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Terminada la segunda parte, que se sitúa en California en 1978 donde la negra negrísima hija de Desiree, Jude, se va a estudiar.
Jude es totalmente consciente de que su padre
era un perfecto capullo, lo que no impide que lo eche de menos, aunque él ha formado una nueva familia (algo que sabemos por Early) a lo que también contribuye su falta de adaptación a Mallard, porque en un pueblo de negros, pero negros que en muchos casos se pueden casi pasar por blancos, su color de piel la excluye.
El atletismo es su refugio y no hace amigos, y de hecho cuenta su única relación amorosa (por llamarle de alguna manera) con un chico que no para de hacerle bromas crueles sobre su negritud y que realmente solo quiere algo físico con ella ya que ni siquiera le habla cuando no quedan a solas
Ya en California conoce a Reese en una fiesta.
Reese realmente se llamaba Therese, y la verdad es que tienen una relación muy chula que va muy despacio. Jude tiene su primer grupo de amigos que son básicamente hombres que por el día son profesionales (uno es profesor, otro trabaja en el teatro,..) pero que un par de veces al mes actúan como drag queens
Para ayudar a Reese con
su operación de pecho (que es algo que lo acompleja y que afecta a su relación) pero sin que éste lo sepa, empieza a trabajar con el primo de Barry que es una de las drag queens, la que ayudó a Reese cuando llegó a Los Ángeles) y así llegamos al final de la segunda parte y llegamos por todo lo alto porque en una fiesta en la que está sirviendo conoce a una joven (es un homenaje a un hombre de negocios que se retira y ella es la hija del hombre que hereda el puesto) más o menos de su edad que quiere una copa mientras se queja de su madre (que no ha acudido al evento). Pero la madre llega y por la reacción de Jude sabemos que es Stella (a la que Early fue incapaz de encontrar diez años antes)
Esta semana no estaba leyendo nada, pero ayer y hoy como se me caía la casa encima me pillé mi silla de playa y allá que me fuí (y eso que había caído la mundial por la mañana), y sin distracciones las páginas vuelan.
Tercera parte, volvemos a 1968 y ahora sí conocemos a Stella.
La conocemos
ya casada y con una niña (la misma que Jude conocerá en una fiesta diez años después) viviendo en un barrio acomodado y haciendo su primera intervención para protestar por la llegada de una familia negra a su barrio (los vecinos están realmente ultrajados con el asunto).
Así que digamos que la primera impresión
no es nada positiva y la cosa no mejora cuando reacciona a que su hija juegue con la niña negra de sus vecinos llevándola a rastras para casa y ahí empezamos a ver que lo de ser blanca no lo lleva tan bien como aparenta. Primero porque se siente culpable por lo que ha hecho (su hija se dejó la muñeca con la que estaba jugando y su vecina fue a dársela personalmente, sin cruzar palabra eso sí), también siente miedo porque su vecina se de cuenta de que realmente no es blanca (hay mucho miedo pero también cierto deseo de confesar) porque sobre todo lo que siente es soledad, porque al fin y al cabo ha construido su vida sobre una mentira
Y luego vemos como empezó a fraguarse la nueva Stella,
porque lo hizo bastante antes de lo que Desiree pensaba, no fue solo el trauma de la muerte de su padre, ni siquiera tener que abandonar los estudios para ayudar a su madre, algo que la marca y que Desiree no sabe es que sufrió el acoso del hombre blanco que era dueño de la casa en la que limpiaba, y ella sabe que la escogió a ella, porque ella es la débil, la que no se atreverá a hablar, así que cuando Stella se plantea irse de Mallard ella se une con bastantes más ganas de las que Desiree cree.
