Ángel Guerra - Benito Pérez Galdós

[azucena]

Sólo he leído 10 páginas, de los aguilares no sé a cuantas de un libro "normal" equivaldrán, pero no a muchas, imagino. Está Ángel el pobre delirante y con ganas de tertulia. Me estoy poniendo en situación, es un inicio como a media aventura pero está interesante y poco a poco vamos conociendo el carácter de cada uno. En los diálogos entre ambos cada vez hay más personajes, tengo ganas de conocerlos a todos

Creo que no debería haber visto estas Navidades "La tonta del bote", cada vez que habla Dulcenombre me la imagino con el acento chulapón exagerado de esa película, supongo que por el monín y demás formas de llamar cariñosamente a Ángel.

[Despinetta]

Me cae muy bien Dulcenombre.
Y ahora está frente a frente a quien más teme Ángel Guerra...

Su madre.

[RAOUL]

Bueeeno, yo he terminado el capítulo II. Si sigo así, creo que para el Domingo de Ramos casi habré acabado...

El Capítulo I se deslizaba al final un poquito (sólo un poquito) hacia lo plúmbeo. El Capítulo II, el de los Babeles, tiene mucha gracia. Y está escrito con verdadera chispa. Un rosario de vidas imaginadas y casi imposibles. Otros locos de Galdós. Primero en presentación biográfica y temperamental de cada personaje, luego en escena animada. Roza con cariño el esperpento, con su zonas más sórdidas como cuando se menciona la prostitución de la benjamina.

Hablar de familia desestructurada aquí sería como llamar riachuelo al Amazonas. Harían falta un par de legiones de trabajadores sociales para intentar desentrañar semejante selva. El apellido de Babeles está bien puesto.

[azucena]

Anoche llegué a los Babeles, pero me quedé en el segundo hijo, no llegué a las chicas. Vaya disparate de gente y gracioso Galdós contándolo, podría enfocarlo al drama pero no, a todo lo contrario.
El primer capítulo no se me hizo pesado, era interesante el final presentando a esa madre madrastra que él tiene tantas ganas como miedo de ver.
Voy lenta pero porque apenas tengo tiempo para leer, no porque el libro no me guste o se me haga pesado. Poquito a poco

[klatubaradaniktó]

Ángel Guerra.jpg

Intento no descolgarme, porque veo que esto va a toda marcha, con participantes que van a encarar (si no han empezado ya) el Capítulo III.
Yo leí anoche el Primer Capítulo y tuve un "dejà vu" bastante impactante... "¡Esto ya lo he leído yo antes!", pensé... El héroe revolucionario que, después de un fracaso monumental regresa al "hogar" donde le espera su esposa (o amante, o hermana, o lo que sea...), que lo cura, que lo aguanta, que comparte con distancia sus neuras... que lo escucha hablar de la revolución de la república, de los monárquicos, de lo desastre que es España... Recorridos por los sempiternos lugares del Madrid galdosiano: calle Atocha, Carrera de San Jerónimo, Paseo del Prado, escuchando la algarabía de los insurrectos... No me digáis, lectores dilectos de los Episodios nacionales, que no es la misma música con otros instrumentos...
La verdad, un poco decepcionante este primer capítulo. Eso sí: está escrito con maestría... es Galdós... pero la historia (de momento) ya nos la ha contado...
Me anima mucho el hecho de que, por lo que habéis dicho, el Segundo Capítulo es otra cosa... El nombre de los Babeles ya sugiere otra música... Espero que la melodía me aplaque como fiera...

Adelante

klatubaradaniktó

[azucena]

Ángel Guerra.jpg



Intento no descolgarme, porque veo que esto va a toda marcha, con participantes que van a encarar (si no han empezado ya) el Capítulo III.
Yo leí anoche el Primer Capítulo y tuve un "dejà vu" bastante impactante... "¡Esto ya lo he leído yo antes!", pensé... El héroe revolucionario que, después de un fracaso monumental regresa al "hogar" donde le espera su esposa (o amante, o hermana, o lo que sea...), que lo cura, que lo aguanta, que comparte con distancia sus neuras... que lo escucha hablar de la revolución de la república, de los monárquicos, de lo desastre que es España... Recorridos por los sempiternos lugares del Madrid galdosiano: calle Atocha, Carrera de San Jerónimo, Paseo del Prado, escuchando la algarabía de los insurrectos... No me digáis, lectores dilectos de los Episodios nacionales, que no es la misma música con otros instrumentos...
La verdad, un poco decepcionante este primer capítulo. Eso sí: está escrito con maestría... es Galdós... pero la historia (de momento) ya nos la ha contado...
Me anima mucho el hecho de que, por lo que habéis dicho, el Segundo Capítulo es otra cosa... El nombre de los Babeles ya sugiere otra música... Espero que la melodía me aplaque como fiera...

