Llevo leídos los dos primeros capítulos, casi la mitad. Como he visto que el hilo esta lleno de spoilers, casi mejor me voy a esperar a terminarlo para leer vuestros comentarios, que no quiero fastidiarme el ver como se va fraguando la tragedia.
El estilo narrativo de la autora me está gustando. Va plantando pequeñas semillitas de incógnitas por toda la narración y poco a poco las va desvelando, a veces en seguida y otras tarda más, pero aún así lo hace tan bien que la lectura no se vuelve confusa en ningún momento.
También me gusta mucho como hace los saltos temporales. Se tira todo el rato yendo hacia adelante y hacia atrás pero no te pierdes en ningún momento y siempre se las apaña muy bien para que tengas claro de qué momento está escribiendo.
Cuando hablo de las pequeñas incógnitas me refiero, por ejemplo, cuando en un momento dado nos dice que Alison le debía un favor al capitán y nos deja con la intriga. Al cabo de poco tiempo nos explica que le había pillado robando una cucharita de plata.
La mayor incógnita, claro, está en el principio del libro en el que nos dice que hay un asesinato. |
Otro pasaje en el que deja una incógnita sin resolver, y yo todavía no he llegado a saber cuál es:
Cuatro veces en sus veinte años de existencia había actuado el soldado por propio impulso y sin la presión de circunstancias externas. Cada una de sus cuatro decisiones había ido precedida por estos mismos trances singulares. La primera de aquellas acciones fue la adquisición repentina e inexplicable de una vaca. Cuando era un muchacho de diecisiete años, ahorró cien dólares plantando y recogiendo algodón; con aquel dinero había comprado una vaca, y la llamó Rubí. En la pequeña granja de su padre no necesitaban una vaca para nada; no les estaba permitido vender la leche, porque el establo provisional donde guardaba la mula no pasaba por la inspección del gobierno, y la vaca daba mucha más leche de la que podían beber en aquel pequeño hogar. En las mañanas de invierno, el muchacho se levantaba antes del alba y entraba con una linterna en el establo; con la frente apretada contra el flanco caliente de la vaca, la iba ordeñando y le hablaba y animaba con murmullos suaves. Luego metía en el cubo sus manos formando copa y bebía la leche tibia y espumosa a lentos sorbos.
La segunda de aquellas acciones fue una confesión repentina y violenta de su fe en Dios. Siempre había estado tranquilamente sentado en uno de los últimos bancos de la iglesia cuando su padre predicaba los domingos. Pero una noche, durante el oficio religioso, se levantó de pronto y subió al estrado; y allí empezó a llamar a Dios con gritos salvajes y extraños, y cayó revolcándose convulsivamente sobre el suelo. Después estuvo una semana muy decaído, y desde entonces no volvió nunca a sentir aquellos impulsos místicos.
La tercera acción fue un delito que cometió y consiguió ocultar con éxito. Y la cuarta fue su alistamiento en el ejército. |
Lo mismo me equivoco mucho, pero a mí me recuerda al estilo de Steinbeck, y no solo por la ambientación de la novela. Concretamente a «De ratones y de hombres».