El cometa del tesoro (Ciencia ficción)

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evilaro
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El cometa del tesoro (Ciencia ficción)

Mensaje por evilaro »

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El cométa del tesoro La 3ª maravílla del univérso
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Los pirátas
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Un grúpo de pirátas un póco especiáles decíden robár en tódo planéta que encuéntran a su páso.

Éstos pirátas son málos, péro no muy málos, los pócos que hay que sí son muy péro que muy málos son los que hácen las cósas málas y muy málas, como capturár mujéres y matár algúnos hómbres.

Algúno lléva un párche en el ójo péro no tódos. Lo que siémpre hácen cuando atácan es alzár la bandéra piráta. Cási no bében y dedícan su tiémpo líbre a la lectúra de líbros de caballería, a criticár óbras de árte cáras y escuchár música clásica baráta.

Qué sí, os lo dígo, son un póco ráros ya que acumúlan tántos tesóros y gástan tan póco, que su probléma es escondér sus cuantiósas y voluminósas riquézas sin que se nóte.

Así es que un día decíden guardár tódo lo robádo en un cométa que pasába cérca del lugár de su último atráco y que tenía el encánto especiál de tenér fórma de bárco.

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Ésta geniál idéa les simplificó múcho la taréa, ya que no necesitában ir a ningún planéta a enterrárlo, con el consiguiénte pelígro de ser capturádos y un gran ahórro de tiémpo en los desplazamiéntos.

Pára vigilár su tesóro se construyó en el cométa úna viviénda pára los pócos guardiánes que lo cuidában y póco a póco éste refúgio lo fuéron agrandándo y mejorándo. La construcción en el hiélo no éra difícil ya que o retirában hiélo usándo áire y água caliénte o pegában hiélo pára hacér la construcción más elegánte y robústa.

Tan bién lo pasában los guardiánes haciéndo nuévas viviéndas, con grándes ventanáles, usándo el hiélo más transparénte pára admirár el inménso firmaménto, que el éxito de ése encláve hízo que los pirátas se animásen a vivír en él y a robár por donde el cométa se desplazába y por sus alrededóres sin preocupárse múcho del Réino·Universál (R·U), ya que cuando los perseguían y los íban a alcanzár se íban al cométa (después de despistár a sus seguidóres) y prónto ya estában en ótro Sistéma Solár (s·s) de ótra galáxia o nebulósa, muy léjos del início, como explicarémos más adelánte. Es verdád (que tódo hay que decírlo), tenían múcha suérte, demasiáda, como si tuviésen un ángel protectór, un ángel guardián, (de hécho lo tenían), si bién ni se enterában.

El cométa se convirtió póco a póco de ser un agujéro en donde guardár sus tesóros en su cása temporál y luégo en el céntro de tódas sus expediciónes.

Los pirátas cambiáron su bandéra négra por la mísma, péro trasparénte.

La energía necesária pára la vída en el cométa, se conseguía con únos grándes generadóres puéstos en la cabéza del cométa y que éran activádos por su gigantésca velocidád o cualquiér viénto solár que existiése; su enórme mása y su treménda velocidád, dába múcha energía.

Como cualquiér ótro cométa, éste, cuando se acérca a cualquiér sol y a cáusa del viénto solár, comiénza a emitír úna cóla de hiélo o pólvo cósmico. Los pirátas han aprendído a construír sus cásas en la párte delantéra del cométa pára que ésta cóla tan lárga no les impída tenér ésa vísta tan maravillósa de la que disfrútan siémpre. Núnca discúten en el juégo o por sácos de óro, mujéres o diamántes, péro sí por la mejór panorámica désde el cométa.

El tesóro ha ído aumentándo sin que los pirátas téngan ni gánas ni sítios en donde gastárlo, péro no quiéren dejár de obtenér más riquézas y hacér sus escapádas ya que por éso son pirátas y va con su ráza. ¿Qué tiéne de buéno un Sistéma Solár (s·s) si no se tiénen álgo de él pára recordárlo, ni úna nuéva aventúra pára hacérla y luégo contárla?

Los róbos no sólo son de óro, jóyas, ármas, pintúras y cláro comída y bebída, síno también mujéres y hómbres cuando los necesítan, níñas a ser posíble, ya que por algún motívo la capacidád de reproducción en el cométa es muy bája y además hay múchas ménos mujéres que hómbres.

Prónto se dan cuénta que en sus interminábles viájes, encuéntran múchas náves con problémas técnicos que agradécen que los rescáten y accéden a vivír con éllos en el cométa «de úna manéra voluntária» evitándo así más de úna masácre.
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El profesór del cométa
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Úno de éstos cásos ocurrió un día que encontráron úna náve sin contról y que íba a la deríva por éntre un mar de asteróides. Al acercárse viéron a través de úna ventanílla a un profesór dándo cláses a sus alúmnos como si náda ocurriése.


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Un asteróide es un cuérpo rocóso o metálico más pequéño que un planéta que gíra alrededór de úna estrélla. Son muy peligrósos pára las náves.

Los pirátas a los que ya náda podía sorprendér, se quedáron admirádos de la cálma y espíritu ánte tánto pelígro que corrían sus ocupántes y lo interesánte que sería capturár úna náve en perfécto estádo con un pasáje tan jóven e interesánte.

