CT II - Unos higos deliciosos - Raumat

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CT II - Unos higos deliciosos - Raumat

Mensaje por lucia »

Unos higos deliciosos

Llevaba pocos días trabajando Sonia como vendedora de seguros. Recién terminada la carrera y tal como se temía, de nada le habían servido todos los conocimientos adquiridos en la facultad para encontrar un buen trabajo. De modo que si quería ganar un poco de dinero, tenía que aceptar alguno de los escasos y nada atractivos empleos que se ofrecían. Se decidió por el de vendedora de seguros. Presentía que no le iba a gustar ni pizca, pero ¡qué se le iba a hacer!, ya llegarían tiempos mejores.
Le había encomendado el jefe aquella urbanización, y Sonia se había pateado el día anterior más de la mitad de la zona residencial sin dejar un solo timbre por pulsar. Pero en la mayoría de las casas ni la abrieron. Pensó Sonia que buena parte de las edificaciones serían segundas residencias, por lo que habría muchas desocupadas. Y, en algunas otras, intuirían los dueños que se trataba de una vendedora y preferirían no atenderla. Sin embargo, Sonia tenía bastantes esperanzas en «La Higuera». En la primera visita, su propietaria —una simpática y charlatana viejecita llamada Dolores— había mostrado cierto interés en contratar una póliza y para hoy habían concertado una segunda entrevista.
El vistoso chalet, de dos plantas, debía su nombre a una magnífica higuera que presidía el muy cuidado jardín que rodeaba la casa. Una nívea celosía y un tupido seto de ciprés preservaban la intimidad de los moradores de la finca. Acompañada del estridente canto de las chicharras, llegó Sonia hasta la puerta exterior de la residencia. Apretó el timbre y esperó. En la vivienda no pareció producirse ningún movimiento. Temió que la amable viejecita, tras pensarlo más detenidamente, hubiera decidido no firmar la póliza y tal vez ni siquiera la abriría. Sin embargo, unos segundos después, la puerta interior se abrió y sonriente la abuela se dispuso a franquearle el paso a su propiedad.
—¡Qué preciosidad de jardín tiene, Dolores! Ayer, cuando lo vi, me quedé fascinada. ¿Lo cuida usted?
—Sí, hija. Es uno de mis pocos quehaceres —contestó la anciana—. Además, mi nieto viene todos los días y me echa una mano. Hay labores que ya a mis años no puedo hacer.
—Y esa higuera, tan majestuosa.
—Sí que está bonita. Es la reina del jardín; una presumida que necesita mucho cariño. Mucho cariño y un buen abono. Las plantas y los árboles, quizá pienses que estoy un poco loca, son muy inteligentes y saben agradecer las atenciones que tienes con ellos. En este jardín sólo utilizamos abonos naturales, ¡y ya ves qué precioso está todo!
Pasaron a un amplio salón de estilo rústico, con sólidos muebles de madera de roble adornados con floridos jarrones; un lustroso sofá de piel, de color algo más claro que los muebles, encaraba a la flamante pantalla de televisión; un par de lozanas plantas de interior medraban sobre elegantes macetones de cerámica; colgados en las paredes, varios cuadros de buen tamaño —paisajes principalmente y algún que otro bodegón— contribuían a crear un ambiente cálido y acogedor. Toda la casa parecía rezumar riqueza. Todo indicaba que la abuelita estaba forrada de pasta.
«Unos tanto y otros tan poco», se lamentó Sonia para sus adentros.
—He preparado café y unas rosquillas caseras. —Señaló Dolores una bandeja que había sobre la inmaculada mesa de centro—. Así estaremos más a gusto mientras charlamos.
—Pero Dolores, mujer, no tenía que haberse molestado.
—Si no es molestia, hija. Al contrario. Viene tan poca gente a verme. Cuando te haces vieja, te vas quedando más sola que la una. Salvo las de mi nieto, pocas visitas recibo ya.
Con el beneplácito de Dolores, desplegó Sonia el contenido de su portafolios sobre la mesa, y volvió a exponer a la anciana las condiciones de la póliza de seguros que ella consideraba más adecuada. La viejecita seguía sus explicaciones con marcado interés, interrumpiendo a la joven de vez en cuando para aclarar alguna cláusula que no acababa de entender.
—Que ya sé que tú eres una buena chica. —Apoyó Dolores maternalmente su mano sobre el brazo de Sonia—. Pero estos contratos tienen mucha letra pequeña; hay que dejarlo todo atado y bien atado.
—Me parece muy bien, Dolores. Cuanto más pregunte, mejor. Yo quiero que se quede usted tranquila del todo. Y si tiene que llamarme por teléfono otro día por cualquier cosa que se le ocurra, me llama. Que yo estaré encantada de atenderla.
