CV5 - Olvido - Sinkim
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CV5 - Olvido - Sinkim
Olvido
Los médicos me han dado una semana de vida y parece que, esta vez, van a tener razón. Mi cuerpo hace meses que me ha traicionado y mi cabeza empieza a fallarme también.
Siempre se ha dicho que nadie muere del todo mientras quede alguien que le recuerde. Quisiera que esto que estoy escribiendo ahora sirviera precisamente para eso.
Mi vida no ha sido nada especial ni merece la pena ser recordada. No tengo hijos ni familia; no hice gran cosa con ella más allá de vivir día a día y tratar de ser honrado y fiel a mí mismo. Ni siquiera conseguí encontrar una mujer que me aguantara más de un mes, está claro que eran demasiado inteligentes y sabían lo que les convenía.
Nunca me había parado a pensar en ello pero si hay algo bueno en estar día tras día tumbado en una cama de hospital es precisamente el tiempo que tienes para pensar y rememorar el pasado.
La última vez que había estado en una habitación como ésta fue para despedirme de mi mejor amigo, el Capitán Juan Gómez Rubio, el Trueno. Le llamaban así porque su voz era capaz de imponerse sobre los truenos de las tormentas más poderosas. Decir que llevaba el mar en la sangre no es exagerado en absoluto. Hijo de inmigrantes, nació durante la huida de sus padres de una tierra en guerra. Su primer baño, aún unido a su madre, fue en las aguas cálidas del Mediterráneo y desde entonces, de una forma u otra, siempre estuvo ligado al mar.
Su padre era pescador y, desde que aprendió a caminar, navegó con él. Su cuerpo siempre olía a salitre, sol y libertad. Necesitaba sentir el viento y las olas golpeando su rostro, el continuo balanceo de la marea bajo sus pies, el infinito azul ante sus ojos. Juan solo tuvo un amor en su vida, el indomable océano.
Siempre fue un misterio para mí como consiguió engañar a Luisa para que se casara con él, la pobre nunca tuvo ninguna oportunidad. A pesar de todo tuvieron un hijo, Miguel, y durante todo un año pareció que Juan se estaba asentando. Se le podía ver con frecuencia por el pueblo y no siempre estaba ensimismado mirando al mar. Pero al final el corazón manda y Juan volvió a pasar cada vez más tiempo en el barco.
Me lo presentaron cuando aún era un marinero en el navío de su padre, no faltaban demasiados años para que la edad le obligara a retirarse y dejar el cargo de capitán a Juan. Yo era un grumete de catorce años que quería ayudar a su padre. Tras la muerte de mi madre las únicas opciones eran quedarme en casa de una tía a la que odiaba y que me obligaba a ir con traje a la escuela o acompañar a mi padre en el barco. No había mucho que pensar.
Fue dos años después cuando ocurrió el hecho que marcaría mi vida. Hasta entonces había hablado poco con Juan, era un hombre bastante taciturno. El poco tiempo que las labores del barco le dejaban libre prefería pasarlo mirando el horizonte que charlando con la tripulación. Sin embargo, todos sabíamos que si necesitábamos cualquier cosa podíamos contar con su ayuda sin dudarlo. Nunca conocí a nadie más trabajador, más honrado y con mayor corazón, fue uno de los mejores hombres que ha pisado este mundo.
Era un día normal, como cualquiera de los otros cientos que había vivido a bordo del Luna llena. El mar estaba picado pero tampoco nada extraordinario. Estaba recogiendo unos cabos en cubierta cuando, por lo que me han contado, mi pie se enganchó en una cuerda, me golpeé la cabeza con la barandilla y caí al agua completamente inconsciente. Me hundí como un ancla y todo habría terminado ahí para mí si no hubiera sido por Juan quien, sin pensarlo ni un momento, saltó por la borda y buceó hasta conseguir alcanzarme y sacarme a la superficie. Dudo que nadie más hubiera podido hacerlo pero Juan era fuerte como un toro y nadaba como un delfín, nadie podía igualarle en el agua.
Los sesenta y siete años que he vivido desde entonces son un regalo que me hizo ese día y que nunca fui capaz de devolverle como se merecía. Por eso me cuesta tanto aceptar que, tras mi muerte, el mundo vaya a olvidarle.
