Lectura finalizada.
Otra gran novela de Ishiguro, la primera de su carrera.
Al igual que en la segunda, el narrador (en
Pálida... es narradora) es la protagonista y da forma a la novela mediante recuerdos (Japón, años 60) y la descripción de su presente (UK, años 80); apostaría a que incluye numerosas referencias autobiográficas.
Si bien la narración es pausada, contiene momentos de alta tensión emocional, personajes y situaciones inquietantes, incluso algunos macabros y con cierto terror. Pero todo ello con una gran sutileza.
Uno de los puntos fuertes, por extraño que parezca, es lo que en la novela no se dice pero que lleva al lector a deducir o imaginar.
Tiene numerosos detalles. Por citar 3 que me han gustado:
el símil entre una partida de ajedrez y la vida; los ruidos que oye en la habitación de su hija fallecida y su casi decisión de vender la casa; la aparente confusión de recuerdos sobre las 2 veces que fue a buscar a la niña que se escapaba (algo se engancha en su calzado). |