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Re: Vidas minúsculas - Pierre Michon

Publicado: 23 Feb 2021 17:05
por jilguero

Vengo con dos vidas leídas, la de André Dufourneau y la de Antoine Peluchet, y el corazón encogido...

De momento, Élise, la abuela materna, es el cordón umbilical del autor con el pasado que no vivió; y eso le permite reconstruir estas biografías (de gente insignificante que, como el propio Michon dice, de otra manera ya nadie recordaría) a partir de las historias que ella le contaba, de las imágenes que él recuerda o que no recuerda y se imagina; como se imagina esos fragmentos oscuros, por desconocidos o por silenciados, que él rellena no con una única posibilidad, sino con varias, tal como ocurre con nuestras vidas antes de ser vividas: no son una, sino un abanico de ellas que vamos destruyendo conforme vamos dando pasos en la que al cabo, el día de nuestra muerte, será ya solo una, la vivida.

Pero es tan difícil explicar cómo escribe este autor, la forma que toma su prosa (a ratos enrevesada, difícil de seguir, y a ratos, mucho más directa y asequible; siempre... ¡poética!), que mejor cito algunos párrafos de los dos que llevo leídos (de los otros ya callaré para no cansar) y que cada cual concluya y la adjetive como plazca. No creo que con ellos destripe nada porque en este caso la historia no importa tanto cómo la forma de cantarla. Y no creo que este estilo sea del gusto de todos, pero a quien le cale, le cala hondo.


De la Vida de André Dufourneau:

Este fragmento, que me gusta mucho, es ilustrativs de cómo describe imaginando lo que pudo ocurrir:
"El aire marino sorprende ya los pulmones de este hombre del interior. Mira el mar. Allí ve a los viejos del campo perdidos debajo de su gorra y a unas mujeres completamente negras y desnudas que se le ofrecen, los trabajos que ponen terrosas las manos y los anillos enormes en los dedos de los nuevos ricos, la palabra «bungalow» y las palabras «nunca más»; ve lo que se desea y lo que se echa de menos; ve cómo espejea infinitamente la luz. Está acodado a la borda, seguramente: inmóvil, con la mirada perdida y puesta en ese horizonte de visiones y claridad, con el viento del mar como una mano de pintor romántico que le alborota el pelo y hace un drapeado antiguo con su chaqueta de algodón negro.[...]Con otros viajeros que la historia olvidó, Dufourneau para pasar la barra debe elevarse por encima de las olas, suspendido en una plataforma movida por una grúa. Luego, los grandes lagartos grises, las cabritillas y los funcionarios de Grand-Bassam; los trámites portuarios y, pasada la laguna, la pista que va hacia el interior donde nacen, en la misma incertidumbre, las anábasis grandes y pequeñas, los deslumbrantes deseos en el seno de lo real opaco: las palmeras dum donde duermen serpientes hechas de oro y de seducción, el chubasco gris sobre los árboles grises, los árboles exóticos erizados de espinas feroces y de nombres suntuosos, los horrorosos marabúes supuestamente sabios y la palmera de Mallarmé, demasiado concisa para proteger del sol, de las lluvias. El bosque, por fin, se cierra como un libro: el héroe queda entregado a la suerte; su biógrafo, a la precariedad de las hipótesis.".

Preciosa expresión de lo que es el pasado:
"Y sin duda era en primavera, las sábanas hoy hechas polvo se calentaban al sol, las carnes descompuestas sonreían en la alegría de mayo; y bajo los racimos violentamente tiernos de las lilas, mi madre de quince años se inventaba una infancia que ya se había ido."

Otro que pone en evidencia lo importante que es el lenguaje, la riqueza de vocabulario, para expresar las cosas:
"También pienso en aquello de lo que no hablaba: algún secreto insignificante nunca revelado -no por pudor, sin duda, sino, lo que es equivalente, porque el material lingüístico del que disponía era demasiado reducido para exponer lo esencial, y su orgullo demasiado inflexible para permitir que lo esencial se encarnara en palabras humildemente aproximadas-"

Meter una vida en un párrafo, con cuatro brochazos:
"Élise, que recordaba la primera sonrisa de un niñito cuando le ofrecieron una manzana bien roja, lustrada en el delantal; una vida sin consecuencia se derramó entre manzana y machete, embotando más cada día el sabor de la primera y afilando el tajo del otro; ¿quién, si yo no lo hiciera constar aquí, se acordaría de André Dufourneau, falso noble y campesino desnaturalizado, que fue un niño bueno, quizás un hombre cruel, tuvo deseos poderosos y no dejó huella más que en la ficción que elaboró una vieja campesina difunta?"