Durante los cuarenta y ocho años que fui su amigo llegué a conocerle mejor que la mayoría de las personas y vivimos infinidad de aventuras que me propongo recoger en estas hojas.
Desgraciadamente, Luisa murió hace diez años, tras la muerte de Juan, por culpa del maldito tabaco, se fue apagando poco a poco. Su hijo Miguel falleció a los veinte años víctima de un estúpido accidente de moto de los que nadie tiene la culpa, y que, precisamente por eso, son tan difíciles de asimilar. Su muerte destrozó a la pareja y volvió aún más retraído a Juan. Ojalá hubiera podido hablar con ellos para recoger sus impresiones y conocer al Juan esposo y padre, algo de lo que solo tuve breves atisbos en mis visitas a su casa.
Ahora me doy cuenta de lo poco que realmente llegamos a conocer a las personas. Siempre me he enorgullecido de ser el mejor amigo de Juan pero nunca hablamos realmente de cómo se sintió tras perder a Miguel. Una botella de coñac era todo lo que necesitaba para ahogar su dolor y sus penas mientras yo escuchaba las palabras entrecortadas que escapaban de sus temblorosos labios.
Pero es mejor olvidar los momentos tristes, prefiero centrarme en algunos más alegres como aquella vez que Juan comenzó una pelea en un bar de Nápoles…
La enfermera entró corriendo, la máquina no dejaba de pitar, gritó llamando al médico pero un vistazo fue suficiente para comprobar que el corazón del dulce anciano había dicho basta. Su flácida mano aún sujetaba las hojas que descansaban sobre su cuerpo.
Los médicos me han dado una semana de vida y parece que, esta vez, van a tener razón. Mi cuerpo hace meses que me ha traicionado y mi cabeza empieza a fallarme también.
Siempre se ha dicho que nadie muere del todo mientras quede alguien que le recuerde. Quisiera que esto que estoy escribiendo ahora sirviera precisamente para eso.
Mi vida no ha sido nada especial ni merece la pena ser recordada. No tengo hijos ni familia; no hice gran cosa con ella más allá de vivir día a día y tratar de ser honrado y fiel a mí mismo. Ni siquiera conseguí encontrar una mujer que me aguantara más de un mes, está claro que eran demasiado inteligentes y sabían lo que les convenía.
Nunca me había parado a pensar en ello pero si hay algo bueno en estar día tras día tumbado en una cama de hospital es precisamente el tiempo que tienes para pensar y rememorar el pasado.
La última vez que había estado en una habitación como ésta fue para despedirme de mi mejor amigo, el Capitán Juan Gómez Rubio, el Trueno. Le llamaban así porque su voz era capaz de imponerse sobre los truenos de las tormentas más poderosas. Decir que llevaba el mar en la sangre no es exagerado en absoluto. Hijo de inmigrantes, nació durante la huida de sus padres de una tierra en guerra. Su primer baño, aún unido a su madre, fue en las aguas cálidas del Mediterráneo y desde entonces, de una forma u otra, siempre estuvo ligado al mar.
Su padre era pescador y, desde que aprendió a caminar, navegó con él. Su cuerpo siempre olía a salitre, sol y libertad. Necesitaba sentir el viento y las olas golpeando su rostro, el continuo balanceo de la marea bajo sus pies, el infinito azul ante sus ojos. Juan solo tuvo un amor en su vida, el indomable océano.
Siempre fue un misterio para mí como consiguió engañar a Luisa para que se casara con él, la pobre nunca tuvo ninguna oportunidad. A pesar de todo tuvieron un hijo, Miguel, y durante todo un año pareció que Juan se estaba asentando. Se le podía ver con frecuencia por el pueblo y no siempre estaba ensimismado mirando al mar. Pero al final el corazón manda y Juan volvió a pasar cada vez más tiempo en el barco.
Me lo presentaron cuando aún era un marinero en el navío de su padre, no faltaban demasiados años para que la edad le obligara a retirarse y dejar el cargo de capitán a Juan. Yo era un grumete de catorce años que quería ayudar a su padre. Tras la muerte de mi madre las únicas opciones eran quedarme en casa de una tía a la que odiaba y que me obligaba a ir con traje a la escuela o acompañar a mi padre en el barco. No había mucho que pensar.
