesias quedó desolada y en días posteriores hizo llamar a magos y sabios de tierras lejanas. Todos auguraban lo mismo; Un varón estaba destinado a darle muerte al otro.
Una noche no pudo resistir más y echó al último mago con sus funestas predicciones. Corrió a consolarse entre los brazos de su marido, deseosa de que él encontrase un remedio, pero en vez de hallar consuelo en él, lo vio besándose apasionadamente con su propia hermana, a la que ella más adoraba. Su mejor amiga y confidente.
El dolor le desgajó el alma y le atravesó el corazón. Ya no había remedio. Deseaba morir, pero quería hacerlo con el perdón de Dios.
Llegó hasta este mismo templo y se escondió en él hasta que el sacerdote se fue y cerró. Después pidió perdón a Dios y le dijo que la tomase a ella, con el hijo de su vientre, como una ofrenda.
− ¿Y su otro hijo? ¿Nada le importó? Dios mío, esto no puede ser verdad…
−Y sin embargo lo es. Ella amaba a su hijo, pero el dolor la cegó de tal modo, que cometió la locura de lanzarse desde el campanario.
Yo…se todo esto porque…soy la nieta del sabio que predijo todo aquello, del hombre que en gran parte es culpable de esta tragedia. Mi padre es un mago y me transmitió mucha de sus enseñanzas. He aprendido a trabajar con los elementos, sobre todo con el del aire. También uso la telepatía. Gracias a ella descubrí que el beso del esposo de Ángeles con la hermana de esta, fue producto de probar unas pócimas que él mismo creó y estaban confundidas en sus botes.
Yo, deseaba subsanar el gran error que había cometido mi abuelo y por eso me empeñé en rescatar a esa efigie con mi magia.
Una noche, cuando la plazuela estaba solitaria, vine con mi grimorio hasta las puertas de este templo. Leí varios conjuros que se realizaban utilizando el elemento aire. Enseguida me alcé, volando, como un ligero pajarillo.
Todo estaba oscuro, por lo que tuve que hacer un hechizo de fuego que quemó mis manos, pero al menos logré crear una pequeña bola incandescente que me seguía a donde fuese.
Lo primero en lo que me fijé de aquella talla fue en su terrible expresión de horror.
Damiun se conmovió hasta la médula. Siempre le había llamado la atención esa extraña estatua. Cada vez que subía al campanario se detenía a observarla desde los vitrales y apenas podía ver un hermoso ángel de piedra, de espaldas. Ahora esa mujer aseguraba que el horror marcaba su pétreo rostro.
−Varias noches subí, a intentar salvarla. No entendía por qué había quedado así ¿Dios la había detenido convirtiéndola en una dura e inerte roca? No logré nada y mira que lo intenté con persistencia. Menos mal que no desistí en mi empeño, sino no me habría dado cuenta de que, aunque su vientre era de piedra, se había abultado con los meses.
− ¡Basta! ¡Deje de inventar esos cuentos! ¿Qué pretende contándome tal absurdo?
− ¡Tú, tu eres el hijo que saque de ella aquella noche de Septiembre!
El sacerdote, conmocionado, ardió en una furia sin parangón. Salió del confesionario y tomó por los hombros a esa mujer, zarandeándola entre insultos. El velo que le cubría la faz, cayó a sus pies y Damiun quedó desencajado por completo al verla.
La mujer lo miró a los ojos con ternura.
Él cayó arrodillado ante la señora, abrazándose a su cuerpo menudo y estallando en llanto.
−Nana, nana, no puede ser.
Aquella mujer era su único referente en la vida. Él era un huerfanito al cual ella había criado con toda su dedicación y amor. Jamás dejó que la llamase madre. En vez de mama hizo que la llamase nana, su nana protectora. Nunca le contó nada, no quiso perturbar su vida y practicaba su magia a escondidas. Pero aquella mañana el miedo se le había clavado en el pecho como una daga congelada.
Sigfrund, el mago de mayor poder y alcance a muchas millas a la redonda, era el hermano de su Damiun y había dado con él. No podía permitir que la profecía se cumpliese.
−Hijo de mi corazón −acarició los cabellos oscuros de su siempre niño− Ese hombre con el cual te encontraste hoy es…es tu hermano mayor.
Damiun alzó su rostro empapado en lágrimas, con la boca abierta por el estupor. En sus ojos temblaban el agua y el reflejo de la luz de los cirios. Intentaba hallar en la faz de su nana la paz perdida de golpe. No lograba encajar las piezas, solo podía llorar.
Sigfrund averiguó donde vivía el párroco del pueblo y se personó frente a su puerta. Alzó su mano, asegurándose de que nadie lo viese y lanzó una ráfaga ígnea de color verde contra el pomo de la puerta. Esta no se abrió. Sigfrund, contrariado, insistió.
Al ver que la puerta no cedía, comenzó a usar magia más potente, cosa que no le agradaba en absoluto. Aquel maldito cura le estaba haciendo desperdiciar sus energías.
Al fin logró abrir aquella puerta, la cual cerró tras adentrarse en el lugar. Con un movimiento de manos hizo aparecer una luz candente que iluminaba la estancia. Aquel sitio se componía de una sala y una sencilla alcoba.
Se concentró mentalmente para saber dónde estaban situadas las escrituras y las llaves. Todo fue dibujándose de forma borrosa en su mente.
−Maldita sea ¿Qué ocurre? – cerró los ojos y los apretó con fuerza, tratando de concentrarse. Las imágenes tardaban en acudir y eran poco nítidas. Esto no fue impedimento para saber dónde se encontraban las escrituras y las llaves− Ajaaá -cerró el puño en señal de triunfo.
Enfocó con sus ojos de tigre el cajón de la mesita de noche y lanzó desde ellos unos lazos eléctricos que alcanzaron la cerradura. Sigfrund puso todo su empeño en ello, pero el cajón no se abría.
Todo intento fue en vano, ni siquiera sus garras afiladas y chispeantes pudieron abrirlo. Quiso demoler la mesita de noche, pero tampoco pudo.
Agotado, lanzó la mesita por los aires y salió corriendo de allí.

