I Fantasía: En el sótano - K.581

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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Felicity
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I Fantasía: En el sótano - K.581

Mensaje por Felicity »

“EN EL SÓTANO”



No espero, rezo.
No pido, acuso.
Rezo para que éstas no sean mis últimas ho___, para que mi T.I. haga bien su trabajo, para que alguien acuda en mi ayu__, para que alguien pueda oír mis alaridos .
Y acuso, acuso de doble asesinato a mi dueño.
(Grabación de la Traducción telepática del T.I.,
a 9 de septiembre de 1843)


Estoy repasando aquellas viejas grabaciones. Aquella fue una muerte innecesaria. De sobras sabía que la misión había sido rechazada por la totalidad de mis compañeros, y también que mi jefe disfrazaba el ultimátum de oferta amistosa. Y a pesar de ello no tuve más remedio que aceptar. Aunque ya había tenido problemas con mi Traductor Inmediato y no podía fiarme de nadie.
(Rebobino la cinta, Play)
Sábado, 19 agosto 1843:
Hace un par de ho___ el ronroneo de mi estómago debería haberme puesto en guardia. Pero muchas veces no entiendo los avisos de mi propio cuer__ cuando él, antes que yo, advierto un peligro que no logro presentir.
Es un mensaje a deshora, sába__, casi las once de la noche, cuando ya no lo esperaba. Estoy descansando, persiguiendo el sueño cuando, ¡zas!, aquel fogonazo sale de entre las páginas del Cuaderno de Trabajo.
En primer lugar ha sido una corriente de aire, luego una especie de electricidad que me ha escarbado el tuétano y por último la certe__ de que el capitán Perry me iba a facilitar el contacto. El fogonazo lo ha iluminado todo. Se han encogido mis pupilas al mismo tiempo que me vence una pereza que me hace bostezar. Miro la ho__ y mascullo un insulto, joder, podía haberlo dejado para mañana.
Alcanzo el cuaderno, tira de la portada y la luz que sale de su interior ilumina la estancia. Busco la última página sin dejar de pensar en la manera tan ruin en que el capitán me ha forzado a aceptar el caso, mencionando al pobre Palmieri.
Ahí está el mensaje, con la tinta aún fresca: “Preséntate ahora mismo en Villefort”. Como no tengo ni idea de dónde demo____ está Villefort, solicito información al Cuaderno: bareto al otro lado de la ciudad, calle Auguste Maquet, número 5. Incluso consigo ver una reproducción instantánea de la facha__ del local.
Alcanzo el parche, me lo pongo sobre la frente y abandono de mi madriguera con lo puesto. La representación acaba de empezar.
(Stop)


Recuerdo que estaba indignada. Sabía que ese sistema de trabajo llevaba ya muchos años de funcionamiento, muchos más que yo en el Cuerpo, pero la perpetuidad de algo no garantiza su justicia. Hay demasiados ejemplos en la Historia...
Y corrí un riesgo innecesario por culpa del Traductor Inmediato, por su afán de protagonismo, de adornar en exceso sus traducciones telepáticas, de alterar los informes hasta el punto de no reconocerlos como míos… en definitiva, de novelarlos. Me quejé a mi jefe, debía limitarse a traducir mis pensamientos, sin más adorno, en beneficio de un mejor funcionamiento del sistema. Pero nada.
Y eso no fue lo peor. Lo que siempre indignó fue que el T.I. reprodujera en sus traducciones mi problema. Hacía años me diagnosticaron Disartria y para mí era vejatorio su insistencia por reproducir semejante trastorno.
(Play)
Sábado, 19 agosto 1843:
Me refugio en lo más hondo del vientre del bar, en una esquina, sentada sobre un tonel de ginebra, con el parche sobre el ojo izquier__. La luz podrida de los candelabros hace bailar las sombras de los parroquianos. Y un tumor, el hedor a alcohol, lo impregna todo.
Aparece él, el señor Nalla. Ataviado con gabardina larga, sombrero, bastón, pelo entrecano, barba cuidada y dos pozos negros por ojos, atraviesa la puer__ cuando ya estoy a punto de apurar mi paciencia. Entra arrastrando sus penas, ladrando órdenes al barman. Destemplado. Se me antoja que su llegada al Villefort no es sino una estación más en el vía crucis de una noche en la que el alcohol desbarata sus pasos. Desde mi posición advierto esa indolencia que desdibuja sus gestos. Hace una seña al barman mientras se sienta en una de las mesas que quedan más lejos de la entra__.
Infecta su mirada una lealtad a la ginebra recobrada de los viejos tiempos.
-Una botella- ladra. Parece que no hace falta explicar nada más.
Detecto una familiaridad impropia de la casualidad. A continuación lanza una mirada afilada en dirección al tonel donde le espero, pero no se atreve a decirme nada. Se sacude como perro con pulgas, no sé si por puro nervio o por frío.
Cuando la noche deja paso a la madruga__, cuando hay más sillas patas arriba sobre las mesas que parroquianos leales al Villefort, el señor Nalla iza su cuerpo como quien levanta un gran peso, se acerca hasta donde estoy y me pone la mano sobre el hombro. Parece sorprenderle la presencia de mi parche. No puede sospechar el engaño, que no estoy tuerta. Sabemos que hay que ponerle a prueba. Lo he mirado a los ojos y he visto dentro de él. Como en una bola de cristal he creído ver el orgullo del trono que ostenta, de la estirpe que representa, brillando en el pozo negro de sus pupilas. Es una conversación sin palabr___, un cruce de miradas en que me invita a seguirle hasta su casa.
Y claro, yo había dio a aquel bareto esperando esa oportunidad.
(Stop)