Fue dos años después cuando ocurrió el hecho que marcaría mi vida. Hasta entonces había hablado poco con Juan, era un hombre bastante taciturno. El poco tiempo que las labores del barco le dejaban libre prefería pasarlo mirando el horizonte que charlando con la tripulación. Sin embargo, todos sabíamos que si necesitábamos cualquier cosa podíamos contar con su ayuda sin dudarlo. Nunca conocí a nadie más trabajador, más honrado y con mayor corazón, fue uno de los mejores hombres que ha pisado este mundo.
Era un día normal, como cualquiera de los otros cientos que había vivido a bordo del Luna llena. El mar estaba picado pero tampoco nada extraordinario. Estaba recogiendo unos cabos en cubierta cuando, por lo que me han contado, mi pie se enganchó en una cuerda, me golpeé la cabeza con la barandilla y caí al agua completamente inconsciente. Me hundí como un ancla y todo habría terminado ahí para mí si no hubiera sido por Juan quien, sin pensarlo ni un momento, saltó por la borda y buceó hasta conseguir alcanzarme y sacarme a la superficie. Dudo que nadie más hubiera podido hacerlo pero Juan era fuerte como un toro y nadaba como un delfín, nadie podía igualarle en el agua.
Los sesenta y siete años que he vivido desde entonces son un regalo que me hizo ese día y que nunca fui capaz de devolverle como se merecía. Por eso me cuesta tanto aceptar que, tras mi muerte, el mundo vaya a olvidarle.
Durante los cuarenta y ocho años que fui su amigo llegué a conocerle mejor que la mayoría de las personas y vivimos infinidad de aventuras que me propongo recoger en estas hojas.
Desgraciadamente, Luisa murió hace diez años, tras la muerte de Juan, por culpa del maldito tabaco, se fue apagando poco a poco. Su hijo Miguel falleció a los veinte años víctima de un estúpido accidente de moto de los que nadie tiene la culpa, y que, precisamente por eso, son tan difíciles de asimilar. Su muerte destrozó a la pareja y volvió aún más retraído a Juan. Ojalá hubiera podido hablar con ellos para recoger sus impresiones y conocer al Juan esposo y padre, algo de lo que solo tuve breves atisbos en mis visitas a su casa.
Ahora me doy cuenta de lo poco que realmente llegamos a conocer a las personas. Siempre me he enorgullecido de ser el mejor amigo de Juan pero nunca hablamos realmente de cómo se sintió tras perder a Miguel. Una botella de coñac era todo lo que necesitaba para ahogar su dolor y sus penas mientras yo escuchaba las palabras entrecortadas que escapaban de sus temblorosos labios.
Pero es mejor olvidar los momentos tristes, prefiero centrarme en algunos más alegres como aquella vez que Juan comenzó una pelea en un bar de Nápoles…
La enfermera entró corriendo, la máquina no dejaba de pitar, gritó llamando al médico pero un vistazo fue suficiente para comprobar que el corazón del dulce anciano había dicho basta. Su flácida mano aún sujetaba las hojas que descansaban sobre su cuerpo.
Re: CV5 - Olvido
Una vida llena de aventuras que a penas habíamos empezado a conocer...
Bonito relato que nos acerca a esas vidas desconocidas de héroes anónimos...
Un saludo y mucha suerte.
Bonito relato que nos acerca a esas vidas desconocidas de héroes anónimos...
Un saludo y mucha suerte.
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- Paraná
- No tengo vida social
- Mensajes: 1285
- Registrado: 07 Feb 2017 18:02
- Ubicación: Tucumán - Argentina
Re: CV5 - Olvido
Una historia sencilla: un viejo lobo de mar en su lecho de muerte, recordando a un amigo y apenas un leve trazo de su propia vida vacía. Tiene más pinta de biografía, lo que es sorprendente, porque no es la del moribundo, que viene a quedar como testigo.