De la Vida de Antoine Peluchet (esta es la que em tiene el corazón encogido)

Magnifica forma de vertebrar esta vida a partir de una reliquia:
"En el fondo de una de esas cajas, para mí, para Élise, para nuestras interminables conversaciones secretas, estaba la Reliquia de los Peluchet. Era el tesoro más anodino y más valioso. Élise pocas veces olvidaba sacarlo después de todos los demás, como el predilecto de los Lares; y, como tal, era más arcaico que los otros, simplón, con un arte rudo y desnudo. Su aparición me provocaba, junto con una espera turbia, una especie de malestar y una lacerante compasión. Por más que lo miraba, no estaba a la altura del profuso relato que determinaba en Élise; pero su insignificancia lo hacía desgarrador, igual que ese relato: tanto en uno como en otro, la insuficiencia del mundo se volvía loca.[...]Esto es lo que me conmueve: en esta larga procesión de herederas, hijas únicas y honestas, con blusón y toquilla, soy el primer hombre que posee la reliquia desde Antoine, que se desposeyó de ella, pero cuyo nombre conserva; entre todas esas carnes de mujer, yo soy la sombra de esa sombra; desde hace tanto tiempo -ha pasado ya un siglo- soy el que está más cerca de ser su hijo. Por encima de tantas esposas parturientas y abuelas enterradas, tal vez nos mandamos una señal: nuestros destinos difieren poco, nuestros deseos no han dejado huella, nuestra obra no existe.".

Estos son poéticos a más no poder:
"en la enorme manaza del padre, su manita se perdía, tierna, aventurada; el padre bajaba la voz, explicaba en un soplo el mundo inexplicable, cómo las manadas de cálido aliento dependen de ídolos de madera fría, cómo las cosas pintadas e impávidas en la oscuridad reinan en secreto sobre los grandes campos del estío, en un aletazo más imperioso que la órbita del milano, más decisivo que la saeta de la alondra."

"Y sin duda el hijo entregaba las armas, porque la tierra no era su enemiga mortal: su enemigo era quizás la alondra que va demasiado alto y con demasiada belleza, o la vasta noche estéril, o las palabras que flotan alrededor de las cosas como ropa vieja comprada en una feria; y entonces ¿contra qué podía uno medirse?".

Ejemplo de esas múltiples opciones que pueden ser una vida:
"Antoine quizás fue feliz y americano; o, presidiario, soberanamente investido del gorro rayado, trajinaba en el puerto de Rochefort, «donde los presidiarios mueren en cantidad»; o fue ambas cosas, en el orden que se quiera: puede que lo embarcaran a fuerza de latigazos, en Saint-Martin-de-Ré rumbo a Cayena en América, para realizar en la lejanía tanto la ficción paterna como las profecías carcelarias dispersas en Manon Lescaut, que había leído con amor. Pero también pudo haber desaparecido en la soledad vulgar de un indecible empleo de tendero o de escribano, en un cuarto de hotel desteñido que la luz olvida, en los suburbios de Lille o de El Paso; su desafío no empleado no lo abandonaría. O bien, escritor fallido antes de ser y cuyas pobres páginas nadie leerá jamás, terminó como habría terminado el pequeño Lucien Chardon si el puño de Vautrin no lo hubiese salvado de las aguas: presidiario también. Porque yo pienso, por mi parte, que tenía todo lo que hace falta para ser un autor intransigente: la infancia amada y desastrosamente rota, el orgullo feroz, un santo patrono oscuramente inflexible, algunas lecturas celosamente guardadas y canónicas, Mallarmé y no sé cuántos otros como contemporáneos, la expulsión y el padre rechazado; y que, como de costumbre, hubiera sido cuestión de un pelo, quiero decir de otra infancia, más urbana o más desahogada, alimentada de novelas inglesas y de salones impresionistas donde una madre hermosa sujeta tu mano en su mano enguantada, para que el nombre de Antoine Peluchet resonase en nuestras memorias como el de Arthur Rimbaud."