Damiun se despidió de su nana y se quedó solo en el templo, cerca de Dios, meditando.
Subió las escaleras que llevaban al campanario y se detuvo ante los vitrales. Respiró profundo y se asomó por ellos.
No se atrevía a mirar a aquel ángel de piedra, que era su propia madre.
Desolado, estampó sus manos y su frente contra las vidrieras de colores, intentando vislumbrar algo.
Desgarrado por la reciente confesión, estalló en un angustioso quejido a la vez que estampaba sus puños contra los vitrales, quebrándolos en mil pedazos. Ahora el viento azotaba sus cabellos y su sotana, sin piedad. De repente podía ver a su madre sin nada de por medio.
Mientras, Sigfrund, derrotado, llegó hasta la Iglesia y alzó sus ojos hacia el campanario.
-Madre…madre – jadeó.
La impotencia de encontrarse ante su progenitora y no poder siquiera rozarla, hizo que por el rostro de Damiun escurriese una lágrima, que cayó y descendió a toda velocidad, golpeando la mejilla de Sigfrund. La lágrima de Damiun resbaló por la mejilla del mago, que atónito, arrastró entre sus dedos aquella gota de agua y la miró con fijeza.

La noche trajo una lluvia torrencial.
Damiun, esperaba desde el atardecer a que escampase, guarecido en el templo. Como vio que la lluvia no tenía intención de cesar, abrió las puertas de la Iglesia, dispuesto a marcharse. El agua y el viento lo golpearon, implacables.
Lo que jamás esperó ver frente a él nada más salir y caminar unos pasos, era a su propio hermano, a varios metros, bajo el oscuro aguacero.
Sigfrund chasqueó los dedos y se encendieron decenas de antorchas que no se apagaban bajo la lluvia, ni con el viento.
Un gran ejército secundaba al gran mago, que miraba desafiante a Damiun. Los cabellos largos y empapados de Sigfrund delataban que llevaba tiempo esperando al cura allí fuera. El mago extendió su mano y bramó con voz atronadora;
−Dame las escrituras y las llaves de este sagrado templo.
−Jamás.
Aquella respuesta enfureció de tal modo a Sigfrund, que sacó un puñal que guardaba en su bota y lo arrojó contra Damiun, a la vez que el alarido roto de una mujer ensordecía la plazuela.
El arma se clavó con tal fuerza en el pecho del sacerdote, que este salió despedido contra la puerta de la Iglesia. Su cuerpo fue resbalando poco a poco, mientras su nana corría a socorrerlo, llorando desquiciada.
El muchacho cayó sobre el suelo encharcado, mientras su desesperada nana lo sostenía entre sus brazos.
− ¡Socorro! ¡Ayuda! −pidió la señora, mientras retiraba los mechones de pelo mojado de la faz pálida de su muchacho. Después clavó su mirada iracunda en Sigfrund. Lo señaló con un dedo largo y acusador- Miserable, asesino. Acabas de apuñalar a tu hermano.
Sigfrund comenzó a reír a carcajadas y su ejército rio con él.