Lo que me parece corregible es el asunto del punto de vista. El relato empieza en primera persona y termina en tercera, lo cual desconcierta un poco. Quizá hacía falta trabajar algo en encabalgar los dos modos de enunciación.
Lo que me parece corregible es el asunto del punto de vista. El relato empieza en primera persona y termina en tercera, lo cual desconcierta un poco. Quizá hacía falta trabajar algo en encabalgar los dos modos de enunciación.
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- cindia
- No tengo vida social
- Mensajes: 2379
- Registrado: 23 Jul 2012 15:08
- Ubicación: En casa de los Fisher
Re: CV5 - Olvido
Me ha dado un poco de pena esta historia, de como el anciano al quedarle poco de vida intenta que el recuerdo de su amigo, su salvador no se pierda con él en el olvido. Pero le falta el tiempo que se le agota dejando la historia en el mejor momento
Un bonito relato, te deseo suerte
Un bonito relato, te deseo suerte
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Re: CV5 - Olvido
Un bonito homenaje al recuerdo de los seres queridos, para que sigan vivos.
Me ha parecido un relato aceptable, correcto, bastante bien formalmente.
Eso sí, tiene un tono apagado y constante que amuerma un poco. Está claro que el tema no es para dar brincos. ¿O sí? Porque después de tanta desgracia junta de muerte y muerte-me temo que puede ser una historia real porque, si lo ha inventado el autor, se ha pasado de drama para mi gusto-, comienza con una historia de una pelea en Nápoles. Oh! Me habría gustado leer esa batallita y otras del estilo para intercalar pasajes más vivos.
En conjunto, no está mal, además de la curiosidad de contar la historia de uno por la boca de otro. Eso me suele gustar. Tampoco me has robado el corazón, pero es que eres una merluza gris y serena.
Me ha parecido un relato aceptable, correcto, bastante bien formalmente.
Eso sí, tiene un tono apagado y constante que amuerma un poco. Está claro que el tema no es para dar brincos. ¿O sí? Porque después de tanta desgracia junta de muerte y muerte-me temo que puede ser una historia real porque, si lo ha inventado el autor, se ha pasado de drama para mi gusto-, comienza con una historia de una pelea en Nápoles. Oh! Me habría gustado leer esa batallita y otras del estilo para intercalar pasajes más vivos.
En conjunto, no está mal, además de la curiosidad de contar la historia de uno por la boca de otro. Eso me suele gustar. Tampoco me has robado el corazón, pero es que eres una merluza gris y serena.
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Re: CV5 - Olvido
¡Cuánto drama en tan poco espacio! La idea de que el grumete que fue salvado por el marinero quiera preservar su memoria, me gusta. Pero seguro que al amigo le hubiera gustado que la posteridad se enterara también de sus buenos momentos, juergas, parrandas, aventuras marítimas y no sólo de las penas. No se. Me ha parecido excesivamente dramático. El grumete también muriéndose, la mujer y el hijo,...too much. Un toque de humor (ya se que en otros relatos más bien despotrico del humor) quizá no le habría venido mal. Aún así un relato correcto que se lee bien.
A tí te voy a dar un abrazo con olor a palomitas de colores
A tí te voy a dar un abrazo con olor a palomitas de colores
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- Bree Van de Kamp
- Lector ocasional
- Mensajes: 28
- Registrado: 16 May 2017 11:26
Re: CV5 - Olvido
Me ha gustado el relato aunque demasiado triste para mí.
La historia iba ganando mi interés a medida leía, al final, me ha parecido hasta corta.
¡Mucha suerte!
La historia iba ganando mi interés a medida leía, al final, me ha parecido hasta corta.
¡Mucha suerte!
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Re: CV5 - Olvido
Creo que es un trabajo bastante digno, pero hasta ahí. El tono continuo de tristeza me aburrió un poco. Tampoco me cuentas nada original, a pesar de que aprecio en lo que vale lo que evoca para con los recuerdos de la gente que puede merecer la pena conocer y no olvidar. No obstante se me queda corto, quizás alguna batallita como la de Nápoles que comentas y por la que pasas de puntillas hubiera aderezado algo más la historia. Por lo demás lo encuentro bien escrito, aunque la verdad,creo que todos los relatos presentados cumplen con ese parámetro bastante bien. Me centro más por tanto en puntuar lo que me transmite el trabajo y en el como lo consigue llevar a cabo.
