CT II - Mis últimos instantes de cordura - Rubisco

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CT II - Mis últimos instantes de cordura - Rubisco

Mensaje por lucia »

Mis últimos instantes de cordura

Estoy en el suelo, aturdida, desorientada. Me duele todo el cuerpo. Tengo la sensación de haberme despertado de pronto, pero no recuerdo cuando me acosté. El suelo está húmedo, y por el tacto con la palma de mi mano descubro que también está pringoso.

No consigo ver nada. Abro los ojos con todas mis fuerzas, miro a un lado y a otro en busca de algún punto de luz, pero por mis córneas sólo penetra la oscuridad.

Mis músculos parecen agarrotados, y me cuesta un mundo enderezar mi espalda hasta quedar sentada. Apoyo la espalda en la pared rugosa, una de cuyas protuberancias me produce una punzada en la espalda. El acto reflejo hace que dé un pequeño brinco y me separe de ella. Me llevo la mano al punto de dolor y deduzco que ha sido sólo un pinchazo, pero al tacto con la camiseta noto la tela con un tacto terroso. Me palpo entonces por delante y también siento esa textura sucia y reseca.

Antes siquiera de intentar buscarle sentido a ello noto una palpitación en la sien que me recorre todo el cráneo. El dolor me vence y tengo que encogerme entre mis rodillas hasta que se me pasa. Me llevo una mano a la sien y un calambre anuncia la presencia de un chichón.

A oscuras, llena de tierra y encerrada en un lugar mohoso. Me rindo y desisto de buscar la lógica al hecho de estar en este sitio. El cómo llegué aquí lo averiguaré tarde o temprano; ahora lo que quiero saber es dónde estoy. Podría estar en un zulo, lo que explicaría la oscuridad. Una brisa tibia me acaricia la cara, lo que me hace pensar que quizá esté a la intemperie. ¡A la intemperie! ¿Me habré quedado ciega?

Empiezo a respirar agitadamente por la boca. No, no puede estar pasando. ¿Qué me habría llevado a estar ciega, si hasta hace un momento…? Me viene un flash: había salido de fiesta con mis amigas. ¿Eso fue hace unas horas o hace varios años? Caminar siempre me ha ayudado a discurrir mejor, así que trato de levantarme, pero apenas consigo erguirme, ayudada por la pared de hormigón, un súbito mareo me hace caer de espaldas al suelo, aunque consigo amortiguar la caída.

Me quedo otra vez sentada y entonces reparo en un rastro tibio que me surca los labios. Dudo por un instante, pero el instinto acaba por vencer al raciocinio y sorbo un poco de aquel líquido, que escupo al instante. Es sangre. No comprendo de dónde viene, así que me llevo la mano a la cara, y nada más rozar la nariz un calambre me recorre toda la cara. Un grito de dolor mana de lo más profundo de mi garganta y, al salir, retumba durante varios segundos.

Después de unos minutos, o segundos, u horas, consigo calmar el dolor y me dispongo a cortar la hemorragia. Palpo en mis bolsillos y encuentro un pañuelo húmedo y algo pegajoso, pero en ausencia de algo mejor tengo que conformarme con eso. Me lo llevo a la nariz con cuidado y, mientras presiono con mucha delicadeza, percibo un olor entre dulzón y acre que no logro identificar.

Con el manantial de sangre controlado me dispongo a identificar aquel lugar. Aún sostengo el pañuelo contra mi nariz, así que la mano que tengo libre se aferra al muro de hormigón y me ayudo a levantarme. Casi de pie me llega un estornudo tan repentino que no puedo hacer nada por reducir la presión, de modo que noto como mis fosas nasales estallan al paso de un huracán de mocos, sangre y coágulos que siento estrellarse contra mi camiseta.

El dolor traspasa la región frontal de mi cara y agarrota la mitad superior de mi cuerpo. Mi garganta se colapsa y el grito desgarrador que debería emitir suena como un silbido, que poco a poco se intercalan con mis sollozos.

