CV6 - La montaña late - Onomatopeya (1°)
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CV6 - La montaña late - Onomatopeya (1°)
La montaña late
Enviada a su sacra majestad.
Los avances hacia el interior de la provincia de Collasuyo se hacen casi imposible. Las tribus locales, que no dudaron en apoyarnos activamente en nuestro avance, parecen ahora reticentes y esquivas según nos adentramos más en la jungla. La incesante lluvia y las enfermedades están diezmando la moral de mis tropas, que, cansados o enfermos, se ven incapaces de seguir avanzando por la marabunta natural que conforma, sin intencionalidad, el mejor muro defensivo que jamás hayan contemplado las gloriosas tropas del imperio. Y ninguno de estos males es nuestra mayor preocupación. Más de la mitad de mis hombres han huido, desertado o, simplemente, desaparecido. E intuyo que la culpa de todo son esos tambores, lejanos, profundos, huecos y resonantes entre el viento, la humedad y la oscuridad de la selva profunda; golpes distantes y rítmicos, como si las montañas latieran.
Una desconocida tribu ha aparecido recientemente ante nosotros. Hombres, como todos los del Nuevo Mundo, de corte recio, piel oscura y ojos avizores. Pero hay algo en ellos que les hace diferentes. Su mirada no es de asombro, como si ya conocieran al hombre blanco, o más bien como si estuvieran acostumbrados a presencias tan magnificentes que nosotros les resultáramos insignificantes. Practican rituales de sangre, al igual que sus vecinos, pero tan sádicas, injustas y salvajes que varios de mis hombres, soldados acostumbrados a la batalla, se han desvanecido ante tales aberraciones. Al menos, las montañas se encuentran más cerca, pudiendo notar las vibraciones de su latir e, incluso, me atrevería a afirmar que sus rugidos. El cansancio y la lluvia perenne deben estar diezmando mi cordura, y espero que su majestad pueda perdonarme si sucumbo ante tal tediosa tarea, pues a pesar de que vuestra causa es mi única fe, mi humanidad me otorga debilidad. Pero prefiero antes la locura o la muerte que la retirada. Un extremeño jamás da un paso atrás ante su emperador.
Habiendo dejado lo que parecía el último atisbo de humanidad antes de llegar a nuestro destino, unas extrañas figuras de obsidiana han aparecido en nuestra ruta. Lo que en un principio creí monumentos de alguna época ancestral perdida en el tiempo, quizás ocultada a propósito, han resultado ser edificaciones de geometría imposible, cuyas aristas parecen converger en torno a punto fuera de toda lógica dimensión. Y los ángulos se cierran sin llegar a tocarse. No concibo una mente capaz de construir tales estructuras sin razón alguna que las sostenga en pie y, sin embargo, parecen llevar dormidas tanto tiempo que milenios no sería una unidad de medida que lograra abarcarlas. Sea lo que sea lo que nos espera tras el otro lado de su recinto, estoy seguro de que será el mayor descubrimiento de todos los acontecidos por el hombre. Aunque atemorizado, mi mayor preocupación es la merma de mi ejército. En pie, a mi lado, ya sólo quedan diez de los más fieles hombres que se puedan encontrar. Anoche mismo, una veintena huyeron como ratas aprovechando la eterna oscuridad, sin que pudieran ser detectados.
Las montañas se erigen ante nosotros, pero es como si no permanecieran quietas. Deben de ser estas fiebres exóticas que nos envenenan la mente, pues juraría por mi honor que se mueven tan lentamente que apenas podría apreciarse. Los tambores no cesan, ni de día ni de noche. Su hueco resonar rebota entre la maleza e inunda nuestros corazones, que los acompasan. Creo que no podré mantener el ánimo de los pocos soldados con los que cuento, mucho menos después del terrible descubrimiento de esta mañana: cuerpos mutilados por doquier, desmembrados en todas sus variantes y cosidos de nuevo entre sí formando diabólicas composiciones. Por lo poco que se podía intuir de su anterior naturaleza, puedo asegurar que se trata de los veinte hombres que desertaron dos días atrás. Ni los mejores escritores podría describir esta horripilante escena de sadismo y crueldad en toda su magnificencia.
