CN6 - Los mismos ojos - Isma
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CN6 - Los mismos ojos - Isma
Los mismos ojos
Soñaba con dientes de león tan grandes como ella misma. Esferas huecas de pelusa y pistilos, dulces empujones, espirales blancas rotando hacia un cielo azul. Tan hermoso…
Entonces el despertar. La aurora ilumina sus facciones y disuelve los dientes de león en la luz impenetrable del alba. La mula se incorpora y se sacude la tierra y el polvo. Verde y gris, las líneas de la granja limitando el amplio horizonte con su basta geometría. Sonidos que comienzan a emerger a la mañana; el canto de un gallo, el gruñido de un ternero, el rasposo balido de una oveja…
La mula atiende sus necesidades. Lo primero, el agua. Ha aprendido a estar preparada. Tuvo que atravesar, hace tantos años, un desierto. No se ha olvidado de la sed, ni del deslizamiento por las traicioneras dunas, ni de los peligrosos sumideros de arena. Ni tampoco de las frías noches, con la Vía Láctea inundando el firmamento con la luz gloriosa de todo un universo. Una visión de esperanza. En el desierto también soñó, por supuesto. Por aquel entonces aún dudaba si le era posible morir.
El perro le saca de sus recuerdos con un ladrido seco. La mula, obediente, vuelve a la cuadra junto a los demás animales. El granjero pronto la requerirá, o tal vez no. La vida es sencilla, predecible y atendida. No anhela las emociones. Demasiadas ha vivido durante su muy larga vida. Como aquella vez en que tuvo que acarrear una pesada pieza de artillería hasta el frente. No fue un trabajo duro, no tan duro como el arrastrar piedras o el arar de sol a sol. Pero comenzaron los estampidos y no hubo lugar a donde huir y los impactos cayeron sobre los mismos soldados que la habían reclutado, vísceras y sangre, olor a metal y a fuego, gritos roncos y lamentos… Sí, mejor la granja. Por suerte los malos recuerdos solo le visitan en las horas de vigilia. Los sueños están reservados.
Hoy no habrá huerto, ni excursión para recoger la miel en los panales del monte. De manera inusual, los hijos del granjero dedican la mañana a su cuidado. Le lavan con esmero hasta el punto que desaparece el olor a estiércol y su pelaje recupera un brillo que creía olvidado. La mula se permite soñar despierta, esta vez de manera consciente con los dientes de león, que como pompas de jabón limpian la inmundicia de su cuerpo. Los sueños siempre le han acompañado. Sueños en morado. Sueños de mulas voladoras. Sueños de mulas montadas en estrellas que descienden a la tierra y se vuelven a elevar. Sueños de mulas respirando bajo el agua, sueños de miel y fresa, sueños de mulas que sueñan con ser mulas. Tantos y tantos de ellos como granos de arena hay en el desierto. Con el tiempo ha aprendido a apreciar el regalo. Y, entre todos ellos, el sueño más preciado de todos. El sueño de los ojos que le miran con ternura incluso después del bocado.
La comida de hoy también es especial. Nabos y zanahorias, todo un festín. No comía así desde que huyó más allá de Persia, en un largo viaje más allá de la India y Tailandia, hacia la lejana China, donde fue colmada de atenciones durante un tiempo. También era una granja aunque allí no trabajaba animal alguno. No tardó mucho en averiguar la verdad. La medicina tradicional china se cobraba muchas víctimas. Pero la mula tenía ya muchos años a sus espaldas y había aprendido un truco o dos. Escapó con facilidad sin dejar de sentir un remordimiento inútil por aquellas vidas que dejaba en el altar del sacrificio.
El recuerdo le hace ponerse en guardia. No se cuida a un animal por buena voluntad. Eso no lo ha visto en ninguno de sus largos años de experiencia. Así que se resiste todo lo que puede cuando el granjero la busca por la tarde y la lleva a un remolque para caballos entre juramentos y maldiciones. La mula pasa mucho miedo mientras el vehículo le transporta, rodeada del chirrido de neumáticos, del ruido de motores, de los ocasionales bocinazos y del inesperado desplazamiento de un frenazo. ¿A dónde? ¿A dónde?
