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Terminado. Me ha encantado, por su simpleza pero su profundidad a la vez.
Me ha llamado mucho la atención que el autor
describe incluso lo que podríamos calificar de un día "bueno" de Iván, de hecho se lleva raciones dobles para comer y en la cena y obtiene incluso algún extra de César.
Con esto quiero decir que desde luego el autor no ha contado un mal día y las mayores penalidades que haya visto en los gulags.
Sin embargo, este "día bueno" con todo y con eso es horrible. Ahí está la paradoja. La verdad que son increíbles las condiciones.
Me han gustado mucho los detalles y las trucos para sobrevivir del protagonista como por ejemplo guardar cola para César donde los paquetes o dejarle una navaja y cómo a todo se le saca un rédito. También cómo se apaña para quedarse con la ración de sopa más espesa en la cena, el hambre agudiza el ingenio, sin duda.
Estos detalles y muchos otros son los que hacen la novela tan auténtica y genuina.
Vlad Tepes escribió:Anoche intenté comenzarlo. Digo intenté porque el que he encontrado tiene una traducción horrorosa así que lo sacaré de la biblioteca cuando esté libre y volveré a probar.
Me pasó algo parecido con "Archipiélago Gulag" De todas formas quiero darle una segunda oportunidad un poco más adelante
Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
Llevo poquitas páginas, pero está muy bien. Estoy de acuerdo con que narra sucesos brutales de una forma muy poco escabrosa. Es la mente del lector la que completa el cuadro.
Por otro lado,
la estoy comparando con "El hombre en busca de sentido" (Viktor Frankl), donde nos explica el embrutecimiento del preso hasta volverlo totalmente insensible, casi lobotomizado. Sin embargo, Iván Denísovich no parece haber alcanzado ese punto...
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-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
Aunque ambas obras tratan sobre lagers creo
que hay notables diferencias,entre ellas la que
insinuas:la brutalización y desesperanza.
Lo que más recuerdo de esta es el cuidado sumo
con que cuidaba sus zapatos y en general,como
pequeños detalles de comida y ropa que
normalmente ni me preocupan,para los reclusos
era-para usar la palabra exacta-vital.Saludos.
Cierto, Cosimo. Esos detalles eran esenciales para la supervivencia de los reclusos. En el caso
del gulag, en el invierno siberiano, el tema del calzado o de la ropa de abrigo (no hay más que ver cómo les registran para limitarles la cantidad de prendas que llevaban) era primordial.
Alucina mucho ver como en su día a día sus pensamientos giraban en torno a escasos minutos de sueño o de descanso, minúsculos trozos de pan que racionaban, pequeñas telas para protegerse la cara del frío... se aferraban a la escasez porque era lo único que tenían
Saludos.
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Estoy ya con el último empujoncito. Lo he pasado un poco mal cuando
van a cachear a Iván, él va tan tranquilo pensando que no lleva nada, y en eso se acuerda de la hoja de sierra que ha escondido en el guante...
También cuando relata la dureza de los turnos en el comedor.
A ver si lo finiquito esta noche...
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Aben Razín escribió:Estoy esperando tu comentario final, Iliria
Me he retrasado un poco, pero ya lo he terminado.
Me ha impresionado a nivel general
cómo los presos desarrollan dentro del campo una economía de lo paupérrimo para sobrevivir. Hasta el objeto más insignificante es vital para ellos; comercian con él, lo intercambian, lo prestan... (por ejemplo, la navajita de Denisovich)
Es asombroso que
el ser humano pueda resistir en esas condiciones tan duras (frío, hambre, fatiga, enfermedades...) Está claro que no todos sobrevivirán, pero el hecho de que lo haga alguno ya es increíble.
Sigo comparándolo con el libro de Viktor Frankl "El hombre en busca de sentido", y sigo viendo las diferencias entre uno y otro.
Aquel refleja un preso alienado en una obra escrita en clave de estudio psicológico; éste es narrativa y los presos aún tienen empatía unos por otros y cierto sentimiento de compañerismo (también de violencia y rapiña).
Por cierto, muy interesante
la reflexión final sobre religión, entre el más creyente Alioshka y el más escéptico (o escarmentado) Sujov.
Y bueno, a nivel de estilo, el lenguaje es sencillo, no hurga (demasiado) en lo escabroso y creo que refleja bien lo que debió ser las duras condiciones de vida del gulag.
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Sobria y sin contenidos complementarios de otros protagonistas el relato se teje sobre la experiencia de Shujov en un día en el campo de trabajo.
Recién leída "Memorias de la Casa muerta", en comparación con esta, esta se me queda un poco floja en cuanto al nivel argumentativo.
Muchas mas duras las condiciones de trabajo y la climatología por el frió, se me ha hecho un poco duro de seguir la explicación dada a los momentos del trabajo como albañiles.
No me ha conmovido tanto como la que firma Dostoyevski, que ahonda mas en las relaciones humanas y se estructura mejor en capítulos.
Otra novela corta de este autor a lo mejor puedo dedicar, pero meterme en "el Archipiélago Gulag", me parece un poco duro..
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