Hoy solo quedaban dos hombres a mi lado y no hay rastro de los otros ocho. Es como si algo los sustrajera por la noche, como quien roba el ganado. No he tenido más remedio que asegurarme de que se conserve constancia de este viaje. Así que avanzaremos hasta el pie de la montaña, donde cederé la misiva a mis dos hombres y les ordenaré regresar. Sólo yo puedo seguir adelante. Si sobrevivo, sé que no estaré cuerdo para contarlo, así que continuaré realizando anotaciones que quizás nunca lleguen a revelarse.
Una enorme ciénaga se extiende sobre la base de la montaña, la cual ya casi podría confirmar que se mueve tan lentamente que el hombre no puede casi apreciarlo, y sólo algo tan perenne como lo perpetuo puede vivir a ese ritmo. Dios es mi única constancia de un ser eterno, pero estoy seguro que esto no es obra suya. Avanzábamos hasta la falda del primer monte armados con nuestros aceros de Toledo cuando la luna llena iluminó las oscuras y putrefactas aguas, reflejándose a sí misma, a nuestros insignificantes cuerpos y a las enormes moles ante nosotros. Sólo yo lo he visto. Los picos no son picos, sino cuerpos deformes, gigantes de miseria que se desplazan en la selva a su propio son de eternidad; extraños monstruos de difícil definición; deformidades amorfas. Y el más grande de ellos, al que parecen todos adorar, no es más que una enorme viscosidad kilométrica, de largas barbas como patas de pulpo y alas de dragón, que parece estar reuniendo a su séquito.
He ordenado regresar a mis hombres. Yo continuaré mi avanzada hasta este mismo infierno por mi honor, el de mi patria y por el imperio.
Enviada a su sacra majestad.
Los avances hacia el interior de la provincia de Collasuyo se hacen casi imposible. Las tribus locales, que no dudaron en apoyarnos activamente en nuestro avance, parecen ahora reticentes y esquivas según nos adentramos más en la jungla. La incesante lluvia y las enfermedades están diezmando la moral de mis tropas, que, cansados o enfermos, se ven incapaces de seguir avanzando por la marabunta natural que conforma, sin intencionalidad, el mejor muro defensivo que jamás hayan contemplado las gloriosas tropas del imperio. Y ninguno de estos males es nuestra mayor preocupación. Más de la mitad de mis hombres han huido, desertado o, simplemente, desaparecido. E intuyo que la culpa de todo son esos tambores, lejanos, profundos, huecos y resonantes entre el viento, la humedad y la oscuridad de la selva profunda; golpes distantes y rítmicos, como si las montañas latieran.
Una desconocida tribu ha aparecido recientemente ante nosotros. Hombres, como todos los del Nuevo Mundo, de corte recio, piel oscura y ojos avizores. Pero hay algo en ellos que les hace diferentes. Su mirada no es de asombro, como si ya conocieran al hombre blanco, o más bien como si estuvieran acostumbrados a presencias tan magnificentes que nosotros les resultáramos insignificantes. Practican rituales de sangre, al igual que sus vecinos, pero tan sádicas, injustas y salvajes que varios de mis hombres, soldados acostumbrados a la batalla, se han desvanecido ante tales aberraciones. Al menos, las montañas se encuentran más cerca, pudiendo notar las vibraciones de su latir e, incluso, me atrevería a afirmar que sus rugidos. El cansancio y la lluvia perenne deben estar diezmando mi cordura, y espero que su majestad pueda perdonarme si sucumbo ante tal tediosa tarea, pues a pesar de que vuestra causa es mi única fe, mi humanidad me otorga debilidad. Pero prefiero antes la locura o la muerte que la retirada. Un extremeño jamás da un paso atrás ante su emperador.
Habiendo dejado lo que parecía el último atisbo de humanidad antes de llegar a nuestro destino, unas extrañas figuras de obsidiana han aparecido en nuestra ruta. Lo que en un principio creí monumentos de alguna época ancestral perdida en el tiempo, quizás ocultada a propósito, han resultado ser edificaciones de geometría imposible, cuyas aristas parecen converger en torno a punto fuera de toda lógica dimensión. Y los ángulos se cierran sin llegar a tocarse. No concibo una mente capaz de construir tales estructuras sin razón alguna que las sostenga en pie y, sin embargo, parecen llevar dormidas tanto tiempo que milenios no sería una unidad de medida que lograra abarcarlas. Sea lo que sea lo que nos espera tras el otro lado de su recinto, estoy seguro de que será el mayor descubrimiento de todos los acontecidos por el hombre. Aunque atemorizado, mi mayor preocupación es la merma de mi ejército. En pie, a mi lado, ya sólo quedan diez de los más fieles hombres que se puedan encontrar. Anoche mismo, una veintena huyeron como ratas aprovechando la eterna oscuridad, sin que pudieran ser detectados.
