CPVII: El cristal con que se mira - Xabeltrán

[Nieves]

El cristal con que se mira

—¿Sí?
—¡Hola!
—Hola, Carmen. Me pillas cocinando, dime.
—Vaya. No te preocupes, no te robaré mucho tiempo.
—Tran quila, no pasa nada. Al arroz aún le quedan diez minutos.
—Vale. Verás, quería proponerte una cosilla, a ver qué te parece…
—Dime.
—Dentro de dos semanas termina el plazo para entregar el proyecto final de Educación.
—No me hables, no me hables, que aún tengo que pasarlo a limpio, atar unos cabos sueltos y alguna tontería más.
—De eso quería hablarte. Había pensado que, ya que lo hacemos juntas, podríamos quedar para acabarlo.
—Pero si lo que falta es la parte individual de cada una.
—Ya, ya, pero creo que juntas podríamos…
—Ay, no sé, seguro que acabamos perdiendo el tiempo y hablando de cosas que no vienen al caso, como siempre.
—Que no, mujer, que nos ponemos en serio y ya verás, en un santiamén terminamos.
—Yo prefiero hacerlo sola en casa, de verdad. Así estoy mucho más…
—Venga, Laura.
—Que no, que no. Nos pasará como nos pasa siempre y al final hablamos de todo menos del proyecto.
—Joder, pero que nos iría muy bien. Además, estando juntas podríamos echarnos una mano y cada una podría supervisar la parte de la otra y ya...
—¡Bueno…! Ya sé por dónde vas.
—¿Cómo?
—Tú lo que quieres es leer lo que yo he hecho para criticarlo…
—No.
—… y señalar lo que no te convence para que todo quede a tu gusto, ¿no?
—Pero ¡qué dices! Yo lo decía porque creo que…
—Que son muchos años ya, Carmen, y ya sabemos lo difícil que es trabajar contigo. Siempre quieres llevar la razón, todo tiene que hacerse como tú quieres y cuando tú quieres.
—¿A qué viene todo eso? Sólo te proponía que quedáramos para…
—Que sí, para que puedas retocar lo que te dé la gana.
—¡Que no!
—Mira, será mucho mejor que cada una haga su parte y que nos juntemos cuando lo hayamos terminado, no antes. Qué ganas de perder tiempo, no lo entiendo.
—Y luego soy yo la que impone su voluntad, ¿no? Pues nada. Últimamente estás de un insoportable…
—¿Yo?
—¡Sí, tú! No hay quien hable contigo. Estás a la defensiva, enseguida te quejas por todo, todo lo ves mal…
—¿Perdona? ¿Y tú qué? Llevas unos días borde y es imposible decirte nada. Si alguien no está de acuerdo contigo te cabreas y saltas a la mínima.
—¿Que yo me cabreo? Si es que contigo no se puede hablar, de verdad. No sé qué te pasa, pero te comportas como una cría.
—Mira, paso de discutir más contigo.
—Pues adiós.
—Adiós.