Se comunicáron con el profesór ofreciéndole salvárlos y por respuésta recibiéron un «múchas grácias, espéren a que acábe la cláse».

Tan admirádos quedáron de la respuésta y de su cálma, que cuando al fin les abrió la escotílla de entráda pára que accediésen a la náve, su pensamiénto ya no éra de saquéo síno de lográr integrár a tal profesór y alúmnos a su vída en el cométa.
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Y así el profesór pasó de dar cláses en la náve a dárlas a sus alumnos, a tódos los híjos de los pirátas y múchos adúltos en un áula de hiélo en el cométa.

Después de un cáos iniciál por la variedád de nivéles de (des)conocimiénto que había en el cométa, las cláses fuéron tan normáles como en cualquiér cláse de cualquiér planéta.

Núnca le dijéron lo que tenía que enseñár y él correspondió no metiéndose en lo que no le tocába. Jamás habló de la crueldád de sus atáques, péro redoblába sus chárlas sóbre la ética, núnca comentó náda sóbre los saquéos, péro hablába sóbre las ventájas de la honradéz y no asistía a la ejecución de los capturádos, péro preparába su próxima cláse de humanidádes con un amór especiál; úna vez éso sí, comentó que el no bebér estába bién, péro que un váso de buén víno de cuando en cuando tampóco estába mal.

Las cláses las preparába con un caríño infiníto. Úna vez triunfó tánto en úna chárla sóbre un téma en princípio muy póco importánte, que le pidiéron repetírla en la «Pláza del esqueléto» pára tóda la población.

La chárla tratába sóbre un árbol llamádo algarróbo, no muy conocído.

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Algarróbo y sus frútos

Su frúto, la algarróba sírve éntre ótras cósas pára la alimentación de los animáles y la fabricación de prodúctos farmacéuticos… náda muy interesánte.


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La algarróba

Sus semíllas, (bastánte utilizádas en la indústria alimentária), en tiémpos antíguos éran la unidád y patrón de péso de las pérlas y piédras preciósas. Debído a que la mayoría de las semíllas pésan lo mísmo, se ven cási iguáles de tamáño y no cámbian múcho de péso con el tiémpo. Su nómbre keration = (algarróba) del griégo, pasó a quirat y luégo a quiláte.

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Semíllas de algarróbo y piédras preciósas


Ésto ya hízo levantár el interés por el árbol y sus semíllas al ver los alúmnos que el orígen de la medída se relacionáda con sus gémas y piédras preciósas.

Péro al aprendér que la palábra quiláte, además de ser úna unidád de mása o péso, éra úna unidád de calidád relacionáda al óro (si el óro es púro, se le lláma de 24 quilátes y si tiéne 18 quilátes es 18/24 o séa 75 % de óro), pués se prometiéron descendér al próximo planéta que tuviése el árbol y plantárlo en el cométa.
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Las enseñánzas tan bién presentádas, tocándo al princípio témas de su inmediáto interés y luégo muy póco a póco, concéptos humános y filosóficos más generáles y teniéndo tánto tiémpo pára las chárlas, el maéstro fué moldeándo póco a póco, generación tras generación el carácter de ésos infámes.

Los más jóvenes fuéron los priméros que planteáron a los mayóres si tenían el derécho a matár, si bién dejában pendiénte pára ótro moménto el discutír lo del derécho a robár.

¡Ay! Grándes mejóras sociáles no se lógran sólo con únas pócas cláses.

Los jóvenes se fuéron haciéndo viéjos y el profesór seguía enseñándo y los viéjos morían y el maéstro seguía aprendiéndo lo que a la siguiénte generación estaría explicándo.

Y en úno de los tántos s·s por los que pasáron, el maéstro se bajó con un precióso algarróbo bájo sus brázos de hiélo trasparénte pára plantárlo en la ciudád en donde había decidído que íba a vivír.
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El cométa (el nuéstro)
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Éste cométa es un inménso blóque de hiélo muy trasparénte y de un tamáño descomunál. Lo podríamos llamár un «témpano cósmico», creádo en un glaciár enórme y remóto.

Un témpano es úna mása enórme de hiélo que flóta en el mar

A diferéncia de los cométas normáles que se limítan a orbitár alrededór del sol de su sistéma·solár (s·s), éste cométa que es muy especiál, aparéce en algún sítio de un s·s y desaparéce por ótro púnto de ése mísmo sistéma, péro a continuación éntra en ótro que puéde estár a millónes de áños luz, como si tódos los s·s estuviésen pegádos sin espácio entremédio.

El sálto que háce a ótros s·s lo háce al azár sin ningúna nórma establecída y aparéce en cualquiér púnto de ótro s·s del univérso, a véces muy lejáno y sin ningúna relación con el que se ha estádo.

Ése recorrído éntre galáxias o sistémas soláres, que hubiése podído tardár millónes de áños ahóra lo háce en segúndos.

Es importánte aclarár que duránte su recorrído por «déntro» de cualquiéra de los s·s, sígue siémpre las réglas básicas de la física y es atraído por el sol de ése sistéma como cualquiér ótro cométa.

O séa que su órbita es escalonáda, discúrre por tódo el Univérso y se presénta en cualquiér sítio al azár.

