CN5 - No revelaré mi nombre - Zilum

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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kassiopea
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CN5 - No revelaré mi nombre - Zilum

Mensaje por kassiopea »

NO REVELARÉ MI NOMBRE


—Ya de camino hacia el hospital, inspectora —informó el agente López—. La víctima se mantiene estable.
La inspectora Elena Suárez colgó la llamada, ansiosa por comenzar a leer todo lo que estaba escrito en la pared con letras de sangre. A sus cincuenta y dos años se presentaba la oportunidad de su vida.
—Esto me da mala espina, inspectora —comentó Raúl Calvo, el agente que descubrió los cadáveres.
—Sal de aquí y quédate en la puerta —ordenó con tono agresivo. Lo único que quería era leer antes que nadie los grabados escarlata de la pared—. Que no entre nadie sin mi autorización, ni siquiera el juez.
El agente asintió y abandonó la pequeña estancia con premura, dejando por fin a solas a Elena. La temperatura era baja, propia del mes de diciembre, pero dentro de aquella habitación hacía incluso más frío que en el exterior. La inspectora recurrió a la petaca que llevaba siempre en el bolsillo interior de su abrigo, pegando un buen trago del licor de mandarina casero que elaboraba con maestría su padre todos los años.
Contempló los dos cadáveres con una expectante sonrisa y procedió a sumergirse en la lectura del macabro legado del presunto asesino:
«Lo sencillo es conseguirlo sirviéndose de la ambición, pero la verdadera gloria estriba en el odio. El odio más puro, el odio por encima de cualquier cosa.
Siempre quise ser escritor. En realidad siempre quise ser un reconocido escritor pero, ahora que por fin hago públicas mis primeras líneas, no revelaré mi nombre. No voy a regalar mi vulnerabilidad, por lo menos mientras no ascienda de rango. ¿Que por qué escribo mi primera obra en una pared? No dispongo de papel, ni bolígrafo, pero sí de una pluma de ave y de un corazón que aún palpita.
Lector, pronto te preguntarás por cómo sé todo lo que ha acontecido en los hechos que relataré a continuación. Puede que lo comprendas al final, aunque te advierto que de seguir leyendo el que se está exponiendo eres tú. Es lo que acarrea leer un texto escrito con sangre. Sí, si has llegado hasta aquí, sé que vas a continuar leyendo…
El noveno piso de este mismo edificio pertenece a Joaquín, cortesía de sus padres. Podría decirse que es un digno legado que compensa que su padre le hubiera engañado con su novia, Angélica, hace algo más de un año. El karma, el destino o una jodida tempestad provocó que el mar se tragara el yate donde viajaba la pareja de amantes.
La oportunidad surgió cuando el pobre despechado huerfanito de treinta y dos años, cirujano especializado en operaciones de columna, ofreció una de las habitaciones a su mejor amigo de la infancia, Hipólito, al que siempre llamaba Lito. Joaquín y Lito eran la cara y la cruz de la moneda. El primero, siempre vistiendo según las últimas tendencias, de derechas y amante de la buena mesa, mientras que el segundo, de look metalero, detestaba todo lo relacionado con la política y era un extremista vegano. Pese a todo esto, los mejores momentos de sus vidas los habían compartido juntos y, ahora que Lito se había quedado sin empleo, Joaquín no dudó en cederle una de sus habitaciones, convenciéndolo de que en la capital le resultaría más sencillo encontrar trabajo.
Era la primera noche y por fin Lito disfrutaba de unos segundos de relax en su cuarto. Se cepilló su larga melena negra, según él, el secreto de su éxito con las mujeres, y se dispuso a acostarse cuando, de repente, escuchó un extraño ruido que le erizó el bello de los brazos. Provenía del techo. Algo o alguien estaba rascando justo encima, en la planta superior.
—Joaquín, ven un momento —reclamó la presencia de su amigo desde la puerta.
—¿Qué pasa, tío? —preguntó desconcertado al observar el rostro alarmado de su amigo.
—Escucha eso. —Lito pidió silencio llevándose el índice a la boca. Los arañazos se escuchaban con claridad y se repetían a un ritmo constante—. ¿Qué cojones es eso, tío?
—Arriba solo hay un desván, este es el último piso. ¿Es que te dan miedo las ratas? —se burló Joaquín.
—Menos coñas, tío, que me da muy mal rollo —dijo esbozando una media sonrisa.
—¿Por qué no te enchufas esa mierda que escuchas y me dejas dormir unas horas? —propuso señalando al MP4 que descansaba sobre la mesilla—. Mañana tengo que estar en pie a las seis.
Lito pensó que no era mal consejo. Respetaba a los animales como el que más, pero las ratas le daban un especial repelús. Así pues, se metió en cama y se aisló a ritmo de heavy metal hasta caer dormido.
No fue la claridad del día lo que le despertó pese a que eran ya las doce del mediodía, sino que fueron los arañazos procedentes del techo. Lito pensó que el animal que estuviera rascando no tardaría en cavar un agujero a ese ritmo. De nuevo trató de evadirse de las inquietantes sensaciones que le transmitía aquel sonido, en esta ocasión visitando la cocina. Su amigo no tenía leches vegetales, pero al menos logró rescatar un plátano y unas manzanas. Tras el almuerzo, se vistió con los arañazos como música de fondo y se dispuso a marchar, ya cerca de la una. Se aseguró de que en su bandolera negra de lino estuvieran las copias del CV, abrió la puerta, cerró con llave como le había recalcado su amigo y pulsó el interruptor del ascensor. Mientras esperaba, desvió la vista hacia las escaleras que conducían a la planta superior.
—¡Qué cojones! —murmuró.
La curiosidad lo empujó a subir por las escaleras hasta toparse con una única puerta de madera, que le sorprendió por su solidez. Parecía una puerta blindada, tal vez acorazada. Allí no había timbre, solo la cerradura. Inspiró profundamente y a continuación soltó el aire, armándose de valor simplemente para pegar la oreja a la superficie de la puerta. Pasaron diez segundos y lo único que escuchó fue el palpitar de su corazón.
—¿Ahora paras, maldito roedor? —protestó negando con la cabeza.
Se apartó de la puerta y descendió por las escaleras, pero entonces oyó un inteligible susurro a su espalda. Se volvió con brusquedad, pero allí no había nadie. Sin darse tiempo a razonar lo que había ocurrido, bajó lo más rápido que pudo, se metió en el ascensor y presionó el botón de la planta baja.

