Terminado.... por fin.
Me ha costado leer este libro pero ahora estoy contenta porque era una asignatura pendiente y porque reconozco en esta novela uno de esos libros llamados a ser clásicos por la universidad de sus temas.
El señor Biswas me ha sido muy antipático pero he conectado con él en algo: el deseo de tener una casa propia. Supongo que todos queremos tener nuestro lugar en el mundo, nuestro sitio, aquel del que no nos pueden echar...
Incluso este querer un hogar puede ser una metáfora de los pueblos emigrados a otros países, como lo son estos indios en Trinidad, en la búsqueda de su propia identidad.
También me ha parecido sumamente interesante el aspecto sociólogo: las costumbres y forma de vivir de esta población india que se empeña en mantener las costumbres de sus ancestros, pero encaminados a la mezcla con otros valores y religiones, los de otros habitantes de la misma isla.
En definitiva: una novela sobre el desarraigo, que me ha echo interesarme por ese pequeño país pegado a Venezuela y buscar información en internet y que, a pesar de la amargura de sus páginas, me ha hecho sonreír con el humor ácido, acidísimo de
Naipaul.