Y puede que se hiciera pasar por blanca un poco por casualidad y las circunstancias (necesitaba ese nuevo empleo) pero tampoco era la primera vez que se hacía pasar por blanca
Lo cierto es que a regañadientes y casi sin querer
acaba haciéndose amiga de su vecina (aunque las amigas negras de esta la calen bastante bien), y no puede evitar sentirse a gusto en esa amistad, pero también hay culpa. Y cuando piensa en romperla (en el barrio hay rumores, y las vecinas no dejan de sugerirlos en la fiesta de navidades a la que no invita a la vecina) un incidente entre sus hijas acaba por romperla, pero ella va más allá al insinuar que no le gusta como la mira su vecino (que es un actor de Hollywood popular por una serie policiaca), y algo que deja caer (para alejarse y para integrarse) precipita el acoso contra la nueva familia que se acaba yendo del barrio
Y es curioso, porque aunque algunas de las cosas que hace no son precisamente edificantes, no he podido evitar sentir bastante empatía por Stella, quizás sea su soledad, o que su vida se ha construido sobre una farsa o que las intenciones que subyacen (el querer una vida mejor) en lo que ha hecho no son malas de por sí, o tal vez sea porque Bennett ha construido un personaje con muchas aristas
las hijas de Desiree y Stella. Jude no ha olvidado que vio a Stella en la fiesta y aunque no le ha dicho nada a su madre no por ello ha dejado de pensar en ello.
Por eso cuando Barry pasa a actuar en una obra de tercera en un teatrucho y ella reconoce a la protagonista de la obra como la chica de ojos violeta que vio en la fiesta decide acercarse a ella para averiguar lo que pueda sobre su tía
Pero averiguar algo sobre Stella no es tan fácil,
porque Stella apenas ha mencionado detalles de su vida (generalmente falsos) a su hija, así que trabajar en el teatro, ayudarla a cambiarse y en general aguantarla (sus compañeros de reparto no la soportan). Además madre e hija no están lo que se dice muy unidas, Stella sigue empeñada en que Kennedy vuelva a la universidad (ella misma ha vuelto se ha sacado un título y trabaja allí, aunque a su marido no le entusiasme) y no ve con buenos ojos su carrera de actriz.
Pero para la última sesión Stella aparece en el teatro y Jude aprovecha para acercarse a ella y acaba diciéndole la verdad, que es su sobrina, la hija de Desiree. Como es de esperar no reacciona muy bien.
Y ahí se quedaría la cosa si Kennedy (que está hundida porque su madre no ha ido a verla, aunque sí la ha visto) no hiciera un comentario de carácter racista y malintencionado sobre Reese (básicamente insinúa que no entiende como alguien con piel tan clara está con alguien como Jude) y Jude se lo suelta todo, vamos, que son primas
Kennedy busca respuestas en su madre, pero encuentra evasivas.
Evasivas bien elaboradas porque Stella lleva toda una vida mintiendo. Lo que no sabe (y nosotros no sabremos hasta la quinta parte) es que Kennedy hace mucho tiempo que sabe que su madre miente, que recuerda que siendo muy pequeña le contó que era de un pueblo muy pequeño de Louisiana, un pueblo que reconoce cuando Jude le cuenta la verdad
Y aquí la protagonista absoluta es Kennedy. La acción se sitúa entre 1985 y 1988,
que son dos de sus periodos como actriz, el primero en Nueva York haciendo teatro independiente y el segundo como actriz de un culebrón en California (su trabajo más largo y reconocido aunque no tuviera un final por todo lo alto).
Kennedy está saliendo con un
hombre negro (para disgusto materno), algo mayor que ella y con estudios universitarios lo que hace que Kennedy se plantee en ocasiones si no se ha equivocado y su madre tenía razón con la elección de carrera.
Curiosamente a su lado Kennedy se siente más blanca que nunca aun sabiendo que su madre le mintió, que lleva toda la vida mintiendo.
Allí vuelve a encontrarse con
Jude (algo que tampoco es casual) cuando Reese va a operarse el pecho, y le entrega una foto de la madre de ambas con su abuela que enseñará a su madre cuando se vuelvan a ver y para su decepción apenas obtiene una reacción (al menos no con ella, porque ahí Stella toma la determinación de volver a ver a su hermana, más por motivos prácticos, que no se caiga el castillo en el aire que ha construido, que sentimentales)
Me ha parecido interesante como reacciona Kennedy
cuando en un momento de la conversación Jude le dice que es negra, y ella opina que no tendría ningún problema con serlo de haber nacido negra, pero que no lo es (es rubia y con los ojos violetas). Me ha parecido interesante por esa norma (basada claramente en la discriminación) de la gota de sangre por lo que alguien no es blanco si lleva una gota de sangre de otra raza. E imagino que habrá reacciones muy diversas a la hora de conocer ancestros (había una historia así en Niña, mujer, otras)
vuelven a verse ya que Stella quiere pedirle que Jude deje de contactar con Kennedy, pero para cuando llega el alzheimer de su madre está muy avanzado y actúa como si nunca se hubiera ido (de hecho sabemos que en su delirio en muchas ocasiones ha confundido a la hija que se quedó con la que desapareció).