− ¿Qué dice esta demente?
De pronto un relámpago iluminó el cielo, que rugió en un trueno ensordecedor. Un rayo cayó sobre el centro del ángel de piedra, quebrándolo en mil pedazos.
Cientos de pedruscos salieron disparados con violencia contra la plazuela.
Un atónito Sigfrund cubrió su rostro con los brazos. El tormento que lo invadía en aquel instante, bloqueaba todos sus poderes mágicos y no pudo esquivar los tremendos golpes que le propinaba la lluvia rocosa. Sintió que la sangre se agolpaba en sus sienes, que comenzaban a arderle y palpitarle con rabia.
En el lugar que minutos antes ocupaba la estatua, se dibujó poco a poco una etérea mujer con alas, que fue tomando forma y visibilidad. La dama angelical comenzó a descender con suavidad.
Sigfrund creyó que la efigie liberada vendría hacía él, su hijo, el que tanto había sacrificado y sufrido por devolverla a la vida. Podía reconocerla, era ella, su adorada madre. Verla volar ante sus ojos, era una imagen perturbadora y a su vez celestial.
Sigfrund creyó que el corazón se le saldría por boca.
Aquella mujer voló bajito hacia donde yacía Damiun. Acarició su lívida faz con la yema de los dedos.
El mago, en un impulso, salió corriendo hacia ellos.
−Madre, madre – extendió sus manos ante ella, que le lanzó una mirada cargada de sufrimiento.
−Era tu hermano…y lo has matado.
− ¿Mi hermano? -comenzó a ahogarse en su propio llanto− Trae, acércamelo, deja que lo sane.
−Amado hijo, has atravesado su corazón y cuando un corazón se quiebra, no hay vuelta atrás. Has matado a tu hermano, como en las profecías estaba escrito y ya no hay remedio. Ni toda tu magia podrá regresarlo a la vida.
−No madre, yo…me arrepiento. No, nooo… ¡Hermano! − Cayó de rodillas ante Damiun y tras contemplar su terrible obra, se abrazó llorando como un niño a su inerte cuerpo. Su madre, atormentada, era testigo de aquel sufrimiento irrevocable.
Sigfrund, furioso con su persona, balbuceó; ¡Yo debería estar muerto en lugar de él!
El mago, sin poder soportarlo, dejó atrás el cadáver de su hermano para adentrarse en la Iglesia. La nana de Damiun lo siguió, intentando detenerlo, pero el muchacho subió hasta lo alto del campanario y desde allí se lanzó al vacío, sin pensarlo.
Al igual que su madre, quedó petrificado a medio camino. Él sería el nuevo ángel de piedra que adornaría aquel templo.
El alma libre de Ángeles, se llevó volando sobre su níveo cuerpo astral, el espíritu de su fallecido hijo menor. Voló alto, muy alto. Selló sobre la efigie de su hijo mayor un beso eterno.
−Siento tu cruel destino, mi amor.
Apresaron al ejército del mago Sigfrund, acusados por la muerte del sacerdote. En ese preciso momento fue engendrada la semilla de la Santa Inquisición.
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Frigg
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por Frigg »

