Un inciso con Greto sobre el libro que acabamos de leer juntos:
En cuanto en quién se personificaba el maligno hemos acertado, pero me ha quedado la duda de si don Gonzalo quiere decir que el maligno es solo uno y se va valiendo de personas reales, en este caso el zalamero noble que hablaba cantando y el apuesto clérigo jesuita, tomando su forma para actuar, si hemos de suponer que eran más de uno y colaboraban, o si en realidad era solo el conde y se valió del clérigo. Lo que si está claro es que cuando los dos mencionados se van de la villa desaparece también el maligno (recuerda que ese atardecer al padre Rivadesella le hubiera haber comentado el caso con el diablo, pero que esa tarde no acudió a la sombra de la encina).jilguero escribió: ↑15 May 2019 19:28
Cuando lo acabes, Greto, te preguntaré un par de dudas que me han quedado. No íbamos nada mal encaminados, como en breve comprobarás, si es que no lo has comprobado ya. Pero no sé si mi adicional sospecha era certera o no. Ni tampoco me queda claro lo del caballero de la mano en el pecho. Ya lo hablaremos en algún “recuncho” apartado para no fastidiar al futuro lector.
Otra duda es lo del caballero de la mano en el pecho. Al principio no quedaba claro que no pudiese ser el mismo don Luis que escribió un verso, pero si se lee con detenimiento queda claro que uno es el señor de la mano en el pecho (para mí es el del cuadro del Greco que don Gonzalo decide sacarlo del lienzo) y otro era el clérigo de la nariz ganchuda y mal carácter al que la gente llamaba don Luis. Y luego aparece un tercer, caballero mal encarado y nariz grande que habla de las batallas que perderá la flota y que dice que nació bajo el reinado de Felipe II (en este caso, Greto, si lo dice), del que me pregunto si no podría ser Miguel de Cervantes.
En realidad, resolver estas dudas o no da lo mismo, es solo que me he quedado con la curiosidad.
PD: edito para decirte que de acuerdo con leer otro de don Gonzalo cuando acabes. Te dejo aquí la lista de los que tengo para que te pienses por cual seguimos, que tú los conoces y yo no tengo ni idea.