De algún modo Stella y Desiree son capaces de comprenderse, aunque Stella desaparece al día siguiente. Aunque el regreso de Stella abre alguna brecha (Jude no le ha contado a su madre que ha visto a su tía en el pasado ni la relación que tiene con su prima) pero su relación es sólida.
También vemos aspectos de la vida de Jude como estudiante de medicina
y es ahí donde está cuando recibe la noticia de la muerte de su abuela. Aunque es con la visita al funeral de Jude y Reese como termina la novela, sabemos que Stella y Early finalmente dejan Mallard (que ya no se llama así)
Me ha gustado mucho y he conectado mucho con como escribe Bennett (más al inicio que al final, pero me da que el cansancio de la semana puede haber influido en esto).
Plantea muchos temas interesantes y en mi opinión los resuelve bien.
Yo sigo en la tercera parte. No porque no me guste sino porque no tengo tiempo para nada (nuevo curro y estoy aterrizando todavía ).
A ver si el finde le doy un empujón.
Lo terminé ayer y me ha gustado. Brit Bennett escribe bien y la historia es interesante aunque si tengo que ponerle algún pero, a mi me ha parecido que en momentos era un poco redundante y le daba demasiadas vueltas al tema. Vamos, que me ha sobrado algún capítulo que otro.
Sin embargo, todo el tema del racismo, la búsqueda de tu propia identidad y tu lugar en el mundo, me han enganchado.
No sé si en EEUU existirá un pueblo como Mallard en el que
los negros intentan ser blancos aunque siguen siendo negros y son racistas con los de su propia raza, ¡qué contradicción!
En Estados Unidos existe desde siempre lo que llaman the brown paper bag rule, para determinar qué color de piel es aceptable y cual no.
Los esclavos más oscuros solían trabajar en los campos mientras que los de piel más clara (generalmente fruto en alguna generación de violaciones del patrón) solían servir en la casa (lo que era obviamente mucho mejor dentro de lo mala que era la situación).
Los productos para blanquear la piel están al orden del día sobre todo en África y alguien tan conocido como Kelly Rowland dijo en más de una ocasión que creía que era demasiado oscura para tener éxito.
También hay reacciones opuestas (y tampoco demasiado edificantes) como los insultos que sufrió Zendaya cuando la eligieron para interpretar a Aaliyah en un biopic. El acoso fue tal que acabó perdiendo el papel (algo que todavía debe estar celebrando porque el biopic fue malísimo y su carrera no ha parado de ir hacia arriba desde entonces).
Vamos, que lo mismo te pueden discriminar por ser muy negro que por no serlo demasiado.
Luego está la regla de la gota de sangre, por la que se considera negro a cualquiera que haya tenido un antepasado negro. Norma absurda donde las haya. Eso sí, yo me pregunto, con la fiebre de la reivindicación racial (llegando al absurdo de la apropiación cultural en los peinados, algo que me parece extremadamente ridículo) como hoy en día alguien como Stella o Desiree puede definirse en un país como Estados Unidos.
Basta imaginarse a alguien como Kennedy que quería ser actriz, obviamente no puede interpretar papeles pensados para una mujer negra porque objetivamente hablando no lo es.
Pues llevo 50 páginas y la verdad es que me está gustando la forma y el fondo.
La cuestión del color de la piel me recuerda a una película que me gustaba mucho de pequeño, de hecho fue la primera película que grabamos en video, La esclava libre donde nada menos que Yvonne de Carlo era una mujer aparentemente blanca pero en realidad era de color, y recuerdo una escena donde ella se miraba fijamente al espejo para encontrar algo que ella pudiera reconocer como de mujer negra.
Estoy entusiasmado con tantas cosas que quiero comentar que ahora me da rabia no haberlo leído con alguien. @Ceinwyn creo que este es un libro que no te puedes perder.
Ya comentaré extensamente porque aún estoy en una nube y necesito una pantalla y un teclado comme il faut, que dicen los franceses.
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