Vida del buscón llamado don Pablos - Francisco de Quevedo

[klatubaradaniktó]

No he acabado... pero, casi.

Penúltimo Capítulo.
Esto ya es una auténtica huida hacia adelante. Pablos escapa definitivamente de la corte hacia Toledo, donde nadie le conoce. Allí inicia una "nueva" vida no exenta de peligros: la comedia. Es interesante que en plena vigencia de la Comedia Nacional, en la que seguramente Quevedo hubiera conseguido algún más que mediano éxito, él abdicara de esa posibilidad y prefiriera chancearse de ella mediante este penúltimo capítulo... Bueno, ahora que sale la cosa, Quevedo abdicó de muchos géneros literarios... más bien despreció. La novela misma... Este Buscón, dice don Francisco que fue una "licencia de juventud" (o algo parecido)... Nunca repitió la experiencia de escribir una novela... prefirió la alegoría, el tratado, la poesía lírica... pero la novela y la comedia le repugnaban... ¿qué motivo habría detrás? Uf, klatu... no te metas en estos laberintos... Ya, pero son muy interesantes... Seguro que sí, pero acaba, venga. Bueno, el caso es que Pablos se mete en una compañía de comedias (¡¡ah!! Eso dice mucho sobre Quevedo. Su personaje aprendiendo versos para recitarlos en público... cosa que no haría él ni loco... Vale. Ya hemos dicho que eso es otro tema... No mezclemos...)
Y que sepas que Quevedo recitaba sus versos en público... Vale, vale...
Y finalmente, galanteador de monjas... ¿En qué se conoce que un hombre ha pasado la noche con una monja? En que lleva la reja del convento dibujada en la frente y los pómulos... No hay manera de acercarse, oyes...

Bueno... pues queda el Capítulo Final.

klatubaradaniktó

[klatubaradaniktó]

Se acabó...

Un capítulo final de disolución, en el que el pícaro llega a Sevilla. Allí traba conocimiento con otros "pícaros" (así los llama expresamente) y, tras coger una considerable melopea de vino, obra con sus nuevos compañeros en consecuencia y es perseguido (¡cómo no!) por la justicia. Parece que acaba sus aventuras novelísticas embarcándose hacia las Indias... y prometiendo (de esto no me acordaba) una segunda parte que nunca se escribió (que sepamos). Eso sí, las palabras finales de la obra han merecido muchos comentarios: "...nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres". ¿Qué pasaba por la cabeza de Quevedo (un Quevedo jovencito, por cierto) cuando escribió esto? ¿Tenía, de verdad, idea de escribir una segunda parte? ¿Con qué fin? ¿Seguir haciendo chanzas verbales del "pícaro"? ¿Demostrar que 'quien es pícaro lo será siempre'?
¿Por qué no escribió esa segunda parte? ¿Por qué renunció a la novela? Don Francisco, hombre... contéstenos... aunque usted solo sea 'polvo enamorado'... haga lo posible por contestarnos...
Mi espíritu no renuncia a esa feliz esperanza...

¿Qué? ¿Seguimos con Quevedo? ¿Los Sueños, por ejemplo? ¿O nos vamos directamente al Siglo XVIII? ¿Qué saldrá? ¿Villarroel, Montengón, Isla o el gotera-palizas de Cadalso?

Besos

klatubaradaniktó

[Emilio6]

Acabado. Para mí va de más a menos. Los primeros capítulos son divertidos por las descripciones y las exageraciones pero al final eso va desapareciendo y se queda en una sucesión de episodios un poco sin sentido.

[Arden]

A mí también me ha dado esa sensación de ir de más a menos.

Al principio una especie de biografía divertidísima. Después episodios sueltos, con anécdotas también muy divertidas y personajes anecdóticos, y la parte final vuelve a centrarse más en su biografía, en cómo intenta estafar, hacerse pasar por lo que no es, todo con mucho ingenio pero que no supera la primera parte, siendo los últimos capítulos los más flojos, que parece que no sabe cómo terminarlo.

[Mariela]

Le ha llegado el turno, así que mañana lo empezaré, aunque el miniclub donde debería haberlo leído terminó hace meses. Pero dejaré los comentarios para cuando lo acabe.

[Aben Razín]

Seguiré tus comentarios, Mariela

[Mariela]

Una vez terminada de leer La Vida del Buscón don Pablos, ¿qué decir sobre ella que no se haya dicho ya?

Una lectura imprescindible que por fin ha salido de mi lista de libros pendientes. Muchísimas gracias a quien lo propuso para este miniclub de clásicos españoles y a todos los que lo votasteis.

Recuerdo que un día mi profesora de Lengua española en 1º de BUP nos dijo que Quevedo empleó en su Buscón del orden de 30.000 vocablos distintos. No puedo dar fe de que sean tantos los tales, pero sí de que lo he leído con el diccionario cabe mí.

[Aben Razín]

En mi caso, cuando vuelva a la Narrativa, creo que le debería de dar una segunda oportunidad,