Y este otro ejemplo de por qué tengo el corazón encogido:
"...cuando llegaron los sombreros galoneados, con sus grandes sombras bicornes y cabalgantes de sardos o de demonios proyectadas a lo lejos por el sol bajo, vieron en el comienzo de la noche al viejo de rodillas, sin gorra y con el cinturón de franela desatado que le colgaba sobre el pantalón, que abrazaba al títere muerto y, llorando, repetía con una voz terca, asombrada, de reconocimiento y de reproche: «Toine. Toine.» [...]El resto cabe en pocas palabras. Toussaint ya no llamó a nadie. Sobrevivió a Fiéfié como había sobrevivido a los demás; tal vez los mezcló y amasó y volvió a amasar juntas sus sombras para agrandar la gran sombra de la que vivía, que lo sepultaba y le daba energías; le añadió la sombra bonachona y lenta de los bueyes, que murieron también. ¿Qué son algunos años más de vida, cuando uno es rico de tantas pérdidas? Le quedaban su guadaña, el lujo desenfrenado de su cocina, el pozo, el horizonte invariable..."

Por último, un ejemplo de esa prosa farragosa, al menos para mí, en la que me pierdo, pero sin dejar de apreciar en ella poesía:
"(Tal vez más tarde, a los dieciséis o dieciocho años, vino a decir adiós al grupo carcomido y erizado de los pequeños deseos puntiagudos de las mujeres, a buscar ahí la confirmación de lo que, de niño, lo había impresionado sin darse cuenta; a verificar esto: que lo que le importaba -furia de irse,santidad o robo en despoblado, poco importa el nombre de la huida, en todo caso rechazo e inercia- no era cosa de todos, no de los seculares piquetes de alfiler donde cada cual dejaba su huella ínfima y su deseo parcelario, sino de uno solo, de deseo masivo, fundador estéril y solipsista, el santo de la mirada de madera. Como antaño el monje Goussaud, violento sin duda e inmoderadamente vano, que se enclaustró en este bosque de aquí con la esperanza furiosa de que vinieran a suplicarle aquellos que entre rechiflas lo habían expulsado de las ciudades, y cuya efigie hoy en día mandaba en las cosechas de cinco parroquias, enardecía a las muchachas y fecundaba a las mujeres, y para terminar abría a los hijos pródigos la violencia de los caminos, como ese monje y como todos aquellos que avivan su brasa con las cenizas con que la cubren, hacía falta que se lo negaran todo para tener una oportunidad de poseerlo todo. Me lo imagino, rostro inolvidable en aquel instante y que todos han olvidado, redescubriendo ese formidable lugar común; me lo imagino, a Antoine aún imberbe, saliendo para siempre de aquella iglesia siempre nocturna, con la furia y la risa crispándole la boca, pero entrando en el día como en su gloria futura.)"

PD: Ivanovich, muchísimas gracias por, a pesar de no merecerlo, de ser una sacrílega que lee en un lector, haberme guiado hasta estas "Vidas mayúsculas" :chino: .

Re: Vidas minúsculas - Pierre Michon

Publicado: 23 Feb 2021 17:41
por Ivanovich
jilguero escribió: 23 Feb 2021 17:05
PD: Ivanovich, muchísimas gracias por, a pesar de no merecerlo, de ser una sacrílega que lee en un lector, haberme guiado hasta estas "Vidas mayúsculas" :chino: .
Al contrario, gracias a ti por ser sensible a la sugerencia, y por recordarme la lectura, que tengo ya olvidada, pero con la que recuerdo que disfruté mucho.

Cuando lees a Michón -tengo por ahí anotado por otra lectura-, te das cuenta en seguida de que estás delante de uno de los escogidos genios de la literatura (...) Su prosa, elaborada, tiene para mi una extraordinaria expresividad; las frases, largas, complejas, desvelan más allá de las palabras y, a la vez, escamotean aquello que dejan a la construcción del lector; un denso tejido en el que uno es consciente de no ser capaz de comprenderlo todo (creo que en esto último coincidimos).

De Vidas minúsculas anoté varias cosas, una de ellas fue que me emborrachó de palabras y sensaciones que, después de la lectura, seguían resonando en mi cabeza y me hicieron volver a leer algunas páginas. Lo he hecho con pocos libros, uno de ellos recientemente, La belleza del marido, de Anne Carson, un libro bastante inclasificable que no me atrevo a recomendarte, que recomencé nada más terminarlo, sin levantarme de la misma silla en la que estoy ahora sentado.