—¿Diga?
—Hola, María.
—¡Hola, cielo!
—¿Cómo estás?
—Pues bien, aquí, más aburrida que una ostra. ¿Te pasa algo?
—Nada, que acabo de discutir con Laura…
—¿Otra vez? Chica, no sé por qué os empeñáis en hacer los trabajos juntas si siempre acabáis igual.
—Ya, ya, pero mira…
—¿Qué ha pasado esta vez?
—Que es una egoísta. Le digo de quedar para terminar el proyecto juntas y ni te imaginas cómo se ha puesto. Vamos, que si la llego a tener delante me escupe en la cara. Siempre hace lo mismo, no es capaz de aceptar consejos.
—A ver... ¿Tú por qué le has dicho de quedar?
—Pues porque creo que así acabaríamos antes. No sé, creo que el proyecto saldría mejor si trabajáramos codo con codo y las dos lo leyéramos detenidamente, la una al lado de la otra. Pero está visto que quiere que suspendamos o que saquemos una nota baja, y eso me jode.
—¿Tú crees? Venga, mujer, seguro que es que está ocupada y…
—Que no, que ya la conozco yo, a ésa.
—Eso lo dices ahora porque estás cabreada, pero ya verás cómo en un rato no…
—¡Es que tú no sabes lo que me ha dicho! Que si soy una mandona, que si es imposible trabajar conmigo, que si soy una compañera pésima, que ojalá no hiciera el proyecto conmigo… ¡Y eso que gracias a mí hemos sacado tan buena nota en los otros trabajos! Porque tendrías que ver cómo escribe, madre mía. No se le entiende nada y tiene muchísimas faltas, y yo con buena voluntad se las corrijo para que no se vuelva a equivocar ¡y me espeta que quiero cambiar su parte y hacerlo todo a mi gusto! ¡Será posible! ¡Es una desagradecida!
—Mujer, quizá no ha sido para tanto y sólo…
—¿Que no ha sido para tanto? Me ha dicho que siempre quiero tener razón, que no acepto nada de lo que me diga ella, que no la escucho, que no hago caso a sus comentarios… ¡Y que me cabreo a la mínima! Con todo lo que le he tenido que aguantar hasta ahora, todas sus niñerías y sus chorradas, ¡venga, hombre!
—Tranquila, Carmen. ¿Por qué no dejas pasar un tiempo, te relajas y lo analizas todo fríamente? Seguro que Laura no ha querido decir todo eso.
—Mira, ha pasado como con aquel trabajo de Social. ¿Recuerdas que cuando faltaban sólo dos días para acabarlo me dijo que tenía su parte aún por la mitad? ¡Seguro que ahora es igual, no la ha terminado y no se atreve a decírmelo! Por eso no quiere quedar, yo lo veo clarísimo.
—Bueno, yo no sé qué te ha dicho ni a qué se parece esta situación, pero… Oye, un segundo, ahora te vuelvo a llamar. Dame un minuto.
—Vale.
—Hasta ahora.

—¿Diga?
—María...
—Hola, Laura, dime.
—Espero no molestarte…
—Claro que no, mujer, ¿qué pasa?
—Nada, es que… Me he peleado con Carmen…
—Vaya… ¿Qué ha pasado?
—¡Eso me gustaría saber a mí! Me he llamado para proponerme una cosa y se ha puesto hecha una energúmena. Me ha dicho de todo…
—¿Qué quería proponerte?
—Pues que quedáramos para terminar juntas el proyecto, porque ya queda menos para entregarlo. Pero es que yo creo que así perderíamos mucho tiempo, la verdad. Hablaríamos de todo, como siempre, y al final nos arrepentiríamos de haber quedado, estoy segura. Se lo he dicho ¡y no veas cómo se ha puesto! Me ha acusado de ser una niñata consentida, una cría mimada que vive en su mundo de fantasía, y de que soy una insoportable, que no se puede hablar conmigo. Le ha faltado soltarme algún insulto, pero yo creo que ha estado a punto…
—Ay, chica, lleváis una temporadita…
—Ya lo sé, ya lo sé, pero es que estoy harta. Tengo mil cosas en la cabeza ahora mismo y no sabes las ganas que tengo de quitarme de encima el maldito proyecto de una vez. Y simplemente le digo que prefiero hacerlo sola y a mi manera y por poco da una patada. Suerte que me lo ha propuesto por teléfono, porque si no…
—Una cosa, ¿por qué le parece que juntas lo haríais mejor?
—Estoy segura de que quiere quedar para cambiar todo lo que yo he escrito. Bueno, todo no, porque no daría tiempo, pero seguro que empieza a corregirme cosas, a quejarse de cómo escribo. La conozco bien y sé que lo que quiere es moldear el proyecto y que quede a su gusto.
—Quizá no ha sido para…
—Que sí, que sí, que tendrías que haber oído todo lo que me ha dicho. Dice que lo veo todo mal, y más si es ella quien propone las cosas. Que le tengo tirria, que no estoy de acuerdo con nada de lo que me plantea y que me quejo por todo. ¡Será cínica! Yo, que he tenido que soportar sus miradas por encima del hombro porque se cree que escribe de puta madre… ¿Y ahora soy la que está a la defensiva y que todo lo ve mal? Es que no la entiendo, en serio, está de un estúpido…
—Cálmate, anda. Estoy segura de que las dos os habéis dejado llevar por la mala leche del momento; seguro que habéis dicho cosas que no sentís.
—Pero ¡si yo no le he dicho nada! Es ella la que se ha puesto hecha una furia, y sólo porque le he dicho que yo prefiero hacer mi parte sola. Es que no entiendo su reacción, te lo juro, se ha pasado mil pueblos…
—Mira, deja que se te pase el cabreo y ya verás cómo no hay para tanto. Ha sido un enfado tonto, ya está.
—No sé… Todo lo que le digo le sienta mal, no puede ni verme.
—Venga, no exageres. Oye, tengo que dejarte. He quedado con Nacho dentro de poco y ya llego tarde.
—Vale, vale, tranquila. Ya me he desahogado… Hablamos en otro momento.
—¡Un besito!
—Adiós, y gracias.

