CP III: "Inesperado compañero"- Katia

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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Arwen_77
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CP III: "Inesperado compañero"- Katia

Mensaje por Arwen_77 »

13º participante concurso Primavera 2008

“INESPERADO COMPAÑERO”


No debía ir a 100 km/h. Lo sabía. Pero algo la distraía. Y entonces, dio un volantazo, ¿sería ése su fin? Colisionó con el vehículo que venía de frente.

Días antes:



Eurípides dejó escrito aquello de “quién sabe si vivir no será morir y lo que los mortales llaman muerte no será la vida”.

Desde un punto de vista estrictamente realista, lo más parecido a morir es dormir. Pero, ¿es la muerte un final, así sin más, o un tránsito hacia otra dimensión a la que está predestinada nuestra alma? Cuando Morfeo nos acoge dulcemente en sus brazos, normalmente transmutado en nuestros seres más queridos, ¿acaso no nos sentimos al adentrarnos en nuestro propio universo onírico en otra nueva y alternativa realidad?

Sira tenía problemas para desconectar su hiperactivo cerebro. Y la noche del 28 de febrero de 2008 no fue precisamente una excepción. El sonido del despertador se escuchaba por toda la habitación, casi como si fuera el mecánico corazón de su dormitorio. Eran las 1:53 AM, sus ojos, de un azabache tan meridional como el de sus enredados cabellos, aún seguían abiertos de par en par. Hacía mucho que no recordaba sus sueños al despertar, lo que le había llevado a pensar que éstos no existían. Esta vez recordó, para conjurar su habitual insomnio, a la persona que una vez la hizo sentir feliz, tratando de revivir aquella intensa emoción. Aún así, tardó una hora más del implacable reloj en detener su consciencia.

Pero esa noche, pese al último recuerdo de su antiguo novio, atraído al presente desde lo más hondo de su cerebro, no fue plácida, aunque hubiera debido serlo. Empezó a sudar dormida pero convulsa, por causa de una pesadilla que se le hacía tan real que la impelía a despertar con creciente desesperación: “Esto no puede estar sucediendo. ¡Quiero despertarme!”, y las translúcidas gotas de sudor surcaban sus ondulados y aleonados cabellos. En su sueño el aire era denso, casi no se podía respirar. Una atmósfera agobiante la acuciaba, casi impenetrable. Su respiración se iba tornando jadeante y ansiosa. Había un hombre frente a ella… No podía distinguir del todo su cara, pero se sentía observada y hasta fríamente escrutada por él. Le intimidaba. Eso sí, con el instinto de supervivencia propio de cualquier situación que se percibe como de peligro pegado a su piel, se mantenía alerta. Vestido completamente de negro, sus pálidos rasgos albinos destacaban aún más; se estaba acercando a ella, y aunque quería huir, estaba paralizada por el pánico. Sus piernas no obedecían las órdenes de su mente: “Corre, vete…”. Ahí estaba parada, clavada como una estaca al borde de ninguna orilla, y era todo tan real… El corazón casi se le salía de su prominente busto de tanta aceleración. Sus pensamientos iban tomando un rumbo desorientado y por instantes desquiciante: “Me va a matar. Quiere hacerme daño. ¡Dios! ¡Y no puedo moverme! ¡Sólo pensar! ¡Quiero despertarme, esto debe ser una pesadilla!”. Su presencia era amenazadora, absolutamente desasosegante y desde el más completo mutismo seguía aproximándosele. “¡Dios! ¡Apesta! ¡Su olor es insoportable!”. A pesar del plomizo ambiente pudo mirarlo a la cara: sus rasgos faciales estaban desdibujados y por más que intentaba concentrar la mirada en ellos no podía terminar de vislumbrar una forma definida.
Le daba la impresión de ser muy inteligente, no acertaba a explicarse muy bien el porqué… Sí, extrañamente le producía esa sensación al tenerlo más cerca. Quiso preguntarle ¿quién eres? ¿Por qué me sigues? Y cuando por fin pudo formularle tales cuestiones, se alejó de ella con el mismo ímpetu de una potente ráfaga, tirándola al suelo. Y ahí acabó todo.