Es como si se viajáse por el típico pláno plegádo. Nos referímos a ésos plános de un país, dividídos en hójas de iguál tamáño y que pára ir de úna ciudád a ótra de ése pláno, se van recorriéndo tódas las hójas en dirección a la ótra cuidád. Péro cuando se deséa pasár sin hacér escálas a mirár ésa ótra ciudád muy lejána, no es necesário recorrér tódas las páginas hásta llegár a élla, básta ir a la página destíno evitándo las páginas intermédias. Así de fácil.

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Mápa plegáble

En el cáso del Pláno del Univérso, la mayoría de éstas hójas están vacías ya que éntre galáxias o sistémas soláres (s·s), hay muy póca cósa, péro el cométa al subír o bajár «hójas» es atraído por las hójas que contiénen algúna estrélla con mása y no por las hójas que náda tiénen. De ahí que el desplazamiénto del cométa siémpre séa éntre s·s, ya que tiénen álgo de mása que lo atráen. Al no perdér tiémpo en ir por el espácio interestelár paréce que el desplazamiénto es instantáneo y al azár.

Si ésas hójas son muy delgádas, pués el subír o bajár a ótro s·s es muy, muy rápido. Como más fínas las hójas, ménos recorrído.

Ya déntro de úna hója, o séa, ya déntro de un s·s, el tiémpo del recorrído totál es el normál: de algúnos pócos áños a míles, según el tamáño del s·s y la órbita que hága ya que se compórta como cualquiér cométa normál.
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El tesóro
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Así es que la población del cométa ha ído creciéndo, mejorándo en cultúra y humanidád, hásta se han atrevído a presentár «en secréto» trabájos origináles sóbre el cultívo de plántas en ambiéntes muy fríos en fóros científicos universáles, algúnos artículos con gran éxito, y así úno de los científicos pirátas decidió «redimírse», pasándo a dar cláses en algúnas de las universidádes más importántes del R·U

Con tánto tiémpo líbre que tiénen, se han dedicádo a hacér y mejorár sus cásas, que constrúyen excavándo en el hiélo y decorándolas con los tesóros que poséen.

No hay necesidád de mantenér los tesóros en cájas, el que quiére cóge lo que le gústa pára su decoración. Jóyas, pintúras y água congeláda son un gran compleménto.

El encánto de sus cálles y plázas héchas en el hiélo y así decorádas ha hécho que se refiéran a él como el «Cométa Muséo».

Hay la escultúra «A la fortúna», que es un cúbo de diéz métros de ládo, conteniéndo ciéntos de míles de monédas de metáles preciósos, que se ven a través del perfécto materiál trasparénte. Algúnas cálles úsan lingótes de óro pára su empedrádo y múchas lámparas tiénen diamántes pára su decorádo. Los mosáicos de piédras preciósas decóran las fachádas

Su párque de escultúras de hiélo es úna maravílla que núnca se derríte.

En úno de sus viájes por éste univérso, el cométa siéndo úna gran mása enórmemente fría, al acercárse a úna estrélla muy inténsa hízo que el hiélo actuáse como úna lúpa y derritió úna gran cavidád en el interiór del cométa, A medída que ésto ocurría se fuéron creándo úna inménsa cantidád de estalagmítas y estalactítas de hiélo, no háce fálta decírlo, ése espácio se convirtió en su sála preferída de conciértos.

Y póco a póco se han ído sofisticándo: róban más árte que óro, más líbros que pláta, más música que ármas, y constrúyen más sálas de conciértos que trinchéras o murállas.

Úna vez atacáron úna náve que transportába úna orquésta y córo de música antígua.

No húbo ni muértos ni pilláje, se les prometió que después de dar únos conciértos (pagádos), en ciérto lugár secréto, se les devolvería a su náve.

La acústica del recínto de hiélo, la calidád de los instruméntos que pudiéron usár, (capturádos a úna náve que llevába los mejóres instruméntos de la humanidád pára úna exposición universál), lo bién que los atendiéron y lo múcho que en nuéstro interiór tódos tenémos de pirátas, hízo que sólo úno quisiéra volvér, péro túvo que quedárse, ya que no sabía conducír la náve.
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Áños después y pára el deléite de tódos se invitó como solísta al famóso «Violinísta del Tiémpo». Entró con los ójos vendádos y salió con los ójos tapádos y los bolsíllos llénos.

Duránte áños los deleitó con sus conciértos, y súpo compaginár la calidád de la música, la maestría de su interpretación y la oportunidád de los títulos que escogía. Óbras como el «Holandés Erránte», Los pirátas del Caríbe, La dánza rituál del fuégo y El óro del Rin, tuviéron que repetírse ciéntos de véces, péro lo que se convirtió en cási en el hímno del cométa, fuéron las cuátro estaciónes de Viváldi y sóbre tódo «La torménta». Acompañádo de la orquésta y córo hiciéron que el cométa vibrára.

Se despidió de éllos interpretándo miéntras caminába sóbre él, su versión al violín del Conciérto de Aranjuéz, ¿que cómo no murió de frío y tódos pudiéron escuchárlo tocándo en el vacío? ¡No se sábe, péro por favór, créanlo!

