He estado leyendo gran parte de los comentarios del hilo. EN cuanto a la diversidad de opiniones a la que te referías @julia creo que obedece a que es una obra coral, como bien dices trata de una enorme diversidad de dilemas, es interesante lo que se comenta de la naturaleza del ser humano (de la maldad y la bondad, del egoísmo e incluso del poder). Sin duda, el siglo XIX fue una época que transformó el mundo, no solo materialmente sino psicológicamente.
Al pensar en ello, pese a que hemos cambiado y evolucionado en mucho, hay cosas inmutables. Como debatía entre otros
Aben Razín creo que hay muchos aspectos de actualidad (sin ir más lejos me ha recordado ciertas cosas como el miedo o el conformismo a la pandemia del COVID). Es curioso, como cuando leo a esos mineros que caen derrotados tras sufrir tanto y vuelven a las pésimas condiciones tras perder la vida de sus seres queridos me viniera a la mente que 30 años después la situación seguiría casi igual en cuanto al nivel de "borreguismo", en la medida que millones de hombres fueron llevados al matadero en la 1 Guerra Mundial.
En cuanto a los personajes me sorprende de lo poco que aquí se ha comentado acerca de Souverine, el ruso anarquista
es el mismísimo diablo, la maldad suprema, el verdadero asesino en serie que encima queda impune, no hay nada en él que denote emoción ni vida |
Otro de los secundarios poco analizados es el director de la mina Hennebeau
un personaje detestable al 100% como deja esa frase de que no hay mal que por bien no venga cuando ante la muerte de Cecile se alivia al pensar que su mujer seguirá con Negrel y no con el cochero |
Para finalizar quería resaltar como los mineros coetáneos encajarían (los que supieran leer) la novela de Zola, sin duda, en las aclaraciones, según Akal, llevaron flores a la tumba del escritor, por lo tanto, lo identificarían como alguien de los suyos. En mi opinión Zola no los deja tan bien parados (como ya fue tema de debate aquí), igual como los burgueses salen aún peor la lucha ante el enemigo común y tal, aunque quizás lo que les convenció fue la dura realidad de sus existencias, tan bien plasmada por Zola.