Se levantó al día siguiente, y se miró al espejo: “¡Qué ojeras! Otra mala noche… ¿Cómo voy a disimularlas ahora para ir a la oficina? Y el pelo… ¡Lo tengo fatal!”. De mala gana, pues odiaba con todas sus fuerzas la ducha matutina, se metió en la bañera y se puso bajo el relajante chorro de agua templada, aseándose a la mayor velocidad que pudo, pues el tiempo apremiaba.

Había olvidado la pesadilla de la noche anterior. Incluso pensó, como siempre le sucedía, que no había soñado nada. Era una apasionada de su trabajo en la empresa de publicidad en la que estaba destinada. Aquel viernes 29 de febrero fue uno de los más anodinos de su vida. La desidia la poseía inexplicablemente. Una tristeza yerma, un abatimiento absurdo, inmotivado, la bloqueó buena parte de la jornada. Ella, la de las grandes ideas, la estrella de su departamento, había perdido su luz. Sólo quería que el tiempo pasara rápido para llegar pronto a casa, aunque sólo le aguardara en ella una carpita naranja nadando felizmente en su pecera, inasequible al tedio y ajena al mundo. ¿Qué le ocurría? Nunca había estado así de cansada, de apática, y todo sin ningún motivo aparente. ¿Sería por que se había peleado con su amiga Tamara? Pues ésta se había vuelto totalmente insoportable desde que salía con Juanjo… Si bien todo eso ya era pasado, también era cierto que la ira había ido creciendo en su subconsciente. ¡Qué absurdo! ¡No tenía lógica! ¡No podía ser! Tenía que ser otra la causa de esta misteriosa e incipiente depresión que no le dejaba hacer nada, y la estaba bloqueando cada vez más. También otra razón podría ser: la soledad…
“Necesito dormir – pensó para sí - ; seguro que es eso lo que tengo. Falta de sueño. Hoy dormiré la siesta, aunque tenga que dejar por un día el Gimnasio. Lo necesito”

La angustia vital que la azotaba le tenía extenuada, con lo que no le resultó difícil cumplir su propósito. Se quedó dormida en el sofá, frente a un programa de tele-basura. Esta vez se vio a sí misma en sueños corriendo atemorizada por una sombría estancia claustrofóbica, que se iba estrechando a medida que iba avanzando por ella, perseguida por el mismo hombre de la noche anterior, y una vez más, todo era tan real e insoportable… El aire era de un rojo espeso y sangrante, gelatinoso, como el del famoso cuadro “El Grito”, del expresionista Munch. “Esto no es verdad, ¡quiero despertarme!”. En ese momento volvió a la realidad, y…
¡Él!
¡Él! ¡Estaba ahí, de pie, frente al sofá! Examinándola con esa inteligente mirada de sus inquisitivos ojos… Otra vez podía percibir ese olor procedente de esa densa atmósfera que lo rodeaba. ¿Cómo era posible? ¡Estaba alargando el brazo hacia su redondeado y desnudo hombro! ¡Y esta vez estaba despierta! Y ahora quería todo lo contrario: dormir, descansar, desconectarse totalmente y arrancar de una vez el cable que la sujetaba, como eslabones de una cadena férrea, a esa realidad que apenas se lo parecía. Cerró los ojos con todas sus fuerzas a la vez que exclamó: “¡Vete!” a voz en grito, una y otra vez, hasta perder la cuenta. Abrió los ojos, y él ya no estaba. Ahora no sabía a ciencia cierta lo que había pasado. ¿Cuándo despertó de verdad: la primera o la segunda vez? Y lo más extraño fue que al verlo recordó la pasada noche.

Fue corriendo a la cocina con los ojos arrasados de lágrimas. “Seguro que no estaba despierta. Es el mismo del sueño de anoche. Debe de haber sido una pesadilla, o de lo contrario, puede que… ¡Dios! ¡Puede que esté volviéndome loca!”.
Preparó un litro entero de café. No dormiría; así, ese ser oscuro no se le aparecería más. Pero fue inútil su empeño: pese a su vigilia forzada, lo volvió a ver. Estaba lloviendo caudalosamente, y entrevió su horrible rostro dibujado por las minúsculas gotas de agua. Su sistema nervioso se vino abajo. Un amargo sabor se le vino repentinamente, la visión se le nubló a la vez que un zumbido muy agudo atronó sus oídos. Y se desmayó.