No sé en qué instante recuperé la tranquilidad, ni por qué. Mi cuerpo está en tensión, así que podría ser simple sugestión de mi subconsciente. Cuando me doy cuenta estoy de pie, luchando contra un mareo que amenaza con tambalearme, y consigo dar un primer paso. En ese momento me parece escuchar una voz que dice «no te detengas». Es masculina y joven. Y retumba. Sigo dando pequeños pasos, mientras trato de no pensar en aquel sonido. Deduzco que la exposición a tanto dolor me está haciendo sentir alucinaciones, pero de pronto escucho un «¿Me has oído?».

―¿Quién anda ahí? ―pregunto sin obtener ninguna respuesta.

Repito la pregunta un par de veces más, incluso luchando contra el eco que me viene de vuelta, pero desisto de esperar una contestación y reanudo la marcha a la poca velocidad que puedo alcanzar. Al tacto con mi mano descubro que la pared alterna áreas de hormigón basto con algo que parecen ladrillos o adoquines. Convencida de estar encerrada en algún sitio, trato de contar los metros que voy recorriendo. A los pocos minutos, y debido a la necesidad que tengo de detenerme cada poco para recuperar fuerzas, pierdo la cuenta de la distancia que he recorrido.

De pronto la pared se termina. La pérdida de mi referencia me hace dudar por un momento, pero el esfuerzo que he hecho ha sido tan grande que me da pereza volver en la dirección contraria. Trato de palpar con el pie lo que me espera en el siguiente paso y descubro que el suelo también se acaba. En mi mente se dibuja un precipicio y el vértigo hace que pierda el equilibrio y caiga hacia la derecha, con tan mala suerte que me raspo el brazo contra la pared.

¡Pared! ¡La pared hace esquina! A trompicones me incorporo y me decido a continuar la expedición. A lo lejos me parece percibir un tenue resplandor, y a medida que me acerco deduzco que es un hilo de luz que proviene de arriba. Después de unos interminables instantes estoy a punto de llegar hasta su altura cuando escucho un crujido detrás de mí. Alarmada, me doy la vuelta y distingo dos ojos brillantes en la oscuridad. Quietos. Observándome.

―¿Quién eres? ―grito con la vana esperanza de obtener una respuesta.
―¡No te detengas! ―retumba de nuevo aquella voz masculina.

Miro con detenimiento aquellos ojos. De pronto empiezan a moverse hacia mí y un escalofrío de miedo me recorre todo el espinazo, pero por más que lo intento, mi cuerpo se queda paralizado.

«¡Sigue caminando!», grita de nuevo aquella voz, lo que me hace dar un brinco y echar a correr para escapar de aquellos ojos brillantes. Mientras huyo, a mi espalda escucho un bufido alejarse, y cuando caigo en la cuenta de que estoy corriendo sin guiarme por la pared siento que el suelo desaparece bajo mi pie izquierdo y caigo al vacío.

Tengo la sensación de que ya he vivido esta caída. Estoy forcejeando, las farolas de la calle se balancean a mi alrededor, me sostienen no sé cuántas manos que, de pronto me sueltan y me dejan caer.

El golpe me devuelve a la realidad. He aterrizado, después de dar varios tumbos, en un pequeño canal de agua. El lento caudal arrastra sólidos de distinta dureza que chocan contra mi cara, una de las cuales, de textura babosa, se me engancha en el labio. Me pongo de rodillas, me lo quito con rapidez y, al sentir el tacto y su olor, no puedo reprimir la arcada y empiezo a vomitar. Caigo en la cuenta entonces de que todo el vómito es arrastrado por el agua hasta mis pantalones.

Me muevo a un lado hasta dar con el extremo de aquel canal y salgo. Me siento en el suelo con las piernas estiradas y, por fin, consigo un momento de relajación en aquella postura, lo que aprovecho para reordenar mis recuerdos y tratar de comprender qué estoy haciendo aquí. El dolor de cabeza… La nariz rota… Las manos que me sujetaban… La caída…

Mis cavilaciones se ven interrumpidas por un cosquilleo en la mano. Tardo en reaccionar, y para cuando quiero hacerlo ya me recorre el interior de la manga, mientras la sensación se repite en la otra mano. Me levanto de un salto y me agito; en ese momento los cosquilleos desaparecen, acompañados de un crepitar que se aleja. Mis chillidos y pataleos han servido para expulsar aquellas inmundicias andantes.