Adelante

klatubaradaniktó

Por lo menos yo voy lentísima, klatubaradaniktó, por mi no te apures que no vas a quedar descolgada.

Tuve la misma sensación de "paisaje conocido", pero no me molestó porque escribe tan bien el hombre, y además ahora lo leo muy espaciado, que no me molestó. Supongo que si tuviera una lectura suya reciente y lo sintiera "más de lo mismo", me hubiera molestado, pero no ha pasado.

[Despinetta]

A mi me pasó igual pero ese personaje me había dado una imagen en el capítulo I y luego, su propia fiebre (revolucionaria y real) me sugirió otro tipo.
Yo voy poco a poco: es Galdós.

[RAOUL]

No he acabado ni el capítulo III pero recuerdo cómo termina esta primera parte... Ya hemos entrado en la morada de los Guerra. Han ido apareciendo o han sido mencionados muchos personajes de otras novelas y se nos han presentado algunos protagonistas principales de ésta.

Me ha interesado y me ha parecido parecido muy lograda la recreación que hace Galdós del fusilamiento de lo sargentos del cuartel de San Gil, con la presencia del ser misterioso, casi una personificación del Terror. Lo he comparado con pasajes de sus Memorias y de los Episodios Nacionales, que dejo aquí por si a alguien le interesa:

"En aquella época fecunda de graves sucesos políticos precursores de la Revolución, presencié confundido en la turba estudiantil el escandaloso motín de la noche de San Daniel-10 de Abril del 60-, y en la Puerta del Sol me alcanzaron algunos linternazos de la Guardia Veterana, y en el año siguiente el 22 de Junio, memorable por la sublevación de los sargentos en el cuartel de San Gil, desde la casa de huéspedes, calle del Olivo, en que yo moraba con otros amigos, pude apreciar los tremendos lances de aquella luctuosa jornada. Los cañonazos atronaban el aire; venían de las calles próximas gemidos de víctimas, imprecaciones rabiosas, vapores de sangre, acentos de odio... Madrid era un infierno. A la caída de la tarde, cuando pudimos salir de casa, vimos los despojos de la hecatombe y el rastro sangriento de la revolución vencida. Como espectáculo tristísimo, el más trágico y siniestro que he visto en mi vida, mencionaré el paso de los sargentos de Artillería llevados al patíbulo en coche de dos en dos por la calle de Alcalá arriba para fusilarlos en las tapias de la antigua Plaza de Toros.
Transido de dolor les vi pasaren compañía de otros amigos. No tuve valor para seguir la fúnebre traílla hasta el lugar del suplicio y corrí á mi casa tratando de buscar alivio á mi pena en mis amados libros y en los dramas imaginarios que nos embelesan más que los reales"
(Memorias de un desmemoriado)

