Estaba cerca de casa y siempre iba acompañada pero aun así la iglesia me daba terror pánico, había algo ominoso en el edificio y el olor no se parecía a nada que fuera reconocible; habitualmente yo solía mirar para el suelo y taparme la cara haciendo como si rezara para no ver los frescos que había detrás del confesionario, parecían caparazones y osamentas de animales extintos o de cementerios profanados, esto ocurrio despues de hacer la comunión, pero ya la secta sacerdotal había inyectado en mi conciencia la culpabilidad necesaria para fijar la imagen de cordera lista para el sacrificio.
Una tarde invernal cuando la luz solar moribunda daba paso a las tinieblas, me debí quedar dormida y abandonada en la bancada de roble porque cuando desperté, quizá dentro de un sueño dentro de otro sueño, toc toc toc dando golpes en la madera estaba delante de mí una cucaracha de dos metros embutida en una sotana y entonces fue cuando me di cuenta de lo peor, miríadas de puntos negros salían por debajo del hábito, yo intentaba no respirar y volverme invisible pero como ocurre en algunos sueños estaba inmovilizada, y la horda trepaba por los travesaños de la madera del banco y se acercaba a mi, y por supuesto a debajo de mi falda, y fue entonces cuando algo rozó mi mano y sorprendentemente era una mano unida a un brazo por supuesto y al fondo un tridente bordado sobre el ropaje, seguro pensé que es los Neptunianos menores llamados vulgarmente tridentinos y que luchan ocupados en cuerpo y alma por conseguir un referéndum de su amado planeta, el amarillo neptuno, llevan ya siglos, pero no se dan por vencidos, por otro lado si dejaran de hacerlo cual seria su razón de existir , se dio cuenta de que llevaba tiempo oyendo musica y ahora sabia que era esta
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Un segundo después su cabeza rodaba por el frío pavimento. Fin de primer capítulo.
Evidentemente la cabeza andaba separada del cuerpo en el sueño o en la realidad que para este cuento es literalmente lo mismo, porque no se rige por la razón cartesiana.
Pero dejemosla descansar una rato y nos daremos cuenta de que la millonada de puntos negros estaban preparando una gran ofensiva largamente meditada, en sus largas horas de meditacion y oracion, si lo tenían todo planeado esta vez los neptunianos vencerán a los rojos marcianos que con su administración pagana no dejaban que los tridentes estuvieran en su posición erecta, como dios manda...
La resurrección de la cabeza que no era tal porque siempre había estado consciente y barruntando el sencillo problema de la unión de la mente y el cuerpo, consistió en una apertura de boca que tenía cubierta por una mascarilla y una apertura de ojos, con lo que consiguió una vista estupenda de un laberinto de cables, monitores y pitidos, la suave luz le hizo pensar en una UVI, pero no le importaba ahora tenía cosa más urgentes que resolver, pero como no sabía cómo, pues...
Ah se me había olvidado presentar a un personaje que quizá en los capítulos finales, si tal cosa llega a acontecer, ya que no está enteramente en mi mano sería resolutivo, el tal se llama Eso y es muy dado a expulsar por la boca enfáticos galimatías, como si fueran gases, y que a él le alivia sobremanera, ya que queda como dios. Veremos si este caballero Alpujarreño da la talla en los grandes sucesos que los dioses le deparan o se queda en una simple flatulencia, in the wind.
Pues resulta que no que este señor no da para tanto ni para nada, murió atragantado por su morada lengua jirafeña.
Pues resulta que este cuento no tiene ni pies ni cabeza, a que cabeza si que tiene, y ella como no podía hacer otra cosa se entretenía pensando en chorradas como en esos seres que se alimentan de diccionarios y que los excretan sin asimilar, tienen intolerancia a la sapiencia, son lapas literales, bah mero pasar el tiempo sin pena ni gloria, a no ser que realmente estuviera en la gloria y no hubiera dado cuenta... menos mal que mientas oia lejisimos como en un hilo musical de telefonica esto
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Y como ya se habrá dado cuenta el amable lector si es que existe algún ejemplar de santa paciencia por estos pagos, el inconveniente de no tener pies, pues hacía que la historia no pudiera ir y dios sabe si terminar, a no ser algún milagro de su santa preferida Santa Eudora de Lespes.
Ya solo quedaba esperar ...
Continuará