«¿Aún sigues ahí?», vuelve a retumbar. Contengo la respiración al recordar que esa voz no es desconocida, que ya la había escuchado antes de este episodio. De pronto siento de nuevo el cosquilleo que se había adentrado en la manga, y que ya estaba llegando a la altura del hombro. Sin reflexionar salgo corriendo a la vez que me doy manotazos en donde siento las cosquillas hasta que noto como estalla y reparte un líquido grumoso por mi piel. Me detengo otra vez con arcadas y vomito lo poco que queda en mi estómago.

Consigo calmarme y me quito la camiseta para limpiar los restos de mi hombro. Noto cómo mis pechos caen, liberados; juraría haberme puesto sujetador la última vez que salí de casa. Después de limpiarme el hombro con la camiseta me palpo un pezón y noto un resto pegajoso. Deduzco que es por el agua del canal en el que había caído antes, pero al olerme el dedo descubro el mismo olor dulzón y acre del pañuelo.

De pronto me parece escuchar unas voces discutiendo. Preguntan algo sobre una caída, pero no parecen transmitir preocupación; más bien ríen.

―¿Quién anda ahí? ―grito mirando a todas partes―. ¡Ayuda!
―¿Ves como no ha caído? ―retumba de forma tenue.

En ese momento se dispara mi memoria: la discusión con mis amigas. La salida enfurruñada de la discoteca. El viaje el metro. El grupo de jóvenes que habían empezado a molestarme. La huida. Mis gritos pidiendo clemencia. El forcejeo mientras las farolas cimbreaban.

Las piezas parecen encajar para mostrarme lo que parece un mal sueño. Las imágenes en mi cabeza vienen y van, distorsionadas, como si la realidad hubiera quedado atrás. Como si mi mente ya no se hallara en el mundo que me hizo nacer, sino que se hubiera trasladado a una dimensión distinta, exclusiva para mí. ¿Dónde quedaron mis últimos instantes de cordura? Me pregunto eso una y otra vez, pero al final acabo tomando las riendas de mi pensamiento y logro convencerme de los recuerdos no son más que una alucinación. Recuerdo entonces que había escuchado voces y grito otra vez:

―¡Ayuda!
―Un barranco hubiera sido mejor, tío ―suena una voz.

Esa voz es la que termina de encajar las piezas. «¿Te gusta?», empieza a retumbar dentro de mi cabeza pronunciada por esa voz. Una cara se dibuja con dificultad en mi mente; una cara y un gran revuelo alrededor: risas, gritos de ánimo, palmadas.

Mi cuerpo se tensa. Creo que se resiste a visitar otra vez ese recuerdo, que parece tan reciente. Entonces rememoro las piezas que faltaban para completar el rompecabezas: los manoseos, las embestidas, las humillaciones. Y ese olor dulce y acre.

Mis dientes se aprietan, mis puños se cierran y siento la sangre arder dentro de mis venas.

―¡Hijos de la grandísima puta! ―grito con todas mis fuerzas y emprendo la marcha hacia donde parece que se origina la voz.

Antes de escuchar alguna contestación siento un latigazo en el tobillo y algo peludo se encarama a mi pierna. Noto sus pequeñas garras aferrándose. A su chirrido penetrante le sigue un grito mío. Sacudo la pierna, sin conseguir resultados, y como un acto reflejo empiezo a retroceder a zancadas cada vez más grandes, a la par que nuestros chillidos aumentan en intensidad. Sólo cuando ya es inevitable escucho el ruido de una caída de agua. Mi pie trata de encontrar acomodo en el vacío y mi cuerpo se tuerce hacia atrás. Sin nada a lo que aferrarme, grito más fuerte que nunca. Mientras mi cuerpo completa una y otra vuelta consigo escuchar risas y vítores que retumban en aquellas paredes mugrientas,
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Gisso
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por Gisso »