"El buen pueblo de Madrid quería ver, poniendo en ello todo su gusto y su compasión, a los sargentos de San Gil (22 de Junio) sentenciados a muerte por el Consejo de Guerra. La primera tanda de aquellos tristes mártires sin gloria se componía de diez y seis nombres, que fueron brevemente despachados de Consejo, Sentencia y Capilla en el cuartel de Ingenieros, y en la mañana de referencia salían ya para el lugar donde habían de morir a tiros; heroica medicina contra las enfermedades del Principio de Autoridad, que por aquellos días y en otros muchos días de la historia patria padecía crónicos achaques y terribles accesos agudos... Pues los pobres salieron de dos en dos, y conforme traspasaban la puerta eran metidos en simones. Tranquilamente desfilaban estos uno tras otro, como si llevaran convidados a una fiesta. Y verdaderamente convidados eran a morir... y en lugar próximo a la Plaza de Toros, centro de todo bullicio y alegría....
Que en aquella plebe descollaban por el número y el vocerío las hembras, no hay para qué decirlo. Compasión y curiosidad son sentimientos femeninos, y por esto en los actos patibularios le cuadra tan bien a la Tragedia el nombre de mujer. Las más visibles en el coro de señoras eran dos bellezas públicas y repasadas, Rafaela y Generosa
Hermosilla, más conocidas por el mote de las Zorreras, del oficio y granjería de su padre, que figuró en la Revolución del 54, después de haber dado notable impulso a la industria de zorros. Las dos hermanas, llorosas y sobrecogidas, se abrían paso a fuerza de codos para llegar a las filas delanteras, de donde pudieran ver de cerca los fúnebres simones, cada uno con su pareja de víctimas. Pasaron los primeros... Casi todos los reos iban serenos y resignados; algunos esquivando las miradas de la multitud, otros requiriéndola con melancólica expresión de un adiós postrero a Madrid y a la existencia.
Era en verdad un espectáculo de los más lúgubres y congojosos que se podrían imaginar... Al paso del quinto coche, una de las Zorreras, la mayor y menos lozana de las dos, aunque en rigor la más bella, echó de su boca un ¡ay! terrorífico seguido de estas cortadas voces: «Simón, Simón mío... adiós... Allá me esperes...
(...)
En este punto rasgó el aire un formidable estruendo, un tronicio graneado de tiros sin concierto. Con estremecimiento y congoja, con ayes y greguería, respondió toda la plebe a la descarga, y la Zorrera lanzó un grito desgarrador. La Jumos exclamó con cierta unción: consumatomés; algunos del grupo se persignaron, y otros formularon airadas protestas. El ruido desgranado de la descarga daba la visión del temblor de manos de los pobres soldados en el acto terrible de matar a sus compañeros... "
(La de los tristes destinos)

[klatubaradaniktó]

No he acabado ni el capítulo III pero recuerdo cómo termina esta primera parte... Ya hemos entrado en la morada de los Guerra. Han ido apareciendo o han sido mencionados muchos personajes de otras novelas y se nos han presentado algunos protagonistas principales de ésta.

Me ha interesado y me ha parecido parecido muy lograda la recreación que hace Galdós del fusilamiento de lo sargentos del cuartel de San Gil, con la presencia del ser misterioso, casi una personificación del Terror. Lo he comparado con pasajes de sus Memorias y de los Episodios Nacionales...

Muchas gracias, RAOUL, por las referencias. Son muy útiles, porque permiten ver (por si no quedaba claro) lo interrelacionadas que llegan a estar las obras de Galdós...

Yo he acabado ya el Capítulo Segundo. Esto ya tiene otro color... ya no solo es el excelente Galdós narrador, sino que ha aparecido totalmente el Galdós socarrón, pintor de tipos decimonónicos, crítico, crudo, mordaz, salobre casi... El puterío dirigido de Dulcenombre es lamentable, pero también es un golpe emancipativo su huida con Ángel... Bien por Dulcenombre.
Los Babeles son, como su nombre deja ver, una torre de Babel completa... juntas las dos ramas y revueltas... cada loco con su tema, sin orden ni concierto...con la pobre hija pequeña repartiendo pesetas... pidiendo y pidiendo, pero nunca dando. Triste estampa de la España finisecular.
Supongo que todos estos secundarios tendrán más o menos protagonismo en el curso del argumento... Estaremos atentas a no perdernos nada...

Vamos con el Capítulo Tercero

klatubaradaniktó

[klatubaradaniktó]

Galdós con Xirgu.jpg

Parece ser que soy la primera en llegar al final del Capítulo Tercero. Tal vez, no. Muchos de vosotros retrasáis los comentarios agrupando capítulos o comentando al final de la lectura. Yo, ya sabéis, voy volcando ideas e impresiones muy a menudo...

Ideas destacadas: Ángel Guerra no sabe compaginar sus amores... si tienes muchas mujeres a quienes amar, has de adaptarte a cada una. No me malinterpretéis. Nuestro héroe tiene amante, madre e hija... en el Capítulo Tercero, Ángel literalmente abandona a su amada Dulcenombre para visitar a su madre y a su hija. Incomprensiblemente, la visita acaba muy, pero que muy mal. Y mira que se lo habían advertido los componentes del consejo de médicos... pero, no. El choque emocional fue demasiado grande... Una noche sin dormir y sin avisar a Dulcenombre para nada. ¿Cómo estará mi amor? ¿Por qué no podemos vivir todos juntos sin rencor, en paz y armonía? Bueno, Ángel... tómatelo por el lado bueno... se te ha abierto una puerta grande que conduce a la unión familiar... Pero ya no es lo mismo... No. Es verdad.

