CP III: ¿Sueñan las ovejas con guillotinas eléctricas?- Ciro
Moderadores: kassiopea, noramu
CP III: ¿Sueñan las ovejas con guillotinas eléctricas?- Ciro
23º participante concurso Primavera 2008
¿Sueñan las ovejas con guillotinas eléctricas?
La galaxia era dominada indefectiblemente por las ovejas. Cansadas del dominio humano durante milenios, que impedía que cualquier otro ser inteligente pudiera acceder a la Asamblea Constituyente y, por tanto, aunque fuera por puro formulismo, influenciar en las decisiones del Emperador, primero las masas unguladas, y luego, a su estela casi todas las razas inteligentes se habían rebelado.
Era innegable que cada vez habían obtenido mas poder económico con el comercio intergaláctico y eso hacía que ya no se conformaran con las meras palmadas en el lomo y con conseguir que de vez en cuando algún caprino fuera promocionado o simplemente tolerado entre la aristocracia humana.
Las masas rumiantes, unguladas y otras heces de la sociedad al grito de: ¡muera el dominio humano! , habían excarcelado a unos pocos caballos violadores de mujeres y algunos rumiantes de mala muerte que se encargaban de asaltar las propiedades ajenas. Desde luego aquello no era más que una señal para que la revolución estallara.
El Emperador despreció desde un principio las noticias alarmantes y siguió utilizando a sus sirvientes ovejunos, caprinos, cérvidos, equinos, etc. como si nada hubiera ocurrido. Todos lo miraban con desprecio. Al fin y al cabo su mujer, sus hijos, y él mismo, gastaban millones de epsilones en puras y meras diversiones que conllevaban el malvivir de sus subordinados más fieles y no digamos de quienes los odiaban. De su mujer se decía que se entregaba sin reparos a uniones “contra natura” con cabrones, venados e incluso con los mas despreciables caballos. Había quien incluso chismorreaba, “sotto voce”, por supuesto, que el hijo pequeño con cara alargada era un mestizo de caballo y humana. En sus gastos era descomedida y había hecho construir una nave espacial individual para su solo uso y disfrute, pues decía que añoraba enormemente Teutoburgia, el planeta del que procedía y para ello se le había reproducido un microclima en la propia nave para simular en todo su planeta natal, demasiado lejano para que se pudiera ir y volver sin dejar de lado las funciones de Emperatriz. Pero lo cierto era que la nave servía de punto de reunión de toda la hez de las otras razas inteligentes despreciadas por los humanos.
Comins, el presidente nombrado por el Emperador, se veía impotente para frenar la oleada de sublevados que desde el sur del planeta venían venciendo a las tropas imperiales. Muchos de los soldados a sueldo eran caprinos, ovejunos, equinos y de las otras razas inteligentes, por lo que, lejos de combatir a los de su grupo, se unían a ellos sin rubor, lo que representó el desastre total para el gobierno. Comins fue hecho prisionero y las ovejas se hicieron con el poder, aunque decidieron mantener al Emperador, aunque vigilado, como cabeza del dominio galáctico. Pero las moderadas ovejas no acababan de convencer a todos los otros seres inteligentes, en especial a las extremistas cabras y los alocados caballos. El gobierno instaurado por la oveja Volterra fue calificado de traidor y la propia presidenta fue ejecutada según un nuevo método que se estimaba muy eficaz que consistía en la guillotina eléctrica, un invento de un tal Faracapro que consistía en una decapitación inmediata tras un barrido eléctrico del cuello del reo. Fue entonces cuando el caprino Robescapra se hizo con el poder y la guillotina eléctrica funcionó a pleno rendimiento. Ya no sólo se ejecutaba a humanos, sino que ovejas, caballos, cérvidos y las mismas cabras eran decapitadas sin compasión. El caos era total. A todos los planetas se envió el nuevo calendario que se regía no por las eras del Mesías Mumin, sino por las supernovas observadas en el cielo desde el monumental observatorio Hulleb. El sistema era complicado y la verdad es que nadie sabía en que día vivía, pero poco importaba porque todos eran malos, salvo para las perniciosas cabras que gobernaban. Los humanos eran ejecutados por tener historia y las ovejas por tener dinero. Pero Robescapra acabó teniendo tantos enemigos como seres temerosos de su reinado de terror y una conspiración contra su persona acabó con su vida, utilizando el sistema que él mismo tanto utilizaba: la guillotina eléctrica. Poco antes el mismo Emperador y su mujer habían tratado de huir al planeta natal de la Emperatriz, pero habían sido capturados por los más viles esbirros de Robescapra y habían acabado en el mismo sitio que todos los seres inteligentes parecían acabar. Así pagaban Robescapra su crueldad, el Emperador su ineptitud y la Emperatriz su desenfreno.