La rutina laboral se hacía cada vez más pesada: la voluntad la abandonaba por momentos. En esos días sucesivos, su inesperado e indeseado “compañero” de ojos vacuos seguía pegado a sus talones: estaba empezando a romper su alma, a quebrar su estabilidad, a cuestionar todas sus certidumbres y a martillear su corazón. Las voluptuosas curvas de Sira se desdibujaban progresivamente en esos días, y su faz se demacraba. Tenía miedo de ir a un psicólogo. Recordaba haber leído que ciertas enfermedades podían llegar a producir alucinaciones precursoras de una muerte segura. ¿Estaba muriéndose, entonces? Llegó un momento en que se resignó a su dolor, y a la compañía oscura que invisible a los ojos de los demás la asediaba.

En el metro se reencontró con aquel viejo conocido olor que acompañaba sus apariciones, cuando tuvo que dejar el coche en el taller por el accidente. Sí, tuvo un accidente de tráfico, del que salió completamente ilesa. Concluyó tras él que debía dejar el volante hasta que acabara todo.

Aquel día, un soleado 15 de marzo de 2008, su jefe, Marcos, alto, moreno, de ojos muy negros, atractivo y de fuerte complexión, irrumpió en su despacho ostensiblemente preocupado por su estado de salud, instándola a que le confiara “sus problemas”. Marcos, más que un jefe, era un compañero. (Su lema no era otro que: “gobierno que no se siente, pueblo feliz”, Lao Tsé). Marcos siempre había soñado con ella, que, sin embargo, sólo lo veía como un hermano. Esto último le impedía manifestar sus reales intenciones con la libertad que hubiera querido. Añoraba el rojo carmín de sus carnosos labios, ahora sin color, así como esas curvas de su anatomía que empezaban a desaparecer. “Si supiera que la he tocado en mis sueños…”

- ¿Qué te ocurre? – inquirió-. Conmigo ya tenemos bastante.
- Perdona, se me ha ido la cabeza por un momento. Vamos a tomar un café, anda, a ver qué me cuentas.
- Marcos, no te puedo contar lo que me sucede, ¿me entiendes? En realidad no es para contárselo a nadie –y las lágrimas se le saltaron-.
No podía ver a una mujer llorando, y menos a ella. “Tal vez sea ahora mi oportunidad. ¿Quién sabe?” – pensó-. Y la abrazó fuerte y dulcemente a la vez. Ella temblaba entre sus brazos, y sus lágrimas anegaban su rostro. Y ese abrazo se prolongó, rasgando las sombras que la rodeaban, y tanto Sira como Marcos sintieron por una vez en mucho tiempo una no soledad invencible, un bienestar que trascendía lo puramente físico y químico. Les costó separarse.

Al fin, logró reunir el valor suficiente para contarle lo que le estaba sucediendo. A Marcos le sorprendió que no hubiera ido aún al médico, ni demandado ayuda alguna. Se reunieron juntos en el despacho de él ese mismo día, olvidando por completo la hora del almuerzo, y él se puso a tratar de hallar una respuesta en Internet. Cuando ya andaba cansado de descartar hipótesis (Sira estaba cuerda y sana, más delgada, pero nada más; de eso estaba seguro, pocas personas así de lúcidas había tenido la fortuna de encontrar en el camino de su vida), halló una página con un artículo.
¡Con un artículo que encajaba por completo en los síntomas que ella le había descrito!

