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Por fin hoy he tenido el impulso de leerlo, ya me vale. Se nota muchísimo que es una de sus primeras novelas (¿la segunda?, ¡tengo que mirarlo!), es muy pródiga en los hipérbatos; pero tiene su sello. La Doña es la Doña.
Me ha hecho mucha gracia lo de que el novio tiene la cara "ahumada por los reverberos, no sé de qué inexplicable matiz de satisfacción optimista (...), signos eran que denotaban hombres llegados a la meta de las humanas aspiraciones en los países decadentes: el ingreso en las oficinas del Estado".
Aben Razín escribió:
Con Los pazos de Ulloa, ¡quedé prendado!
Es que es bocato di cardinale. ¿Has leído La madre naturaleza? ¿Y Morriña? ¿Insolación? ¿La sirena negra?
Si por algo la llaman La Doña, Abén. Es fantástica.
Voy por el cap. 5. Me quedo muerta, y yo no sé cómo se va a solucionar ésto...
Tercera novela de la autora, dos años antes de "La Tribuna". Ando por la mitad. Y ojo, porque merece mucho la pena. Me está gustando de verdad. Desde el prefacio, que recomiendo no perdérselo ni dejarlo para el final y que realmente puede resumir "La cuestión palpitante".
La condesa hubo de emprender un viaje por razones de salud para tomas las aguas de Vichy. Y su primer propósito fue hacer un libro de viajes, Luego mudó de intención y pensó meter el libro de viajes en la novela de un viaje. Le está saliendo la cosa redonda. Es amena, divertida, graciosa por momentos, brillante en otros. Conocemos andenes y fondas de estación, interiores de trenes, pueblos, tipos, hoteles, paisajes, iglesias... Desde León hasta, por ahora, Bayona.
La historia de la novela es hasta cierto punto sencilla pero está llena de atractivo por lo que se cuenta y por cómo se cuenta. Un viaje de novios; él, ya hombre maduro, que se ha casado por dinero; ella, jovencísima, que se ha casado sin saber muy bien por qué ("Padre, eso que me dice que el señor de Miranda me ha propuesto matrimonio... pues mejor piénsese usted lo que le decimos porque si lo hago yo seguro que me da dolor de cabeza"). Y al poco de empezar el viaja en dirección a Francia... un incidente imprevisto.
El retrato de la novia y protagonista, Lucía, poco menos una niña repentinamente sola, está trazado con verdadero acierto. Me parece un personaje muy logrado.
Por el momento ya digo que deliciosa y llena de interés.
Pues a mí esta novela me ha parecido una joya, qué quieren que les diga.
Puede que efectivamente los defectos de que se la acusen lo sean pero sólo si se les quiere tomar por tales. Cuando se denunciaba que constituían un error las frecuentes digresiones en que incurría la autora, las descripciones sin venir a cuento, los pasajes que no tenían nada que ver con el argumento... Es que se nota mucho que esto es un libro de viajes y una novela y que doña Emilia traslada impresiones que debió ir tomando y anotando de su viaje a Vichy: el paisaje a través de la ventanilla del tren, el deambular por las ciudades, la visita a alguna tienda... A veces se mete en un jardín al entrar en un jardín y endilgar una disertación botánica de varias páginas de las que el lector sale con la clorofila subida. En otra ocasión, es verdad, no tiene sentido y no encuentra razón de ser el larguísimo recorrido pros objetos de una tienda de antigüedades. También puede criticarse ese detenerse en los adminículos de las damas del balneario, abandonados momentáneamente en mesas y sillas (aunque ojo, que para mí esas páginas en concreto son formidables, una demostración colosal de talento literario), cuando además surgen en una subtrama o un episodio alejado de la principal. Pero para un lector del siglo XX esos pasajes. que caen casi de lleno en el género costumbrista, resultan muy interesantes. Ofrecen un panorama y testimonio maravillosos de lo que era una viaje en tren en el último tercio del siglo XIX, cómo eran las estaciones y las fondas, o de cómo era el ambiente en un gran balneario europeo de la época. Y es cierto que son suprimibles, sí, pero también que en nada suponen una pérdida de tiempo, que en nada significan una molestia y que de ninguna manera incitan a una lectura oblicua.