Cuando Lito regresó a media tarde evitó pasar por su habitación, por lo menos hasta que tuviese que ir a acostarse. Cerca de las nueve, mientras Joaquín se duchaba, el huésped se dispuso a preparar la cena. Apenas había comenzado a picar tomate y cebolla sobre una tabla, cuando sintió una respiración próxima a la oreja izquierda.
—Yo de ti no me vacilaba cuando tengo un cuchillo en la mano —advirtió a Joaquín, con una sonrisa cómplice y sin sobresaltarse lo más mínimo.
Pero lejos de cesar en aquella broma, persistió la respiración. Lito reaccionó buscando con el codo izquierdo el estómago de su amigo, pero no lo encontró. Cuando se giró su sonrisa se tornó en una mueca de terror. Allí no había nadie. Empuñó el cuchillo instintivamente, como si se estuviese defendiendo de alguien, incluso trató de acuchillar a la nada. El sonido de su respiración alterada se entremezcló con el del aliento en su oreja izquierda. Se giró hacia ese lado de un salto, pero tampoco había nadie.
—¡Lárgate de aquí! —exigió, trémulo, tapándose con la mano el oído.
—¿Lito? —preguntó Joaquín con perplejidad, envuelto con una toalla de cintura para abajo.
—¡Mierda, joder, algo me estaba respirando en la oreja! —explicó alterado.
—Aquí no hay nadie, tío —trató de tranquilizarlo—. Escucha, posa el cuchillo, ¿de acuerdo? Y atiende a la sartén, que se te va a quemar mi cena.
—Vale, pero… —accedió desconcertado. Comprobó que ya no sentía ese aliento en el oído—. No me tomes por loco, tío, nunca me había pasado algo así.
—La cabeza juega malas pasadas, créeme. ¿Hay algo que te preocupe?
—No, creo que no. —Lito se pasó la mano por la cara—. Supongo que todo va bien… Reconozco que esa rata que no para de rascar, me pone algo nervioso.
—¡Venga! ¿Te pones así por una rata? Mira, lo que te hace falta son unas cervecitas en compañía de tu mejor amigo.
—Puede que sí. —El rostro de Lito comenzaba a recuperar su tono natural—. Pero ya te vas vistiendo, no tomaré nada con un tipo semidesnudo.
Cenaron y bebieron, para a continuación volver a beber. Los cascos de cerveza se acumularon en la mesa de roble del salón y, para culminar la velada, unos chupitos de crema de orujo.
—Bufff… en cinco horas tengo que estar operando a un viejo —masculló Joaquín.
—¿En serio? —Lito comenzó a reír a carcajadas—. Pero tío, esto es muy poco profesional.
—¡Bah, siempre viene algún cirujano en prácticas! Lo supervisaré con unas gafas de sol puestas, y ya está…
—Ahora sí me acojona la seguridad social.
Tras salir del baño, Lito avanzó por el pasillo sintiendo el eco de los arañazos. Caminó imprecando, deseándole una buena cagalera a aquella rata, hasta que entró en su cuarto, donde aquel sonido invadió sus oídos. Aún encima se dio cuenta de que se había agotado la batería del MP4. Exacerbado, subió de un salto a la cama y golpeó en dos ocasiones el techo a mano cerrada, logrando que los arañazos cesasen. Sin embargo, lo que escuchó a continuación lo estremeció de pies a cabeza: unas cadenas metálicas se agitaron con brusquedad, unos pasos y finalmente el chirrido por el roce de eslabones. El hombre se quedó sin respiración, permaneciendo inmóvil tratando de captar nuevos sonidos, pero no llegaron. Descendió de la cama lentamente, como si fuese acechado por un depredador, y de puntillas se dirigió hacia la puerta. Una vez sobrepasada, corrió por el largo pasillo hacia el salón, al otro lado de la casa, y allí se acostó en el sofá, tapándose con una manta. Una hora después logró conciliar el sueño y dormir del tirón el resto de la noche.