Múcho tiémpo después dejó prendádos a los pirátas, al enviárles un mensáje diciéndoles que siémpre había querído ser el «Violinísta en el téjado» y que no había podído ser, péro que ahóra ya no lo cambiába por álgo que sí había lográdo: ser —El violinísta del cométa—, y que no se preocupáran sabría guardár su secréto, lo súyo éra tocár, no juzgár.
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¡Violinísta!, que pónes en pelígro a tus amígos del cométa, si no fuése porque tiénen a un aliádo, a un ángel protectór, tu mensáje ya hubiése sído detectádo por el R·U
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El ángel del cométa

Algúnos fínes de semána sóbre tódo cuando háce buén tiémpo, camíno hácia lo álto de úna montáña cérca de mi puéblo en donde un día descubrí úna cuéva muy pequéña, de hécho es sólo úna entráda en la piedra, muy cérca de la címa y al bórde del acantiládo que me permíte descansár miéntras espéro la puésta del sol sóbre el mar.

Un día que llegué un póco ántes de lo normál me entró suéño y esperándo la puésta me quedé dormído.

Me despertó un aletéo y vi a úna persóna que como yo se sentába en la puérta de la cuéva delánte de mí pára mirár a la distáncia.

Me preocupé ya que si hacía algún ruído podría asustárla, hacérla caér al vacío y yo no sabía si podría estár sin movérme por múcho tiémpo.

No me moví, esperándo que —no me viése estándo al fóndo de la cuéva— y que como yo acostumbrába se iría al acabár la puésta del sol.

Giró su cára un póco y púde apreciár el róstro más béllo que jamás háya vísto, suspiró un par de véces.

A su espálda llevába álgo que no veía bién péro que con seguridád sería úna mochíla blánca.

La puésta del sol se acercába, se púso a llorár.

Me dió el presentimiénto que se íba a arrojár al mar y acerqué mi máno pára sujetárla asiéndola por la mochíla.

Pensé que el sústo que se íba a dar sería enórme, péro yo no sabía ¿qué ótra cósa hacer?… me preparé pára sujetárla.

—¿Va a ser úna preciósa puésta de sol, verdád?

Esperé un gríto de sústo… péro náda.

Se giró con cuidádo y me miró.

Siguió mirándo la puésta y yo salí de mi huéco y me senté a su izquiérda.

Élla con un pié descálzo al vacío y el ótro escondído bájo su vestído blánco dába úna gran sensación de tranquilidád.

Entónces las vi, dos álas que apoyába sóbre la paréd.

No sé, no me pásan cósas así con frecuéncia, péro no me sorprendió, cláro que tampóco sabía qué decír.

Pasáron vários minútos.

Fué élla la que habló.

—Es úna de las más béllas que he vísto en múchos áños.

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No túve ni tiémpo de pensár en la maravillósa voz que tenía cuando sin dárme tiémpo a contestár me preguntó.

¿Considéra mi respuésta corrécta?, dudó únos instántes y añadió… pára que me puéda ir.

¡Que cósa tan rára!, buéno tódo ésto ya éra muy ráro cláro, péro, ¿quién pregúnta si la respuésta es corrécta?

Y si es así cómo los ángeles «buéno lo supóngo» convérsan a qué venía la coletílla de «pára que me puéda ir».

Tenía que pensar, élla no se había apresurádo en dárme respuésta y yo necesitába tiémpo pára que ése moménto no fuése sólo un moménto, quería volvérla a ver.

Mi respuésta no podía tenér náda que ver con la súya, que éra úna respuésta de lo más corrécta y normál, síno con su coletílla.

Su pregúnta ¿considéra mi respuésta corrécta? Éra sorprendénte, péro sabía que no debía contestár a élla, la coletílla en la que dudó —pára que me puéda ir— me dába pié a pensárlo.

Si respondía y con la respuésta ya se podía ir, ya no volvería a vérla jamás.

Pensé que no debía respondér, ni preguntár, debía afirmár… y usé lo que es tan póco originál y tan usádo con éxito y fracáso millónes de véces.

—Desearía vérla ótra vez.

Me miró úna vez más y se arrojó al vacío.

Desplegó sus álas y se alejó, su vestído que se agitába por el viénto me mostró que le faltába la piérna derécha.

Sí, volví múchas véces, a diferéntes hóras, cási siémpre a la puésta de sol péro no la volví a ver.
* * *

Compré un diário en el kiósco que hay en pléna cálle, al retirárme la vi, me estába esperándo, llevába pantalónes, úna muléta en su brázo derécho y sin álas.

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¿Cómo se salúda a un ángel que te está esperándo?

—¿Me está esperándo?

—Ustéd díjo que quería volvérme a ver.

—¿Qué quiére que hagámos?

Miéntras esperába su contestación, estába pensándo ¿qué preguntárle...?, ¿sóbre su piérna?, no creí que fuése muy apropiádo y sóbre sus álas, buéno...

—Quisiéra probár un heládo.

¡Probár!, pensé

—Como ése... —me mostró un cartél de un níño detrás de un enórme heládo, de ésos de cucurúcho de galléta, de un inténso colór amaríllo y con un precióso rízo.

Me arriesgué

—Si ustéd núnca ha probádo un heládo, puéde que se lléve úna gran desilusión.

—Estóy segúra que me gustará.

—¿Podría ponérme un cucurúcho bién gránde de heládo de vainílla, con un buén rízo, sóbre tódo que el rízo quéde perfécto?

El dependiénte nos miró con detenimiénto, más a élla que a mí, cási con úna sonrísa. El rízo no le quedó muy bién, hízo un gésto de excúsa y lo repitió.

—¿Álgo más?

