I Fantasía: Un corazón de arena - Zelti

[Felicity]

UN CORAZÓN DE ARENA


Se podría decir, sin margen de error, que Miguel estaba soñando.

No cabía duda.

El sol manso de las siete de la tarde recorría con paciencia de escultor sus dos figuras abrazadas. La arena de la playa se colaba entre los dedos de sus pies mientras una brisa tenue los envolvía. Miguel recorrió la espalda de Marta con la mano, subiendo despacio hasta su pelo. Olía a sal y a quemado, su pelo. Descubrió que daría todo por parar el tiempo y quedarse para siempre con ella.

Con la mano tocó las puntas chamuscadas, y evitó las rojeces de su cuello, para no dañarlas. Sin poder evitarlo, besó su boca dormida.

* * *

El sonido agudo de su teléfono móvil lo devolvió de sopetón a la realidad. A su habitación en tinieblas, tan desordenada como siempre. Las luces rojas de su reloj marcaban las 6.52 de la madrugada.

Se rascó la cabeza, y cogió el móvil.

Era un mensaje de Marta.

“No puedo aguantar más. Ayer me quemó el pelo. Me ha humillado y no soy fuerte para dejarle. Quiero que solo tú sepas que voy a tirarme. Estoy en el puente de Calatrava, en lo alto. Gracias, Miguel. Adiós.”

Las imágenes y las palabras acudieron a la mente de Miguel como aves rapaces. Valencia. El puente. La playa, su sueño. El pelo de Marta quemado. Hijo de puta. Marta era capaz de suicidarse. Hijo de puta. No iba a llegar a tiempo.

No.

Se descubrió empapado de sudor, paralizado en la cama. Tenía que hacer algo, aunque estaba demasiado lejos. Intentarlo al menos para acallar su conciencia, que gritaba histérica desde su cabeza como una sirena. Con un espasmo de prisa, se levantó de la cama de un salto. Era verano. Buscó una camiseta, unos pantalones. Las puertas del armario chocando y la alarma en su conciencia.

No iba a llegar a tiempo.

Las llaves de casa. Unas zapatillas.

Se precipitó hacia la puerta con lágrimas en sus ojos. Tenía que decirle a Marta que la amaba. Nunca se había atrevido y ahora se sentía culpable. Se maldijo. Y tropezó.

“¡Joder!”

Había chocado contra un libro abierto al lado se cama. Francisco de Quevedo. Poesía completa. Tenía los ojos inundados y el tobillo le dolía terriblemente. ¿De dónde había salido ese libro? Miguel no recordaba tenerlo. Con una expresión de rabia se levantó.

De repente, todo pareció acallarse a su alrededor.

Le vio.

La alarma cesó en su cerebro. Tal vez nunca estuvo allí. Ya no entraba nada de brisa por la ventana.

La habitación estaba en silencio y en completa oscuridad.

Sólo su figura brillaba. Parecía ocupar todo.

Todo.

Tenía forma humana y un olor nauseabundo. La piel grisácea de su cara se mezclaba con sus cabellos pegajosos, formando una masa difícil de separar. Menos en la cara, tenía pelo en el resto del cuerpo. Pelo viejo.

Y se sostenía en un bastón.

El corazón de Miguel parecía latir con la fuerza de una taladradora. Le dolía el pecho y no podía moverse.

El ser misterioso alzó su mano sin dedos y la acercó al corazón de Miguel.

Éste último contuvo el aliento.

Bastó un segundo. Su corazón palpitaba a un ritmo normal.

- Me envía la muerte. La bella dama de los ojos azules. Te concede un deseo.

La voz era plana, enunciativa. No había movido ni un ápice esa raja en forma de boca que albergaba su rostro. Parecía venir de todas direcciones para clavarse en la mente de Miguel.

De pronto volvió a la realidad. Marta. Había que hacer algo rápido. Miró al monstruo a la cara. La desesperación había vencido al miedo.

- Quiero detener el tiempo, para todo menos para mí. Tengo que ir a salvarla.

Su voz temblaba. El ser contrajo su boca en algo que parecía estar a años luz de una sonrisa. Recogió con calma del suelo el libro de Quevedo, ayudándose de la otra mano.