Se despertó cegado por la claridad de la mañana. Miró el reloj de su muñeca y marcaba las once, por lo que Joaquín ya se habría ido. Recordó el ruido del techo, pero sobre todo aquella respiración junto a su oreja izquierda. El miedo que sentía lo llevó a decidir que tenía que buscar otro lugar donde instalarse si pretendía permanecer en Madrid. Se levantó percatándose que seguía con la misma ropa de ayer.»
Elena pegó otro trago a su petaca. Se estaba impacientando. Aquella historia no llevaba a nada. ¿Sucesos paranormales? Los cadáveres que tenía a sus espaldas sí eran reales.
«Justo cuando estaba a punto de abandonar el salón, Lito maldijo en alto cuando escuchó un nuevo sonido inquietante a sus espaldas. Se giró clavando la vista en el armario que ocupaba toda una pared, reparando en uno de los cajones, que se abría despacio, rechinando la madera por el roce. Retrocedió un par de pasos hasta topar con la espalda contra el marco de la puerta, pero sin apartar la mirada del inexplicable fenómeno. Asomó una pequeña caja de madera que acabó precipitándose contra el suelo, saliendo despedida la tapa tras el impacto. Sintió un fuerte impulso de huir de aquella casa embrujada, pero, una vez apaciguado, optó por examinar el cajón buscando una explicación racional a lo acontecido. Allí no había más que papeles, mecheros y un llavero. Se inclinó para recoger la caja que se había quedado boca abajo y, al levantarla, descubrió una llave. Nada más contemplar su forma alargada, acabada en una pala con dientes, le sobrevino la visión de la cerradura del desván de la planta superior.
—Joder… esto no puede ser una casualidad —susurró mientras asía la llave.
Se calzó tratando de respirar profundamente para calmarse, abrió la puerta y subió las escaleras hasta detenerse frente a la sólida puerta. Introdujo la llave en la cerradura con la mano trémula, encajando a la perfección. Tragó saliva y la giró, hasta dar tres vueltas y sentir cómo la puerta se abría. Tiró de ella hacia fuera muy despacio, logrando no hacer ruido. La estancia estaba oscura, por lo que recurrió al modo linterna de su móvil para tener algo de visibilidad. Allí no había más que cajas, algunas herramientas, un par de viejas bicicletas, un cubo y, principalmente, mucho polvo, lo normal en un desván. Lo que le llamó la atención fue otra puerta, totalmente metálica, justo en el centro. Se aventuró a adentrarse iluminando el suelo que pisaba, temeroso de cruzarse con el roedor que le había estado atormentando las dos últimas noches. Giró lentamente el pomo de la puerta e inmediatamente lo golpeó un desagradable olor. Pese a ello, empujó la puerta lo suficiente como para vislumbrar lo que había en el interior de aquella habitación, apuntando el foco de la linterna allá donde dirigía la vista. Mediada la exploración, iluminó una figura vestida con un largo vestido negro que se levantó, atisbando un rostro con una larga melena negra alborotada que descendía por la cara, ocultando buena parte del rostro pero no la mordaza que le tapaba la boca. Lito gritó asustado al tiempo que daba un respingo hacia atrás, pero sin apartar la mirada de aquel ser del inframundo. Se dio la vuelta y comenzó a correr, escuchando el sonido de una cadena procedente del interior de aquel cuarto. De pronto, justo antes de salir del desván, se detuvo con los ojos abiertos de par en par.
—¿Angélica? —alzó la voz.
Incrédulo ante lo imposible, regresó a la pequeña habitación, enfocando nuevamente a aquella figura. Era ella, la difunta novia de Joaquín. O no tan difunta.
—Dios mío, ¿Angélica? —balbuceó Lito, buscando un interruptor que no tardó en encontrar. Una bombilla se prendió. Era ella. Los ojos de la mujer estaban humedecidos, pero no derramaban lágrimas—. Pero… ¿qué te han hecho?