Los informes hablaban del incendio de su anterior domicilio y de que fue totalmente incontrolable. También mencionaban aquel grabado en bajorrelieve sobre la pared del dormitorio. Eso, y el hecho determinante de que no había ni rastro de Pluto, nos hizo sospechar que algo no andaba bien. Era un aviso, una especie de llamada de socorro. Porque no me dirán que un gato ahorcado no es un bajorrelieve poco corriente. Debía investigar la muerte de Pluto, buscar algún indicio que demostrara la culpabilidad de mi señor, alguna señal de que Pluto hubiese vivido con él y su mujer.
Aquella primera noche, después de nuestro encuentro en el Villefort, tuve miedo, lo reconozco, pero no sucedió nada digno de mención. Dormí acurrucada tras la puerta de la cocina, con los 2 ojos abiertos, el parche sobre la frente.
Al día siguiente conocí a su esposa, una mujer enfermiza, trece años más joven que él, que me pareció, desde el primer instante, una sombra en aquella lóbrega casa. Ella siempre fue buena conmigo. Le gustaba mucho verme maullar pidiendo comida. Recuerdo también que algunas noches me dejaba descansar en su regazo, y que yo, desde allí, vigilaba cualquier movimiento de su marido.
La representación fue perfeccionándose con el paso de los días. Empecé a cogerle miedo al señor Nalla, a la dureza de sus ojos casi al mismo tiempo que él empezó a tenérmelo a mí. Nos buscábamos para a continuación irnos cada uno por nuestro lado. Y es que en cuanto veía mi parche y esa informe mancha blanca de pelo sobre el pecho destacando sobre mi pelo negro, y yo vislumbraba aquel brillo iluminando el fondo de aquellos dos pozos negros, el señor Nalla huía a toda prisa y yo corría a esconderme a la cocina o al sótano si es que por allí andaba mi dueña haciendo la colada. Él, por su parte, se encerraba en el estudio donde, según afirmaban los informes, escribía poemas durante horas, y donde nunca me concedió la tregua de una visita.
(Adelanto un poco la cinta. Play)
Viernes, 1 de septiembre de 1843
Muy de mañana me despiertan sus pasos. Duermo como siempre tras la puer__ de la cocina. Allí me sirven la comida en un plato con mi nombre.
La cadencia pausada de los pasos no me parece anunciar ningún peligro. Lo sigo hasta el dormitorio. Empujo la puer__. Me asomo midiendo los pasos. Estiro el cuello. Cautela. Sospecho que algo va a suce___. Me lo dice el estómago.
No puedo hacer ruido. El silencio será mi aliado. Tengo que sorprenderle. Se encuentra frente al armario, mirándose en el espejo que hay en el reverso de la puer__. Busco el ángulo perfecto para que me pueda ver sólo a través del espejo. El efecto debe ser lo más teatral posible. Y es que cuando vea que la mancha blanca de pelo de mi pecho se ha convertido en la figura de Pluto ahorcado, deberé rastrear un indicio de culpabili___ en el ceño fruncido o en una mirada presa del terror.
Milímetro a milímetro me acerco por detrás, pero cuando me dispongo a pasar a la acción, a hacer cualquier ruido que le obligue a mirarme a través del espejo, soy yo la sorprendida. Me froto el ojo sin parche y maúllo un insulto. No puede ser.
El hombre que se refleja en el vientre del espejo no es el mismo que yo conozco. Se parece, tienen la misma edad, o eso creo… pero es otro. Espero que mi T.I. dé la voz de alarma. Esto no andaba en nuestros planes.
Este señor Nalla no tiene barba ni el pelo entrecano, sino bigote cuidado y pelo oscuro. Su rostro se me antoja una llamada de auxi___, un querer y no puedo, como si me dijese de alguna manera que él no es responsable de ese hombre que se le parece tanto si no fuese por la barba y el pelo entrecano. Sin embargo la intolerancia de su mirada, su filo cortante es la misma. El señor Nalla del espejo tiene una autoridad y una arrogancia que empequeñecen al otro, al que yo conozco, como si de alguna manera aquél fuera dueño de éste, como un escritor es dueño de un personaje en el que vuelca parte de si mismo.
Retrocedo, me encorvo en posición de defensa, alzo la cola, saco mis garras. El señor Nalla gira sobre sí, no sé si para increparme o para llamarme y disculparse a continuación, pero yo no le dio tiempo. Corro a través del pasillo y me escondo bajo las fal___ de la señora.