- ¡Rápido! – Vociferó Miguel. Tenía el rostro angustiado, rojo de preocupación.

El individuo desconocido leyó un pasaje.

- “Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.”

Miguel no se atrevía a molestarle.

- Todo movimiento que realices mientras el reloj esté detenido lo efectuará tu cuerpo en una décima de segundo cuando el tiempo vuelva a transcurrir normalmente. Ningún humano podría resistir la fricción de correr a tal velocidad. Si te mueves sólo hasta salir del edificio, morirás cuando el mundo vuelva a moverse.

Las palabras sonaron como una letanía que el ser se hubiera aprendido de memoria. A Miguel le recorrió la espalda un escalofrío. Tal vez no era el primero.

- Serán ceniza, mas tendrá sentido – se dijo entre dientes.

La figura desapareció.

Y el tiempo se había parado.

* * *

Todo era quietud a su alrededor. Los coches de la avenida se habían detenido en plena marcha. Su reloj no parpadeaba en la mesita de noche y la luna parecía observarle, congelada, desde el cielo.

Al principio no se atrevía a moverse. Sabía que si corría un kilómetro, su cuerpo debería correr un kilómetro en una décima segundo.

Moriría.

Su cuerpo no soportaría mil zancadas en un segundo.

Moriría.

Solo le quedaba salvar a Marta.

Marta. La puerta se cerró a su espalda con un ruido ensordecedor, impensable en esa quietud. Marta. Las luces de la avenida parecían marcarle el camino. Corrió más fuerte. Marta.

Podía escuchar los latidos de su corazón, su aliento, la voz de Marta. Las pisadas de las zapatillas de deporte contra un cemento que parecía piedra hueca.

Pronto llegaría al cauce seco del Turia. Al puente.

Marta, Marta, Marta.

Tragó saliva. La vio de lejos. Estaba suspendida, paralizada en mitad de su caída desde el puente. Un vistazo rápido le bastó; estaba demasiado lejos como para poder alcanzarla de ningún modo.

Volvió a notar sus ojos llenos de lágrimas.

Con la desesperación de la impotencia subió al puente. Un murciélago volaba detenido en las alturas. Vértigo. Subía abrazado a la estructura, pateando como un bebé.

El roce al reanudar el tiempo sería brutal.

Estaban muertos, los dos.

Al fin, llegó arriba. La vista de la ciudad, una ciudad congelada, era espectacular. Una postal trágica. El río seco. Marta diciendo adiós. La luna y sus nubes quietas.

Deseó tener una piedra y poder romper la estampa en mil pedazos, como si fuera un espejo. Saltó y se aferró a Marta. La chica no había cedido un ápice. Miguel podría sostenerse agarrado a un mechón de su melena.

La rodeo por la cintura y la abrazó entre convulsiones de llanto. Miró su cara comprendiendo el destino de ambos. La amaba, y así se lo gritó. Confesó a voz en grito, aunque demasiado tarde.

- Marta…

No pudo evitar besarla en los labios, como en su sueño. Pero estaban fríos.

Miró sus ojos marrones, que ya no brillaban, y comprendió que moriría si alargaba aquello un segundo más.

Apretó la boca y deseó que el tiempo se reanudase.

Nunca hubiera creído que sería tan fácil.

Ni tan rápido.

Pasó de su habitación al vacío en una décima de segundo. Vio sus piernas convertirse en ceniza, en arena. El dolor fue tan agudo como veloz. Cada paso de su carrera se le clavó rítmico como la aguja de una máquina de coser. Las escaleras, las avenidas, el puente. Cayó con Marta en una milésima de segundo.

Lo suficiente para mirarla a los ojos. Antes de que se cerrara el telón, Miguel habría jurado que Marta sonreía. Que le guiñaba un ojo.

* * *

De nuevo sintió Miguel la arena de la playa a su alrededor. Reconoció el sol del atardecer en sus mejillas, y el vaivén de las olas a lo lejos.

Suspiró.

Una niña estaba enterrándole los pies en la fina arena.