Las montañas se erigen ante nosotros, pero es como si no permanecieran quietas. Deben de ser estas fiebres exóticas que nos envenenan la mente, pues juraría por mi honor que se mueven tan lentamente que apenas podría apreciarse. Los tambores no cesan, ni de día ni de noche. Su hueco resonar rebota entre la maleza e inunda nuestros corazones, que los acompasan. Creo que no podré mantener el ánimo de los pocos soldados con los que cuento, mucho menos después del terrible descubrimiento de esta mañana: cuerpos mutilados por doquier, desmembrados en todas sus variantes y cosidos de nuevo entre sí formando diabólicas composiciones. Por lo poco que se podía intuir de su anterior naturaleza, puedo asegurar que se trata de los veinte hombres que desertaron dos días atrás. Ni los mejores escritores podría describir esta horripilante escena de sadismo y crueldad en toda su magnificencia.
Hoy solo quedaban dos hombres a mi lado y no hay rastro de los otros ocho. Es como si algo los sustrajera por la noche, como quien roba el ganado. No he tenido más remedio que asegurarme de que se conserve constancia de este viaje. Así que avanzaremos hasta el pie de la montaña, donde cederé la misiva a mis dos hombres y les ordenaré regresar. Sólo yo puedo seguir adelante. Si sobrevivo, sé que no estaré cuerdo para contarlo, así que continuaré realizando anotaciones que quizás nunca lleguen a revelarse.
Una enorme ciénaga se extiende sobre la base de la montaña, la cual ya casi podría confirmar que se mueve tan lentamente que el hombre no puede casi apreciarlo, y sólo algo tan perenne como lo perpetuo puede vivir a ese ritmo. Dios es mi única constancia de un ser eterno, pero estoy seguro que esto no es obra suya. Avanzábamos hasta la falda del primer monte armados con nuestros aceros de Toledo cuando la luna llena iluminó las oscuras y putrefactas aguas, reflejándose a sí misma, a nuestros insignificantes cuerpos y a las enormes moles ante nosotros. Sólo yo lo he visto. Los picos no son picos, sino cuerpos deformes, gigantes de miseria que se desplazan en la selva a su propio son de eternidad; extraños monstruos de difícil definición; deformidades amorfas. Y el más grande de ellos, al que parecen todos adorar, no es más que una enorme viscosidad kilométrica, de largas barbas como patas de pulpo y alas de dragón, que parece estar reuniendo a su séquito.
He ordenado regresar a mis hombres. Yo continuaré mi avanzada hasta este mismo infierno por mi honor, el de mi patria y por el imperio.
Re: CV6 - La montaña late
Muy monas, las montañas reptadoras en tiempos de los conquistadores. Mira, me ha recordado a una fantasía que he conocido hace poco: los conquistadores eran vampiros y en el nuevo mundo había dinosaurios. Me ha gustado la idea de ese Cthulhu rodeado del salvajismo de los sacrificios humanos. Algo así debían de tener los antiguos aztecas en mente. El formato de diario lo hubiera firmado el mismo Lovecraft (y, de hecho, tiene un relato en el que leemos el diario de un conquistador. Los que acechan en el abismo, creo).
Por la parte negativa, hay algunas imprecisiones formales y no me resulta creíble que este buen extremeño se dirija de esa manera al emperador...
Por la parte negativa, hay algunas imprecisiones formales y no me resulta creíble que este buen extremeño se dirija de esa manera al emperador...
Re: CV6 - La montaña late
Relato epistolar. La cortedad de los textos favorece este formato, que resta dinamismo, añade ambientación y, bien planteado, mete al lector en materia.