Angélica miraba a su amigo con las pupilas titilantes, con una camisa de fuerza que le inmovilizaba los brazos y una cadena fijada a su espalda y a la pared. Lito se acercó y le apartó los cabellos de la cara descubriendo un rostro ajado por las penurias que debía haber soportado. Sin lograr articular palabras, el hombre la despojó de la mordaza y fue entonces cuando comprendió la magnitud de la tortura a la que Angélica había sido sometida, puesto que la mujer tan solo logró emitir gruñidos. Lito contempló horrorizado que le habían mutilado la lengua.
—¿Fue Joaquín el que te hizo esto? —logró preguntar mientras aflojaba los amarres de la camisa de fuerza. Angélica asintió—. Te sacaré de aquí.
La mirada de la mujer se desvió justo hacia la espalda de Lito, que se volvió rápidamente. Joaquín se le echó encima sin darle tiempo a reaccionar, estampando la enorme llave inglesa que sujetaba en la cabeza de su amigo.
—¿Por qué te metes donde no te llaman? —gritó mientras se ensañaba a golpes contra el cráneo destrozado de Lito.
Un lago de sangre se expandió por el suelo de cemento de aquel zulo, perdiéndose por debajo del vestido de Angélica.
Cuando por fin Joaquín se cansó de golpear, se levantó jadeante y agarró las piernas de Lito para arrastrar el cadáver, ignorando a la mujer hasta que está comenzó a sufrir convulsiones y a echar espuma por la boca.
—¿Ahora qué te pasa, zorra? —preguntó con desprecio.
Y tan repentinamente como se iniciaron las convulsiones, remitieron. Los cabellos de Angélica cubrían de nuevo su rostro, pero en esta ocasión totalmente.
—El ritual se ha consumado —dijo la mujer con una voz que nacía desde lo más profundo de su garganta, tan ronca, tan áspera que no se asemejaba en nada a la que había sido su voz—. Vuelvo a tener un cuerpo humano, pero por primera vez no es el mío. Es extraño.
Angélica se liberó de la camisa que Lito apenas había logrado aflojar, demostrando una fuerza sobrehumana. Joaquín soltó el cadáver de su amigo y corrió hacia la puerta, pero esta se cerró con violencia, haciendo inútiles los intentos del hombre por abrirla.»
Elena cogió el móvil y, alterada, llamó al agente López, pero la línea no daba señal. Bebió una vez más, vaciando la petaca.
«Bajo los mechones de pelo de Angélica se vislumbraron dos puntos rojos. Con las manos se apartó los cabellos, descubriendo una sonrisa.
—¿Qué eres? —inquirió Joaquín, paralizado por el pánico.
La mujer deslizó las manos hasta la falda y comenzó a subirla, mostrando las largas uñas de los pies, resaltando los pulgares destrozados, manchados de sangre y restos de cemento. Ya liberada de la camisa y la cadena, caminó un par de pasos hacia la derecha, descubriendo un círculo escarbado en el suelo con el pentagrama invertido inundado por la sangre de Lito.
—Ahora soy yo el que debe cumplir mi parte del pacto —reveló con aquella voz demoniaca—. Ella me ofreció su alma a cambio de venganza, y créeme que la tendrá.
Joaquín era ahora el que temblaba, con el pantalón empapado desde la entrepierna.
—Déjame marchar, demonio, y te daré lo que quieras —imploró, cayendo de rodillas—. Puedo traerte más víctimas… lo que sea…
—Angélica va a disfrutarlo, créeme. Ahora ríe dentro de mí, dice que eres patético.
—¿Quién eres?
—Te lo diré cuando nos veamos en el infierno.»
—López, ¿por qué no da señal tu puto teléfono? —gritó la inspectora al terminal.
El agente Raúl Calvo entró en la estancia echándose las manos a la cabeza.
—Inspectora, la ambulancia…
Elena lo acalló con un gesto con la mano.
—Salgamos de aquí —susurró enviando una última mirada al cuerpo crucificado de Joaquín, cuyos cabellos rozaban el suelo.
De tus decisiones dependerá tu destino.