Tiempos pasados, tiempos futuros. Se marea como siempre que ha subido a un barco y ha subido a muchos. Recuerda el espacio abierto de las aguas, la soledad del mar interminable, y eso le ayuda a tranquilizarse. Cuando desciende del remolque advierte que se encuentra en la gran ciudad. Los hijos del granjero le conducen hacia un edificio bajo. La mula se deja hacer. El mundo se ha civilizado y no es posible, pese a sus temores iniciales, que su vida corra peligro en el corazón de la ordenada sociedad humana. En el edificio resuena un barullo de voces infantiles y la chiquillería le rodea. Le abrazan, le tocan, le colocan encima una guirlanda y adornan su pelambrera con flores, sí, con dientes de león.
Ahora es acompañada. Sus pasos torpes se abren camino con dificultad a través de un trigal de pequeñas vidas, entre un flotar de canciones y palmadas. Llega a un salón grande iluminado con luces tenues. Y al final del camino…
Al final del camino.
En lo alto del escenario hay un pesebre. La mula avanza con su torpe inocencia. Dos actores esperan su llegada, un hombre y una mujer, vestidos con túnicas, barba oscura él, ropas claras las de ella. Una estrella reluce sobre el limpio techado. Y otro animal al fondo, un buey. Entre ellos el niño.
La mula ya ha visto la escena antes. La ha visto una y otra vez. Por eso sube por la pequeña rampa sin miedo y no necesita que le guíen hacia su lugar junto al buey. Desde lo alto las luces del escenario le iluminan y le ciegan. Los dientes de león vuelan, blancos y puros, libres de la prisión de su pelambrera. Y la mula mira, por fin, hacia el bebé que la madre sostiene. No es como aquel que vio una vez, como aquel que sigue viendo en el sueño más preciado.
Pero tiene sus mismos ojos.
Soñaba con dientes de león tan grandes como ella misma. Esferas huecas de pelusa y pistilos, dulces empujones, espirales blancas rotando hacia un cielo azul. Tan hermoso…
Entonces el despertar. La aurora ilumina sus facciones y disuelve los dientes de león en la luz impenetrable del alba. La mula se incorpora y se sacude la tierra y el polvo. Verde y gris, las líneas de la granja limitando el amplio horizonte con su basta geometría. Sonidos que comienzan a emerger a la mañana; el canto de un gallo, el gruñido de un ternero, el rasposo balido de una oveja…
La mula atiende sus necesidades. Lo primero, el agua. Ha aprendido a estar preparada. Tuvo que atravesar, hace tantos años, un desierto. No se ha olvidado de la sed, ni del deslizamiento por las traicioneras dunas, ni de los peligrosos sumideros de arena. Ni tampoco de las frías noches, con la Vía Láctea inundando el firmamento con la luz gloriosa de todo un universo. Una visión de esperanza. En el desierto también soñó, por supuesto. Por aquel entonces aún dudaba si le era posible morir.
El perro le saca de sus recuerdos con un ladrido seco. La mula, obediente, vuelve a la cuadra junto a los demás animales. El granjero pronto la requerirá, o tal vez no. La vida es sencilla, predecible y atendida. No anhela las emociones. Demasiadas ha vivido durante su muy larga vida. Como aquella vez en que tuvo que acarrear una pesada pieza de artillería hasta el frente. No fue un trabajo duro, no tan duro como el arrastrar piedras o el arar de sol a sol. Pero comenzaron los estampidos y no hubo lugar a donde huir y los impactos cayeron sobre los mismos soldados que la habían reclutado, vísceras y sangre, olor a metal y a fuego, gritos roncos y lamentos… Sí, mejor la granja. Por suerte los malos recuerdos solo le visitan en las horas de vigilia. Los sueños están reservados.
Hoy no habrá huerto, ni excursión para recoger la miel en los panales del monte. De manera inusual, los hijos del granjero dedican la mañana a su cuidado. Le lavan con esmero hasta el punto que desaparece el olor a estiércol y su pelaje recupera un brillo que creía olvidado. La mula se permite soñar despierta, esta vez de manera consciente con los dientes de león, que como pompas de jabón limpian la inmundicia de su cuerpo. Los sueños siempre le han acompañado. Sueños en morado. Sueños de mulas voladoras. Sueños de mulas montadas en estrellas que descienden a la tierra y se vuelven a elevar. Sueños de mulas respirando bajo el agua, sueños de miel y fresa, sueños de mulas que sueñan con ser mulas. Tantos y tantos de ellos como granos de arena hay en el desierto. Con el tiempo ha aprendido a apreciar el regalo. Y, entre todos ellos, el sueño más preciado de todos. El sueño de los ojos que le miran con ternura incluso después del bocado.