Un saludo y mucha suerte compi.
Un saludo y mucha suerte compi.
En paz descanses, amigo.
Re: CV5 - Olvido
Me gustó mucho, lo siento muy tierno a pesar de la tristeza que conlleva. Está muy bien escrito y las descripciones de los sucesos son muy buenas. Le diste un toque sumamente emotivo, a tal punto que una se queda con ganas de que fueran más de mil palabras y el anciano siguiera contando más momentos con su gran amigo y no muriera justo en ese momento, porque su forma de contar es muy dulce y amorosa.
Esta frase es hermosa:
"Los sesenta y siete años que he vivido desde entonces son un regalo que me hizo ese día y que nunca fui capaz de devolverle como se merecía. Por eso me cuesta tanto aceptar que, tras mi muerte, el mundo vaya a olvidarle."
Vas a estar en mi podio autor/a, eso es seguro.
Gracias por compartirlo y mucha suerte
Esta frase es hermosa:
"Los sesenta y siete años que he vivido desde entonces son un regalo que me hizo ese día y que nunca fui capaz de devolverle como se merecía. Por eso me cuesta tanto aceptar que, tras mi muerte, el mundo vaya a olvidarle."
Vas a estar en mi podio autor/a, eso es seguro.
Gracias por compartirlo y mucha suerte
- artemisa27
- Foroadicto
- Mensajes: 4170
- Registrado: 28 Dic 2016 16:01
- Ubicación: La Comarca
Re: CV5 - Olvido
No está mal, pero el contenido no me dice mucho. Quizá sea porque opino que el afán de trascendencia es una estupidez.
La escritura es impecable, eso sí.
Y yo tampoco lo veo tan dramático como apuntan otros foreros, aunque el tono es demasiado sereno y apocado para lo que cuentas.
¡Buena suerte!
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La escritura es impecable, eso sí.
Y yo tampoco lo veo tan dramático como apuntan otros foreros, aunque el tono es demasiado sereno y apocado para lo que cuentas.
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- Iliria
- Foroadicto
- Mensajes: 4835
- Registrado: 23 Jul 2014 23:13
- Ubicación: En la Torada Mágica, para siempre
Re: CV5 - Olvido
Me ha gustado la historia que cuentas, el valor que das a la amistad, el miedo a la muerte y al olvido.
Quizá lo que menos me ha convencido es la forma de presentarla. Es paradójico que sólo pueda contar por encima la historia de alguien que debe ser tan recordado, aunque quizá sea ahí donde quieras enfatizar el dramatismo de la historia
Gracias por dejarnos tu relato, autor/a
Quizá lo que menos me ha convencido es la forma de presentarla. Es paradójico que sólo pueda contar por encima la historia de alguien que debe ser tan recordado, aunque quizá sea ahí donde quieras enfatizar el dramatismo de la historia
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Re: CV5 - Olvido
Querido autor:
Debo de decir que la escritura es excelente, no he encontrado trabas, ni me he perdido a lo largo de toda la narración, y eso dice mucho de tí, porque yo soy de mente volátil
Ha sido una pena que justo cuando empezaba a recordar los momentos alegres de su amigo, su propia vida se apagase. Quizá porque el propio anciano le da una mayor importancia al olvido en el que caerá Juan cuando él se vaya, recreándose precisamente en eso durante sus últimos minutos. Sólo tú me sacarás de dudas.
Y también me ha parecido curioso algo, autor... cómo para Juan el mar era su propia libertad, mientras que para nuestro narrado fue algo prácticamente impuesto, ya que no tenía muchas opciones donde elegir. Cómo dos caminos opuestos se cruzan y crean un bonito vínculo de amistad.
Suerte en el concurso, autor.
Debo de decir que la escritura es excelente, no he encontrado trabas, ni me he perdido a lo largo de toda la narración, y eso dice mucho de tí, porque yo soy de mente volátil
Ha sido una pena que justo cuando empezaba a recordar los momentos alegres de su amigo, su propia vida se apagase. Quizá porque el propio anciano le da una mayor importancia al olvido en el que caerá Juan cuando él se vaya, recreándose precisamente en eso durante sus últimos minutos. Sólo tú me sacarás de dudas.