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Ratpenat
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por Ratpenat »

No me ha gustado, la verdad. El problema ha sido la ejecución, porque la idea estaba bien. Siento ser tan duro en mi crítica, es posible que en alguna cosa me haya liado yo solo, que esto ya me pasa bastante. Estas son las cosas flojas que he visto:
-Por un lado está el tema de la temática, que este es el menor, y es que le dedicas un pequeño párrafo a decir que hace frío, pero este no se nota en todo el relato.
-Luego la ortografía o la forma de expresarse son mejorables: Leches vegetales, el CV, "yo de ti no me vacilaba cuando tengo un cuchillo en la mano", lo golpeó un desagradable olor.
-Muchos nombres son mencionados sin demasiada relevancia: Agente López, Raúl Calvo, Elena Suárez, Joaquín, Angélica, Hipólito. Salen en este orden y me dio la impresión de que los tres primeros iban a ser más importantes de lo que realmente son al final.
-El tema de escribir un relato con sangre en la pared es poco creíble. Creo, aunque esto no me ha quedado claro, que es el demonio el que escribe todo eso, ¿no? ¿Pero por qué escribir usando el cuerpo de otra persona en la pared?
-El propio escritor dice (y sabiéndolo) que Angélica muere en el yate, pero luego resulta que está secuestrada en el mismo piso donde escribe su historia.
-Joaquín es demasiado estúpido para mi gusto. Esa negligencia en el hospital es demasiado gorda, pero peor es todavía meter a un compañero de piso en la casa donde tienes a una persona secuestrada. Lo peor de todo: no inmutarse cuando esta empieza a hacer ruidos.
-Cuando Hipólito se encuentra a la chica deberías haberte recreado más. Es el punto álgido de la historia.
Estos son fallos muy comunes cuando se escribe rápido o no hace tanto que se escribe. Yo creo que el autor de esto tiene trabas para mejorar mucho. Como he dicho, la idea me gustó. Pero claro, es que a mí los demonios siempre me han atraído :D
Suerte :hola:
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lucia
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por lucia »

