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verosmosis escribió: ↑03 Mar 2022 20:54
En cuanto a mí he avanzado un poco más con la lectura, y ya ha aparecido Rodolphe y ciertamente no lo recordaba tan descarado,
vamos que no le importa nada más que sí mismo y se lleva el mundo por delante. Y no creo que vaya a tener mucho trabajo para coronar con Emma porque León le dejó el terreno arado y sembrado.
Muy cierto lo del spoiler Ya voy recordando detalles de la historia. A esa altura de la novela Leon es
un pardillo, pero ya verás como espabila.
Igual me pongo con La Regenta pero para el segundo semestre. Creo que también más gente interesada.
Éste es el último libro que he leído ahora a mi regreso a este foro.
No me ha disgustado, pero no me ha parecido un novelón. Para mí es una novela de desamor porque Emma lo tiene idealizado por las novelas románticas que lee. Ella cree que el amor tiene que ser intenso, enorme y perfecto y lo va buscando
pero no lo encuentra porque no la quieren como ella quiere que la quieran o como ella cree que la deben querer para ser llamado AMOR
.
Está claro que hay otras cosas que también inciden en la insatisfacción de Emma
la falta de reconocimiento, la riqueza y las apariencias, la aburrida vida en un pueblecito y todo lo que conlleva ser mujer en la época y en una sociedad burguesa
y reducir toda la novela al desamor no es justo, pero creo que es lo que predomina en la historia.
Emma, a ratos la he odiado y a ratos me ha dado pena... Rodolphe es un auténtico... y el pobre marido es un tolai que no sabe lo que lo ha tocado, pero está enamorado hasta las trancas. Léon, pues vale, está ahí
Al menos, me he quitado un pendiente de mi eterna lista
Saludos.
Recuerdo, cuando la leí, la apatía, tedio que sentía o que desprendía la novela. Flaubert decidió mostrar el "mal de siglo", ese "spleen", tedio insufrible que siente Emma para que el lector lo viviese.
Así lo afirmaba en su correspondencia epistolar.
Marmota escribió: ↑30 Jul 2022 14:29No me ha disgustado, pero no me ha parecido un novelón.
Despinetta escribió: ↑30 Jul 2022 14:41Recuerdo, cuando la leí, la apatía, tedio que sentía o que desprendía la novela.
magali escribió: ↑30 Jul 2022 16:12Pasados los meses, sigo sin encontarlre el punto a esta novela.
...me siento un bicho raro
No estáis solas, chicas. Podemos fundar un club.
Recuento 2024 Ayer: Grito nocturno. Borja González
Los asesinos del emperador. Santiago Posteguillo
Hoy es un buen día para morir. Colo Hoy: Soberbia. William Somerset Maugham
Me falta la Karenina, confieso mi pecado de no haberlo leído. Añadiría Jacinta y Fortunata y la Nora de Ibsen. Mujeres de rompe y rasga, como decía mi abuela. Grandes mujeres que las persiguen por amar. Tal vez, era el aviso a las mujeres de aquella sociedad, no seáis adulteras que iréis al infierno.
Y yo, amo a Emma, por querer soñar, por querer amar, por su rebeldía y porque me encanta el nombre.
El paño de su traje se pegaba al terciopelo de la levita; ella dejó caer su blanco cuello, que se henchía con su suspiro; y llorosa y desfalleciente, con un prolongado estremecimiento y ocultándose la cara, se abandonó. (…) Caían ya las sombras del atardecer; el sol horizontal, al pasar entre las ramas, le deslumbraba los ojos. Acá y acullá, alrededor de ella, entre las hojas o en el suelo, temblaban manchas luminosas, como si un vuelo de colibríes hubiera desparramado sus plumas
Creo que a la hora de leer esta obra es fundamental tener en cuenta el contexto histórico de su desarrollo. Por supuesto que hoy el argumento suena tan trillado como el de una telenovela de las 3 de la tarde, pero en su época fue todo un escándalo.