Emocionante, original, bien escrito. Me ha mantenido inmersa en la lectura todo el tiempo, imaginando cual sería el siguiente paso y sorprendiéndome con los giros en el argumento. Me parece un buen trabajo.
Si tuviera que ponerle un pero es que no entiendo por qué la nana no usa sus poderes para proteger al sacerdote, ella conocía la profecía y había estudiado los elementos… Me hubiera gustado un enfrentamiento mágico entre Sigfrund y ella, pero ya nos explicarás por qué la has dejado en un papel tan pasivo.
Puede que al tener limitación de seis folios en el trabajo no pudieras dar más juego a esa tensión entre los personajes, pero a mí me hubiera encantado.
Lo dicho, me gusta, me gusta… y volveré...
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Iliria
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por Iliria »

He empezado leyendo este relato, así que con él empiezo a comentar :hola:

En general me ha gustado, ha sido agradable de leer. He encontrado una historia muy original, bonita, con mucho aire de leyenda. El ritmo es bueno y el estilo bastante correcto.
Aunque hay que matizar algunas cosillas: no me ha cuadrado mucho en la época (1121, 1147...) ver la palabra "asfalto"; la asocio más al alquitrán del pavimento moderno. Tampoco me ha convencido la forma de tratarse de usted (personalmente, yo hubiese preferido la forma "vos"... :roll: )

La frase final de la Inquisición no la he entendido muy bien. A ver si el autor/a se pronuncia, porque me ha intrigado.

Buen trabajo en general, gracias por participar :60:
Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón :101:
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
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Sinkim
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por Sinkim »

Me ha gustado mucho esta historia, pero sobre todo el principio. Desde que se descubre la identidad de los dos hermanos y la profecia la historia pierde un poco su interes porque ya se intuye el inevitable final :lol:

La idea de sacar al hijo del vientre de piedra es simplemente brutal. No sé si fue la idea que dio origen a la historia o si se te ocurrió a medida que escribías la historia pero me ha parecido impresionante :lol:

También me parece un acierto que no te hayas molestado en explicar el porqué de la maldición ni como hace para quedarse congelada en medio de la caída :lol:

Por cierto, visto lo visto, habría que recomendar al ayuntamiento que pusiera una barandilla bien alta en el campanario :twisted: :twisted: :cunao: :cunao:

Un detalle, yo quitaría la última frase, el destino del ejercito de Sigfrund no es importante y lo de la Inquisición no parece tener nada que ver con esta historia :D
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)

:101:
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Nínive
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por Nínive »

Aquí estoy... :hola:

Es una leyenda típica y por eso tiene algunos tópicos que a mí no me gustan. Tiene cosas buenas, pero muchas a mejorar.

Historia
La idea central del Ángel de piedra me parece muy buena y que se lleve el embarazo adelante es genial. Peeero, veo muchas incongruencias en la historia, o por lo menos, cosas que no están bien atadas.
Primero, ¿en un pueblo pequeño y el cura siendo de la zona no conoce la historia de la estatua?
Segundo ¿de dónde sale un ejército si no se ha hablado antes de él y qué narices quieren? ¿Conquistar la iglesia?
Tercero: sacarse de la manga la explicación del beso entre el padre y la tía (lo de que fue por unas pócimas) no está muy bien. No me creo la visión tan estupenda que tiene la nana de todo lo ocurrido.
Y ese es otro de los problemas de esta historia. No me gusta enterarme de todo por un diálogo. Muéstramelo poco a poco, deja que adivine cosas, sorpréndeme. Porque la única sorpresa es la del embarazo de la estatua.
Eso sí, el ritmo es ágil y adecuado a lo que cuenta.

Personajes
Aquí comenzamos con los clichés. El bueno es bueno, el padre, aunque parece durante un momento que no, también es bueno, la nana es buena, el mago no es malo porque todo lo hace por amor a su madre...
En fin, que lo que busco son personajes con capas, personajes currados en los que encuentre lo bueno y lo malo. Y creo que se podían haber trabajado un poco más.

Narración

El ritmo es bueno, eso ya te lo he dicho. Formalmente hay algún problemilla de comas y la puntuación de los diálogos no está bien.
Alguna cosilla he visto en la forma de hablar de la nana, pero solucionable.
Lo que hay que trabajar más es la ambientación, que me parece nula. No encuadras la historia en un momento dado, no hay creación de ambientes, ni detalles con los que puedas imaginarte las escenas.