Hay narraciones breves que son inmensas.

Re: Vidas minúsculas - Pierre Michon

Publicado: 23 Feb 2021 18:48
por Jeeves
Totalmente de acuerdo en lo que decís. A mí me daba la sensación de estar leyendo un torrente inagotable de literatura. Su estilo es como un huracán, me parecía estar en medio de uno; es difícil explicarlo, pero es una imagen que me venía a la cabeza constantemente. Leer a Michon es una de las experiencias más satisfactorias que he tenido nunca.

Re: Vidas minúsculas - Pierre Michon

Publicado: 23 Feb 2021 20:10
por jilguero
¡Tremendo! Me acabo de leer Vidas de Eugéne y de Clara, capítulo dedicado a sus abuelos paternos, y ha conseguido removerme un pasado que no es el mío, pero que también lo es. Mi sensación ahora mismos es que él es capaz de verbalizar sentimientos, sensaciones, que vamos teniendo y nos producen dolor o alegría, pero para los que no acabamos de encontrar palabras y se quedan sin remedio en nuestro interior. Estoy generalizando y quizás debería personalizar: está haciendo que me sienta una André Dufourneau, en el sentido de disponer de un material lingüístico demasiado reducido (o bien lo tengo pero carezco de la capacidad para juntar ese material de la forma adecuada) para expresar lo esencial, lo de que verdad importa.

Y he dicho tremendo porque con la historia de Eugéne y de Clara ha conseguido que se me salten las lágrimas, en escenas como cuando se despierta, ya veinteañero, en un cuartito de casa de sus abuelos que le recuerda al de Van Gogh en Arles: "¿La indecisión del despertar me hizo tomar el recuerdo pictórico de otro cuarto por el deleite de encontrarme en éste? Una luz entró en mi alma, me invadió un impulso inexplicable; exaltado, abrí los brazos; y le deseé los buenos días a mi abuela con una sinceridad que me conmovía. Después de muchos años, sé que en aquel único instante, auroral e intacto, la amé con alegría; en aquel instante de alborozo, se me presentó en la simple afirmación de su presencia, no tan enlutada y espectral como hecha de sufrimiento y alegría, como yo, como todos; en aquel instante lúcido, suspendí la afrenta que me hacía sentirla sobrecargada, vaciada por la ausencia de mi padre: aparte de ser el canal de transmisión de un dios ausente y el altar donde ardía la flama que perpetuaba la ausencia, era una mujer avejentada, que había luchado y concebido, había caído y se había levantado; me amaba, con la mayor naturalidad del mundo.". O cuando describe la muerte de su abuelo: "Clara sepultó sola, junto con algunos vecinos, el cuerpo del polichinela. Murió como un perro; y me reconforta el pensamiento de que yo no moriré de otra manera.". O esta otra en alusión a lo que ella sí había hecho por él, pero él no hizo por ella: "No le escribí, no recibió nada de mí; no le llegó ninguna caja de golosinas, que hubiera sido el reflejo de aquellas que con tanta paciencia, tanta tenacidad, había traído antaño del cacharro al comedor. Murió por fin; y quiero creer que en los últimos días se acordó una vez, un instante, de que un jovenzuelo lleno de sol le había deseado alegremente los buenos días, en una mañana clara, en un cuartito donde resplandecían unas zinnias.".

Me lo voy a leer en pequeñas dosis porque creo que merece la pena recrearse en esa borrachera "de palabras y sensaciones" de las que habla Ivanovich. No pensaba comentar más, pero he visto tan claro con este que lo que hace es dar voz a lo que otros nos sabemos ponerle voz que he decidido comentarlo. :clown:
Jeeves escribió: 23 Feb 2021 18:48 Su estilo es como un huracán, me parecía estar en medio de uno; es difícil explicarlo, pero es una imagen que me venía a la cabeza constantemente.
Pues a mi se me vienen a la cabeza imágenes de Léolo.
https://www.revistacactus.cot/porque-su ... -de-leolo/

Re: Vidas minúsculas - Pierre Michon

Publicado: 24 Feb 2021 18:47
por jilguero

Hay momentos, cuando usa frases cortas muy poéticas y concatenadas por comas, me recuerda a Iluminaciones de Rimbaud.