Y creo que ése ha sido el problema: el género epistolar me parece dificilísimo, y lo que has planteado se me ha quedado a medio camino. Mientras leía no lograba encontrar un conflicto genuino, más que el del contexto, y poco a poco fui entendiendo que el objetivo era arrastrar al lector a vivir en primera persona los horrores que veía el protagonista. Te voy a reconocer que esa parte sí está lograda, pero si ése era el objetivo del relato, me faltó más. Hubiera querido más sangre, más morbo, más terror, más miedo.
La ambientación me parece lograda. No es perfecta, pero se trata de algo muy complicado de encajar en un relato tan corto, así que esa parte te la valoro.
Y por último, y por reincidir en general en lo comentado, me hubiera gustado algo más de chicha en la historia; quizá menos ambientación y más desarrollo.
No obstante, me parece una propuesta bien planteada y con posibilidades.
Y creo que ése ha sido el problema: el género epistolar me parece dificilísimo, y lo que has planteado se me ha quedado a medio camino. Mientras leía no lograba encontrar un conflicto genuino, más que el del contexto, y poco a poco fui entendiendo que el objetivo era arrastrar al lector a vivir en primera persona los horrores que veía el protagonista. Te voy a reconocer que esa parte sí está lograda, pero si ése era el objetivo del relato, me faltó más. Hubiera querido más sangre, más morbo, más terror, más miedo.
La ambientación me parece lograda. No es perfecta, pero se trata de algo muy complicado de encajar en un relato tan corto, así que esa parte te la valoro.
Y por último, y por reincidir en general en lo comentado, me hubiera gustado algo más de chicha en la historia; quizá menos ambientación y más desarrollo.
No obstante, me parece una propuesta bien planteada y con posibilidades.
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- Edgardo Benitez
- No tengo vida social
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Re: CV6 - La montaña late
Parece la narración de una conquista, aunque la maleza de letras no permite ver mas que descripciones de ambientes selváticos. Me hubiese gustado otro tipo de efectos en una historia.
¡Hay vida antes de la muerte!
Ninguna de tus neuronas sabe quién eres… ni les importa.
Pero si te pego en el centro, será por filosofía.
Pero por poesía, serás mi centro.
Ninguna de tus neuronas sabe quién eres… ni les importa.
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Pero por poesía, serás mi centro.
- Seltima
- Me estoy empezando a viciar
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Re: CV6 - La montaña late
¿Una mezcla de conquistadores y Lovecraft dónde los indígenas y sus tierras invadidas son los monstruos de Cthulhu?
Buena ambientación, pero más que un relato, me parece una introducción, parte o comienzo de un relato mayor o una novela. Me lo sugiere el final abierto.
Buena ambientación, pero más que un relato, me parece una introducción, parte o comienzo de un relato mayor o una novela. Me lo sugiere el final abierto.
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Re: CV6 - La montaña late
Conquistadores españoles y Lovecraft, que mezcla tan curiosa y que resultado tan bueno, un relato impresionante, me ha encantado
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)
Re: CV6 - La montaña late
Ese valiente capitán extremeño tiene las horas contadas, me parece a mí...
La enorme viscosidad barbuda se le va a zampar con patatas...
Bien escrito. Le invita a uno a irse sumergiendo... la jungla profunda... la incesante lluvia... los soldados que van desapareciendo... los tambores... los rituales de sangre... los cadáveres desmembrados... Y esa "enorme viscosidad kilométrica, de largas barbas como patas de pulpo y alas de dragón"...
Muy entretenido de leer. Me ha gustado.
Gracias al autor por compartirlo y suerte en el concurso.
La enorme viscosidad barbuda se le va a zampar con patatas...
Bien escrito. Le invita a uno a irse sumergiendo... la jungla profunda... la incesante lluvia... los soldados que van desapareciendo... los tambores... los rituales de sangre... los cadáveres desmembrados... Y esa "enorme viscosidad kilométrica, de largas barbas como patas de pulpo y alas de dragón"...
Muy entretenido de leer. Me ha gustado.
Gracias al autor por compartirlo y suerte en el concurso.
Re: CV6 - La montaña late
Por fin un trabajo al que le encuentro sentido por lo histórico del mismo. A saber a que le llama el capitán monstruo con tentáculos, se supone que todo es nuevo en el nuevo mundo, valga la redundancia. Las descripciones son buenas pues crean una atmósfera de aventura e irrealidad ante lo desconocido. Supongo que durante el descubrimiento debieron alucinar y mucho. Carta al rey de las Españas, que supongo anhela la recepción de de oro y especias, y al que se la trae al pairo el sufrimiento de los exploradores.