Dicho todo esto, me parece que si le das una vuelta de tuerca a al historia quedaría muy chula, pero hay que trabajarla más.

Un... :60:
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Verditia
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por Verditia »

Una narración con regusto a leyenda :)

Marco: Se supone un anodino pueblo medieval, con su iglesia y campanario. Gracias a esa evocación a rumor hubiese quedado en ese espacio-tiempo indeterminado en el que viven las leyendas, pero al poner fechas, eso me ha anclado a la historia estricta y, claro, quizá he percibido anacronismos que me han emborronado un poco (un poquito poquitín) el conjunto del relato.

Personajes: Muy bien dibujados, tanto en apariencia (los dos hermanos son opuestos, uno oscuro, otro claro) como en psicología. Los secundarios (la nana, el padre alquimista, la madre suicida) en su papel de detonantes para la historia, con sus matices, su importancia, pero sin molestar a la historia en el presente. Me han gustado los diálogos, dan cercanía e implican al lector en la historia, como si fuese el oyente de las confesiones.

Historia: Muy marcada por esa profecía que, aunque los protagonistas no conozcan, los lleva irrevocablemente a su cumplimiento. Aunque de apariencia simple, bien trazada y bien explicada.

Nivel de fantasía: Somoza con puntos de Grimm.

Me recuerda a: Leyendas, de Bécquer.
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Escritoradesueños
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por Escritoradesueños »

Interesante esta historia en la cual un mago por salvar a un ángel de piedra de su terrible condición, acaba convertido él mismo en un ángel de piedra.
Es como una historia en círculos, que da la vuelta y te pone la conclusión ante la cara;
La madre temía a la profecía y por eso se lanzó desde el campanario. Pues bien, si esa mujer no se hubiese lanzado del campanario, jamás se hubiese cumplido tal profecía.
Al final ella da pie a que se cumpla lo que más teme, su mayor miedo hace que este se materialice,
como por arte de un maleficio y muchas veces esto ocurre en la realidad.
Me gustó mucho esta historia. Tiene mucha fantasía, sobretodo en la figura de Sigfrund y su búsqueda para la salvación del Ángel de piedra.
Los dos hermanos son tan diferentes…yo esperaba que se conociesen cara a cara como hermanos o me hubiese gustado que el final tuviese un giro inesperado y me sorprendiese, matando el sacerdote al mago, hubiese sido más original.
Los personajes han logrado transmitirme mucho, todos. La narración intercala muchos diálogos y muy buenos. La parte narrativa es muy especial y a la vez muy bien lograda. Autor, tienes un estilo diferente a lo que haya leído nunca.
Me ha gustado mucho leer expresiones tan antiguas como usía para hablar de usted. Woooow.
Y del final me ha gustado la conclusión, lo de la Inquisición. Por Sigfrund y sus magos, el ataque contra el sacerdote y la Iglesia. ¿Así comenzó a germinarse el odio de los católicos hacía los que utilizaban hechizos? Qué manera más interesante de encuadrar la Inquisición en todo esto.
La historia de los dos hermanos es dramática y lograda. Me encantó imaginar al ángel de piedra en su embarazo y como la piedra comenzaba a abultarse, hueca, con un bebé dentro, como si fuese un estilo de huevo. ¿Cómo haría esa nana para sacar a un bebé que creció seguramente sin placenta ni líquido amniótico? ¡Esto sí que es fantasía!
Una escena que me encanta es cuando la lágrima de Damiun cae sobre el rostro de Sigfrund y recorre también su mejilla ¡Es mágico! Podría ocurrir de manera improbable, pero que les ocurra a estos dos hermanos, que comparten el mismo dolor sin saberlo, es mágico. Esa escena, para mis favoritas.
Me encantó también el momento confesión, pues la Nana nos fue contando toda la historia y pude sumergirme en el momento confesión y en la historia del pasado, todo a la vez.
Sin embargo, me he quedado con la duda más grande de todas, autor; ¿Por qué la persona que se lanza desde ese campanario queda convertido en un ángel de piedra que queda en el aire? No se ha dado ninguna explicación sobre esto, que me parece que es el eje central del relato y me he quedado con toda la intriga.
Una pluma que sabe lo que se hace, que escoge vericuetos profundos para llegar al alma de los lectores, pues eso he sentido. Esta historia me ha maravillado y se ha ganado un trozo de mi alma. :eusa_clap: :marie_bow:
Tendrá mis puntos, aunque solo lleve leída 5, esta me ha tocado demasiado la patata, a pesar de que le falte el quit de la cuestión, pero está tan enriquecida en otros aspectos, que merece una alta nota por mi parte.
Enhorabuena autor. Buen trabajo. :60: :60: :60:
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Topito
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por Topito »

