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Nº de páginas: 280 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: AUTOMATICA EDITORIAL
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788415509011
Elías Tarsis y Marc Amary son dos genios enfrentados.Ante ellos el tablero sobre el que se decidirá el campeonato del mundo de ajedrez. A sus espaldas dos complejas historias personales marcadas por el amor, las fobias, las intrigas políticas y la casualidad.
PREMIO NADAL DE NOVELA (1982), Y PREMIO INTERNACIONAL NABOKOV DE NOVELA. Fuente: Casa del Libro
No tenía hilo abierto esta novela, y no sé será porque no ha sido premiada y alabada.
Arrabal siempre me ha tirado para atrás, lo tengo asociado con tendencias surrealistas y extravagantes y eso a los mortales nos da miedo; lo cual no quita para cada vez que aparece por Tv o la radio empine las orejas y me sonría porque que es "tipo muy suyo" y eso todos se lo reconocen.
La Torre herida por el rayo la tenía en agenda por el tema que trata. No es lo mismo que fantasee con el ajedrez un escritor de éxito cualquiera que alguien que además de escritor es un gran aficionado a este juego, como Arrabal, más si el lector también lo es. La empecé ayer y ya desde las primeras páginas apunta maneras el transgresor Arrabal zurrando la badana a toda la oficialidad de la época. Creo que no habrá que perder de vista el momento en que está escrita con un trasfondo marcado en lo político por el ambiente de la guerra fría que lo contagiaba todo, incluso algo tan alejado de la política como pueda ser el mundo de ajedrez, y mucho además.
Una graciosa alusión a Blasco Ibáñez, parece que una irónica reivindicación del novelista. Con Arrabal nunca se sabe.
(...)la casa había pertenecido al novelista español de mayor reputación internacional y que, por si no fuera suficiente desafío, había sido de izquierdas antes que nadie. Su primer pecado, el más imperdonable por cierto, lo sigue pagando hoy. Ni Hollywood, ni sus apocalípticos caballos, nunca podrán mejorar su imagen. Por el contrario, la empeoran.
Murke escribió:Uf, Ratonb, yo lo intenté leer hace años y no me enteraba de nada
Si es por la partida de ajedrez que van disputando los protagonistas es algo intrascendente, al menos de lo que llevo leído hasta ahora, que ya me falta poco. Por lo demás sí que hay alusiones de todo tipo, esa es parte de su gracia. Me está gustando más de lo que esperaba
Que nadie se amilane porque a lo largo de novela se vaya describiendo la partida de ajedrez entre los dos protagonistas; no hace falta saber jugar para sacarle todo el jugo. Eso si, hace referencias a algunos nombres del mundo del ajedrez (y a otros muchos mundos), pero nada que se soluciones con un par de clicks y pocos minutos, y es que la novela está influenciada por los acontecimientos ajedrecísticos de la década de los setenta.
En 1974, en plena guerra fría se enfrentaron por el campeonato del mundo el genio americano, brillante, extravagante y verso libre Fisher contra Spasski, el más destacado ajedrecista del momento representante de la todopoderosa escuela soviética, quien siempre antes había derrotado al americano. En 1978 en la final de candidatos se enfrentaban el disidente ruso nacionalizado suizo Víctor Korchnoi contra la emergente promesa y candidato de la férrea ortodoxia soviética A. Karpov. Ambos torneos trascendieron lo deportivo, fueron fenómenos de masas y estuvieron marcados por anécdotas, quejas y disputas que rayaron en lo esperpéntico. Con estos mimbres construye Arrabal su novela.
La Torre herida por el rayo es sobretodo una crítica corrosiva de la intelectualidad militante o "flirteante" con la izquierda más totalitaria y atomizada en mil grupos hasta lo ridículo, algunos de sainete, de la Europa occidental de esa década (quizás haya algo de ajuste de cuentas por parte de Arrabal). A través de los protagonistas Arrabal saca a colación mil temas, desde la estructura molecular del ADN, hasta la teoría de la Unificación... Y todo salpicado con su gracejo de coletillas y frases hechas modificadas a su antojo que hacen que la media sonrisa no desaparezca en toda la lectura. El final del libro acelerado y frenazo brusco, como los buenos finales.