Voy por la página 122 (para empezar el capítulo De las actas).
Creo que lo que más voy a disfrutar del libro es cómo está escrito, por encima de la trama en sí. Me encantan las descripciones, el estilo, la falta de diálogos que no se echan de menos, que a veces parece casi que estás leyendo poesía, es como si el autor supiera jugar con la escritura, más que limitarse a escribir.
Para ser una lectura que pueda parecer más lenta, no me está costando seguir y engancharme, y creo que es precisamente por eso, porque el autor me va llevando.
Sí tengo que reconocer que al principio, he tenido que releer párrafos o volver atrás más de una vez, para asegurarme de dónde/con quién estaba, pero supongo que eso ya es cosa mía.
Por ahora parece que la novela va a estar dividida en partes, de las que la primera es el trayecto del magistrado Ásmundur y de su compañero de viaje Thórdur hasta el lugar de los hechos. En esta, más que el caso de los hermanos, tienen más protagonismo las historias que van contando y las referencias a las sagas islandesas.
Me gustan mucho esas referencias, porque me animan a ir parando para buscar información sobre las sagas que mencionan. Que es otra cosa que tengo pendiente, leer algún libro de sagas (de hecho creo que tengo un libro por casa, no recuerdo el título).
Supongo que la segunda parte se centrará más en los hechos en sí, aunque imagino que seguirá habiendo esos desvíos hacia otras historias de la zona, de otros juicios... De momento parece que
todo el mundo sabía lo que pasaba, pero ni siquiera el sacerdote Stéfan lo pone en conocimiento de las autoridades, sino que ignora durante demasiado tiempo la relación entre los dos hermanos. |