Pero a lo que venía yo es a preguntaros, a quienes habéis leído este libro, si sabéis el significado de esas frases que él pone entre comillas, como si fueran citas literales. Da la sensación que fueran versos de poemas. Lo vengo observando desde el principio; os pongo un ejemplo (frase subrayada) sacado de Vidas de los hermanos Barkroot:

..los vi alejarse con pasos lentos en un sendero del bosque, con el gran arco de las ramas allá arriba como un telón de fondo pintado, y «bajo los árboles llenos de una graciosa música», en gran discusión como doctores; Achille gesticulaba, el pequeño puritano adusto lo interrumpía, volvía a iniciar la conversación, y el viento de otoño que agitaba sus abrigos se llevaba sus sabias palabras, su metafísica un poco ridícula, pero con tanta sencillez que las hojas atentas se inclinaban sobre ellos, sordas y amistosas...

Y por ponerle rostro a esta prosa poética, aquí dejo enlazada una foto de Michon:

Imagen

Re: Vidas minúsculas - Pierre Michon

Publicado: 27 Feb 2021 18:03
por jilguero
Sigo avanzando y, en Vida del tío Foucault, ha quedado satisfecha mi curiosidad sobre esas frases entrecomilladas que parecían citas literales (lo comenté en mi anterior comentario). De momento, parece que era a Rimbaud quien tenía Michon en la cabeza, con razón su prosa me recuerda veces a la del poeta.

Dice Michon:
Estaba en la tortura: mi lengua ni siquiera podía ya dominar las palabras, ¿cómo podría yo escribirlas alguna vez? Era preferible el simple embrutecimiento, gin-fizz y cerveza, y volver por los «caminos de aquí, cargado con mi vicio»: si había que morir sin haber escrito, que fuera en medio de la más estúpida exuberancia, la caricatura de las tontas funciones vitales, la borrachera.

Dice Rimbaud en Mala sangre:
Retomemos los caminos de aquí, cargado con mi vicio, el vicio que echó sus raíces de sufrimiento en mi flanco, desde la edad de la razón – que sube al cielo, me azota, me derriba, me arrastra. […]La vida dura, el simple embrutecimiento, levantar, con el puño seco, la tapa del ataúd, sentarse, sofocarse.

Dice Michon:
..y castigaba mi impostura, pulverizaba mis escasas palabras en la incoherencia de la borrachera, aspiraba al mutismo o a la locura, y, remedando «la espantosa risa del idiota», me entregaba, otra mentira más, a los mil simulacros de la muerte.

Dice Rimbaud en Antaño, si mal no recuerdo :
Llamé a los verdugos para morir mordiendo la culata de sus fusiles. Invoqué a las plagas para asfixiarme con la arena, con la sangre. La desdicha fue mi dios. Me lancé contra el fango. El aire del crimen me secó. Le jugué malas pasadas a la locura. Y la primavera me dio la espantosa risa del idiota.



Re: Vidas minúsculas - Pierre Michon

Publicado: 28 Feb 2021 19:10
por jilguero
Lo acabé. :D

Ayer, en Vida de Georges Bandy, hubo momentos que me parecieron insuperables, como ese desfile hacia la iglesia de los enfermos mentales:Tuvimos buen camino, acompañados por un enfermero como un grupo de presidiarios por su guardia: eran muchos todos esos poseídos y heresiarcas, arrastrando su bola de hierro y con su mitra amarilla en la cabeza, caminando hacia la Verdadera Cruz. Al frente, algunos cretinos profundos caminaban más rápido, demasiado rápido como lo hacen todos en su prisa por alcanzar una meta que siempre se escabulle; el vaho danzante de su aliento se perdía, desaparecía en una vuelta del camino, su cotorreo se esfumaba en un bosque, concordaba con el piar de las criaturas más puro en la helada; luego huían como pájaros, y otra vez la manada renqueante, sus tontas invectivas, sus risas y sus palabras sorprendentes, cuando el enfermero sin aliento la volvía a dirigir hacia nosotros.