Este cuento adolece de ritmo interno y el resultado es que la tensión no está bien dosificada ni la trama se entienda bien, especialmente al final, cuando das a entender que un demonio invocado por Angélica ha quedado suelto en la ciudad.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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Berlín
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por Berlín »

Vamos a ver. Entiendo que el padre de Joaquin se lia con la novia de su hijo, Angélica, y Joaquin se venga matándo al padre y secuestrándola a ella y encerrándola en esa buhardilla. Luego parece ser que ella, harta de tanta tortura, hace un pacto con el demonio y este tomando el cuerpo de ella se carga a Joaquin y al amigo okupa ¿no? y luego escribe toda la historia en la pared ¿Entonces quien va en la ambulancia?

Uhmmm, no sé, me parece que las prisas te han jodido un poco. La historia no está mal, incluso parece ambiciosa, pero sobran personajes que luego no tienen relevancia y hacen el trabajo algo lioso.

A mi no me ha gustado mucho. Y hay otra cosa que me rechinó bastante, pero esto ya es cosa mia: los pájaros se posan, los cuchillos simplemente se dejan, que es muuuy cursi y la gente no habla así.

Venga, suerte y a ver si luego aclaras cosillas. Besazo.
Por cierto, el demonio nunca nunca rebela su nombre. Si lo hace desaparece. Supongo que de ahí viene el titulo del relato ¿no?
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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Megan
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por Megan »

Me gustan este tipo de historias, creo que la hiciste bastante bien.
Me enganchó hasta el final, allí me tranqué porque no entendí lo de la ambulancia.
Pero por ahora va primero en mi lista :D

Gracias por compartirlo y mucha suerte :60:
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Sinkim
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por Sinkim »

Me ha gustado mucho la idea del relato aunque no tanto la forma de contarlo. O el demonio ha ocupado todas las paredes de la casa para escribir esa historia o lo ha hecho con letra microscópica :cunao: :cunao: Además los saltos temporales de los agentes de policia despistan bastante :D

Toda la parte final con el descubrimiento de la prisionera, la aparición del demonio y la muerte de los dos chicos me ha parecido muy buena, es un giro que no me esperaba para nada. Supongo que en la ambulancia irá el cuerpo de una malherida Angélica poseida por el demonio :D
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)

:101:
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por Yuyu »

No podían faltar los demonios, me encantó, has creado una buena atmósfera de terror. Gracias por oscurecer mi navidad. :60: :hola:
Ronda de noche. Mundodisco 29. Terry pratchett
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por Sagaz »

Coincido con las primeras impresiones, la idea no está mal pero le falta mucho trabajo para que llegue a cuajar. Si te soy sincero me ha parecido estar leyendo un primer borrador, y no hablo de faltas de ortografía, sino de estilo, estructura y gestión de recursos. La ejecución no está a la altura de una idea que podría haber sido bastante interesante. Has definido el núcleo de la historia, pero te ha faltado despiezar el relato, repensar, deconstruir y reconstruir hasta formar algo más coherente, con más ritmo y más tensión dramática. Revisar no es solo pasar el ortográfico. Es darle vueltas a todo hasta que el puzzle encaje lo mejor posible.

Puede que haya sido falta de tiempo, no sé. Sea como sea, solo pretendo ser constructivo.

Gracias por compartir y suerte :)
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rubisco
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por rubisco »

Hola, autor o autora:

El relato me ha dejado sensaciones contrapuestas. Por una parte me ha parecido que a la idea es muy ambiciosa y puede dar lugar a un relato o incluso una novela interesante. También me ha gustado la estructura y la forma de escribir, que es sobria y cómoda.

