El hombre corazón (Jilguero, el otoño y Tolomew)

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jilguero
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Re: El hombre corazón (Relato de Jilguero y Tolo)

Mensaje por jilguero »

Como la cabeza de un alfiler

Como la cabeza de un alfiler de novia flotando a oscuras en un mar tibio era ella; y como la cabeza de un alfiler de costura era su corazón, el día en el que él extendió el brazo y se lo acarició por primera vez.

No había aprendido aún a respirar y ya resonaba el eco de su hipo en las paredes del útero materno. Un recinto opaco y silencioso sin puertas ni ventanas por las que asomarse al exterior. Una alcoba sin lucernas encendidas que le permitieran mirarse en el espejo que tenía por compañero.

Del tamaño de una canica mediana era él cuando rompió la simetría y le metió la mano en el pecho; y de un rosa más encendido de lo habitual, la tonalidad de su piel. Una cornucopia sin velas ni azogue flotando en la tibieza de una noche sin día; una esponja ladrona empapada del «humor» cálido y húmedo de los presocráticos que no le correspondía.

Sentenciados a muerte, por exceso el uno, por carencia la otra, hasta que en una siesta los pies de ella lo buscaron para hacerle cosquillas. Sonrió la sonrosada canica con su abertura de buzón sin cartas y, a modo de réplica, rió la cabeza de alfiler con su boca diminuta. Una sonrisa grande y roja que se convirtió en pálida y pequeña al reflejarse en el rostro de ella.

Jugaron luego al escondite y, como estaban a oscuras, se buscaron a tientas. Extendió el niño el brazo en demasía y, aun sin quererlo, se adentró en el cuerpo de la niña. Y la rana enjaulada de aquel pecho, al sentir su tacto de terciopelo, se cosió a la mano con puntadas de hipo y de carcajadas.

Nueve meses encerrados juntos en una alcoba sin fisuras. Nueves meses compartiendo una intimidad en la que los pronombres se confundieron, y el corazón y la mano dejaron de ser tuyo y mío para convertirse en nuestros. Nueve meses en los que ella, cada vez más pálida, sonreía al verse reflejada en el espejo sin amalgama, pero con más sangre de la cuenta, que tenía por compañero.

Llegó el momento del parto y del asombro de los hombres de ciencia. Un caso insólito que los dejó boquiabiertos. En lugar de los siameses que las radiografías auguraban, nacieron dos críos separados: sonrosado y lleno de vida, el niño; lívida y con los parpados cerrados, la niña. ¡Dos gemelos de distinto sexo y de distinto tamaño!

Y por si semejante rareza no fuese ya suficiente, nació el varoncito con dos corazones: el más pequeño cosido a la palma de la mano izquierda; el de mayor tamaño en el lugar en el que se le suponía. Nació la hembrita sin ninguno y engalanada para dormir el sueño eterno entre campánulas y fresias.

Un milagro de la providencia sentenciaron los más doctos ante el cuerpo inane de la niña. Y como si creyesen que dándole un nombre rimbombante la disparidad fratricida cobraría sentido, síndrome de transfusión de gemelos con anastomosis arterio-venosa la denominaron.

«¡La alegría de vivir sintiéndose vivida!» habría exclamado la niña de haber nacido con vida. Y luego, muy bajito para que fuese un secreto entre compañeros de juego, «Un remiendo para tu historia, un besito de calabaza para decir que te quiero» le habría susurrado al oído.

Mientras los cangilones de su noria escanciaban día y noche el dolor del que se creía culpable, ella dormía bajo tierra sin luces ni sombras que le molestasen. Solo cuando la mano de los cinco dedos rasgueaba las cuerdas de la guitarra y las entrañas robadas empujaban el traste, se despertaba la durmiente.

Un arrullo sin armonía ni gracia, compuesto de sones escapados de un absurdo pentagrama. Pero ella lo escuchaba con el candor de quien no sabe de culpas y se partía de risa hasta que cesaban los acordes. Pronunciaba entonces él su nombre entre sollozos y a ella se le alborotaba en el pecho la rana enjaulada que ya no tenía.