o esa misa dicha por Bandy para ellos en una iglesia medio derruida: Nos instalamos ruidosamente; la campana tuvo algunos sobresaltos más, y se calló. Sólo para nosotros el cura había bailado pausadamente con su cuerda y, habiendo asignado esa voz divina a saludarnos, la calmaba; además, era imprudente someter a la nave, considerablemente dañada, a ese profundo movimiento de oscilación: el armazón, muy simple, se veía desnudo arriba del coro, donde la luz caía a raudales; una viga negra estaba bañada por el cielo cándido; un derrumbe de escombros había obstruido la puerta de la sacristía; y detrás del altar, una vasta grieta se abría al conmovedor azul del cielo. Los santos de yeso habían sido encapuchados para aguantar la humedad de las noches que reinaba debajo de la bóveda como en un bosque; el altar estaba cubierto con un grueso toldo de lona, de un verde viejo. Con la misma seriedad, pausadamente, el cura destapó a varios santos, San Roque el curandero con taparrabos y sayal, que muestra sobre la cadera la herida ennegrecida que comparte con los bueyes, los corderos, San Rémy el obispo, el erudito confesor de los viejos carolingios, otros más; tuvo una sonrisa quizás modesta, llena de humor insondable, al conectar un calentador inútil en esa nave abierta a todos los vientos. Por último agarró una esquina de la lona, echó una mirada a la asistencia, y Jean, respondiendo tal vez a un rito repetido cada domingo, se precipitó, tomó el otro extremo, y la estiraron: así llamaba Moisés, en la parada, al más bobo de los camelleros de las tribus de Israel y, cómplices por un instante, instalaban juntos la tienda del arca. En ese desierto, apareció el tabernáculo. Bandy subió los escalones y empezó.

o con ese Bandy metamorfoseado: Todo naufragaba, pero el naufragio era de una decencia intransigente: el énfasis soberano del gesto y del verbo había caído soberanamente, la mediocridad de la dicción era perfecta, la lengua extenuada no alcanzaba a nada ni a nadie; las palabras exangües se ahogaban entre los escombros, huían por las grietas; como Demóstenes y para efectos contrarios, Bandy en cierta forma se había llenado la boca de guijarros.

Hoy, en cambio, Vida de la pequeña muerta me ha dejado un sabor agridulce porque: por un lado, me gusta que cierre el círculo, volviendo a aparecer los personajes de estas vidas que, de la mano de Michon, son mayúsculas; pero, por otro, hay un predominio de lo demasiado oscuro para mí y he sentido coraje de no ser capaz de enterarme de más.

Me llama mucho la atención que estos textos, pese a estar tan llenos de poesía (por poner un ejemplo: En el temblor azul de las lilas, en la nieve que milagrosamente cae de la nada, yo buscaba vuelos irrefutables.), lo que rezuman (al menos es lo que yo he percibido) es dolor, amargura, frustración, impotencia, soledad, decrepitud, etc.

También hay fragmentos luminosos y prefiero acabar mis comentarios del libro citando uno de estos: ...había pasado la época de las cerezas; la sombra cálida y broncínea del gran cerezo bañaba las ventanas en mansarda del primer piso, donde vivíamos; en esa sombra ardiente, yo desvestía lentamente a Marianne, la examinaba con todo detalle en ese calor sofocante, la echaba en el suelo de madera clara que ardía en el torpor de los días; en el centro de esos reflejos reunidos, las partes demasiado rosadas de sus muslos adoptaban las tonalidades de uno de esos Renoir en los que, exhibido violentamente en el resplandor del sol pero cautivo todavía en una penumbra de molino, el moldeado malva de las carnes surge más desnudo por tener sombras de oro, de trigo púrpura...

Imagen
Baile en el Moulin de la Galette (1876), de Pierre-Auguste Renoir

Re: Vidas minúsculas - Pierre Michon

Publicado: 28 Feb 2021 22:57
por Ivanovich
Me alegro mucho de que te haya gustado, jilguero. Te he leído intentando recordar, por difícil que sea en este caso. Tengo apuntado Rimbaud el hijo, que intercalaré entre cosas menos densas que ahora me apetecen más.

Re: Vidas minúsculas - Pierre Michon

Publicado: 01 Mar 2021 16:36
por jilguero
Ivanovich escribió: 28 Feb 2021 22:57 Me alegro mucho de que te haya gustado, jilguero. Te he leído intentando recordar, por difícil que sea en este caso. Tengo apuntado Rimbaud el hijo, que intercalaré entre cosas menos densas que ahora me apetecen más.
Gracias, Ivanovich. Haces bien en posponer la lectura del otro, si quieras cosas con cierta levedad, pues, como bien sabes, Michon exige hacer piruetas neuronales para seguirlo mínimamente.