La comida de hoy también es especial. Nabos y zanahorias, todo un festín. No comía así desde que huyó más allá de Persia, en un largo viaje más allá de la India y Tailandia, hacia la lejana China, donde fue colmada de atenciones durante un tiempo. También era una granja aunque allí no trabajaba animal alguno. No tardó mucho en averiguar la verdad. La medicina tradicional china se cobraba muchas víctimas. Pero la mula tenía ya muchos años a sus espaldas y había aprendido un truco o dos. Escapó con facilidad sin dejar de sentir un remordimiento inútil por aquellas vidas que dejaba en el altar del sacrificio.
El recuerdo le hace ponerse en guardia. No se cuida a un animal por buena voluntad. Eso no lo ha visto en ninguno de sus largos años de experiencia. Así que se resiste todo lo que puede cuando el granjero la busca por la tarde y la lleva a un remolque para caballos entre juramentos y maldiciones. La mula pasa mucho miedo mientras el vehículo le transporta, rodeada del chirrido de neumáticos, del ruido de motores, de los ocasionales bocinazos y del inesperado desplazamiento de un frenazo. ¿A dónde? ¿A dónde?
Tiempos pasados, tiempos futuros. Se marea como siempre que ha subido a un barco y ha subido a muchos. Recuerda el espacio abierto de las aguas, la soledad del mar interminable, y eso le ayuda a tranquilizarse. Cuando desciende del remolque advierte que se encuentra en la gran ciudad. Los hijos del granjero le conducen hacia un edificio bajo. La mula se deja hacer. El mundo se ha civilizado y no es posible, pese a sus temores iniciales, que su vida corra peligro en el corazón de la ordenada sociedad humana. En el edificio resuena un barullo de voces infantiles y la chiquillería le rodea. Le abrazan, le tocan, le colocan encima una guirlanda y adornan su pelambrera con flores, sí, con dientes de león.
Ahora es acompañada. Sus pasos torpes se abren camino con dificultad a través de un trigal de pequeñas vidas, entre un flotar de canciones y palmadas. Llega a un salón grande iluminado con luces tenues. Y al final del camino…
Al final del camino.
En lo alto del escenario hay un pesebre. La mula avanza con su torpe inocencia. Dos actores esperan su llegada, un hombre y una mujer, vestidos con túnicas, barba oscura él, ropas claras las de ella. Una estrella reluce sobre el limpio techado. Y otro animal al fondo, un buey. Entre ellos el niño.
La mula ya ha visto la escena antes. La ha visto una y otra vez. Por eso sube por la pequeña rampa sin miedo y no necesita que le guíen hacia su lugar junto al buey. Desde lo alto las luces del escenario le iluminan y le ciegan. Los dientes de león vuelan, blancos y puros, libres de la prisión de su pelambrera. Y la mula mira, por fin, hacia el bebé que la madre sostiene. No es como aquel que vio una vez, como aquel que sigue viendo en el sueño más preciado.
Pero tiene sus mismos ojos.
Re: CN6 - Los mismos ojos
Un relato muy tierno y muy afín con las fiestas. Un homenaje a ese animal que se pasa la vida trabajando para el hombre. Me ha conmovido, pero tampoco me ha abrumado. Casi que me olía el final desde bien temprano.
Buena suerte autor
Buena suerte autor
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- Paraná
- No tengo vida social
- Mensajes: 1285
- Registrado: 07 Feb 2017 18:02
- Ubicación: Tucumán - Argentina
Re: CN6 - Los mismos ojos
Un relato bonito y sentimental, escrito con un lenguaje marcadamente lírico. Me gustó la idea de una mula inmortal, que ha estado en el mismísimo lugar de los hechos, y 2000 años después en su representación tan "civilizada". Por un momento he temido que la estuvieran llevando al matadero... ¡me alegra que no haya sido así! También tiene su toque especial esa omnipresencia de los dientes de león. ¡Buen trabajo!