De momento es el más me ha gustado.
Suerte
De momento es el más me ha gustado.
Suerte
En paz descanses, amigo.
Re: CV6 - La montaña late
Me ha gustado tu interpretación. Me hace verlo con otros ojos.Gavalia escribió:Por fin un trabajo al que le encuentro sentido por lo histórico del mismo. A saber a que le llama el capitán monstruo con tentáculos, se supone que todo es nuevo en el nuevo mundo, valga la redundancia. Las descripciones son buenas pues crean una atmósfera de aventura e irrealidad ante lo desconocido. Supongo que durante el descubrimiento debieron alucinar y mucho. Carta al rey de las Españas, que supongo anhela la recepción de de oro y especias, y al que se la trae al pairo el sufrimiento de los exploradores.
De momento es el más me ha gustado.
Suerte
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Re: CV6 - La montaña late
Autor/a.
Está muy bien narrado.
Lamento no poder comentar el tema.
Espero que no lo tomes a mal.
Mucha suerte y gracias por compartirlo
Está muy bien narrado.
Lamento no poder comentar el tema.
Espero que no lo tomes a mal.
Mucha suerte y gracias por compartirlo
Re: CV6 - La montaña late
No estoy seguro de que lo que voy a decir es cierto, pero allá va, porque me ha chirriado un poco: Diezmar no tiene sentido si no se usa para cosas contables. Diezmar la moral de las tropas no me parece correcto. Si las lluvias y las enfermedades hubieran diezmado las tropas me hubiera sonado mejor. Diezmar la cordura tampoco me parece correcto. Esto es porque diezmar es "mermar uno de cada diez", lo que implica recuento.
Otra que no me ha gustado:
Este es de mis preferidos. La ambientación que has dado me gusta mucho.
Otra que no me ha gustado:
¡Sí que pueden! ¡Tú puedes! Da más terror esto y es muy efectivo:Ni los mejores escritores podría describir esta horripilante escena de sadismo y crueldad en toda su magnificencia
Teniendo sólo 1000 palabras hay que economizar y maximizar el efecto de cada una. Decir que da miedo algo no da miedo, da miedo describir por qué da miedo. Podrías haber aprovechado esta frase para describir lo que para mí es el momento más interesante del relato (me gusta a mí lo macabro )cuerpos mutilados por doquier, desmembrados en todas sus variantes y cosidos de nuevo entre sí formando diabólicas composiciones
Este es de mis preferidos. La ambientación que has dado me gusta mucho.
Re: CV6 - La montaña late
Me ha gustado este trabajo.
Valentía total la de este lider, en solitario, ante tal peligro que se le avecina.
Quizás me faltó algo más de emoción pero, de todas maneras, un relato muy bueno a mi parecer
Valentía total la de este lider, en solitario, ante tal peligro que se le avecina.
Quizás me faltó algo más de emoción pero, de todas maneras, un relato muy bueno a mi parecer
Re: CV6 - La montaña late
Gran relato al que le ha faltado un poco más de emoción y quizá una división cronológica (estilo: día 1, día 5...), para dejar claro que son sucesos en días diferentes, aunque al tercer párrafo uno se da cuenta. Creo que hay una evolución en el personaje, que va perdiendo la cabeza y nos quedamos con la duda de cuál fue su final... Este relato está entre mis favoritos.
Mucha suerte!!
Re: CV6 - La montaña late
Autor/a.
Lo leí otra vez, intentando hacerlo en forma objetiva y
es un excelente relato, tiene todo para estar muy arriba.
Mucha suerte
Lo leí otra vez, intentando hacerlo en forma objetiva y
es un excelente relato, tiene todo para estar muy arriba.
Mucha suerte
- Onomatopeya
- No puedo vivir sin este foro
- Mensajes: 560
- Registrado: 16 Ene 2015 18:33
Re: CV6 - La montaña late
Un relato bien estructurado y con buena ambientación. Quizás, la historia se quede muy inacabada, casi sin empezar. Es una curiosa mezcla de miología con realidad española.
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