—Sí, ótro con úna bóla de náta.

No se lo di, se lo acerqué a su bóca, cerró los ójos y se comió el rízo, nos sentámos en un bánco cercáno y continuó comiéndolo a la mísma velocidád que yo lo hacía con el mío.

Entrámos en un muséo, algúnas de las pintúras le gustáron, péro créo que no demasiádo, nos acercámos a un gran mercádo, tocó cási tódas las frútas, en especiál las de colór rójo, no quíso subírse al tiovívo, péro me esperó miéntras yo dába únas vuéltas riéndo cuando yo hacía monádas.

El mejór moménto fué cuando nos acercámos a un pequéño zóo, tódo le interesó, tódo lo disfrutó y núnca quería dejár de mirár y hásta tocár un animál…

—Donde yo vívo no hay múchos animáles, díjo como excúsa.

Élla frésca como úna rósa, yo muérto de cansáncio, con hámbre y sin sabér qué más hacér.

—Deberíamos ir a cenár…

—Yo no como, sálvo excepciónes, péro te acompáño. De ustéd a tú, un buén cámbio.

Sentádo frénte a élla, por fin púde mirár sus ójos con tranquilidád. Y élla me mirába a mí.

Créo que ya le había explicádo tóda mi vída, y yo seguía sin sabér náda de élla y ni me atrevía a preguntár.

Había escogído un pequéño restauránte sin demasiádas pretensiónes en el que estuviésemos tranquílos pára charlár.

No parába de hacér pregúntas… que cuánto ganába, cuál éra mi trabájo, a dónde íba de vacaciónes, si tenía família, si me gustába viajár, qué hacía en la cuéva, qué me gustába comér.

Cuando salímos ya muy tárde, sin decír náda, fuímos caminándo hásta mi cása, a mitád del recorrído me cogió del hómbro.

No tenía idéa de lo que íba a hacér y éso que ya estába poniéndo la lláve en la cerradúra de la puérta.

Al entrár, quitándole importáncia le díje, puédes dormír en mi habitación, yo dormiré en el sillón, ¡qué originál puédo ser!

Créo que sonrió un póco, se fué a la habitación péro la dejó entreabiérta.

Me quedé pensándo, al finál el cansáncio me durmió.

Desperté y la vi a mi ládo mirándo cómo dormía, parecía que había pasádo tóda la nóche a mi ládo.

No púde evitárlo, me acerqué y la besé, priméro en la bóca y luégo en la frénte por si tenía fiébre, no podía creér que ésto me estába ocurriéndo.

—Mi tiémpo aquí se ha acabádo, débo regresár.

—¿Dónde víves?

—En un cométa que va por tódo el univérso, vigílo y protéjo tódo lo que a mi páso encuéntro, péro el cométa se está alejándo y débo volvér, me han encargádo úna nuéva misión y he venído aquí, ya que en éste planéta háce múchos áños ocurrió lo que ahóra tendré que hacér, péro ésta vez será a escála universál.

—¿Cuál es ésta misión y qué pasó en éste planéta?

—La población del univérso está creciéndo de manéra desproporcionáda, la vída de las persónas se está alargándo y los planétas que puéden mantenér vída y dar cobíjo a ésta sobrepoblación se están reduciéndo. Los planétas se están convirtiéndo en máres de persónas. Mi cométa es úna mézcla de água congeláda con sustáncias própias del cométa que va viajándo por tódo el univérso derritiéndose póco a póco en cáda sistéma solár por el que pása. Mi misión a partír del moménto en que vuélva a él, será la de incluír un ingrediénte más a ése hiélo que se va derritiéndo, un anticonceptívo.

Dependiéndo de la cantidád de planétas que háya y la vída que exísta en ésos s·s, el cométa arrojará la cantidád precísa pára que la población se váya reduciéndo póco a póco.

—Curiósa función exterminadóra que tendrá ése cométa.
—Háce millónes de áños éste planéta se pobló de manéra naturál, luégo se sobrepobló a límites insospechádos (las léyes de los gobiérnos de los planétas cási núnca permíten el contról de la natalidád generál, y las religiónes, economías o moralidád tampóco apóyan ése contról) o séa, nádie en la humanidád tenía interés en controlár la población. El método que se usó pára reducír su población fué muy similár al que tendré que usár péro a escála universál.

El sistéma funcionó bién, péro de la mísma manéra que la población no hízo náda pára impedír la sobrepoblación, tampóco hízo náda pára impedír la despoblación, en éste cáso por las enórmes ventájas que representába el que al ser ménos se tenía más de tódo. Y así se despobló sin que cási se diéran cuénta.

Millónes de áños después cuando ya no quedába náda de ésa población iniciál, el planéta ha vuélto a comenzár tódo el procéso y paréce ser que va por el mísmo camíno.

—¿Quién te ha encargádo hacérlo?

—Ésta es un pregúnta que no puédo respondér.

—¿Acabará tódo éste procéso con la humanidád o sólo la reducirá?

—No lo sé, el que me envía no está conténto en cómo ha cambiádo tódo lo creádo. Por el moménto paréce ser que sólo se inténta reducír la población ya que la humanidád no ha sabído controlárse élla mísma.

Quisiéra preguntárte si quiéres venír conmígo.

—Póco me das.