Lo que no me ha gustado es que no he comprendido qué propósito tenía cada uno de los personajes, sobre todo hablando de los secundarios, ni termino de pillar la conexión entre la inspectora y el relato. ¿Los cadáveres están relacionados con Lito y Joaquín? Ése es el principal problema que me impide comprender el transfondo de la historia.

Gracias por compartirlo :60: :60:
69
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Ratpenat
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por Ratpenat »


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Landra
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por Landra »

Buen relato que atrapa de principio a fín, no me esperaba ese final, me ha sorprendido totalmente.

Muy buena puntuación va a tener.

:eusa_clap: :eusa_clap: :eusa_clap:
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por Isma »

Jua jua jua, mira que sois. He leído los comentarios y son un zasca detrás de otro. A veces este foro me vuelve a sorprender...

Mi mayor pega es que me resulta más creíble la lucha de los vampiros contra los licántropos que el relato escrito en sangre en la pared. Si yo tuviera que escribir algo largo en papel hoy en día me darían los siete males: no te digo nada del pobre ser demoníaco que tiene que usar una pluma (¿de pavipollo?) y sangre humana...

Por lo demás, en una primera lectura me ha parecido entretenido y no había pillado muchos de esos fallos que te comentan. Pero en general creo que tienen razón. Destaco por encima de todo el buen ambiente de terror que generas en torno a los arañazos y la entrada al desván. Eso me ha encantado.

Ah, y el título mola mucho.
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Gavalia
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por Gavalia »

Me ha gustado bastante. Es muy entretenido desde su inicio hasta el desenlace. A medida que avanzas quieres saber más. Se intuye lo sobrenatural pero no esperaba semejante desenlace de demonios acojonantes. La redacción me parece correcta y la intervención de personajes como los policias disminuyen la tensión con sus escuetas apariciones aunque tampoco aporten demasiado salvo lo dicho. Que escribas un relato con sangre y en la pared es de órdago y poco creible, peo que cojones, estamos hablando del diablo que le ha dado por escribir jajaja.
Buen relato
En paz descanses, amigo.
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Mister_Sogad
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por Mister_Sogad »

Vaya, autor/a. He tenido un par de déjà vu mientras leía, sobre todo al comienzo, creo que en algún concurso ya he leído alguna cosa similar, repito que de tu inicio. Pero luego me has mantenido intrigado y eso me ha hecho estar expectante, lo que es un acierto si no hay sorpresa en el relato. Esto me lo debes disculpar, se veía venir lo del ente demoníaco, pero te reconozco que lo de la chica no, eso no lo he visto, así que por ese lado me has ganado de mano. Has sabido llevar bien tu historia, muy realista, el sonido que "puede ser de una rata", las conversaciones de los dos amigos, los escenarios (por ejemplo explicas con pinceladas la zona del desván y aún así ha sido fácil de recrear en la mente), etc, sin embargo tengo un pero. No me convence del todo la mentalidad que tratas de reflejar en la entidad cuando la inspectora lee lo escrito, pero reconozco que no sabría decir el porqué. Tal vez me ha sonado demasiado humano por escrito frente a cómo se desenvuelve en el diálogo que mantiene con Joaquín.

Gracias por el sonido inquietante autor/a. Suerte. :60:
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noramu
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Re: CN5 - No revelaré mi nombre

Mensaje por noramu »

Pizza tres estaciones le falta el invierno. Esto no suele importarme y menos si a cambio le has puesto una ración extra de mozzarella de búfala y un poco de aceite con guindilla.
Me encanta la comida italiana. Has elaborado una buena masa aunque luego has puesto los ingredientes un poco al tuntún mezclando las olivas, el jamón y los champiñones un poco al azar. No se por qué has puesto las alcaparras uniformadas en el borde donde pasan desapercibidas pero luego has finalizado tu trabajo con el toque especial de búfala demoníacamente sazonada y has bordado un buen final. Interesante.
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