Bien, te diré algo bueno antes de crucificarte, :cunao: . Me ha parecido muy entretenido y muy buena historia que contar. Un ritmo perfecto y la intriga y la tensión bien conseguida...

Vale, ahora ponte en cruz que te voy a clavar :evil:

¿En serio me dices palabras como "científico" y "escritura" en el siglo X?

Científico sería más bien de la Edad Moderna. Deja el término en "alquimista loco" y perfecto.

Vamos con "escritura". Sí, esa "escritura" por aquí y "escritura" por allá. ¿En serio? Qué modernos eran en ese pueblo cuando el registro de la propiedad aún tardará, al menos, ocho siglos después. Lo cierto es que los documentos o, mejor dicho, legajos, no estarían en la parroquia.

Por último, la conversación con el cura sobre este tema no es muy creible, pues, lo más probable, sería que los propietarios fuera la orden a la que pertenecía el parroco. ¿Cómo es que no sabía quién era el propietario? Cualquiera de la época sabría que era muy complicado, aún siendo noble, adquirir una propiedad de la iglesia.

Son detalles que pueden sacarte de inmediato de la historia y no benefician al relato. Cuidado cuando ubiquemos nuestras historias en años anteriores a los que vivimos.

No obstante, me sigue encantando el relato, pero no podía ser sincero contigo sino te comentaba todo este tocho.

Mi enhorabuena. El resto me parece fantástico. :60:
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jilguero
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por jilguero »

Me estreno contigo, autor, con lo cual me coges muy descansada y bien dispuesta.

Y he empezado por el tuyo porque me atraía el título que veo, por cierto, muy adecuado. :D

Mi impresión general es que has tenido una idea muy buena, original (no leo Fantasía y no sé si eso influye, pero es mi impresión) y atractiva, que has desarrollado de manera muy digna pero por caminos muy trillados. Es decir, la escena inicial me picó la curiosidad de mala manera y, sin embargo, a partir de cierto punto la historia se volvió para mi previsible. Por supuesto, desconocía los detalles de esta historia concreta pero podía suponer a grandes rasgos como acabaría.

Lo primero darte la enhorabuena porque tener una buena idea es lo esencial, ya que el desarrollo y el aspecto formal depende más de los gustos y de tiempo dedicado a pulirlo. Has hecho, pues, un buen trabajo pero creo que todavía te podría haber quedado mejor. Tienes una manera de colocar las comas y los puntos y comas que no es la habitual y eso ha hecho que en algunas frases me haya detenido y las haya vuelto a leer. Mas eso es algo que se arregla en un plis plas. En concreto, colocas una coma a veces entre sujeto y verbo sin que haya información extra por en medio (esto ya se lo dije a Gisso una vez y me dijo que a él le gustaba hacer énfasis así, si eres Gisso disculpa mi insistencia) y algunos ";" serían para mí claramente ":".

Desde mi perspectiva, cosas que hubieran hecho tu historia mucho más atractiva:

Recrearte mucho más en esa imagen de piedra que es el corazón de la historia y en ese hueco en el vientre. Es lo más original de tu historia y no la has resaltado demasiado.

Haciendo que los personajes sean menos estereotipados y, por ende, menos previsibles. Tal cual está es lo típico que te encuentras en la lectura juvenil (o la idea que yo tengo pues hace siglos que no leo juvenil) pero como adulta me gustan más matices en los personajes, que no quede tan claro a quien le toca el papel de malo y a quien el de bueno.