Cada vez con más confianza en el éxito de su gestión, aprovechando su innato don de gentes, y poniendo especial cuidado en mantener la buena química que había establecido con su anfitriona, no le costó mucho trabajo a la joven vendedora disipar las últimas dudas de la propietaria de «La Higuera». No había acabado de beberse la taza de café, cuando ya tenía rellena y firmada la póliza.
Fue entonces cuando Sonia notó que su frente se perlaba de sudor. Sacó un pañuelo para enjugárselo y, mientras lo hacía, le empezaron a acometer agudas punzadas en el estómago.
—No sé qué me pasa, que me encuentro un poco mal —dijo a Dolores.
—Será este calor que no para —respondió la anciana, mirándola con ternura—. Y con la humedad de esta tierra, que lo hace tan pegajoso. Tú además, todo el día andando, de una casa a otra, ¡pobrecita mía!
—No sé… nunca me había sentido así… ahora casi no puedo ni respirar…
—Sí que es verdad que tienes mala cara, hija. Ven, salgamos a la terraza de atrás, que te dé un poco el aire.
A duras penas recorrió Sonia el pasillo que conducía a la terraza. En la parte posterior del jardín, un mocetón excavaba el terreno.
—Es mi nieto —comentó Dolores—. ¡Qué suerte he tenido que me toque un nieto como él!
Asaltaban a Sonia inquietantes mareos, le ardía el estómago y se veía hostigada por unos espantosos deseos de vomitar. Aun contando con el favor de la ligera brisa que allí corría, su respiración se iba tornando por momentos más difícil; apenas si conseguía hacer llegar a sus pulmones pequeños soplos de aire. No sólo no mejoraba su estado, sino que parecía deteriorarse muy deprisa.
—¡Ay, Dolores, que estoy cada vez peor! Avisemos a un médico, por favor. —Un doloroso espasmo hizo que se doblara por la cintura—. Mi móvil… está en el bolso… en el salón.
—Sí, cariño. Ahora avisamos, no te preocupes.
Sujetándose en la balaustrada de la terraza, incapaz de dar un solo paso, retorcida por angustiosos calambres, la joven miró entre nieblas a Dolores. Y le sorprendió la extraña sonrisa de la dueña del chalet. ¿Por qué sonreía de esa manera? Como si nada raro estuviera ocurriendo, como si no hubiera que preocuparse por el suplicio que ella padecía. Había dicho que iba a avisar a un médico, pero ahí seguía, plantada, sin moverse un centímetro. ¿Por qué no llamaba a nadie? Sonia se sentía enferma, muy enferma, y la viejecita lo único que hacía era sonreír con complacencia.
—¿Cómo va, abuela? —resonó la voz del mocetón, que se acercaba despacio.
—Ya está casi a punto —contestó Dolores—. Ves trayendo la carretilla, que cuanto antes se entierre el abono, mejor.
Una terrorífica idea empezó a tomar forma en el cerebro de Sonia. No podía ser... Ella necesitaba un médico... La anciana no hacía nada por ayudarla… Hablaban de enterrar el abono... Recordó las palabras de Dolores sobre las plantas y los abonos naturales… Era tan absurda la idea, tan inverosímil...
—¿No me habré... envenenado? —acertó a decir entrecortadamente—. Usted... ese café… las rosquillas…
Dolores asintió con la cabeza.
—Sí, querida, las rosquillas. Una fórmula muy antigua, secreta, que nos viene de familia, transmitida de generación en generación. Una joya de veneno; sin apenas sabor, actúa muy rápido… y no tiene remedio posible.
Resplandecían los ojos de la abuelita, clavados en su nueva víctima, tan inocente como las que le habían precedido. Otro trabajo que había ejecutado de forma impecable, perfecta; otro triunfo del que enorgullecerse, un trofeo más que añadir a la lista. Pasaban los años, flaqueaban sus fuerzas, pero su instinto asesino permanecía intacto. Frente a ella, temblorosa y arrugada, hecha un guiñapo, la vendedora de seguros la miraba aterrada y poco a poco se iba derrumbando.
—Pero… ¿por qué? —balbuceó Sonia entre profusas lágrimas, desesperada, sin aceptar del todo su horroroso destino.
—Lo siento, cielo —respondió Dolores con afable sonrisa—. Este jardín… necesita tanto alimento… tantos nutrientes… ¡verás qué higos tan deliciosos salen el próximo año!
Sintió la joven cómo el fuego interior que la devoraba ascendía por el esófago y llegaba a la garganta. Su cuerpo empezó a sufrir violentas y repetidas convulsiones, un hilo de sangre resbaló por la comisura de sus labios y su mirada fue sumiéndose en un negro abismo infinito. Sintió el poderoso abrazo de la muerte que se la llevaba y quiso gritar, pero de su boca, abrasada, era ya imposible que saliera sonido alguno. Lo último que oyó Sonia fue el chirriar de la carretilla acercándose. Después se desplomó sobre las baldosas de la terraza.
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rubisco
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por rubisco »