Hízo úna páusa enórme…

—Estúve enamoráda de ótro ángel, muy enamoráda, cuando cayó intenté salvárle, así perdí mi piérna, luégo me he dedicádo por entéro a mi trabájo.

Désde entónces me han encargádo cuidár y protegér no a un humáno en particulár síno a tóda la humanidád en generál. Voy llevándo mensájes, avísos, órdenes… algúnas dolorósas, péro lo más esenciál pára mí es protegér a éste univérso; en los últimos tiémpos… de sí mísmo. Créo que he lográdo ayudár múcho, péro quéda múcho por hacér y ¡en tántos sítios! Es úna labór apasionánte de la que disfrúto cáda instánte. Si de verdád lógro equilibrár la población de éste univérso y puédo evitár su desaparición, el esfuérzo habrá válido la péna.

—De verdád me ofréces álgo maravillóso, tú y yo sólos en un frío cométa, suéna bién, péro puéde llegár a aburrír ¿no te paréce?

—En el cométa en donde vívo, que es un sítio único en el univérso, hay únos habitántes muy curiósos, son pirátas a los que protéjo ya que en un moménto me ayudáron. La vída con éllos es de lo más variáda y náda aburrída, están mejorándo tánto y yo he aprendído múcho de éllos.

El Réino·Universál está intentándo localizárles y quisierá que los conociéses ántes de que los encuéntren. He estádo múcho tiémpo léjos de éllos y espéro que no se métan en problémas duránte mi auséncia.

Téngo un límite a lo que los puédo ayudár y protegér y si los captúran, póco podré hacér por éllos, por lo de dar «al césar lo que es del césar y a Diós lo que es de Diós», así hémos mantenído úna buéna relación con el R·U

Te gustarán y me gustaría que aceptáses.

—Repíto mi pregúnta pára acompañárte: ¿Acabará tódo éste procéso con la humanidád o sólo la reducirá?

—No lo sé.

—¿Por qué llorábas en la cuéva?

—No lo sé

— ¿Es ése cométa úna nuéva Árca de Noé?

—No lo sé

—¿Y por qué yo?
* * *

Actuación del Réino·Universál (R·U) en lo referénte al cométa

El R·U se había enterádo de tódos éstos róbos, péro no los había relacionádo con náda en especiál ya que ocurrían en planétas y s·s tan lejános en tiémpo y distáncia éntre sí, que no pensáron en ningún púnto o patrón común y por supuésto no lo relacionában con la aparición y desaparición de ése cométa.

Cuando el R·U después de generaciónes y generaciónes de róbos perpetrádos en el univérso realizádos tan al ázar, logró entendér que había álgo en común en tódos ésos róbos y lo relacionó con el cométa, no lo túvo náda fácil, ya que sus apariciónes y desapariciónes por tódo el univérso ocurrían sin que tuviésen un órden o úna páuta.

Ayudó muchísimo pára localizárlos el que un día los níños del cométa, pára divertírse un póco, arrojáron únas grándes cájas de monédas de óro y pláta a la cóla del cométa. El que las monédas siguiésen la rúta del cométa girándo y brillándo con la luz de la estrélla, hízo del juégo úna belléza, que se repitió día tras día, hásta que sus pádres se enteráron. Por algún motívo su ángel protectór no estába en el cométa ése día.

Cuando los planétas pasában por la cóla del cométa úna llúvia de estréllas fugáces de óro y pláta llenában el planéta. Váya fállo —tan béllo— pequéños.

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Y así «Tánto va el cántaro a la fuénte que al finál se rómpe», que el R·U al fin consiguió úna aproximación, úna idéa todavía no muy precísa de por dónde los pirátas íban a aparecér y desaparecér.

Y preparó úna trámpa a los pirátas en el próximo s·s, péro se equivocáron un póco, las náves del R·U se retrasáron álgo y los pirátas lográron huír, péro se diéron cuénta que el R·U ya sabía de éllos y que su tiémpo se había acabádo.

Comprendiéron que les estarían esperándo en el siguiénte s·s o en el siguiénte y que viajándo en un cuérpo celéste que en su recorrído por el s·s, sí que seguía las mísmas réglas de la física y su recorrído éra previsíble y no teniéndo posibilidádes de cambiár el cúrso del cométa, viéron que póco podían hacér.

Si continuában, en el próximo sálto serían capturádos.

Por tánto, decidiéron pára no despertár sospéchas, abandonár el cométa póco a póco repartiéndose por los divérsos planétas que encontrában a su páso, llevándose muy póco de los tesóros que tenían, ya que un póco ya éra múcho pára iniciár úna nuéva vída.


El último al salír, en la puérta de hiélo dejó un mensáje:

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* * *

El muséo
********


Cuando el R·U localizó el cométa, (y tal como se esperába) lo encontráron sin población, lo que había les llenó de admiración, no sólo por la ciudád construída déntro del cométa, síno por la belléza de la decoración de las cálles, plázas, párques y avenídas con árboles y plántas de hiélo, ¡Qué maravílla!

El hécho que tódo fuése trasparénte, cásas, túneles y cálles excavádas, le dában úna belléza inusitáda. Úna elegáncia supréma.

La originalidád, calidád de los muséos, la finúra de la decoración de las cásas y la cultúra que las pequéñas bibliotécas individuáles tenían, hízo pensár que ése grúpo de persónas, en el fóndo pirátas, habían evolucionádo múcho. Péro éra difícil comprendér cómo únos séres de tal cultúra se dedicában a la piratería, si bién también se sabía, que los róbos habían ído bajándo en cuantía en los últimos áños.