Bien, me ha mantenido en tensión todo el relato por saber que había pasado, es más angustioso que terrorífico y se pasa mal, aunque tal vez piense que le falta un pelín más de mala baba y la historia en sí no es que dé un giro sorprendente. Por otro lado creo que este relato tiene un problema, ¿está entero o se corta de esa forma? Lo digo por la coma final que me crea confusión y que parece que vaya continuar... Un último detalle, una vez me dijeron en un relato mío que si es el protagonista el que cuenta la historia, no debe de morir; espero que este no sea el caso...
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Dulcineaa
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por Dulcineaa »

Querida autora (supongo que sos mujer): tu relato es inquietante , con mucha tensión, aunque me provoca repulsión, asco, no terror. Como el otro forero, me pregunto si está completo por la coma final y porque esperaba algo que cierre con el título. Como historia se deduce que se habla de una violación, pero extrañamente las heridas y golpes no tienen que ver con esa hipótesis. Otra cosa que no me queda clara es esa presencia que persigue a la protagonista en su encierro. Por ahí habría que retocarlo porque incluso hay repeticiones y ciertas imágenes que no son lógicas como encogerse entre las rodillas. Muchas gracias por compartir tu criatura.
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rubisco
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por rubisco »

:ojos4:


¿Qué acabo de leer, autor o autora? Autora, deduzco.

Dime... ¿Qué :ojos4: acabo :ojos4: de leer :ojos4: :ojos4: :ojos4:?

(Inspira profundamente. Ventila. Calma. Reláj... :ojos4:)

Has escrito un relato en el que reúnes algunos de mis mayores miedos y peores pesadillas. Creería que me has investigado en secreto si no fuera porque son miedos comunes a la mayoría de personas, pero aún así... Qué mal cuerpo me has dejado.

Coincido con Dulcineaa en que no aprecio el terror en el argumento del relato; aprecio una especie de suspense con reminiscencias gore. Pero es que el terror me lo has causado a mí. Ahora tengo hormigueos en las piernas y tengo que rascarme para asegurarme de que no me suben... carajo (que diría Berlín), no puedo ni decirlo.

Hay partes que me resultan algo más difíciles de visualizar. Supongo que describir algo completamente a oscuras debe tener su dificultad. Es algo que nunca he intentado y por tanto hablo desde el desconocimiento, pero un día haré ese ejercicio y entonces quizá entienda por qué me ha costado comprender, como te digo, ciertas frases.

En líneas generales creo que mantienes bien el ritmo y das pequeños descansos entre dosis brutales de terror/asco, como prefieras llamarlo. Me atrevería a decir que ya estás experimentada en el género. ¿Has escrito más relatos de terror? No hace falta que me contestes. Seguro que lo has hecho.

Y sobre el argumento... Me parece tan macabro como el escenario que dibujas. Ahora mismo tengo claro que no me gustaría ser mujer viendo lo que has hecho con la pobre protagonista.

Por cierto, dime que la coma del final es un error, y que ahí va un punto. Ese final, a mi juicio, no necesita más. Dime, por favor, que no lo alargaste con más cosas, que la pobre muchacha acaba en lo que intuyo que es una caída al vacío. Quiero tu respuesta cuando se revelen las autorías.

Pues eso, que un buen puñado de puntos te llevas si el resto de relatos no te adelantan.

¡Mucha suerte en las votaciones y ¿gracias :ojos4:? por compartirlo :60: !
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Edgardo Benitez
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por Edgardo Benitez »

Un saludo cordial.
Tu protagonista habla demasiado y la tensión la diluye ese constante hablar que no lleva a nada. Imagino la escena y tu personaje hablando de la cornea en esa situación que pretendes mostrar de mucho terror. Un personaje no dice tanto y actúa, ese actuar es el que debes llevar a escena. Además, tu protagonista habla dirigiéndose no sé a quién. En fin, la idea es buena pero esta mal planteada, cuesta leerlo y no sé hacia dónde pretende llevarme.
Veré cuantos puntos te otorgo.
¡Hay vida antes de la muerte!
Ninguna de tus neuronas sabe quién eres… ni les importa.
Pero si te pego en el centro, será por filosofía.
Pero por poesía, serás mi centro.
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Nínive
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por Nínive »