Hola, autor; hola autora:



La primera frase del relato debería enganchar, pero la de este relato trae un problema de fábrica:
Unos higos deliciosos escribió:Llevaba pocos días trabajando Sonia como vendedora de seguros.
El uso de frases con alteración del orden de las palabras es un recurso potente de la literatura, pero hay que usarlo con cabeza, y creo que aquí consigue un efecto contrario al deseable: yo, al menos, he tenido que leer tres veces la frase, y que me saque de la lectura nada más empezar es un mal presagio.

Este problema se repite de forma más o menos persistente, lo que resulta un obstáculo para la lectura. Otro ejemplo:
Unos higos deliciosos escribió:la puerta interior se abrió y sonriente la abuela se dispuso a franquearle el paso a su propiedad.
¿Qué quisiste decir?
  • la puerta interior se abrió y la abuela sonriente se dispuso a franquearle el paso a su propiedad.
  • la puerta interior se abrió y, sonriente, la abuela se dispuso a franquearle el paso a su propiedad.
Estos son pequeños elementos que, con una revisión medianamente exhaustiva, desaparecen del texto. Es cierto que las revisiones a veces se vuelven tediosas, pero, por el contrario, no hacerlas conlleva la persistencia de errores más o menos graves que dificultan la lectura (y, peor, en ocasiones hasta la comprensión).

Por otra parte, el relato está bien hilvanado; a mi juicio no hay elementos que sobren ni saltos inexplicables y el papel de cada personaje está bien marcado. También usas los diálogos, en parte para hacer avanzar la historia y tratas de mantener la sorpresa hasta el final.

Aunque, la verdad, es que miedo no me ha causado. Me ha parecido más un thriller negro, pero no porque no hayas tratado de escribir un relato de terror sino porque este género es demasiado complejo como para sorprender. Creo, en cualquier caso, que es un relato bastante digno.