—¿Dígame?
—Hola, cariño.
—¡María! Hemos quedado en media hora, ¿pasa algo?
—No, no, nada, sólo quería avisarte de que llegaré un pelín tarde porque me he entretenido en casa.
—Bueno, pues te espero ya en la cafetería de siempre.
—Perfecto. Por cierto, ¿a que no adivinas quién me ha llamado?
—Sorpréndeme.
—Primero Carmen, y le he tenido que colgar porque al mismo tiempo me llamaba Laura también. Han vuelto a discutir. Otra vez…
—Madre mía… No paran, ¿eh?
—Ya ves. Desde que lo han dejado van de discusión en discusión. Qué mal les está sentando la ruptura.
—Pues la verdad es que sí. Tendrían que haber hablado con el profesor, es evidente que no pueden trabajar juntas.
—Ya sabes cómo son. Además, queda poco para entregar el proyecto y empezar de cero ahora sería un suicidio. Bueno, lo dicho, nos vemos en un ratito. ¡Espérame!
—Muy bien. Un beso, princesa.
—¡Hasta ahora!

[Katia]

El cristal con que se mira

Muy vivo y expresivo, y muy certero sobre la psicología humana: no, no somos tan racionales como creemos, y las relaciones que mantenemos nos afectan en nuestros juicios de valor. Felicidades al autor

Dedicatoria musical:
Enlace

[xabeltrán]

Un relato bastante interesante. Me gusta ver una discusión desde dos puntos de vista completamente alterados y para nada objetivos, como suele suceder en la vida real.

Quizá echo en falta que se elabore un poco más la pelea; seguro que el relato habría mejorado bastante. Aun así, me ha gustado y me parece original la redacción en forma de conversaciones telefónicas. Enhorabuena.

[kassiopea]

A mi modo de ver (desde mi opinión y gustos meramente personales) lo fuerte de este relato está en el contenido, no en la forma. Ya de entrada, me ha sorprendido que todo el texto consista en diálogos He echado en falta narración y descripción, lo siento...

A parte de esto, hay que decir que a través de los diálogos el autor ha conseguido perfilar psicológicamente unos personajes y ha logrado transmitir un mensaje, lo que hay que reconocer que tiene mucho mérito (al menos así lo considero yo)
Del cruce de estas conversaciones telefónicas se desprende todo un estudio psicológico: ahí está el quid de este relato. Además, el autor ha conseguido guardarse un as en la manga hasta el mismísimo final

cuando sabemos que Carmen y Laura habían sido pareja.

Entonces terminamos de comprender todo: los malentendidos, la rivalidad, los resquemores y mútuas acusaciones...

Aunque no me ha entusiasmado, reconozco que se trata de un relato interesante e inteligente. Gracias por compartirlo y un saludo

[jarri el sucio]

Me ha parecido muy divertido y sobre todo me he compadecido de la pobre María, lo que tiene que aguantar, jajaja. Original en el estilo ya que solo da cabida a las conversaciones telefónicas pero nos enseña mucho acerca de las actitudes de los personajes sin necesitar de narrador omnisciente. Lo peor: En mi humilde opinión no necesitaba la estocada del final

en el que conocemos que eran pareja

, pero bueno, es muy válido. Enhorabuena

[Gavalia]

EL CRISTAL CON QUE SE MIRA: No puedo evitar sonreír cuando los diálogos son tan buenos. Las he visto a las tres en plenitud. Las tres personalidades tienen carácter, y las tres, perdón por la redundancia, me gustan mucho. También es cierto que separarse es siempre difícil, supongo que por aquello del posible rescoldo, o quizás por el mismo cambio de lo cotidiano. Gracias compañer@

[Igor Rodtem]

Interesante y arriesgada propuesta, por la que felicito a su autor/a (y eso que no es el tipo de lectura que me atrae normalmente).

