Mi edición, muy cuidada, es la de Nórdica, traducida por Marta Rebón, con ilustraciones de Alberto Gamón y notas a pie de página, hasta ahora fantásticas para entender ciertas cuestiones, de Ferran Mateo.

Me imagino que esas ilustraciones y notas a pie de página son el motivo por el cual las diferentes ediciones de este libro varían tanto en el número de páginas.
Por cierto, es la segunda obra que leo y que está inconclusa en menos de un mes. Como bien dice grimaud, Gógol enloqueció y quemó buena parte de la segunda parte de este poema épico en prosa, que así es como lo calificó el autor, conservándose de él únicamente los cuatro primeros capítulos y el final. De ese hecho dio buena cuenta Iliá Repin en un cuadro de 1909.