Y también me ha parecido curioso algo, autor... cómo para Juan el mar era su propia libertad, mientras que para nuestro narrado fue algo prácticamente impuesto, ya que no tenía muchas opciones donde elegir. Cómo dos caminos opuestos se cruzan y crean un bonito vínculo de amistad.
Suerte en el concurso, autor.
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Re: CV5 - Olvido
Estimado autor:
Voy a ser directo...tu relato quizás sea más «humilde» que otros, quizás no sea el de la historia más compleja, el de la mejor prosa ni el más cuidado pero...es el que más me ha gustado hasta ahora.
A veces lo sencillo es lo que más gusta y lo más difícil de crear. Me ha atrapado esa forma de narrar sus recuerdos...sobre su amigo, sobre como lo salvó y eso que sucede muchas veces...se le pierde la vista y pasan años sin saber del uno y del otro.
Una historia melancólica , dura pero bonita a la vez.
Enhorabuena, autor
Enviado desde mi ALE-L21 mediante Tapatalk
Voy a ser directo...tu relato quizás sea más «humilde» que otros, quizás no sea el de la historia más compleja, el de la mejor prosa ni el más cuidado pero...es el que más me ha gustado hasta ahora.
A veces lo sencillo es lo que más gusta y lo más difícil de crear. Me ha atrapado esa forma de narrar sus recuerdos...sobre su amigo, sobre como lo salvó y eso que sucede muchas veces...se le pierde la vista y pasan años sin saber del uno y del otro.
Una historia melancólica , dura pero bonita a la vez.
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Re: CV5 - Olvido
He aquí un relato simple, de esos que me cautivan sin yo esperarlo.
Hay tres ingredientes que me gustan y que has utilizado con bastante acierto. A saber:
1) Drama. No descubro nada nuevo si digo que me gustan las historias dramáticas (aunque tengo mi rinconcito para el humor). Aquí has tomado una historia que no es dolorosa per se pero que nace de una preocupación del protagonista. Así, pues, tenemos algo así como un drama filosófico, no al nivel de las historias que tratan el tema del aborto o la eutanasia pero sí en su línea.
2) Recorrido. Avanzas por la historia, no siempre de forma lineal, pero vas mostrando cosas del protagonista y a la vez de Juan. Mientras él reflexiona y se muestra cómo piensa, va narrando las peripecias de El Trueno (¿Por qué no usaste más el mote para darle ese aura de héroe?) y así nos va descubriendo sus características y, sobre todo, sus debilidades.
3) Respeto. Ante todo respetas a tus personajes y al lector. No les das dramatismo de lata, ni mensajes plañideros. Expones una situación de por sí grave en un tono medianamente aséptico (aunque esté contado por el protagonista), lo que hace que sea el lector quien le dé el tono dramático que le merece, en lugar de imponérselo tú.
Dicho esto, hay dos cosas que te restan. La primera es un detalle de coherencia. En su introducción dice "mi cabeza empieza a fallarme", pero en toda la historia no muestra ningún síntoma de pérdida de memoria. No es algo grave, pero hace que ese pequeño elemento quede un poco suelto. La segunda, más grave, es el salto de narrador en el último párrafo. Es un error de estilo fácilmente corregible con un cambio tipográfico (otra letra, un énfasis como escribirlo en itálica...), o también con otros trucos como un elemento separador, una anotación al pie o un texto entre paréntesis.
Algunos puntos te caerán; menos de los que me gustarían, por esos fallos mencionados, pero en todo caso mi intención queda aquí grabada.
Buen viaje y procura que tus futuros personajes se hagan youtubers para que siempre sean recordados .
Hay tres ingredientes que me gustan y que has utilizado con bastante acierto. A saber:
1) Drama. No descubro nada nuevo si digo que me gustan las historias dramáticas (aunque tengo mi rinconcito para el humor). Aquí has tomado una historia que no es dolorosa per se pero que nace de una preocupación del protagonista. Así, pues, tenemos algo así como un drama filosófico, no al nivel de las historias que tratan el tema del aborto o la eutanasia pero sí en su línea.