[Nínive]

Una mirada original sobre las relaciones. Está bien escrito y yo no he hechado en falta descripciones.
La única pega que le veo, es que Carmen y Laura no transmiten que han sido pareja (falta esa intensidad en los diálogos) y cuando se descubre, el relato cojea un poco. Me hubiera gustado más que se quedaran como amigas (o que hubiera pasado algo más oscuro entre ellas.... ), pero eso es opinión personal mía.
Buen trabajo

[Dori25]

Eso mismo que ha dicho Nínive iba a decir, si han sido pareja le falta intensidad a los diálogos, y Carmen no dice que Laura quiere quedar para volver a verse? Esa salida también sería normal, esas suspicacias.
No es un estilo que me vaya mucho, para mi gusto es demasiado rápido pero entiendo la propuesta del autor y cumple su cometido.
Buen relato. Gracias!!!

[shirabonita]

Un relato de perfecta redacción que retrata una situación de lo más costumbrista, pero da que pensar, en el sentido de cómo se tergiversa la información cuando hay una bronca entre dos personas y luego , estas personas se desahogan, contándoselo a un tercero (María)
que intenta quitar hierro al asunto.
Una misma realidad retratada de dos formas diferentes,según la subjetividad de cada uno.
Es un buen punto la sorpresa del final, donde se desvela que Laura y Carmen eran pareja, pero luego habían roto su relación. Buen trabajo aunque parece "cortado" por el principio y por el final. Como si no hubiera introducción ni desenlace claros.

[joserc]

Me pasa como con otro escrito anterior que no lo ubico como relato, es una sensación mía. No me ha transmitido nada, lo siento, pero tengo que decir que escribir solo con diálogos me parece muy difícil y tiene un gran mérito. Solo por esto ya mereces una gran felicitación, autor.

[Ororo]

Pues lo siento pero a mí no me ha dicho nada este relato.
La forma elegida de diálogo puro no me molesta en absoluto. Es más, da la agilidad necesaria para mostrar con actitudes y no con descripciones lo que está ocurriendo, sin necesidad de un narrador. Eso no me molesta, de hecho he escrito alguno así
Aunque la forma sea la apropiada, no veo casi ningún fondo. Las conversaciones me parecen fáciles, cotidianas, sin mucha importancia. No me parecen interesantes. Es un trozo de discusión con María al fondo ( ) sobre un trabajo. Algo trivial. Lo siento.

El hecho de conocer que fueron pareja, tampoco me parece un dato que ayude.

[sergiocossa]

Valoro la decisión de escribir un cuento solo con diálogos, sin entrometer la voz del narrador. Tarea harto difícil.
Creo que se vuelve un poco largo. Al leerlo rápido, para que los diálogos fluyan reales, me hace perder quién habla y la relación.

Debe ser porque siento que tod@s hablan parecido.

Como escribieron arriba, el diálogo entre las separadas necesita mayor dedicación. Tal vez puliendo un poco esos detalles quedaría mejor.
Se agradece la correcta presentación.

Un saludo.

[ciro]

Me parece una temática insustancial. Para esto prefiero el chiste del general que le dice al coronel que le dice al sargento que le dice al cabo que le dice al soldado que al dia siguiente hay formacion de la tropa al salir el sol y que si llueve se hará en el gimnasio y las transformaciones que va sufriendo el mensaje segun se va transmitiendo de uno a otro. Es mas divertido (si lo podeis encontrar por youtube os lo recomiendo).
Creo que se nota que no me ha gustado. La redaccion es muy correcta, la forma de dialogo (para mi siempre muestra las carencias de un mal escritor) tambien bien llevada, pero es que ¿qué nos quiera contar? ¿Que todo depende del cristal con que se mira? Con una linea basta para decir eso.

[Berlín]

Lo siento, opino exactamente lo mismo que Ciro. Todo este relato-diálogo está contenido dentro del título: El cristal con que se mira. Y no hay más.

Pero tiene, como casi todos los escritos momentos gloriosos. La verdad es que me he divertido por momentos con la pobre María, ¡menuda papeleta le ha caído!¿quien no se ha visto alguna vez como ella, en medio de un conflicto semejante, actuando como un pobre paño de lágrimas, mediando un poco en la tragedia?

en fin, mi enhorabuena al autor y muchas gracias por compartirlo.