Como hoy toca hablar de cómo peinamos el espejo en el día a día, daremos un salto y hablaremos de otra cosa. Dejaremos lo de peinar el espejo para cuando surja la sincronicidad adecuada. Es sabido que un auto-explorador ha de trazar un plan para así poder saltárselo e ir a la aventura.
Hoy la aventura se llama presencia consciente en el ahora eterno. Otro día te contaré cómo el egregor anunnaki nos tironea para sacarnos del ahora con el objetivo de mantenernos en una vibración inconsciente, y en qué medida puede el auto-explorador cósmico contrarrestar esta situación.
Un sanniasin sabe que el timón de su vida lo lleva el YS. Te recuerdo que cuando hablo de YS no me refiero a Dios (que prefiero llamar La Fuente) sino al alma. En lugar de alma, a mí me gusta más llamarlo Espíritu, pero puedes llamarlo La Fuerza, El dios Dragón, o Chuck Norris. Como gustes. Mucha sangre se ha vertido a lo largo de la historia a causa de la semántica. Te contaré una historia que tiene que ver con esto, que he leído en una canalización del maestro del Servicio Magnético.
Imagina que eres Gavalia. Perdón, quise decir Dios. Imagina que eres Dios. Tus hijos están lejos en un país lejano, llevas una pechá de tiempo sin poder comunicarte con ellos. De repente, uno de ellos te llama y te dice: “pá, ya estamos de camino a casa. Pronto estaremos todos reunidos”. Tu corazón estalla de alegría, por fin vas a poder ver a tus hijos, a los que llevas tanto tiempo sin abrazar, sin besar. El día señalado llega y tus hijos aparecen cada uno en un transporte distinto. Uno llega en una camioneta verde, otro llega en un utilitario negro, otro en un monovolumen rojo, y el último subido a un patinete azul. ¿Qué haces tú, siendo Dios como eres, según la mayoría de religiones en el mundo? Girarles la cara a los cuatro y cerrarles la puerta de tu casa. ¿Por qué? Porque resulta que tú, el Dios verdadero, exiges que vengan, pongamos como ejemplo, en un Bugatti blanco. Como no vinieron en el transporte adecuado no quieres saber nada de ellos. ¿Suena esto lógico para ti como padre? ¿Verdad que no? Tú ni te fijarías en qué transporte llegan. Les estrujarías con fuerza, los besarías apasionadamente hasta que dijeran: ¡qué pesao, pá, que me arrancas la epidermis! Y, a continuación, con inmensa alegría, les darías la bienvenida a casa, donde celebraríais una gran fiesta en la que se cantarían, por poner un ejemplo, todos tus pasodobles. Me resulta fácil imaginar el amor de Dios como algo parecido al amor incondicional que puede sentir un padre o una madre por sus hijos.
Las religiones son como los coches de la historia, diferentes transportes para llegar a un mismo lugar. Visto desde esa perspectiva, qué absurdo es derramar la sangre de tu hermano porque no ha escogido el mismo transporte que tú para llegar a casa.
Pero, ¡oh buscadora!, te has desviado del tema de la presencia en el ahora eterno y hay que continuar. Haré un símil. La Fuerza es la hembra alfa. Y los demás somos todos seguidores. El animal que se cree alfa sin serlo sufre mil calamidades y teme otras tantas. El sanniasin sabe que es un seguidor y que es Chuch Norris el macho alfa. Esto le permite relajarse por completo y dejarle todas las responsabilidades a él. Le podrán suceder mil calamidades igual, pero ya no se pasará la vida temiéndolas, ya no se moverá con el patrón que marca la neurosis del miedo, que le impedía estar presente en el ahora. Cuando uno tiene miedo comete mil estupideces. No me digas que tú no estarías tranquilo, (tranquilo es poco), sabiendo que Chuck Norris vela por ti. ¿Acaso no estarías presente en el ahora, viviendo el momento, sabiendo que no hay nada que temer? Nadie puede con Chuck Norris, ¿verdad? Pues entonces
Carmen Díez, Caleto, como ya preconizaba el poeta romano Horacio.
Nos valdremos de una enseñanza budista para ilustrar el tema.
La copa está rota. Puede que aún no tenga ni una grieta, pero sabemos que está ya rota. Nada podemos hacer al respecto. Lo que sí está en nuestras manos es elegir si disfrutamos, profunda y completamente, mientras bebemos.
Que nos quiten lo catao, podría ser uno de los lemas del auto-explorador cósmico. Resumiendo. La vida estaba rota desde un principio, vivamos sin temer a las grietas, celebrando que podemos brindar con un fuerte entrechocar de copas.
Y, para terminar, una cuestión más. Esta es trascendental. Un sanniasin ha de tomar partido, partido hasta mancharse, como diría Celaya. Así que tengo que saber si siempre has tenido el mismo criterio sobre un tema decisivo que te expongo a continuación, o bien has meditado al respecto, gracias a la experiencia y a tu ancianidad, dando lugar a un cambio de opinión. El tema es el siguiente: ¿Bic normal o Bic cristal? Puedes mandarme tu respuesta vía araucana. ¡Ponte de una vez a estudiar!
Tema del próximo cilicio: El mundo ilusorio (maya) vs la realidad consciente en El Quijote.