¡Mucha suerte en las votaciones y gracias por compartirlo :60: !
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Nínive
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Nínive »

Autor, permíteme sugerirte que revises la construcción de tus frases. Cambiar el orden solo funciona en determinados casos y sin abusar. También tiendes a poner los adjetivos delante del sustantivo, y te digo lo mismo. Mira, soy de la opinión que escribir de forma sencilla no es fácil y que cada historia necesita un lenguaje determinado. No me convence la narración que utilizas para este relato. Le pega algo más sencillo y directo.
Sobre el argumento... Pues es que me he imaginado el final desde el principio. En cuanto has mencionado la higuera. Y claro, ha perdido todo el encanto.
No sé si planteándolo de otra manera... Una narración a media res, quizá... no sé.
Te alabo el esfuerzo de convertir una ancianita adorable en una envenenadora, eso sí.
Lo siento, autor, no me ha convencido mucho... :60:
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Isma
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Isma »

Mira que sois quejicas. Yoda hablaba así todo el rato y nadie le decía nunca nada (también es verdad que Yoda tenía un sable láser).

Me ha gustado. Es algo predecible el desarrollo, pero eso no quita que se pueda leer con facilidad y fluidez. Aparte del orden de la frase que ya te han comentado los doctos comentaristas precedentes :lengualarga:, a mí me ha llamado la atención otra cosa, por lo bueno. Los diálogos son muy naturales, muy creíbles. Y hay detalles que indican que el autor se ha tomado ciertas molestias en cuidarlos. Por ejemplo, nótese la puntuación y las mayúsculas en la acotación siguiente: esto no es nada evidente y está perfectamente escrito.
—Que ya sé que tú eres una buena chica. —Apoyó Dolores maternalmente su mano sobre el brazo de Sonia—. Pero estos contratos...
Creo que no has conseguido dar con una idea mejor, pero te has esforzado bastante en el relato, y eso se nota y se agradece. A mí me parece terror de todas todas.

¡Mucha suerte!
Gisso
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Gisso »

Me ha parecido un relato sencillito y ameno, de fácil lectura y unos diálogos que no están mal, sin embargo me ha parecido de terror escaso y bastante predecible en todo momento. Pienso que este relato podría haber dado para bastante más, que tenía potencial para utilizar escenas escabrosas que nos pusieran los pelillos de punta sin tener que cambiar, por ejemplo, esa amabilidad de la abuelita.
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Spicata
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Spicata »

Querido autor/a:

Has escrito un relato sencillo y ameno, de fácil lectura. Es cierto que en alguna que otra frase me he perdido un poco y he tenido que releerla de nuevo, pero eso no desmerece el buen ritmo que has ejecutado para que todo llegase a su fin. El final un poco predecible, pero la verdad es que no me ha importado... he saboreado esos "higos deliciosos" igualmente. :wink:

Suerte en el concurso :60:
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Paraná
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Paraná »

Pues a mí, a diferencia de a "los doctos"
eres malo, palomo
, lo que me ha sobrado es la descripción tan detallada del interior de la casa. Sobre todo porque siendo el final un poco previsible, creo que lo mejor es ir directo, como flecha. Es el modo de que el desenlace salga "a presión" y cause más im-presión :mrgreen: Otra manera de mantener al lector expectante habría sido elegir un título que no ponga la atención sobre el jardín. Y definitivamente, yo lo habría terminado en "—...¡verás qué higos tan deliciosos salen el próximo año!"
Es un relato bien llevado, coherente, sin complicaciones innecesarias, y la viejita resulta de lo más fk'n tétrica. Me gusta tu manera de llevar la narración. Como ya te dijo arriba uno de los Magníficos, los diálogos destacan por su fluidez y credibilidad.
¡Suerte, escribidor/a!
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Isma
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Isma »

:meparto: :meparto: Eres grande, Paraná...
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Paraná »

Zalamero... :grinno:
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Edgardo Benitez
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Edgardo Benitez »

Lo leo y lo paso como bueno. Ya veré cuantos puntos te otorgo.
¡Hay vida antes de la muerte!
Ninguna de tus neuronas sabe quién eres… ni les importa.
Pero si te pego en el centro, será por filosofía.
Pero por poesía, serás mi centro.
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Megan
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Megan »

Hola autor/a.