Ánte tánta belléza el R·U se dió cuénta del enórme valór de lo capturádo (histórico, artístico y económico) y no dudó en denominár al cométa, la 3ª Maravílla del Univérso.

El R·U explicó a los ciéntos de planétas del s·s en donde el cométa había sído «atrapádo», que éste les pertenecía y que decidiésen cómo repartírselo, péro rápido ántes que volviése a desaparecér.

La notícia de los tesóros y valóres que el cométa tenía, acumuládos por los pirátas duránte míles de áños, creó la ilusión en tódos los planétas de poseérlos, cáda úno esgrimía sus arguméntos pára quedárse con la mayór y mejór párte:

.a) el cométa ha sído apresádo jústo en frénte de nuéstro planéta.

.b) nosótros sómos el planéta con más población del s·s y nos pertenéce la mayoría.

.c) no, nosótros tenémos el mejór muséo de jóyas y sería en nuéstro planéta en donde debería residír…
.
.
.x) aquí no tenémos náda y ésto nos iría muy bién…

Hásta planétas de las galáxias más cercánas o de las que ya sufriéron el expólio o donde lo íban a sufrír, también querían su párte.

Representántes de tódos los planétas de ése s·s fuéron invitádos por el R·U a visitár el cométa pára llegár a un acuérdo.

Después de la inspección, diéron párte de tódo lo que había a sus respectívos planétas y gobiérnos, péro al explicár que el óro que encontráron, éra más del que había en tódos los báncos de sus planétas, que las jóyas llenarían mil muséos, que la calidád y cantidád de líbros dejarían sin lectóres a las bibliotécas existéntes y sin compradóres las librerías, hízo que las quéjas comenzásen. Además, sólo el pensár en el cósto de su trasládo y mantenimiénto mareába.

A las emprésas dedicádas a cualquiér cósa que el cométa tuviése, les comenzáron a bajár sus pedídos y acciónes y reaccionáron despidiéndo empleádos, las mínas dejáron de excavár y los joyéros de creár.

Tánta inseguridád y protéstas, hízo que el R·U paralizára tódo el procéso.

A pesár de éllo tódos los planétas lo seguían queriéndo, péro pára evitár que ótro lo tuviése, ya que éllos en realidád ya no lo deseában.

En cámbio, la cantidád de turístas, investigadóres, científicos, colégios que comenzáron a visitár el cométa fué inacabáble.

¿Y si… comentó un ciudadáno y si lo dejámos como está, declarámos «El cométa del tesóro»: Muséo Património·Universál, y permitímos que continúe su órbita al azár y váya pasándo por tódos los planétas llevándo un mensáje de belléza, cultúra y paz a tódos los confínes del Univérso?

Váya, ni úna dúda, ni un péro, ni úna discusión, los tesóros pasarían a ser de tódos y de nádie en particulár y la economía de los planétas no se vería afectáda.

Y no sólo éso, se decidió que cáda planéta o s·s por el que pasáse añadiése úna nuéva sála como úna tarjéta de presentación de su planéta en éste muséo y así fuése conocído por el résto de los cuérpos celéstes, cuando a éllos llegáse. Úna «náve» así, de ése tamáño, de ésa calidád y que viajáse a tal velocidád por tódo lo conocído, éra el mayór regálo que la humanidád había recibído en múcho tiémpo y así fué apreciádo.

No déja de sorprendér el que un cométa que lógra desplazárse instantáneamente por el univérso y sus espácios intelesteláres y acelerándo el procéso de transpórte, no séa motívo de más estúdios técnicos y que tóda su importáncia se le háya dádo a su párte culturál y aventuréra. ¿O es que el R·U sábe más de lo que díce? Efectívamente, paréce ser que sábe múcho más. Ver nótas del R·U al finál

Como ahóra el R·U ya puéde cási asegurár en que s·s y planétas aparecerá y desaparecerá el cométa, tódos tendrán la oportunidád de preparárse pára visitárlo y mejorárlo y será la obligación de cáda s·s el hacér el mantenimiénto de lo que se hubiése dañádo duránte tánto viáje.

El R·U añadió un púnto de información y úna bibliotéca con tódas las explicaciónes de lo que allí había, su história, nótas a los objétos de más interés ¿Dónde se habían robádo los diferéntes objétos?, de qué manéra lo habían hécho, y cómo había sído la vída de los pirátas en el cométa, y sus divérsas aventúras.

El R·U, póco a póco ha ído capturándo algúnos de los pirátas y les ha perdonándo las pénas por lo hécho (muy póco en los últimos tiémpos) a cámbio de contár las histórias, aventúras y secrétos de éllos y del cométa.

Las sálas usádas pára las plantaciónes en el hiélo de cósas que habían lográdo hacér crecér en el cométa, los sorprendéntes cultívos de «sétas de hiélo», que al madurár se podían comér como un heládo y la cría y degustación de los langostínos de granízo, éran de las cósas más visitádas en el cométa.

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Pequéños langostínos de granízo

Y las ángulas, que a la mayoría no gustában péro que se las comían, ya que venían désde el Mar de los Sárgazos… en el Caríbe, dónde había múchos pirátas. La recolección de éstas angúlas que sólo ocurría cáda múchos ciéntos de áños, sólo al pasár por algún planéta que las tuviéra y que a pesár del frío se decidiéran a viajár hásta el cométa, éra úno de los evéntos más esperádos.

