No conocía esta novela ni había oido hablar de su autor, y ha caído en mis manos por casualidad, como casi todas las cosas que pasan. Uno pone algo de su parte y la casualidad hace el resto; como al cincuenta por ciento más o menos, no?. Debe de ser la conocidísima
ley de la casualidad.
Bueno, a lo que venía, que me he parecido una novela estupenda, muy bien construida de principio a fin, una historia bastante redonda, por mucho que en algún momento me haya cuestionado algún punto débil de la trama que he preferido tratar de entender antes de dejar que me contaminara la lectura (hubo un tiempo en que
luchaba contra los libros, ahora leo a favor de corriente).
Está narrada en primera persona por la protagonista de la historia, Pearl, una mujer de raza negra que cuenta la historia con su pareja, Holland. Y lo hace desde la vejez, esa atalaya prodigiosa que, quiero suponer, nos hace ver, recordar y entender, con serenidad y sabiduría, todo aquello que nos ha dejado una vida. Yo trato de imaginarme esa atalaya, y que me veo desde ahí, pero esa es otra historia.
Aunque el conflicto principal que plantea la novela es el grado de fortaleza de una pareja ante cierta embestida que cimenta la historia
(la irrupción de un tercero para recuperar al antiguo amante, por simplificar al máximo) |
, la trama toca otros temas: el conflicto racial, la homosexualidad, la crítica a la América conservadora de los años 50’, el antibelicismo, y algún otro que, seguro, se me olvida.
Y a pesar de la dificultad de meter todo eso en una novela, no muy larga, yo creo que consigue engarzar bien todas las piezas y dosificar muy bien la narración. Al menos ha conseguido que me meta en la historia de Pearl, Holland y Buzz, desde el principio hasta el final.
Y sí,
@Velaluka, coincido contigo en que ese final cierra muy bien la novela, al menos a mi me ha gustado así.
Gracias!