Después vinieron otras, pero con aquella misión de agosto-septiembre de 1843 debía lavar de alguna manera mi imagen. Recuerdo cómo meses atrás, por culpa de una extraña trama de robos de lienzos de gran valor, me vi en la disyuntiva de actuar o de verlas venir. Actué y me equivoqué. Y es que habiendo atrapado a uno de los enlaces, un tal Palmieri, quise asustarlo para que desembuchase. Le apunté en la sien. Recuerdo que pensé que la pistola estaba descargada. Quise hacerle ver que si no cantaba lo liquidaría. Pero cuando me dispuse a dar una vuelta de tuerca a mi representación aprentando el gatillo, todo saltó por los aires. Sangre.
El capitán Perry estuvo a punto de expulsarme del Cuerpo, que si había matado a un inocente, que si no volvería a trabajar en toda Europa… Conseguí ablandar su corazón, con unas lágrimas y con el juramento de que no volvería a suceder. A cambio él me degradó, me quitó la pistola y mantuvo caliente durante meses el castigo hasta que encontró esta misión.
(Play)
Viernes, 8 de septiembre de 1843:
Del otro señor Nalla del espejo no queda ni rastro. No lo he vuelto a ver delante de un espejo. Sospecho que nos tenemos miedo el uno al otro.
Mis señores acaban de desayu___. Ahora marchan camino del sótano. Ella le ha pedido que baje a cortar algo de leña. Los sigo a prudente distancia, consciente de que no me van a esperar. Me ronronea el estómago, como una señal de alarma. No me fío de los ojos del señor. Parece que la cerca___ de la luna llena enturbia aún más su mirada y hace más duros sus gestos de desaire y menos benévolas sus sonrisas. Ojalá el T.I. traduzca todo correctamente.
(Stop)
Recuerdo que a primeros de septiembre llamé al capitán Perry para decirle que no había ni rastro de Pluto ni había encontrado ningún indicio de que hubiese vivido con ellos. Porque el miedo del señor Nalla a mi fingido ojo tuerto y a la mancha de pelo blanco en forma de gato ahorcado que tenía en el pecho, no eran pruebas suficientes como para acusarlo de asesinato.
(Play)
Ella traviesa la puer__ seguida de él, y yo me cuelo justo detrás, aprovechando el instante en que él se ha girado para agarrar el pomo y tirar de la puer__. Aquí dentro huele a cerrado, a humedad, a moho. Un par de candelabros iluminan el sótano.
Ella apunta el montón de leña y dice que le hace falta un poco para encender el fogón de la cocina. Mi dueño bufa malhumora__.
De un salto bajo las escaleras con tal mala suerte que el señor Nalla está a punto de caer. Alcanza el hacha y asesta un golpe al aire que no me alcanza porque la señora se ha interpuesto entre él y yo deteniendo la trayectoria.
-Maldita gata.
Me oculto tras la señora, erizado todo el pelo. Afilo las pupilas. Me temo lo peor, lo veo en su ceño fruncido, en la caída de hombros, en la indolencia con que simula obedecerla a ella. Lo observo todo parapetada ahora tras el cesto de la ropa sucia.
Pero cuando menos me lo espero, levanta el brazo empuñan__ de nuevo el hacha. Ella trata de detener el brazo, sin embargo él se zafa de sus manos. Y en ese mimo segundo algo se rompe en su mirada, estallando en mil pedazos la indolencia de sus gestos y la mendicidad de su obediencia. El movimiento alza el hacha hasta casi el techo del sótano donde parece detenerse unos segundos para que el fuego de los candelabros centellee en su hoja, un instante antes de que el brazo descargue toda su fuerza en un movimiento perfecto que catapulta el hacha. Apenas se bosqueja una línea de miedo en las pupilas de la señora cuando todo se desvanece, una pluma de pájaro que cae desde el alero de una casa, así cayó el miedo desde el columpio roto de aquellos ojos de mujer. Maúllo de horror.
El hacha se ha hundido en la cabeza con un chasquido que no olvidaré ja___. Un nuevo tirón arranca el hacha de su presa provocando un torrente de sangre que se desbarranca por el precipicio de la frente. Sospecho que la pobre no ha tenido tiempo de enterarse de nada, que ha muerto antes de poder gritar pidiendo auxilio.
Seguramente los últimos golpes de su corazón sostienen en pie un cuerpo congelado en un postrer intento de huida, Pero de seguida la muerte le pone una zancadilla a la vida y lo desmadeja, dejándolo caer como un árbol recién tala__. El golpe contra el suelo retiembla en todo el sótano.
Si no fuera por la presencia del cadáver de la señora, la naturalidad en los gestos del señor Nalla hablaría de una mañana como otra cualquiera. Ya no hay pri___. Deja el hacha en el suelo, coge el cuerpo por las axilas y lo arrastra hasta la pared del fondo.
Aprovechando el saliente de una falsa chimenea que años atrás había sido rellenada para emparejarla al resto del sótano y que una mancha de humedad reblandece justamente esa pared, prueba a mover uno de los ladrillos.
(Adelanto la cinta. Play)
Justo en el instante en que el señor se agacha para coger el cadáver de los pies, aprovecho para esconder__ en el hueco de la antigua chimenea. Me acurruco con la esperanza de que mi pelo negro me mimetice con la oscuridad.