Así las ovejas mas pudientes en el plano económico acabaron gobernando, y la normalidad parece reinar de nuevo en el Imperio. Bien es cierto que hay una sobresaliente oveja llamada Napoleona, que algunos catalogan de cabra disfrazada de oveja o al menos simpatizante de las cabras, y otros de mestiza con algún humano, que empieza a destacar y que podría elevar a la Confederación galáctica a su máxima expansión. Todos tenemos grandes esperanzas en ella. Pero el tiempo lo dirá, pues la maquina del tiempo aun no ha sido inventada a pesar de los esfuerzos de un tal Caballenstein, que, en contra de la estupidez innata de los caballos, ha hecho unos estudios bastante interesantes en este campo. Aunque personalmente creo que poco nos puede aportar tanta maquina, dado lo estúpidos que somos humanos, caprinos, ovejunos, rumiantes, cérvidos y, en especial, los caballos, a cuya raza, por desgracia pertenece este humilde narrador. Dicen que en los confines de nuestra galaxia han sido encontrados otros seres inteligentes llamados cerdos, quizá fruto de una antigua colonización olvidada, y que, aunque de costumbres chocantes para nosotros, dada la diferencia espacial existente, podrían algún día dominar nuestra galaxia con acierto. Mumin lo quiera.
¿Sueñan las ovejas con guillotinas eléctricas?
La galaxia era dominada indefectiblemente por las ovejas. Cansadas del dominio humano durante milenios, que impedía que cualquier otro ser inteligente pudiera acceder a la Asamblea Constituyente y, por tanto, aunque fuera por puro formulismo, influenciar en las decisiones del Emperador, primero las masas unguladas, y luego, a su estela casi todas las razas inteligentes se habían rebelado.
Era innegable que cada vez habían obtenido mas poder económico con el comercio intergaláctico y eso hacía que ya no se conformaran con las meras palmadas en el lomo y con conseguir que de vez en cuando algún caprino fuera promocionado o simplemente tolerado entre la aristocracia humana.
Las masas rumiantes, unguladas y otras heces de la sociedad al grito de: ¡muera el dominio humano! , habían excarcelado a unos pocos caballos violadores de mujeres y algunos rumiantes de mala muerte que se encargaban de asaltar las propiedades ajenas. Desde luego aquello no era más que una señal para que la revolución estallara.
El Emperador despreció desde un principio las noticias alarmantes y siguió utilizando a sus sirvientes ovejunos, caprinos, cérvidos, equinos, etc. como si nada hubiera ocurrido. Todos lo miraban con desprecio. Al fin y al cabo su mujer, sus hijos, y él mismo, gastaban millones de epsilones en puras y meras diversiones que conllevaban el malvivir de sus subordinados más fieles y no digamos de quienes los odiaban. De su mujer se decía que se entregaba sin reparos a uniones “contra natura” con cabrones, venados e incluso con los mas despreciables caballos. Había quien incluso chismorreaba, “sotto voce”, por supuesto, que el hijo pequeño con cara alargada era un mestizo de caballo y humana. En sus gastos era descomedida y había hecho construir una nave espacial individual para su solo uso y disfrute, pues decía que añoraba enormemente Teutoburgia, el planeta del que procedía y para ello se le había reproducido un microclima en la propia nave para simular en todo su planeta natal, demasiado lejano para que se pudiera ir y volver sin dejar de lado las funciones de Emperatriz. Pero lo cierto era que la nave servía de punto de reunión de toda la hez de las otras razas inteligentes despreciadas por los humanos.
