Cuéntame un cuadro (Juego)

[Edgardo Benitez]

"Los amantes" René Magritte

[Megan]

¡Qué buen cuadro! Siempre me gustó. Muchas gracias, Edgardo
A ver qué sale, voy a inspirarme

[Megan]

Voy,

Ninguno de los dos llegaba a los treinta, éramos muy jóvenes. Quizá por eso fue tan rápido, compulsivo y sin pensarlo ni un instante. El, ¿después qué? no estaba en nuestras vidas, era en ese instante en que queríamos hacerlo, el enojo podía más que todo.

A medida que pasaron los años, tu figura se fue desdibujando en mi mente y llegó un momento en que ya no te recordé físicamente, sólo tenía memorias de algunos de los tiempos vividos, los felices y los otros. Esos que nos separaron.

Una noche, subía por una escalera mecánica en un centro comercial y algo muy fuerte, como un imán me hizo voltear la cabeza. Miré hacia abajo y te vi. No eras aquel joven del que me enamoré a primera vista. Tus cabellos eran color nieve y tus ojos, antes chispeantes, lucían como piedras sin pulir y me miraban fijamente. Veinte años es mucho tiempo, más aún sin habernos visto en todo ese tiempo.

La escalera siguió su curso. Cuando llegué a la tienda que buscaba, no podía dejar de pensar. Sin mirarnos a la cara, sin vernos. ¿Podríamos abrazarnos y sentir lo mismo que en aquel entonces? ¿Nuestros cuerpos responderían y traerían a la vida todos aquellos hermosos sentimientos muertos hacía tanto tiempo?

En ese momento no pude dejar de observar fijamente a una chica que ataviaba con dificultad dos cabezas de maniquíes. La oferta de la semana eran pañoletas para la cabeza.

[Edgardo Benitez]

Muy bueno, Megan. Siempre buscas dar lo mejor de ti.

[Edgardo Benitez]

CARTA A UNA AMIGA QUE NO TENGO
Sorprendido quedo, Señora mía, con las palabras que vierte este señor. Me lleva a releer y muero en el intento las veces justas para sacar gozo y compartimiento. Imagino el dolor del Sol, o de los peces, imagino el sufrimiento de un abejorro. Entiendo que es un evento natural, muy natural, totalmente alejado del sufrimiento que yo conozco. Esto es otro sistema de eventos encadenados entre sí para gestar algo, quizá sea esto el verdadero Génesis, el Génesis que ocurre a cada instante, porque solo existe el instante en la natural naturaleza. Mi perra Sombra me mira con atención y manifiesta su sobriedad, bebe agua para respirar, el oxígeno también llega por el agua, desea un instante pleno, y sufre cuando necesita sufrir, duele cuando un elemento agrede, y al instante olvida, pero graba, como la célula, graba como la célula, y nace la memoria, y nace el recuerdo. Umbral, Umbral, quién eres que sabes tanto, de dónde sacas tu recuerdo que trasciende lo humano permitido, sombrío recuerdo de la genética subsecuente, de la genética recóndita, o de lo recóndito de la genética. Primero existo, luego pienso, luego vivo.
Ahora te imagino a ti. No te veo, pero te imagino. Eres el andamio por el cual camino y alcanzo la placentería de vivir. ¿Acaso me miras tú? O también es solo tu imaginación la que me da forma y recuerdo.

Solo Formas
La forma de casa estaba junto a la forma de montaña por donde serpenteaba la forma de río. Ese día la forma de humano decidió cruzar la forma de río a nado. Ante su incapacidad de hacerlo, la forma de humano decidió sentarse a pensar. La forma de día decidió tomar la forma de noche y la forma de humano quedó dormida mientras se formaba la forma de forma.
Solo Recuerdos
El recuerdo del hijo llegó ante el recuerdo de la casa cuando el recuerdo de la madre se presentaba junto al recuerdo del padre. El recuerdo del padre, frío y calculador, sin decir palabra se fue directo al recuerdo de la habitación cuando el recuerdo de la madre corría detrás de él para sacarle al menos el recuerdo de una palabra, el recuerdo de una palabra que quitara el recuerdo del dolor que les causaba el recuerdo de su ausencia. El recuerdo del hijo, se quedó con el recuerdo de las preguntas que deseaba formular al recuerdo del pensamiento de los dos, que si tenía un leve recuerdo del porqué estaban con el recuerdo de una separación, pero prefirió ir al recuerdo de su habitación para procurar conciliar el recuerdo del sueño y así intentar olvidar el recuerdo del daño que le causaba ver al recuerdo de sus padres separados.