Fueron cuatro días angustiosos. Pedí auxilio al T.I. Necesitaba que comunicase mi situación al capitán. No sabía cuánto tiempo podría resistir emparedada allí dentro.
(Play)
Martes, 12 de septiembre de 1843:
Estoy atrapada. No creo que pueda aguantar mucho. Hace días que ni como ni bebo. Aquí dentro huele fa___, a descomposición, a sangre coagulada…
No espero, rezo.
No pido, acuso.
Rezo para que éstas no sean mis últimas ho___, para que mi T.I. haga bien su trabajo, para que alguien acuda en mi ayu__, para que alguien pueda oír mis alaridos .
Y acuso, acuso de doble asesinato a mi dueño.
Pero ya no puedo más… me faltan las fuerzas… todo esto está demasiado negro…silencio… ¿es que nadie escucha mis alaridos?
Si no viene alguien enseguida no voy a …
Escucho pasos bajando al sótano, y después las voces de unos hombres. El señor viene con ellos. Maúllo con fuerza, desesperada. La conversación entre ellos se me antoja adormecida por una cordialidad que no entiendo. Oigo al capitán Perry hablar de cualquier cosa. ¿No serán capaces de irse sin bus___ tras la pared, en el hueco de la chimenea? Le digo al T.I:, que ha venido con ellos, que me saque de una vez.
Cuando más desesperada estoy, cuando parece que todo va a salir mal, cuando escucho cómo mi jefe y mis compañeros suben las escaleras del sótano, oigo fanfarro____ al señor Nalla acerca de lo bien construida que está la casa.
-Estas paredes... ¿ya se marchan ustedes, caballeros?... tienen una gran solidez.
A continuación escucho el golpe de su bastón sobre la pared que tengo delante. Maúllo de nuevo, tan fuerte como lo permiten mis fuerzas, un alarido anormal, inhumano, un aullido, mitad de horror, mitad de alivio.
Ahora sí que me han oído.