Tu relato está muy bien, es muy entretenido.
Estoy de acuerdo con los demás por algunas frases, pero no le doy importancia.
Me gustó el terror del final. En definitiva está muy bueno.

Gracias por compartirlo y mucha suerte :D
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Iliria
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Iliria »

Vaya con la abuelita :twisted: Me ha caído bien y todo...
Creo que en conjunto es una historia que se lee con agrado, pero tienes que revisar esas frases desordenadas. Como te han dicho, es un recurso que hay que usar con cuidado.

Suerte en las votaciones :hola:
Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón :101:
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
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Sinkim
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Sinkim »

La historia es divertida, podría ser perfectamente un capítulo de Cuentos de la cripta :lol: :lol: El problema que he tenido es que he visto muchos de esos capítulos y me he imaginado toda la historia desde el principio por lo que ha perdido todo el efecto sorpresa :oops: Pero bueno, eso es cosa mía y de mi bagaje cultural, seguro que a otros foreros les sorprendes :lol: :60:
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)

:101:
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konchyp
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por konchyp »

Hola aut@r :hola:

Este es el último que comento. Por casualidad fue el primero que leí en la primera lectura y el último en la segunda relectura.

A mi me ha gustado. Cortito, directo, buenos diálogos (que ya es difícil conseguir la verosimilitud, por lo menos mi caso) y un título que no esperas lo que viene detrás.

Hay algunas frases raras como creo que ya te han comentado pero eso también me pasa a mi así que no te lo tomo en cuenta porque eso es practicar. Se ve venir la trama pero he disfrutado la historia tal cual.

He visto algunas frases muy verdaderas y actuales que me han gustado:
Recién terminada la carrera y tal como se temía, de nada le habían servido todos los conocimientos adquiridos en la facultad para encontrar un buen trabajo.
Qué verdad tan grande! Que discrepancia entre la universidad y la vida real laboral!
Unos tanto y otros tan poco», se lamentó Sonia para sus adentros.
Pues sí! Hoy en día la diferencia entre ricos y pobres es increíblemente grande y es la base de todos nuestros problemas por lo que me parece muy bien que se mencione.

Pobre Sonia! Por culpa de esta sociedad tan diferenciada y esa educación recibida que no le sirve ni para ganarse el pan diario, ha caído en las garras de alguien, en mejor situación, pero con mayor maldad. Los pobres inocentes que tan sólo intentamos buscarnos la vida con honestidad y trabajando duro terminamos pagándolo!

Lo mismo me estoy subiendo por las ramas pero ese ha sido el significado metafórico que me ha transmitido este relato.

Algún punto te llevarás por mi parte te lo aseguro.

Gracias por compartir! Espero con ansia los higos del próximo año!! :mrgreen:
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Gavalia
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Re: CT II - Unos higos deliciosos

Mensaje por Gavalia »

Un trabajo sencillo y fácil de leer a pesar de ciertas frases que yo hubiera construido quizá de forma diferente. Los diálogos creo que son muy naturales y eso es un aliciente importante porque enseguida empatizas con los personajes. La historia se ve venir de lejos, pero no le resta puntos, al fin y al cabo algo tenía que pasar, y además algo malo, tratándose de terror. La vieja es el prototipo por excelencia de una bruja de cuento, amable y dulce, pero sobre todo, malísima de la muerte y pertubadóramente loca.
No es un relato que invite a extenderse en su análisis por su simpleza. Decir, que es un relato digno y que como diría Nini, es entretenido. :cunao:
Le doy un 6.5 antes de mi ronda final. Un saludo y suerte.
En paz descanses, amigo.
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