Poniendo menos información de cosas que no son esenciales. Vamos, podando el texto, algo a lo que soy muy aficionada yo (el mío ahora ya podría podarlo un poquito). Además, evitar en lo posible expresiones y adjetivos muy trillados porque le da también un toque más de texto juvenil que adulto.

Por último, una apreciación mía (posiblemente más subjetiva aún que lo anterior, si cabe) es que me sobra la historia entre el marido y la hermana, pues es cargar innecesariamente la historia de dramatismo. Quiero decir, que con que la madre supiera que dejar nacer a su hijo significaba la muerte del otro es ya suficiente motivo para decidir que no salga de su vientre. Lo otro le da un toque un poco más folletinesco y no siendo necesario pues...

Esta vez voy a leeros mucho más despacio para no saturarme de Fantasía, que no es lo mío. No sé pues si habrá otra vuelta. Si la hubiese y se me ocurre algo más ya te lo digo. Pero quédate con lo importante: has tenido una buena idea y has presentado un trabajo muy digno pero que intuyo eres capaz de mejorar dedicándole más tiempo. ¡Enhorabuena, pues! :60:


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Berlín
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por Berlín »

Este relato tiene algunas imágenes espectaculares que me han alborotado el cerebro. Esa imagen de Angeles cayendo al vacio y convirtiéndose de pronto en piedra me han dejado medio loca, pero luego cuando se explica que estaba embarazada y la barriga se le abulta -cosa que suele suceder por otra parte- y luego hay un hueco, ya los ojos se me han quedado desorbitados. Que buena idea todo.

Es un trabajo interesante que se lee o que más bien se devora, pero para ser sncera yo eliminaria ese dramatismo que lo hace convertirse de pronto en un culebrón cuando el hermano mayor corre hasta el hermano menor gritando noooo hermano que he hechooooo y esa vainas, que ahí me he desinflado un poco.

La profecia me gusta, un hermano mata al otro. Ya ocurrió. Y la madre se lanza queriendo pararla. No me ha gustado alguna expresión -me está pasando mucho en este concurso- , como "se me desgajó el alma". El alma no es una mandarina.

Bueno, bien escrito, interesante y con unas imágenes muy bellas e impactantes. Te tendré en mis plegarias.

Felicidades.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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David P. González
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por David P. González »

Me ha gustado la historia, pero no me ha gustado la forma en que nos has dado la información, a destiempo y un poco forzado en algunas ocasiones.
He de decir que me ha parecido predecible, o que yo la he visto venir.
La frase final la pasaría por la tijera. Supongo que pretendes poner una guinda a tu trabajo, el chocolate en el fondo del cucurucho, pero, personalmente, no le encuentro sentido literal. Se les acusa de un homicidio, no de herejía. Es como si el chocolate estuviera amargo.
Termino igual que he empezado, me ha gustado la historia, eso es muy importante :60:
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Landra
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por Landra »

Sigmun Froid...Damian...Angeles (angel)...Emion (Hermione), de verdad que creía que iba a leer una parodía de fantasía con varios personajes conocidos. Pero no ha sido así.

La lectura ha sido amena, llena de emoción y tensión, no me esperaba que el sacerdote fuera el hermano, tenía claro que del hueco de la estatua había salido alguien, pero no sabía quien, has conseguido que entrara tanto en la historia que me importara bien poco intentar adivinar que es lo que iba a suceder, simplemente me he dejado llevar.

Enhorabuena autor, gran relato, aunque yo le cambiaría los nombres y no diría nada de la santa inquisición, pero eso ya es cosa mía.

Mucha suerte Autor!
F: 6 H: 7 E: 7 G: 4
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Isma
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por Isma »

Vaya hombre... y yo que estaba lanzado a escribir comentarios chorras... Tengo que parar en este.

No me ha gustado nada, lo siento. Me fastidia tener que decirlo. La verdad es que preferiría inventarme un rollo de algún libro de fantasía, graciosete y tal, pero estaría esquivando la verdad. Y creo que los relatos se presentan para que digamos lo que pensamos de ellos.