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Re: CN6 - Los mismos ojos
Bien escrito. Un lenguaje muy poético.
Entrañable el personaje de esa mula tan... humana... o divina. Te ha quedado redondo. Empatizas con ella y vas siguiendo sus pensamientos con interés. Me ha parecido una idea bastante original.
Me ha gustado. Buen trabajo.
Gracias al autor por compartirlo y suerte en el concurso.
Entrañable el personaje de esa mula tan... humana... o divina. Te ha quedado redondo. Empatizas con ella y vas siguiendo sus pensamientos con interés. Me ha parecido una idea bastante original.
Me ha gustado. Buen trabajo.
Gracias al autor por compartirlo y suerte en el concurso.
- Iliria
- Foroadicto
- Mensajes: 4835
- Registrado: 23 Jul 2014 23:13
- Ubicación: En la Torada Mágica, para siempre
Re: CN6 - Los mismos ojos
Un cuento muy bien narrado. Me ha gustado sobre todo lo bien que mantienes el suspense por saber si lo que le pasará a la mula será bueno o malo.
Bien por
Me has gustado, autor/a
Bien por
ese final tan amable. Y esos mismos ojos, que interpreto cada año que nace Cristo. |
Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
Re: CN6 - Los mismos ojos
Pues salvo que los terneros no gruñen me ha parecido un cuento muy bonito. Lo encuentro bien redactado y fácil de entender. Quizá demasiado dulce, tanto como evocativo con el misterio del nacimiento de por medio. Creo haber oído ese mito de que a los animales que dieron calor y compañía al niño Jesús en el pesebre fueron premiados con determinadas bendiciones. La eternidad no sé si es más una maldición que una bendición, sobre todo para una mula que se pasa la vida trabajando. No sé si fue tanto así con el buey.
En global me ha gustado, así que suerte en el concurso y un saludo. Bien hecho.
En global me ha gustado, así que suerte en el concurso y un saludo. Bien hecho.
En paz descanses, amigo.
Re: CN6 - Los mismos ojos
Este relato se apoya en lo religioso al traernos la mula del mismo pesebre; no me es muy simpático por ahí, pero quién soy yo para juzgar a los vivos y a los muert… digo, para juzgar los temas elegidos... Me ha hecho recordar a Platero porque con el entrañable burrito las flores blancas juegan un papel similar al de los dientes de león de esta mula milenaria: representan el alma. Los burros y las mulas, esa suerte de caballos incompletos, despiertan ternura desde siempre. Cierto cliché hay ahí.
No lo veo mal escrito aunque al principio hay información innecesaria (¿burda geometría, una mula?) y se te han colado varias repeticiones. Mucha suerte.
No lo veo mal escrito aunque al principio hay información innecesaria (¿burda geometría, una mula?) y se te han colado varias repeticiones. Mucha suerte.
Re: CN6 - Los mismos ojos
Me gustó mucho
Está muy bien escrito y las descripciones bien manejadas.
Como le pasó a Paraná, tenía miedo que la llevaran al matadero, por suerte no.
El final es muy dulce, el recuerdo del pesebre del niño Jesús me emocionó.
Redondeando, te quedó precioso autor/a.
Mucha suerte y gracias por compartirlo
Está muy bien escrito y las descripciones bien manejadas.
Como le pasó a Paraná, tenía miedo que la llevaran al matadero, por suerte no.
El final es muy dulce, el recuerdo del pesebre del niño Jesús me emocionó.
Redondeando, te quedó precioso autor/a.
Mucha suerte y gracias por compartirlo
- ACLIAMANTA
- No puedo vivir sin este foro
- Mensajes: 584
- Registrado: 29 Oct 2014 13:01
Re: CN6 - Los mismos ojos
Qué idea tan original y qué relato tan tierno y bonito.
Me gustó mucho, lo encontré muy bien escrito, algo poético pero no en exceso.
Y ese final me encantó!
Suerte al autor!
Me gustó mucho, lo encontré muy bien escrito, algo poético pero no en exceso.