El juicio se celebró poco después. El señor Nalla fue culpado únicamente del asesinato de su esposa Virginia. Del de Pluto no se halló más evidencia que aquel bajorrelieve que apareció tras el incendio de su anterior domicilio.
Desde aquel 1843 llevo siempre conmigo uno de las obras aquel hombre que conocí en el Villefort, la primera edición de uno de sus poemas, Southern Literary Messenger, noviembre de 1849.
Busco la grabación que contiene la entrevista con el capitán Perry. Estoy dispuesta a castigarme con sus palabras, con la inminencia de un peligro que en ningún momento pude sospechar.
(Rebobino la cinta. Play)
Sábado, 19 agosto 1843:
El capitán Perry está sentado en su escritorio. Me mira con condescendencia, como el sacerdote que visita a última hora al reo condena__ a muerte. A su lado se encuentra mi T.I., de pie, con las manos cruzadas a la espalda. No sé si se mofa de mí con esa media sonrisa, o es que en el fondo me aprecia. Es un niño atracti__ para su edad, 11 años, ojos azules, pelirrojo, flejillo y maneras de no haber roto un plato. Desde mi ingreso he tenido la suerte de trabajar con él.
(Stop)
Maldita sea, otra vez. El T.I. traducía a su antojo. A mí nunca me pareció atractivo, sino un niño repelente, pecoso, con la expresión de estar en Babia. Me enervaba su media sonrisa, esa sensación de estar mofándose de mí y de mi Disartria con sus absurdas y jodidas Traducciones telepáticas.
(Play)
-Caterina, necesito que me hagas un favor- dice el capitán con un tono tan zalamero que ya sé que no tengo escapatoria.
De todas maneras trato de salirme por la tangen__:
-Preferiría no hacerlo.
Mirándome fijamente a los ojos, radiografiando mi inseguridad, me dispara a bocajarro:
-Recuerda lo de Palmieri.
Volvemos a lo de siempre, a blandir aquel error como una espada con la que forzar mi guardia. No tengo más opción que claudi___ y los dos lo sabemos. Me degradó, me retiró la pistola y ahora esto.
-De acuerdo, cuente conmigo, señor Perry.
-Buscamos alguna prueba que incrimine al dueño de Pluto.
Me atuso los bigotes, salto de la silla a lo alto del escritorio y paseo de un lado al otro, nerviosa, pero tratando de ocultarlo.
-Quiero que estés pendiente esta noche a tu Cuaderno de Trabajo. Ya te comunicaré el punto de encuentro. Allí encontrarás a nuestro hombre, el señor Nalla..
El capitán me alarga un parche. Me informa de la importan___ de que cuando entre en contacto con nuestro hombre lo lleve puesto sobre uno de mis ojos. Clavo mis pupilas en sus ojos. Necesito una respuesta. No me gusta andar por ahí disfrazada.
- Sabemos que Pluto era tuerto.
Parece razón más que evidente. Ya me imagino la jugada. Así que obedezco sin más, me lo coloco sobre la frente para que no se me olvide en el despacho de mi jefe.
-¿Reconoceré a Nalla?-pregunto.
-No lo dudes, mirada torva, expresión desencajada, ceño fruncido, pelo entrecano, barba, gabardina larga, sombrero, bastón, maneras de gran señor. En cuanto te vea, reconocerás en el fondo de sus ojos el miedo que sintió probablemente Pluto.
-No hay problema. ¿Algo más?
-Nada, que esperes a mi mensaje. Saldrás en cuanto lo reci___.
Me dispongo a saltar del escritorio cuando me vuelvo, muevo la cola y moviendo la cola le pregunto a qué se dedica nuestro hombre.
-No sabemos gran cosa de él. Parece muy reservado. Lo único que te puedo decir es lo que dicen de él, que es un artista con mayúsculas, es Poe__.
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Última edición por Felicity el 05 Nov 2008 21:32, editado 2 veces en total.
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ciro
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por ciro »

Contrariamente a lo que opinó alguien antes del "apagon", a mi si me gustan las rupturas de ritmo tanto de la grabadora como de saltos en el tiempo. Tambien el inicio es potente y la alusion a Poe y sus relatos muy lograda. Defectos: adolece de un repaso y hay incongruencias argumentales. Si la dislexica es la chica que se convierte en gato, por qué habla luego dislexico el capitán :?: . Para que envian a una patrulla del tiempo, o algo similar, para investigar la muerte de un gato :?: .
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Ororo
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por Ororo »

Pues como ya he dicho mil veces, que parece que sea su promotora contratada, es el relato que más me ha gustado por impactante, original, misterioso, curioso y porque utiliza el ya conocido por todos relato de Poe como base de la historia aunque, eso sí, vista a través del ojo de la gata protagonista. Esto quiere decir que todo tiene tantas versiones como ojos lo observan :shock:
Además muy bien escrito (le he perdonado el repasillo final).
:wink:
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Roland
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por Roland »