El tema formal me condiciona mucho. Si leo cosas extrañas el relato se me atraganta. Por ejemplo, el separar sujeto y predicado de una oración con comas.
El joven sacerdote encargado del templo de Nuestra Señora Piadosa Piedra, rellenaba el pilón del agua bendita
En un orden similar, comas que faltan en la acotación
Su imagen [coma] envuelta entre ropajes oscuros, imponía.
Elección poco afortunada de las palabras. Damisela significa "Mujer joven que presume de dama o de señorita refinada"
Los ojos azules de la damisela eran pura zozobra.
Tildes diacríticas
pero quedaron impactados al observar como su caída
Frases enrevesadas o confusas
Él sin embargo era la antítesis del sujeto que tenía ante sus ojos
El mago no podía pasar por aquel templo, sin quedarse a contemplar a los pies de él a su madre, petrificada, en las alturas.
Nunca había querido beneficiarse de ella, pues sentía que la necesitaba toda concentrada en sus energías, para recuperar a su preciada madre.
Repeticiones
Desolado, estampó sus manos y su frente contra las vidrieras de colores, intentando vislumbrar algo.
Desgarrado por la reciente confesión, estalló en un angustioso quejido a la vez que estampaba sus puños contra los vitrales, quebrándolos en mil pedazos.
Atragantado como iba, no es de extrañar que la historia no me haya gustado. Es un culebrón. Estoy completamente seguro de que Gavalia ha debido de llorar al leerlo, lo cual, creo, es bueno para ti. Pero no me gusta que se revelen hechos al lector tal cual. Prefiero que se deje la opción a que el lector los descubra. Me refiero, por ejemplo, al párrafo en el que se nos informa de que Sigfrund es un mago. O a los cualificativos aplicados a los nombres: intimidado cura, desconcertado hombre, nervioso hombre de Dios. Me gusta más cuando dejas caer piezas y el lector las une. Por ejemplo, que el cura tamborilea con los dedos sobre la mesa, o que su mirada es huidiza, o que suda demasiado para el calor que hace... todo eso ya indica que el cura debe estar nervioso. El misterio del ángel, fíjate, nos lo tiene que contar íntegro la nana. A mí me hubiera dado escalofríos acompañar al cura mientras descubre, "él solo", las piezas de la tragedia. Un poco más complicado, pero cómo hubiera quedado. Porque la idea creo que es buena.

El final, por último, me parece un intento desesperado por intentar que todas las piezas cuadren. El ejército, la Santa Inquisición, el arrepentimiento...

De verdad que no me gusta nada decir que no me gusta un relato. No tengo mala intención y me alegro de que a otros les esté gustando. Espero que lo entiendas, autor.
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zilum
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por zilum »

:hola:

Me parece una gran historia, que me ha gustado mucho. Para mí el mejor momento es cuando Damiun descubre que es el hijo de la estatua de piedra, que la verdad me sorprendió. Luego el desenlace es previsible, si bien que el primogénito suceda a su madre como estatua de piedra está muy bien. Sobre la polémica con la frase final, yo la ha entendido, me parece bien... aunque para mi gusto ganaría el relato si dejas el final en "Al igual que su madre, quedó petrificado a medio camino. Él sería el nuevo ángel de piedra que adornaría aquel templo."

Entiendo que Sigfrund se suicide, porque dedicó toda su vida a intentar liberar a su madre y al final mata a su hermano y siente su decepción, sin embargo, no entiendo la decisión de Ángeles. Si las profecías anuncian eso, ¿la solución es matar a uno de tus hijos? Vale, entiendo que acabó tan desesperada que se lanzó... ese tipo de cosas no obedecen mucho a la lógica. Bueno, me he respondido en esta reflexión.

Sí, hay fallos por pulir en tu escrito, pero escribes muy bien y he disfrutado la lectura. Mi ecuación de la muerte te da muy buena nota.

Enhorabuena y mucha suerte
:60: :60: :60:
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Megan
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Re: CF 2 - El ángel de piedra

Mensaje por Megan »

Me gustó mucho, tiene momentos de gran emoción.
Me gusta la originalidad del tema y como describes las escenas.
Que tengas mucha suerte :60:
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