“En la teoría del pensamiento-forma es posible que las emociones negativas puedan engendrar seres en otra dimensión, en un plano puramente ontológico. Hasta la Teoría de la Relatividad de Einstein, no fue estudiada desde el punto de vista científico (sólo desde la perspectiva de la literatura de ciencia-ficción) la existencia de otra u otras dimensiones diferentes de las ya conocidas. Expresado así, puede parecer increíble, como también lo fue en su día la teoría del heliocentrismo de Copérnico. El conocimiento humano avanza y lo hace de forma exponencial, con lo que nuestras mentes no están adaptadas para asumir los nuevos hallazgos de la tecnología o de la ciencia con la misma velocidad con que los mismos se producen. En esta tesis, habría, según la intensidad y la fuerza misma del pensamiento negativo, en correlación, distintos tipos de seres oscuros que absorberían la alegría de la persona que los había generado en aquella otra posible dimensión en la que existían.

Según sus premisas, también a la inversa podía producirse este proceso. Esto es, las emociones positivas podían hacer nacer entidades luminosas en esa otra dimensión”

¿Tan contaminada estaba su amiga últimamente por la negatividad, hasta llegar a este extremo? ¿Estaba creando ella, de alguna manera, sus propios monstruos o demonios? Lo había leído con avidez, con la mente. Ahí estaba ella mirando por la ventana, y ahí estaba él, y más después de haberla estrechado contra su pecho, más loco por ella que nunca. Sí. Eso debía ser amor.

- ¿Has encontrado algo? – se volvió hacia él.
¿Cómo podía estar hermosa así sin maquillaje? Fue entonces que dejó de pensar, ya que sólo era capaz de sentir. Y no necesitaba tocarla para sentir lo que ya había experimentado, acariciándola en sus sueños. Pero ella debía conocer lo que albergaba en su interior, aunque para ello tuviera que derribar su propia timidez de un cañonazo… -
- No – mintió; ya sabía lo que le pasaba, estaría encantado de ser su luz. De dejar de ser sólo un amigo. Se sentía repleto de energía-. Acércate.
- ¿Me quieres enseñar algo entonces?
- Sí –volvió a mentirle-

Ella se acercó y Marcos la cogió súbitamente por la cintura a la vez que pulsaba el botón de encendido de la radio, en la cadena Kiss FM sonaba una canción muy sensual y romántica. Comenzó a besarla y ella echó la cabeza hacia atrás inconscientemente. Se abrazó muy fuertemente contra él. Aunque al principio Sira no reaccionaba, lo que a él no desalentaba en absoluto, de pronto empezó a responderle con la misma pasión. No se conocían de ayer precisamente… Ella nunca imaginó que Marcos sintiera deseo por ella… Le preguntó:
-“¿Te gustaba? ¿Desde cuando?” A lo que él repuso:
- “Desde mucho, no lo recuerdo ya. ¿Te gusto yo a ti?”
- “Sí” – musitó-
Y mientras le seguía besando le confesó:
- “Te quiero”
Y Sira, por primera vez en tanto tiempo, se sintió viva, fuerte, sin miedo a nada.
- “Olvídate de todo lo malo, dale la espalda, pero no a mí… “

No sabía si duraría años, meses, en esta vida de lo efímero este amor, pero de algo sí estaba segura: que en su mente duraría toda la vida. Así que sería para siempre, porque tanta luz que ambos habían generado no podría ya borrarse ni por el caprichoso tiempo ni mucho menos por su humana voluntad.

“Pienso, luego existo”, escribió Descartes. “Todo está hecho de mente”, sentenció Buda. El director de cine Julio Medem escribió en el guión de su película “Tierra” algo así que igual que la mente puede concebir lo más pequeño, también puede crear lo más grande, o, incluso, evocarlo: el amor.

El oscuro ser se destejió…


FIN
Última edición por Arwen_77 el 30 Abr 2008 20:50, editado 1 vez en total.
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takeo
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Re: CP III: "Inesperado compañero"

Mensaje por takeo »

Pasa a la primera página
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1452
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Mensaje por 1452 »

Me pierdo en este relato, a pesar de la que la idea que lo sustenta, me parece fantástica.
Por un lado la parte onírica, que me parece la mejor, no me encaja demasiado con la "real", es como si notara una especie de escisión entre una y otra. Quizá es lo que pretende el autor/a, pero eso lleva a que no pueda hacerme una visión de conjunto por más que lo intento. Pasa de unas profundidades pasmosas a cosas que para mí, resultan tan irrelevantes, que rompe el hechizo que anteriormente había creado.
Luego están las frases finales; bellas pero excesivas para mi gusto, quizás con una sola sería suficiente para expresar lo que se quiere.
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SHardin
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Mensaje por SHardin »