Comins, el presidente nombrado por el Emperador, se veía impotente para frenar la oleada de sublevados que desde el sur del planeta venían venciendo a las tropas imperiales. Muchos de los soldados a sueldo eran caprinos, ovejunos, equinos y de las otras razas inteligentes, por lo que, lejos de combatir a los de su grupo, se unían a ellos sin rubor, lo que representó el desastre total para el gobierno. Comins fue hecho prisionero y las ovejas se hicieron con el poder, aunque decidieron mantener al Emperador, aunque vigilado, como cabeza del dominio galáctico. Pero las moderadas ovejas no acababan de convencer a todos los otros seres inteligentes, en especial a las extremistas cabras y los alocados caballos. El gobierno instaurado por la oveja Volterra fue calificado de traidor y la propia presidenta fue ejecutada según un nuevo método que se estimaba muy eficaz que consistía en la guillotina eléctrica, un invento de un tal Faracapro que consistía en una decapitación inmediata tras un barrido eléctrico del cuello del reo. Fue entonces cuando el caprino Robescapra se hizo con el poder y la guillotina eléctrica funcionó a pleno rendimiento. Ya no sólo se ejecutaba a humanos, sino que ovejas, caballos, cérvidos y las mismas cabras eran decapitadas sin compasión. El caos era total. A todos los planetas se envió el nuevo calendario que se regía no por las eras del Mesías Mumin, sino por las supernovas observadas en el cielo desde el monumental observatorio Hulleb. El sistema era complicado y la verdad es que nadie sabía en que día vivía, pero poco importaba porque todos eran malos, salvo para las perniciosas cabras que gobernaban. Los humanos eran ejecutados por tener historia y las ovejas por tener dinero. Pero Robescapra acabó teniendo tantos enemigos como seres temerosos de su reinado de terror y una conspiración contra su persona acabó con su vida, utilizando el sistema que él mismo tanto utilizaba: la guillotina eléctrica. Poco antes el mismo Emperador y su mujer habían tratado de huir al planeta natal de la Emperatriz, pero habían sido capturados por los más viles esbirros de Robescapra y habían acabado en el mismo sitio que todos los seres inteligentes parecían acabar. Así pagaban Robescapra su crueldad, el Emperador su ineptitud y la Emperatriz su desenfreno.
Así las ovejas mas pudientes en el plano económico acabaron gobernando, y la normalidad parece reinar de nuevo en el Imperio. Bien es cierto que hay una sobresaliente oveja llamada Napoleona, que algunos catalogan de cabra disfrazada de oveja o al menos simpatizante de las cabras, y otros de mestiza con algún humano, que empieza a destacar y que podría elevar a la Confederación galáctica a su máxima expansión. Todos tenemos grandes esperanzas en ella. Pero el tiempo lo dirá, pues la maquina del tiempo aun no ha sido inventada a pesar de los esfuerzos de un tal Caballenstein, que, en contra de la estupidez innata de los caballos, ha hecho unos estudios bastante interesantes en este campo. Aunque personalmente creo que poco nos puede aportar tanta maquina, dado lo estúpidos que somos humanos, caprinos, ovejunos, rumiantes, cérvidos y, en especial, los caballos, a cuya raza, por desgracia pertenece este humilde narrador. Dicen que en los confines de nuestra galaxia han sido encontrados otros seres inteligentes llamados cerdos, quizá fruto de una antigua colonización olvidada, y que, aunque de costumbres chocantes para nosotros, dada la diferencia espacial existente, podrían algún día dominar nuestra galaxia con acierto. Mumin lo quiera.
Última edición por Arwen_77 el 05 May 2008 19:04, editado 4 veces en total.
- El Ekilibrio
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Genial. Con "algunos rumiantes de mala muerte" ya he soltado una carcajada. Con "Pero las moderadas ovejas no acababan de convencer a todos los otros seres inteligentes, en especial a las extremistas cabras y los alocados caballos" casi me caigo de la silla. Y los nombres, chapó, Teutoburgia, Robescapra, Caballestein...
Siento que el autor pertenezca a la raza de los caballos, dado que son especialmente estúpidos, porque me ha gustado mucho su relato. Y yo también espero que esa avanzada raza de cerdos acabe dominando la galaxia.
Mumin lo quiera
Gracias.
Siento que el autor pertenezca a la raza de los caballos, dado que son especialmente estúpidos, porque me ha gustado mucho su relato. Y yo también espero que esa avanzada raza de cerdos acabe dominando la galaxia.
Mumin lo quiera
Gracias.
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