Con una sonrisa, le acarició el cabello, mientras ella le dedicaba una mirada traviesa de sus profundísimos ojos azules

[SHardin]

Leído. No salen elfos ni enanos. El final me lo he tenido que leer 4 veces y me he cerrado la historia en la imaginación, no se si era esto lo que se pretendía o que se me escapa algo. Me transmite mucha tristeza aunque le encuentro algún vacío (poca información o la gusta, no me decido), pero por lo demás me ha gustado.

[1452]

Me gusta muchísimo esta historia. Parte de algo en apariencia simple, y es sencilla, pero tiene algo mágico, encantador.

[ciro]

La idea no es mala, pero creo que es mejorable. Puntuacion 5.

[Ororo]

Un argumento precioso que podría haberse desarrollado un poco más. Me parece una buena idea para sacarle más partido.
Al final visualizas a esa "niña".

[Desierto]

Me gusta, las sensaciones están muy bien contagiadas al lector.
Forma y lenguaje correctos.
La imagen y está muy bien descrita, trágica y hermosa.
La recurrencia en la palabra Marta le da cierto matiz lírico.
Y el final es lírico también, con esa imagen de la muerta encarnada en una niña de ojos azules.

Más que notable.

[Milo]

Es un relato muy bueno, te engancha desde el principio y es muy tierno y bonito. Muy bueno

[Alejandro Castroguer]

(Hago una excepción con mis principios)

Me parece injusto para con el relato y, más aún para con las esperanzas e ilusión del autor,
que este cuento, a medio camino entre la poesía, el realismo más actual y la fantasía,
vaya en la clasificación de esta manera:

17. Un corazón de arena 0% [ 0 ]

Es uno de esos cuentos (rara avis en el concurso) que te hacen pensar, que no te lo dan todo
hecho, ... y si además tiene el mejor título de largo de todos los presentados ...
pues no lo entiendo.

(Vuelvo a mi mundo silencioso en el que me resguardé nada más empezar octubre y del que no debí salir nunca)

[SHardin]

Eso es fácil K.581 vota el relato y así no tendrá 0 votos.

[Alejandro Castroguer]

No todo es tan fácil, amigo shardin.
Además sabía que esta respuesta llegaría.

[Arwen_77]

Me ha gustado. Bien narrado. Con un ambiente evocador y mágico. Me gusta mucho la referencia al poema de Quevedo. Como pega, la parte en que muere, se supone que en un sueño, queda bastante confusa

K581 te digo lo que Shardin, si crees que este relato se merece un voto, vótalo tu, y si no lo haces porque otro te gusta más , que no te sorprenda que tenga cero votos.

[Alejandro Castroguer]

Yo no me permito el lujo de decir a alguien que vote tal o cual relato... no me atrevo a tanto,
simplemnete constataba que no tenía ni 1 voto.
No sé si habéis entendido que era un elogio al relato, que éste es uno de mis favoritos, pero
siempre tenemos que buscarle 3 pies al gato (gato negro, jajja). YA no digo más nada, de ninguno.

Y es que aquí, siempre se está a disgusto, si no hablo antes de Fallo, que si no hablo,
si expreso mi opinión, que hazlo tú... A ver qué queréis que haga, que me vais a volver
más cuerdo de lo que estoy.

[SHardin]

Tu tranquilo, si no nos metemos contigo lo tendriamos que hacer con otro. Así que estás haciendo una buena labor social para con un conciudadano-forero (si se trata de Diosa Arwen y de mí normalmente ese conciudadano forero es Azcarate, así que Azca dale las gracias a K).

[Askat]

Como se ha comentado más arriba, es un texto lírico y yo añadiría más, onírico. Todo tiene el sabor de los sueños, hasta cuando está despierto. Quizás revisaría las comas al principio, pero me ha gustado las frases cortas que le dan urgencia al relato. El final se me ha quedado algo oscuro, pero quizás es que necesito una segunda releida

[Emperatriz_Infantil]

Me parece una historia muy bonita, muy intensa, y sorprendente. Se me hace un poco dificil de creer el mensaje al movil de la chica, pero luego te olvidas para centrarte en la carrera precipitada y en la sorpresa de la muerte apareciendo en escena. Felicidades y suerte!!!