Leído. Curioso relato de amor, en vez de estar escrito con calor y pasión como suele ser la idea romántica, es frío, calculador, ummm científico (y no por ello erróneo, sino diferente).
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El Ekilibrio
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Mensaje por El Ekilibrio »

Es original la forma como empieza la historia y como mezcla conceptos poco románticos en toda la historia. Cierto que conforme avanza la historia, te va atrapando el ritmo de lo que cuenta y como lo cuenta... y llegamos a un final un pelín abrupto... pero no desencaja con el resto de la historia.

Felicidades
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al_bertini
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Mensaje por al_bertini »

¿Qué es sueño y qué realidad? Curiosa mezcla de lo onírico y lo científico, aunque a veces me pierdo. Muy bonito :)
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Katia
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Mensaje por Katia »

A este relato le falta más orden y concierto, y más reflexión y coherencia o más elaboración. Es manifiestamente mejorable
¡A votar!
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Emma
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Mensaje por Emma »

Veo que la sensación de pérdida leyendo el texto no sólo me ha ocurrido a mí. Es curioso lo que plantea, esa materialización de seres oscuros que absorberían la alegría y a la inversa :roll: pero me ha resultado un poco confuso.
Gracias.
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Gabi
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Mensaje por Gabi »

A mi el relato me gustó mucho aunque me deja la sensación de dos historias distintas. No sé si me explico :oops:
Todo el principio de las pesadillas (incluyendo la explicación científica que lee Marcos en internet) me parece muy original y que da incluso para mucho más. Pero el final me hace acordar a las novelas de Corin Tellado (y no digo que esté mal, sino como que "contrasta" con el resto de la historia).
Igualmente felicitaciones por la originalidad de la historia y por lo bien redactado que está!
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ciro
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Mensaje por ciro »

Se pierde uno un poco en los tiempos. La idea no está mal pero el relato es poco clarificador y no explica lo suficientemente la conexion de una cosa con la otra. Quizás le faltó espacio.
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isabelita
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Ubicación: Éste tiene que ser mi año

Mensaje por isabelita »

Es una de las ideas más originales que ha habido en estos relatos.
Quizás hubiera ido mejor un poco más de duración del relato, para explicar más detalladamente algunos puntos.
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eskarina
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Mensaje por eskarina »

Creo que la idea en sí es buena, me gusta sobre todo la "moraleja" final, aquello de que las emociones positivas acaban con los fantasmas, pero no termina de engancharme... parece que le falta "pulirla", por decirlo de algún modo, como si se hubiera escrito apresuradamente...:?
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Gabi
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Mensaje por Gabi »

FELICITACIONES KATYA POR TU RELATO Y MIL GRACIAS POR COMPARTIRLO CON NOSOTROS! :P
Espero seguir leyendo cosas tuyas y me encantaría si profundizaras en la idea de las pesadillas. El tema me parece muy original y creo que algo más extenso va a resultar super interesante.
Saludos!
Última edición por Gabi el 01 May 2008 18:20, editado 1 vez en total.
takeo
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Mensaje por takeo »

Cuando lo leí escribi: algunas frases no están bien. Los textos demasiado largos y explicitos. Algo falla.
Espero que sigas escribiendo y pueda leer más cosas tuyas Katia.
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Arwen_77
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Mensaje por Arwen_77 »

Mi enhorabuena Katia por la originalidad de la historia y por la forma de contarla , que la hace muy fácil de leer.
Me ha gustado mucho más la inquietante primera parte , en la que conseguiste despertar todo mi interés , y en la que empezaba a hacerme hipótesis sobre la misteriosa aparición, que el final, que me resultó un pelín pasteloso. ¡Quizá tenía demasiadas expectativas con ese pedazo de principio!

¡¡A seguir escribiendo preciosa! !
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