Tengo un problema con este relato. No consigo visualizar el ambiente, ni seguir el curso de los acontecimientos.
Vale, una violación, hasta ahí llego. Y luego ¿qué? ¿La tiran dónde? ¿Y la persiguen para rematarla? ¿Durante todas sus caídas y demás? Eso me desconcierta. Y vuelvo a leerlo, y no me acomodo en la historia. Me echa de ella...
Y luego hay descripciones que no me las creo. ¿Puede sentir el chorro de sangre impactar en la camiseta desde la nariz? ¿Te quitas la camiseta y los pechos liberados? ¿Al correr no se ha dado cuenta que va ya sin sujetador?
Lo siento autor... Se me ha atragantado el relato.
Un abrazo. :60:
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Isma
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por Isma »

Me ha parecido bastante angustioso. Es muy sugerente, porque nos pasamos casi todo el relato imaginando lo peor: el cuerpo ultrajado, el pañuelo asquerosete, la ausencia de recuerdos, la voz que la persigue, el desamparo. E incluye bastantes elementos que contribuyen a crear una atmósfera opresiva y asfixiante: la oscuridad, las paredes que limitan el movimiento, los animales carroñeros, el agua nauseabunda.

Mi interpretación es que se encuentra en unas cloacas y que ha sufrido una violación múltiple. Transmite repulsión y desagrado superlativo, pero permite al lector seguir leyendo: el autor no emite juicios, se limita a exponer el punto de vista de la víctima, imparcial y crudo. Creo que es meritorio, porque a poco que te desvíes de ese enfoque corres el riesgo de que al lector se le haga demasiado cuesta arriba. Desagradable y angustioso, terror oscuro.

Coincido con Edgardo en lo de la córnea. Eso no lo dice nadie y saca un poco de la lectura. El abrir los ojos con todas las fuerzas tampoco me cuadra. Y por último te has dejado un sentido, el del olfato. Si son las cloacas (ratas, cacas flotantes, etc) debería haber olido la humedad, la putrefacción. A pesar de tener sangre en la nariz.

Me parece buen relato, y por lo demás muy bien escrito. ¡Mucha suerte!
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konchyp
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por konchyp »

Hola aut@r :hola:

Me ha gustado tu relato, no por lo que cuentas, que no es ni mucho, ni bueno, ni agradable, sino por cómo lo cuentas. Desde el principio el lector se ve envuelto en un cúmulo de sensaciones desagradables del que es difícil salir, es más, no se sale, sino que va a peor hasta el final.

Tiene un nivel de agobio considerable, a mí me ha dado no se qué algunas escenas y hay que tener un buen estómago para leerlo (yo lo tengo)
Coincido con los compañeros que te ha faltado machacar el sentido del olfato que creo que funciona muy bien en relatos como éstos.

No cuentas mucho, tan solo los pocos metros que la protagonista recorre por las cloacas? Y algún que otro pequeño flash que viene a explicar su situación. La verdad es que no hace falta, creo que te lo podías haber ahorrado porque es bastante obvio y sino lo es, las diferentes conjeturas que sugiere tu relato también le vendría bien (secuestro, ajuste de cuentas, etc)

Me llamó la atención esa voz masculina. Creía que algo más se desarrollaría de ella, pero vino a explicar lo que ya sabíamos.

El centro de tu relato está basado en poner al lector en la más desagradable de las situaciones, meterse en el pellejo de la protagonista y creo que lo consigues con éxito, lo demás es adicional.

Algunos detalles que me gustaría compartir:
El suelo está húmedo, y por el tacto con la palma de mi mano descubro que también está pringoso.
Creo que con mencionar el tacto nos sobra, por lo menos a mí. La palma de la mano está de más.
por mis córneas sólo penetra la oscuridad.
Es muy simple, pero a mí me ha gustado, es como si la nada entrará en la mente de la chica.

He encontrado muchas menciones al tacto que me ha resultado un léxico repetitivo. Preferiría algo más sugestivo para que no me canse el abuso de la misma palabra:
Me llevo la mano al punto de dolor y deduzco que ha sido sólo un pinchazo, pero al tacto con la camiseta noto la tela con un tacto terroso.
Lo mismo ocurre con algunas partes del cuerpo:
No comprendo de dónde viene, así que me llevo la mano a la cara, y nada más rozar la nariz un calambre me recorre toda la cara.
Se podía haber trabajado un poquito más el vocabulario.