Respecto a Flaubert, sólo puedo rendirme ante el talento de crear un personaje tan humano y complejo como el de Emma. He leído varios comentarios respecto a las diferentes sensaciones que genera Emma en el lector, con los que no puedo más que coincidir. A través de la lectura, Emma me ha generado rechazo, pena, enojo, tristeza, compasión, entre otros. Y para que un mismo personaje despierte tantos sentimientos contradictorios, necesariamente tiene que haber allí una gran pluma de su autor.
En mi opinión, la clave más valiosa del libro la encuentra el lector al analizar cómo el rol de la mujer, lo que la sociedad dictaba que una mujer debía ser/hacer/pensar, acaba por limitar a Emma en todos sus ámbitos. Se encontraba encerrada en su matrimonio (sólo el exilio era posible para romperlo, y encontrar un hombre dispuesto a ello se prueba casi imposible); limitado el alcance de sus infidelidades; con nulas capacidades económicas propias; y sin posibilidad real de desarrollo intelectual (habría que contar las veces que distintos personajes ven con malos ojos que lea sus novelitas). A todo esto, ha de sumarse la incomprensión de su "estado", que hoy no tardaríamos mucho en calificar de depresión y que nunca es debidamente tratado. Se minimiza su tristeza, se aspira a solucionarla con remedios para dolencias físicas, con una mudanza, con compras fútiles o con ir al teatro en la ciudad.
Dentro de este contexto, Emma reacciona a veces con más tino y a veces de una manera directamente irritante o reprochable. Su odio casi visceral por Charles, que jamás le hizo daño -amén de un casamiento cuasi forzado- es por momentos muy difícil de entender. Su frialdad y distancia con su hija también, mientras que su ingenuidad sobre el mundo, el amor y sus ilusiones sobre Rodolphe hablan de una inocencia juvenil lastimosa.
Una muy buena lectura, que no será la más moderna, la más compleja, pero que deja un personaje difícil de olvidar.
Precisamente, el ser activo es Emma; el resto se le somete.
Yo me iría a las cartas de Flaubert: explican mucho.
Y no pude jamás empatizar con ella: se autoengaña y desea vivir como ha leído en la ficción: ella se destruye. Y a los demás.
Es una figura muy interesante, mucho, pero difiere de Karenina y de Ana Ozores: éstas poseen motivos vitales de peso. Emma los crea. No le tengo pesar, pero a las otras, sí.
Sintetizando mucho, no toda mujer del s. XIX se creía la ficción novelesca; eso sí, hubo denuncias literarias anteriores: ahí está Jane Austen con La Abadía de Northanger.
A mi juicio, claro.
Despinetta escribió: ↑27 Feb 2023 11:08
Precisamente, el ser activo es Emma; el resto se le somete.
Yo me iría a las cartas de Flaubert: explican mucho.
Y no pude jamás empatizar con ella: se autoengaña y desea vivir como ha leído en la ficción: ella se destruye. Y a los demás.
Es una figura muy interesante, mucho, pero difiere de Karenina y de Ana Ozores: éstas poseen motivos vitales de peso. Emma los crea. No le tengo pesar, pero a las otras, sí.
Sintetizando mucho, no toda mujer del s. XIX se creía la ficción novelesca; eso sí, hubo denuncias literarias anteriores: ahí está Jane Austen con La Abadía de Northanger.
A mi juicio, claro.
Es muy interesante el contrapeso con Karenina y Ozores.
Es cierto que en buena medida es Emma la que se auto-genera sus males, pero también considero que hay motivos de fondo no menores que la inmovilizan, que le impiden la posibilidad de cambio alguno. Lo que se pone de relieve es aquel contexto en el que casarse con un hombre implicaba para la mujer una entrega total, absoluta y vitalicia a su marido y a la vida que éste dicte.
En definitiva, sus motivos personales puede que sean en cierta medida cuestionables o incluso infantiles, pero logran igualmente visibilizar esta constricción tan dura que pesaba sobre las mujeres. Creo que es exactamente esa contradicción la que genera tantos sentimientos encontrados en los lectores y hacen de Emma un personaje tan memorable.
¿Estáis justificando a una adúltera egoísta infantiloide por hacer lo que decís que no podía hacer en esa sociedad? ¿Decís en serio que casarse con un hombre implicaba una entrega total cuando la tiparraca esta realmente estaba totalmente entregada a humillar a su marido de todas las formas posibles?