Me ha gustado mucho: original, con una estupenda expresión, cautivador...Se cuela entre mis favoritos a pesar de que no he terminado de pillar bien el final... :D :D
Edito para aclarar que no entendí el final porque me faltaba un párrafo por leer, jeje. :oops:
Última edición por Roland el 28 Oct 2008 16:07, editado 1 vez en total.
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SHardin
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por SHardin »

Leído. No hay elfos o enanos. Me ha encantado aunque como puse en mi primera crítica le encuentro algún fallo de argumento (o que yo no me entere ¿es una chica gata o es una gata siempre?) y también decir que para mi se podía haber acortado el final tras encontrarlas detras el muro (respetando la última frase claro).
Última edición por SHardin el 28 Oct 2008 21:31, editado 1 vez en total.
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takeo
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por takeo »

Un relato bien escrito pero no me entero de nada. Como dije anteriormente, quizá sea más ilustrativo para los que conozcan esa obra de Poe pero, si se escribe un relato ¿no debería ser entendible por todos los lectores como tal relato? Bueno, tampoco todo el mundo tiene por qué entender todos los relatos que lee.
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nuriko
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por nuriko »

A mi personalmente me gusto mucho este relato,
pues me encanta El gato negro de Poe.
Que la protagonista sea una gata solo es entendible
desde el punto de vista que es un relato de fantasia.
Un intento por escribir algo de fantasia desde una escritura
mas elaborada de lo normal en esta tematica.
Mi puntuacion ha sido de 9
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Milo
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por Milo »

No me ha gustado mucho, lo siento. Está muy bien escrito y las expresiones que destacáis son buenísimas, pero me líe con los personajes, quién era quién...
Y el final muy bien conseguido, pero lo siento, no me ha gustado
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por Gavalia »

Está muy conseguido,brilla y sorprende su puesta en escena y brilla en su redacción.A mi personalmente,no me gustó.
En paz descanses, amigo.
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Desierto
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por Desierto »

Me gustó mucho a pesar de que quedan muchas preguntas por responder. Los cambios gata/chica poli quedan un poco confusos. El detalle de la dislexia para llegar hasta el gran Poe es genial.
Es el terreno resbaladizo de los sueños lo que convierte el dormir en un deporte de riesgo.
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Nelly
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por Nelly »

Esto lo ha escrito un chico (ah, bueno, ya he visto que lo dice en otro post)

Diría un chico pragmático, pero con mucha “corriente” interior. Mucho mundo interno, mucha imaginación, si queréis decirlo así.
Pero hay dos cosas que no me encajan, la primera es que el relato no me cuadra mucho en fantasía.
Lo segundo, lo de no terminar las palabras, eso no sé para qué lo ha puesto así.
Con todo, es un bonito y destacable esfuerzo. Me gustaría leerlo más despacio para añadir mis comentarios respecto al desarrollo de la historia.
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Arwen_77
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por Arwen_77 »

La historia me resulta un pelín confusa y no es del tipo que más me gusta leer, pero está estupendamente bien narrado (con el curioso detalle de las palabras sin completar) y es originalísimo. Vamos, que sé que es difícil escribir algo así, pero si llega a ser una novela entera en este plan no me la hubiera acabado.
:101: El trono maldito - Antonio Piñero y José Luis Corral

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Gabi
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por Gabi »

Genial lo de la disartria y las palabras sin terminar!
No me resultaron nada molestos los cortes de "stop" y "play". Me resulto muy entretenido y me atrapó hasta el final.
Felicitaciones al autor!
Zelti
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por Zelti »

Nelly escribió:Esto lo ha escrito un chico (ah, bueno, ya he visto que lo dice en otro post)
Lo segundo, lo de no terminar las palabras, eso no sé para qué lo ha puesto así.
La clave, a mi parecer, es la referencia final a Poe(ta) :D
Felicity escribió:que es un artista con mayúsculas, es Poe__.
Por cierto muy buen relato
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Jaime
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Re: I FANTASÍA: EN EL SÓTANO

Mensaje por Jaime »

Es una lástima que tenga que leerme los relatos tan rápido para tenerlos todos antes del martes, porque escritos como este no los disfruto como es debido.
Se nota el esfuerzo y la originalidad, pero no me ha terminado de enganchar. Quizá otro día con más tiempo le dé otra oportunidad :wink:
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