Y eso que la historia que cuenta la novela, con su aire romántico con un pie en lo más, clásico resulta interesantísima en todo momento. Desde el principio hasta el final. Yo creo que porque doña Emilia crea en esta novela un maravilloso personaje, un personaje caracterizado con extraordinarios pulso y acierto, al que, además, vemos evolucionar a lo largo de los pocos meses en que transcurre la novela. Considero que Lucía merece entrar en la categoría de los grandes personajes femeninos de la novela española del siglo. Junto a ella, otro personaje memorable es Pilar, aunque sólo fuera porque creo que es la primera tísica de la literatura española, donde se vuelca el naturalismo modo (creo que por pocos años gana al Galdós de "El doctor Centeno").
Me sobran quizás sólo los últimos párrafos de la novela. No hacía falta meter a la leonesa en una leyenda.
Y quizás el momento mejor de la novela, extraordinariamente rica en inventiva y léxico, de este viaje de novios sin novios, sea en esa primera parte la descripción de Lucía dormida en el tren ante los ojos atónitos y confusos de un viajero. Una maravilla dentro de una novela amenísima, rica y absolutamente deliciosa (deliciosa por fuera y dura por dentro). No es perfecta, pero es muy buena. Merece mucho la pena, en mi opinión.
He avanzado un poco, no mucho pero ya me voy haciendo una idea.
Me ha gustado el Prefacio y no desvela nada (a mi entender) del asunto de la novela; aunque sí encontramos el pensamiento de la autora en relación a su tiempo. ¿Quizá debería releer algunas de sus obras?
En el primer capítulo, presentación de los personajes y de la situación de partida.
Lo más destacable para mí ha sido el vocabulario y el estilo de la autora. Está muy alejado de las modas de hoy en día lleno de expresiones y observaciones muy certeras, aunque me ha costado un poco hacerme a ellas y tengo que ir despacio, e incluso releer algún que otro pasaje.
Primero: la aparición de Ignacio Artegui, con lo que la trama se ha vuelto interesantísima, (Lucía es tan niña aún que no sabe dónde se está metiendo);
Segundo: Ya me he hecho al estilo y vocabulario de doña Emilia, con lo que voy más deprisa.
No estás sola, magali. Voy por el capítulo 7, por la página 186/332 (56%)
magali escribió: ↑03 Jul 2022 12:53Lo más destacable para mí ha sido el vocabulario y el estilo de la autora. Está muy alejado de las modas de hoy en día lleno de expresiones y observaciones muy certeras, aunque me ha costado un poco hacerme a ellas y tengo que ir despacio, e incluso releer algún que otro pasaje.
El dominio de vocabulario que tenía doña Emilia era abrumador. Yo anoto siempre las palabras que me llaman la atención, para el juego del diccionario y para buscarlas en el ídem, y cuando leo un libro de esta señora, la lista se alarga. Me ocurre lo mismo con Benito Pérez Galdós.
También te doy la razón con el estilo del fraseo, en ocasiones enrevesado pero muy atractivo.
Atención, destripe.
magali escribió: ↑05 Jul 2022 09:35... la aparición de Ignacio Artegui, con lo que la trama se ha vuelto interesantísima, (Lucía es tan niña aún que no sabe dónde se está metiendo);...
Lucía está fascinada con este señor. Su ayuda es agua de mayo para ella pero poco a poco se está enamoriscando de él. No sé si por parte de él hay alguna intención más allá de esa ayuda.
Recuento 2024 Ayer: Cañas al viento. Grazia Deledda
Grito nocturno. Borja González Hoy: Los asesinos del emperador. Santiago Posteguillo
Hoy es un buen día para morir. Colo
Se nota muchísimo que es una de sus primeras novelas (¿la segunda?, ¡tengo que mirarlo!), es muy pródiga en los hipérbatos; pero tiene su sello. La Doña es la Doña. 
para cuando quiera repetir con esta autora 
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