El capítulo próximo se llama Leré... ay, ay, ay...

Capítulo Cuarto

klatubaradaniktó

[Despinetta]

Por ahí voy yo. En mi caso, me da que Galdós presenta novela de tesis con la obra; esto es: sus personajes simbolizan ideas que él, sabia y concienzudamente, enfrenta. Estoy esperando a llegar al punto crucial de esa tesis.
Hablad. Os leo.

[RAOUL]

Bueno, yo no creo que muchos de los tipos que han salido ya vayan a tener un papel relevante en lo que venga a ser la trama posterior. Algunos apuesto que ni siquiera volverán a aparecer por escena. Es echar garbanzos en la olla, que bulla el hervidero humano y que el guiso se haga sustancioso como un padrón municipal. En esta novela novela el chef va echando legumbres a puñados. Yo lo que veo es que es eso lo que a Galdós le interesa. Los tipos humanos. No hay mayor espectáculo que ponerlos en vertical, que se muevan y que se enfrenten. Cada personaje arrastra su novela. Se nos muestra cuenta de que los Babeles tienen una novela, de las que se nos da cuenta, pero no hace falta demostrarlo. El foco sigue a Ángel Guerra.

El tercer capítulo ha sido otro buen capítulo. Con otra convaleciente. Y la técnica del diálogo mental, del diálogo imaginado que ha usado Galdós con Ángel y doña Dales me ha gustado mucho. De momento, los títulos de los capítulos son muy indicativos: "Desengaño", "Los Babeles", "La vuelta del hijo pródigo"... y sí, ahora "Leré" que sí que parece apuntar a una de las estrellas de la novela.

[klatubaradaniktó]

Galdós, posando.jpg

...y sí, ahora "Leré" que sí que parece apuntar a una de las estrellas de la novela.

Pues ya hemos acabado con ¨Leré". Capítulo Cuarto, por tanto.

Digo acabado, pero debo decir lo contrario. Ahora es cuando hemos empezado... La muerte de la madre de Guerra abre un escenario completamente nuevo. Si el Capítulo Primero era motivo de una cierta queja de esta que os escribe, porque "eso ya era terreno andado", ahora Galdós se recrea en la verdadera transformación de sus entes... por lo menos de su principal ahora, Ángel. El guerrillero idealista, contestón a los valores tradicionales, viudo y rechazado por toda la sociedad "bienpensante y estante", se nos va cambiando en un sumiso padre de familia, que queda al cargo de una fortuna más que mediana, con una hija a la que atender, una aya en la que, ¿por qué no?, posar los ojos, aunque los retire de inmediato... de momento... y muy poco tiempo para veleidades como las que tenía antes, esto es, una querida, con la que no se va a casar "jamais de la vie" y que, poco a poco, va arrinconándose en las buhardillas de la novela, hasta el grado, ignominioso, en que el lector se olvida de ella, si no fuera por las "cartitas" que le envia a su, casi ex, amante...

A todo esto, el suceso más "frappant" de este capítulo no son amores ni metamorfosis. No. Son los desvelos de un padre por la salud de su hijita... ¿A que empezamos a imaginar desgracias?

Un tema del que no he hablado, pero sería interesante: los monstruos... Pero monstruos de verdad, ¿eh? Monstruos de los que dan miedo...

- ¿A qué te refieres, klatu?

- Lee, lee, hijito...

klatubaradaniktó

[azucena]

Ahora me pondré... no he leído desde que comenté. Me han prestado un libro y lo he colado para devolverlo lo antes posible.
Así que como estoy la última no os leo hasta que os alcance... tengo casi más ganas de cotillear lo que decís que leer a Galdós, a pesar de estar interesante con la visita a la madre aaains jejejejejej qué mal.

[Gretogarbo]

... como estoy la última no os leo hasta que os alcance...

De último estoy yo, que leo pero a paso de tortuga por cuestiones que no vienen al caso.