Quiso él poner fin a tanta ausencia amputando la mano que la despertaba con el son de la guitarra. Indicó el miembro a cercenar en el exiguo pero suficiente espacio en blanco del impreso y luego lo rubricó donde correspondía. Se negaron, sin embargo, los del juramento hipocrático a amputar el miembro intacto y hubo de buscar la ayuda de un bisturí bastardo.

En la espera, «Fuiste, para este corazón que sostengo, en los días en que no tenía más cometido que tu subsistencia, su mayor aventura», dejó escrito a modo de epitafio —mientras aún podía— sobre la lápida del cementerio arbolado. Y al día siguiente del acto, la mano de las entrañas robadas abrió aquella grieta de la madre tierra y arrojó dentro su ofrenda.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco…, había contado desesperado durante años el dueño de aquella mano. Uno, dos, tres, cuatro, cinco…, contaba ahora la niña entre golpes de hipo y carcajadas.

Porque tenía ese hombre dos corazones: uno cosido a la palma de la mano y muerto de risa; el otro donde se le suponía… Tres manos tenía ahora la niña: una grande como una golondrina en vuelo haciéndole cosquillas; y dos tamaño colibrí donde se le suponían…

Última edición por jilguero el 10 May 2017 20:04, editado 1 vez en total.


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El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
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lucia
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Re: El hombre corazón (Relato de Jilguero y Tolo)

Mensaje por lucia »

Pajarillo, estás que te sales, aunque le sobran comas a los primeros párrafos.

Eso sí, entre Tolo y tú nos habéis dejado con una cara de tristeza arrastrada por el trágico destino de los dos niños.
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jilguero
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Re: El hombre corazón (Relato de Jilguero y Tolo)

Mensaje por jilguero »

lucia escribió:Pajarillo, estás que te sales, aunque le sobran comas a los primeros párrafos.

Eso sí, entre Tolo y tú nos habéis dejado con una cara de tristeza arrastrada por el trágico destino de los dos niños.
Gracias por pasarte y leerlo. :wink:

¿Todas sobran? ¿Incluso la de delante de "era ella" y la de delante de "el día..." ? :roll:


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lucia
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Re: El hombre corazón (Relato de Jilguero y Tolo)

Mensaje por lucia »

No, la del día sí está bien.
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jilguero
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Re: El hombre corazón (Relato de Jilguero y Tolo)

Mensaje por jilguero »

lucia escribió:No, la del día sí está bien.
OK. Quitadas las demás. :wink:


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Estrella de mar
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Re: El hombre corazón (Relato de Jilguero y Tolo)

Mensaje por Estrella de mar »

:hola:

Mi hermano nació con el corazón en la mano equivocada.

Cuando tenía cinco años mis padres lo llevaron al médico para que le trasplantara el corazón a su mano derecha. Ahora es como si estuviera roto, dijo el doctor para asegurarse de que mi hermano comprendía lo que le pasaba a su corazón, pero mi hermano no quiso trasplante alguno. Eres un miedica, le dije. No es por miedo, respondió ultrajado. Lo roto también tiene su compás.

He dicho antes que mi hermano nació, pero yo, desde bien chiquita, por contestaciones como esa, he sabido que en realidad no nació, sino que vino de un universo lejano. Un universo donde el corazón se lleva siempre en la mano izquierda.

El día del séptimo cumpleaños de mi hermano recuerdo que hubo eclipse lunar. Auspiciado por una conjunción entre Cáncer y Capricornio, a las doce horas, treinta y cuatro minutos y cincuenta y seis segundos, tras encontrarse muerto a Gabriel, lo sintió sin un atisbo de duda. Notó un pequeño latido, débil y errático, al que pronto le siguió un melodioso compás.

Y entonces sucedió.
Porque un corazón acompasado es principio indispensable para dotar de vida a las cosas, como todo avezado cardiólogo de extremidades conoce perfectamente.
Primero algo parecido a un espasmo, y luego la escalofriante resurrección. No era posible, se dijo, espeluznado ante la maravilla. Tuvo que verbalizarlo para intentar comprenderlo. Mi corazón roto ha resucitado a Gabriel, pronunció en voz baja. What?, le pregunté, absorta en mis deberes de inglés. Preguntar es alejarse, oí que respondía. Fantástico, dije yo, y volví a lo mío, estúpidamente ajena a espasmos y resurrecciones.