Y ese final me encantó!
Suerte al autor!
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Re: CN6 - Los mismos ojos
En fin, un relato muy tierno y muy bien escrito. Y creo que el único con un tinte navideño. Me has arrancado una sonrisa cuando me he dado cuenta de que acaba con las mismas palabras que empieza: sus mismos ojos.
Buen trabajo.
Buen trabajo.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
- Edgardo Benitez
- No tengo vida social
- Mensajes: 1090
- Registrado: 12 Feb 2017 14:10
- Ubicación: El Salvador
- Contactar:
Re: CN6 - Los mismos ojos
Ese final suena bien porque es igual al titulo. Un truco escritoril que he practicado en demasía y que sé que funciona.
Un texto que toma como base la celebración de estos dias, una fiesta que muchos celebran. De allí la facilidad de comprenderlo de parte de tus lectores. Una historia como esta, es de fácil lectura debido a ser se sobra conocida. Claro que el protagonista, la mula, no sin ser aislado de los demás participantes, lleva la carga argumental con la cual los lectores nos identificamos.
Aparte de todo, me es agradable el vocabulario que has empleado el cual lo constituye un texto muy brillante.
El inicio me ha costado enganchar con la historia pero he tratado de comprender el fondo y la forma.
Te deseo lo mejor. Allí te llegaran mis puntos.
Un texto que toma como base la celebración de estos dias, una fiesta que muchos celebran. De allí la facilidad de comprenderlo de parte de tus lectores. Una historia como esta, es de fácil lectura debido a ser se sobra conocida. Claro que el protagonista, la mula, no sin ser aislado de los demás participantes, lleva la carga argumental con la cual los lectores nos identificamos.
Aparte de todo, me es agradable el vocabulario que has empleado el cual lo constituye un texto muy brillante.
El inicio me ha costado enganchar con la historia pero he tratado de comprender el fondo y la forma.
Te deseo lo mejor. Allí te llegaran mis puntos.
¡Hay vida antes de la muerte!
Ninguna de tus neuronas sabe quién eres… ni les importa.
Pero si te pego en el centro, será por filosofía.
Pero por poesía, serás mi centro.
Ninguna de tus neuronas sabe quién eres… ni les importa.
Pero si te pego en el centro, será por filosofía.
Pero por poesía, serás mi centro.
Re: CN6 - Los mismos ojos
No me ha gustado nada.
Pero admito que es de los que mejor escritos están, no me gusta por la temática, pero ya. Algo te cae seguro.
Pero admito que es de los que mejor escritos están, no me gusta por la temática, pero ya. Algo te cae seguro.
- cindia
- No tengo vida social
- Mensajes: 2379
- Registrado: 23 Jul 2012 15:08
- Ubicación: En casa de los Fisher
Re: CN6 - Los mismos ojos
Que ternura de relato. No ha resultado difícil poder empatizar con la mula y cogerle un poco de cariño, la cuál tiene mucha historia vivida. Al final he temido un poco por su vida, pero sólo la llevaban la pesebre navideño Eso hace que el final aún sea más tierno
Suerte en el concurso.
Suerte en el concurso.
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Re: CN6 - Los mismos ojos
Querido autor, querida autora:
El relato es muy emotivo, y redondo. Sabía que algo extraño al relato ocurriría al final, y cuando lo leí me quité el sombrero.
Sin embargo, gran parte de la narración se me hace excesiva. No sabría decirte si por ser abundante en detalles, si por la forma de redactar o si por una trama demasiado elaborada.
Te tendré en cuenta para los puntos.
¡Suerte!
El relato es muy emotivo, y redondo. Sabía que algo extraño al relato ocurriría al final, y cuando lo leí me quité el sombrero.
Sin embargo, gran parte de la narración se me hace excesiva. No sabría decirte si por ser abundante en detalles, si por la forma de redactar o si por una trama demasiado elaborada.
Te tendré en cuenta para los puntos.
¡Suerte!
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Re: CN6 - Los mismos ojos
Una historia muy tierna pero que por algún motivo no ha conseguido engancharme, aunque vistos el resto de los comentarios está claro que es un fallo mío Está claro que escribes muy bien y que sabes llevar al lector por donde tú quieres
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)