En general un relato diferente con poca acción y muchos desagrados que a mi me gustan. Hubiera estado mejor con un poco más de cuidado en la prosa, por lo demás, aunque es una idea sencilla y bien conocida por desgracia, creo que ha estado muy bien llevada.

Gracias por compartirlo y mira por donde pisas no vayas a caer al vacío!
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Isma
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por Isma »

Nínive escribió:Lo siento autor... Se me ha atragantado el relato.
Ehhh, ¡esa frase es mía! :evil:

A mí todavía no se me ha atragantado ninguno.
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prófugo
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por prófugo »

Isma escribió:
Nínive escribió:Lo siento autor... Se me ha atragantado el relato.
Ehhh, ¡esa frase es mía! :evil:

A mí todavía no se me ha atragantado ninguno.
Claro! Es que esta vez no he participado :evil:

:D

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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por Isma »

prófugo escribió:
Isma escribió:
Nínive escribió:Lo siento autor... Se me ha atragantado el relato.
Ehhh, ¡esa frase es mía! :evil:

A mí todavía no se me ha atragantado ninguno.
Claro! Es que esta vez no he participado :evil:

:D
Anda ya :lengualarga:. Para que veas, una vez se me atragantó uno de la mismísma Nínive.
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prófugo
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por prófugo »

Eso si tiene delito! :colleja:

Sorry autor(a)

:dragon:

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Spicata
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por Spicata »

Querido autor/a:

No sé qué decir :ojos4:, tu relato me ha dejado inquieta, con un resquemor en el estómago y una sensación de absoluta angustia. Hay algo que me falla y quizás sea que no logro visualizar dónde se encuentra la chica, quizá porque pretendas que nos metamos en su piel y veamos tan poco como ella lo hace. Inquietante historia, y angustiosa de principio a fin.

Suerte en el concurso :60:
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por Paraná »

Querida autora (supongo), descontando las pequeñas caídas o despistes de la prosa (ya sabés: las córneas y los tactos repetidos), me ha parecido una escritura de p.m. La tensión no decae nunca; al menos yo, lo he sorbido hasta el final sin pestañear. El clima es verdaderamente claustrofóbico y uno espera por segundos que la pobre chica encuentre el origen de ese resplandor, que termina por no definirse... y ese es el pero que le encuentro. Me habría gustado saber por qué cae, dónde está; un segundo de lucidez de la prota podría habernos servido para enterarnos de cuál es, finalmente, el lugar. Como Isma, yo creo ver claramente que se trata de una cloaca; pero las cloacas no tienen precipicios.
El asunto de la coma final me ha llamado la atención, como a todos. Cabe la posibilidad de que sea un error o de que hayas enviado incompleto el relato. Pero rizando el rizo -tarea a la que me entrego con frecuencia- he pensado que quizá quieras significar la abrupta muerte de la chica.
Uséase: a pesar de esos huecos, tu manejo del suspenso (que todavía no entiendo por qué llaman "suspense") merece varios de mis puntos.
¡Suerte, tú!
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Gavalia
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Re: CT II - Mis últimos instantes de cordura

Mensaje por Gavalia »

Relato inquietante donde la violación de una mujer es la protagonista. La atmósfera es agobiante y creo que refleja bien los momentos de confusión de una víctima de este tipo de denigrante agresión. Tiene fallitos de redacción, nada grave a mi parecer. Algunos símiles no son los más apropiados desde mi punto de vista pero en el contexto general del trabajo los puedo interpretar como válidos, por ejemplo esos "sólidos" me descolocaron por momentos.
Entiendo lo que cuenta y apruebo como me lo cuenta con obvias salvedades. No me ha gustado mucho, pero alabo la defensa del escrito con un solo personaje como protagonista. Se me quedan un poco oscuras las intervenciones de las voces que escucha, ese "sigue adelante" de continuo sin más, da la sensación de que siguen observándola no sé muy bien con qué finalidad. ¿Caer por un precipicio quizás?
Le doy un 6.5. Un saludo y suerte.
En paz descanses, amigo.
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