A decir verdad, mi hermano llevaba un tiempo preocupándose por Gabriel. Sospechaba que la burbuja de cristal en la que vivía lo estaba asfixiando. Por eso ni siquiera se sorprendió cuando aquella noche lo vio flotando sin vida en su pequeña morada de cristal. Está como suspendido en la nada, dijo con tristeza. De una manera extraña, se sintió muy cerca de él. Al momento siguiente se había producido ya el espasmo y estaba a punto de consumarse la consiguiente resurrección.

Creció el amor de mi hermano por ese pez, ahora que llevaban los dos sus corazones debidamente acompasados. Al poco tiempo, volvió Gabriel a quedarse suspendido en la nada. Y de nuevo mi hermano, invadido por la pena, se dispuso a traerlo de vuelta. Treinta y ocho veces fue resucitado Gabriel, que ya debía sentirse un acuático Lázaro sempiterno, hasta que mi hermano decidió que si continuaba transitando por ese vórtice de muerte y resurrección, algún día, uno de sus dos corazones, se le iba a partir en dos.

Desde que se fue Gabriel, el corazón que llevaba en el lugar equivocado no había vuelto a palpitar. Si lo arreglaras, latiría, le dije. Si lo arreglara, se me volvería a romper, me respondió, desvalido. Acaricié su mano izquierda con mi palma derecha para infundirle ánimo. Corazón junto a corazón.
Se me encogió de tal forma que a punto estuvo de que se me rompiera.

Me costó un tiempo comprender que su corazón, aunque roto, albergaba un compás. Y, a pesar de que palpitaba silencioso, no tuve duda. Desprendía un ritmo que llamaba a otros corazones, formados también en lugares errados. De alguna extraña manera, lograban latir al unísono. Y entonces sí, acompasados, se producía el melodioso compás.

Con alivio y gran regocijo comprendí una verdad que se me había ocultado tras innumerables velos. Cuando su corazón llegara a su sílaba final la multiplicaría por un millón de compases. Ritmos que, a pesar de estar rotos, a pesar de haberse formado en lugares equivocados, latirán armónicos dentro de la pecera que nos contiene a todos.

:beso:
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Estrella de mar
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Re: El hombre corazón (Relato de Jilguero y Tolo)

Mensaje por Estrella de mar »

Pamplina mayúscula, Caleto. Pero la palabra de una juntaletras va a misa. :lol:

Te echamos de menos, bobalicón. Jilguerito te ha puesto un nuevo apodo. Ojo no se qué. :mrgreen:

Sal de tu cueva, Serenito, aunque sea pá ponernos un emoticono de "me tenéis hasta el tupé". :cunao:

:60: :60: :60:
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lucia
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Re: El hombre corazón (Relato de Jilguero y Tolo)

Mensaje por lucia »

O para cambiar el subtítulo, ahora que tenemos Gabriel pez :cunao:
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jilguero
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Re: El hombre corazón (Relato de Jilguero y Tolo)

Mensaje por jilguero »

Estrella de mar escribió: Sal de tu cueva, Serenito, aunque sea pá ponernos un emoticono de "me tenéis hasta el tupé". :cunao:

:60: :60: :60:
¡Qué me dices!, ¿Caleto lleva ahora tupé y ahí se le acumulan las cosas molestas? Pues creo que cuando se lo recorta arroja los mechones a la sima Dolencias, ya sabes, esa que hay en Ojo Guareña y donde tu tía Catalina pescaba las luciérnagas. ¡Qué interesante...!