[Megan]

Muy buen micro con mucha poética, Edgardo
A ver quién sigue

[Edgardo Benitez]

Edgardo, la hipocresía queda reflejada en la frase de las críticas, ¿por qué, pues, remarcarlo al final?

Al leerlo de nuevo pienso que no está bien definido.

[oscall]

Son los dos muy bonitos, chicos. Megan, vengo a decir que probrablemente este cuadro no pueda hacerlo, no estoy teniendo tiempo material. Ya mejor espero al próximo ,de ese sacaré algo seguro

[Megan]

Querido @oscall, por supuesto que se te va a extrañar mucho, porque ya sos parte del juego. Pero cada uno tiene sus obligaciones. Te esperamos con ansias para cuando tengas un tiempo para pasarte, cariños

[lucia]

Megan, ni que hubieses vivido esa situación

Edgardo, las repeticiones se me hacen un tanto pesadas.

[Edgardo Benitez]

Edgardo, las repeticiones se me hacen un tanto pesadas.

Lo siento mucho, Lucía. Pensé que ibas a aplaudirme.

[rubisco]

Ahí voy

Luis era un joven fotógrafo empeñado en que su carrera levantara vuelo. No se conformaba con trabajar en fiestas y actos conmemorativos, deseaba algo más.

Una noche caminaba por el centro de la ciudad y en el umbral de una puerta le pareció ver algo extraño. Se acercó y quedó totalmente sorprendido. Allí, solito, se encontraba un niño muy pequeño. Pero no sólo eso, estaba llorando, sus hermosos ojos azules desbordaban lágrimas que reflejaban miedo, tristeza, dolor.

Luis no dijo nada, solamente lo miró unos minutos y cayó en la cuenta de que allí estaba su premio Pulitzer. Tal era la expresión y la belleza del pequeño, que no podía desperdiciar ese momento, era su momento, pensó.
Presto a sacar su cámara, ansioso por tomar aquella foto que lo catapultaría a la fama, puso la mira en su objetivo. Pero de pronto su corazón pudo más que la razón. Bajó la cámara, alejó su banal pensamiento y negando con la cabeza, se acercó con una sonrisa al chiquillo.

Años después, cuando le contaba por décima vez a su pequeño nieto lo sucedido ese día, el niño le dijo risueño:
— Abuelo, hay algo que nunca me dijiste, ¿me parezco yo a papá?

Se me había escapado esto. Hermoso, precioso, ¡lindo!, que dicen por ahí.

El giro final es genial, redondea el relato y le da una dimensión mucho más potente. ¡Enhorabuena!

[Megan]

Metan, ni que hubieses vivido esa situación

¿Quién es Metan? ¿Un forero nuevo?

¡Metan, te llama la jefa @lucia!

[Megan]

Ahí voy

Luis era un joven fotógrafo empeñado en que su carrera levantara vuelo. No se conformaba con trabajar en fiestas y actos conmemorativos, deseaba algo más.

Una noche caminaba por el centro de la ciudad y en el umbral de una puerta le pareció ver algo extraño. Se acercó y quedó totalmente sorprendido. Allí, solito, se encontraba un niño muy pequeño. Pero no sólo eso, estaba llorando, sus hermosos ojos azules desbordaban lágrimas que reflejaban miedo, tristeza, dolor.

Luis no dijo nada, solamente lo miró unos minutos y cayó en la cuenta de que allí estaba su premio Pulitzer. Tal era la expresión y la belleza del pequeño, que no podía desperdiciar ese momento, era su momento, pensó.
Presto a sacar su cámara, ansioso por tomar aquella foto que lo catapultaría a la fama, puso la mira en su objetivo. Pero de pronto su corazón pudo más que la razón. Bajó la cámara, alejó su banal pensamiento y negando con la cabeza, se acercó con una sonrisa al chiquillo.

Años después, cuando le contaba por décima vez a su pequeño nieto lo sucedido ese día, el niño le dijo risueño:
— Abuelo, hay algo que nunca me dijiste, ¿me parezco yo a papá?

Se me había escapado esto. Hermoso, precioso, ¡lindo!, que dicen por ahí.

El giro final es genial, redondea el relato y le da una dimensión mucho más potente. ¡Enhorabuena!

Woooow, parece que este gustó enserio, ¡gracias FD!

[lucia]

Metan, ni que hubieses vivido esa situación

¿Quién es Metan? ¿Un forero nuevo?

¡Metan, te llama la jefa @lucia!

El autocorrector. Ya lo he corregido.