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Angúlas, ¡tenían buén gústo los pirátas!

Al «Maéstro» se le búsca pára hacérle un homenáje, se sábe que débe vivír cérca de un precióso e inménso algarróbo de hiélo trasparénte.

Qué gran puntázo pára el R·U.
* * *

Nótas del R·U en el púnto de información del cométa:
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Cuando éste cométa viája por el interiór de un (s·s), lo háce a úna velocidád que se míde en km/h, y lo háce siguiéndo las réglas físicas convencionáles, como cualquiér ótro objéto.

En cámbio al abandonárlo es mejór medírlo por kg/s, (kilográmos por segúndo). Lo cual quiére decír que si el vehículo tiéne la poténcia pára viajár a 100 000 kg/s, pués como ménos matéria ténga ése espácio que déba atravesár, más rápido viajará. Si el cométa no se encuéntra con múcha matéria en su recorrído, en un segúndo puéde recorrér úna inménsa distáncia. Si en tóda aquélla distáncia que la mása acumuláda que se le pónga por delánte séa de 100 000 kg, pués lo recorrerá en un segúndo. Si sabémos el vacío que hay en su recorrído, podrémos sabér su velocidád muy fácilmente. Si en la Tiérra un métro cúbico de áire pésa 1,3 kg, úna náve de 100 m2 frontáles se topará y tendrá que desplazár 130 000 kg en 1 km. O séa, ésta náve podría recorrér en la tiérra 0,770 km por segúndo= 2 700 km/hora.

En el espácio hay muy póca matéria y como ménos háya, ménos obstáculo (ménos fricción) encuéntra pára desplazárse. Así su límite de velocidád no es la velocidád de la luz, es la cantidád de matéria con la que se tópa y lo háce ir más lénto. No se está muy segúro, péro éntre galáxias muy separádas hay póca matéria, la velocidád de la luz éntre éllas es múcho mayór. Y éntre univérsos múcho, múcho más.

Un univérso lo podríamos representár como un glóbo, que un día comenzó a inflárse y expandírse y tódo está contenído en él. Y su presión es muy similár déntro de tódo el recínto y las réglas de movimiénto déntro de él son muy similáres. Péro si cérca de éste glóbo hay ótro glóbo (ótro univérso, con ótra presión interiór y tamáño diferénte, sus réglas intérnas no són iguáles a las del ótro glóbo) y las réglas de movimiénto éntre éllos no es la de ningúna de los dos, es la del eleménto común que los contiéne y los sepára.

Grácias a ésta idéa se han diseñádo carretéras tubuláres éntre estréllas, con un altísimo vacío, que han demostrádo que la velocidád de la luz, como cualquiér ótra cósa, está limitáda por la cantidád de mása (o energía) con la que se tópa. Si no se encuéntra con náda su velocidád es muy superiór a la pensáda. O séa, la velocidád de un vehículo déntro de éstos túbos, será mayór cuánta más poténcia ténga el vehículo y cuánta más auséncia de mása o energía en sus diferéntes fórmas háya. Éntre univérsos en donde el vacío es cási absolúto se lógran velocidádes míles de véces superióres a la que tiéne la velocidád de la luz déntro de un sistéma solár.

Lo que todavía no sabémos es cómo, éste cométa al salír de un s·s, encuéntra o utilíza éstos camínos «vacíos» que le permíten un desplazamiénto tan rápido. Podría ser que el materiál del cométa es atraído por ésos vacíos.

Si lo descubrímos podrían ser las autopístas instantáneas éntre estréllas, disponíbles pára el benefício de tódo el género humáno.

Se ha acusádo al R·U de usár éste cométa pára llevár, un sistéma reductór de la población del univérso. Péro núnca ha sído probádo.
* * *

«Ya hémos recibído la pregúnta millónes de véces, NO, no hémos encontrádo ningúna cópia de «La ísla del tesóro» en tódo el cométa»

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F I N

Por Emílio Vilaró
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lucia
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Re: El cometa del tesoro (Ciencia ficción)

Mensaje por lucia »

Creo que te lo pasas tan bien escribiendo y buscando fotos para tus historias que pierdes de vista qué es lo que quieres contar con ella. Lo único que parece quedar claro es que el RU lo sabe todo y se calla lo que no le interesa decir.

Y que ese cometa de los piratas, después de tanto añadido, debe ser un adefesio completo :lista: :lista:
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evilaro
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Re: El cometa del tesoro (Ciencia ficción)

Mensaje por evilaro »

lucia escribió:Creo que te lo pasas tan bien escribiendo y buscando fotos para tus historias que pierdes de vista qué es lo que quieres contar con ella. Lo único que parece quedar claro es que el RU lo sabe todo y se calla lo que no le interesa decir.

Y que ese cometa de los piratas, después de tanto añadido, debe ser un adefesio completo :lista: :lista:
Pues gracias Lucía...

A veces no es fácil encontrar fotos adecuadas psra la Ciencia Ficción
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Boralonsus
Me estoy empezando a viciar
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Re: El cometa del tesoro (Ciencia ficción)

Mensaje por Boralonsus »

¿Qué hé léidó?
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