PD: ya volveré a comentar a esa nueva parejita de hermanos :wink:


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Re: El hombre corazón (Relato de Jilguero y Tolo)

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Me tenéis hasta el tupé, :cunao:.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Re: El hombre corazón (Relato de Jilguero y Tolo)

Mensaje por jilguero »

Tolomew Dewhust escribió:Me tenéis hasta el tupé, :cunao:.
Tilín, tilín, tilín... :mrgreen:
Ella acolita, yo acolito... :meparto:
Me acobo de enterar de que existe el verbo "acolitar" y creo que define perfectamente lo que la Niña Guadiana y el petirrojo han hecho con tu texto. :icon_mutis:


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Re: El hombre corazón (Jilguero, La niña de las olas y Tolo)

Mensaje por jilguero »

Tengo pendiente comentar la contribución de la Niña Guadiana. Volveré. :60:

Pero para que no se me olvide quería dejar aquí este otro fragmento porque me resulta interesante este cementerio de manos

"Lo primero que notó al despertar fue su mano que, cercenada, sobresalía a un costado de la almohada…
La llevó hasta el jardín y la enterró en la parcela de la rosa roja.
[...]
En unos cuantos días, la rosa creció de forma extraordinaria, con aroma auténtico y profundo…"


Sacado de El despertar, de Edgardo

¿Para qué reúno manos que te hacen sentir culpable, que hacen cosquillas o que perfuman? :roll: Todavía no lo sé. Pero sé que debo reunirlas y que este hilo es un buen lugar para hacerlo. :wink:



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Re: El hombre corazón (Jilguero, La niña de las olas y Tolo)

Mensaje por jilguero »

Niña Guadiana, me gustó mucho lo de enlazar esta historia con la de Gabriel, que convirtieras al niño corazón en uno de los niños que lo visitaban en el jardín botánico de Benedetti (triple anidamiento literario :chino: ). Me convence menos que la explicación tenga un tinte una tanto esotérico, me refiero a eso de andar envuelto en un vórtice de muertes y resurrecciones, o que el origen del niño deba ser otro planeta. Es decir, me ha gustado más la idea que el desarrollo.

Respecto a la prosa, para mi gusto repites mucho algunas palabras. Por ejemplo:
Mi hermano nació con el corazón en la mano equivocada.
Cuando tenía cinco años mis padres lo llevaron al médico para que le trasplantara el corazón a su mano derecha. Ahora es como si estuviera roto, dijo el doctor para asegurarse de que mi hermano comprendía lo que le pasaba a su corazón, pero mi hermano no quiso trasplante alguno.


Podría ser: Mi hermano nació con el corazón en la mano equivocada.
Cuando tenía cinco años mis padres lo llevaron al médico para que se lo trasplantara a la mano derecha. Ahora es como si estuviera roto, dijo el doctor para asegurarse de que mi hermano comprendía lo que le pasaba a su corazón, pero él no quiso trasplante alguno.


Imagino que se debe a que quieres imitar la forma de hablar de una niña que no se preocupa de aspectos estilísticos a la hora de hablar y que tiene un lenguaje sencillo. Sin embargo, hay otros momentos donde la niña no parece tan niña a tenor de sus pensamientos: "Con alivio y gran regocijo comprendí una verdad que se me había ocultado tras innumerables velos. Cuando su corazón llegara a su sílaba final la multiplicaría por un millón de compases. Ritmos que, a pesar de estar rotos, a pesar de haberse formado en lugares equivocados, latirán armónicos dentro de la pecera que nos contiene a todos.". Así, pues, tampoco veo problema en que al principio sea capaz de un lenguaje un pelín más elaborado :wink: . Y si la narradora es ya adolescente o adulta, pues con más motivo. :mrgreen:

Para que nos vamos a engañar, Niña Guadiana, el texto de este gracioso poético es mejor que el de sus acólitas. Lógico: este es su mundo, no el nuestro :60:


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Re: El hombre corazón (Jilguero, La niña de las olas y Tolo)

Mensaje por Estrella de mar »

Mi hermoso pajarete, te agradezco infinito las recomendaciones. ¡Qué agradable me resulta leerte! Tienes razón en todo. Le meteré un meneo pronto, cuando no me halle tan perra. :lol:

He estado un poco out. ¿Al final ha enseñado el tupé el señorito Pamplinas? :mrgreen:

:60: :60: :60:
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Re: El hombre corazón (Jilguero, La niña de las olas y Tolo)

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Eres otoño, por eso vengo a escribirte.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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