2) Recorrido. Avanzas por la historia, no siempre de forma lineal, pero vas mostrando cosas del protagonista y a la vez de Juan. Mientras él reflexiona y se muestra cómo piensa, va narrando las peripecias de El Trueno (¿Por qué no usaste más el mote para darle ese aura de héroe?) y así nos va descubriendo sus características y, sobre todo, sus debilidades.
3) Respeto. Ante todo respetas a tus personajes y al lector. No les das dramatismo de lata, ni mensajes plañideros. Expones una situación de por sí grave en un tono medianamente aséptico (aunque esté contado por el protagonista), lo que hace que sea el lector quien le dé el tono dramático que le merece, en lugar de imponérselo tú.
Dicho esto, hay dos cosas que te restan. La primera es un detalle de coherencia. En su introducción dice "mi cabeza empieza a fallarme", pero en toda la historia no muestra ningún síntoma de pérdida de memoria. No es algo grave, pero hace que ese pequeño elemento quede un poco suelto. La segunda, más grave, es el salto de narrador en el último párrafo. Es un error de estilo fácilmente corregible con un cambio tipográfico (otra letra, un énfasis como escribirlo en itálica...), o también con otros trucos como un elemento separador, una anotación al pie o un texto entre paréntesis.
Algunos puntos te caerán; menos de los que me gustarían, por esos fallos mencionados, pero en todo caso mi intención queda aquí grabada.
Buen viaje y procura que tus futuros personajes se hagan youtubers para que siempre sean recordados .
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Re: CV5 - Olvido
No me ha gustado, lo siento.
Para empezar, el narrador me cae mal. "Ni siquiera conseguí encontrar una mujer que me aguantara más de un mes, está claro que eran demasiado inteligentes y sabían lo que les convenía.". Claro, claro. O bien el narrador se miente a sí mismo, o bien es un intento flagrante de provocar pena. Hay imágenes que a veces me hacen dudar. "Necesitaba sentir el viento y las olas golpeando su rostro", me lo imagino con la cara hinchada recibiendo bofetón de ola tras bofetón. También encuentro tópicos: el indomable océano, fuerte como un toro, nadador como un delfín; y adjetivos en busca de la lágrima, "mientras yo escuchaba las palabras entrecortadas que escapaban de sus temblorosos labios". No entro al cálculo de los años, que se proporcionan con profusión (¿de verdad tiene la cabeza perdida o nos toma el pelo de nuevo?). Por último, vamos a ver. ¿Se te ocurre escribir la historia de tu mejor amiguísimo, que merece ser recordado por los siglos de los siglos, justo el día antes de que te mueras? ¿Esto qué es? ¿Un relato para un concurso de ábretelibro?
En fin, que no, que no me ha gustado. Pero allá va un abrazo marinero igualmente
Para empezar, el narrador me cae mal. "Ni siquiera conseguí encontrar una mujer que me aguantara más de un mes, está claro que eran demasiado inteligentes y sabían lo que les convenía.". Claro, claro. O bien el narrador se miente a sí mismo, o bien es un intento flagrante de provocar pena. Hay imágenes que a veces me hacen dudar. "Necesitaba sentir el viento y las olas golpeando su rostro", me lo imagino con la cara hinchada recibiendo bofetón de ola tras bofetón. También encuentro tópicos: el indomable océano, fuerte como un toro, nadador como un delfín; y adjetivos en busca de la lágrima, "mientras yo escuchaba las palabras entrecortadas que escapaban de sus temblorosos labios". No entro al cálculo de los años, que se proporcionan con profusión (¿de verdad tiene la cabeza perdida o nos toma el pelo de nuevo?). Por último, vamos a ver. ¿Se te ocurre escribir la historia de tu mejor amiguísimo, que merece ser recordado por los siglos de los siglos, justo el día antes de que te mueras? ¿Esto qué es? ¿Un relato para un concurso de ábretelibro?
En fin, que no, que no me ha gustado. Pero allá va un abrazo marinero igualmente