Sin título por el momento (Prólogo - Novela de fantasía)

[ChemaHernández]

Muy buenas tardes a todos,

Antes de nada, os doy las gracias de antemano por lo mucho que he aprendido leyéndoos en la sombra durante algún tiempo. Sin más, os dejo el prólogo de la novela en la que estoy trabajando. Mi intención es que tenga una extensión cercana a las 100.000 palabras (aquí dejo el prólogo, que consta de unas 3.000). La temática es fantasía, y dado que sé lo poco que aporta eso en el fondo, añado que es más cercana a Juego de Tronos o The Witcher que a ESDLA.

Espero que os guste. Por supuesto, cualquier comentario es más que bienvenido.

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Prólogo. En la frontera.

Humedad, penumbra, y un buen puñado de sillas vacías. Sin ser perfecto, parecía adecuado.

Yürgen cerró el portón tras de sí y avanzó directo hacia la barra. Doce ojos le siguieron el paso; con desgana en un primer momento, con curiosidad al ver al crío junto a él. Los pocos murmullos que aún se escuchaban se extinguieron con la voz del posadero.

—¿Y bien?

Era un hombre joven, con rasgos aniñados y el cutis impoluto, lo que le hacía pujar con el crío como elemento más anómalo.

—Una habitación —contestó Yürgen—. Y algo para cenar.

El joven agachó la mirada. Una mueca de sorpresa comenzó a dibujarse en su rostro.

«Algo más que sorpresa», pensó Yürgen.

Fuese lo que fuese, lo contuvo antes de que llegase a tomar forma.

—¿El niño va contigo?

Yürgen asintió en silencio, los doce ojos clavados en su nuca. La mirada del posadero no se apartó del crío hasta que Yürgen carraspeó. De súbito, el joven golpeó la barra con la jarra a la que sacaba brillo.

—¡¿Qué cojones miráis todos!? ¿Vais a espantar a cada cliente que entre por esa puerta?

El cristal aguantó el impacto, pero el hechizo se rompió de golpe, devolviendo la atención de cada cliente a su cerveza. Yürgen aprovechó para situar al crío entre su torso y la barra, a salvo de la incisiva mirada del anfitrión.

Una vez más, no había sido el mejor de los comienzos.

—No es nada personal ―continuó el posadero. Llenó la jarra de cerveza y la sirvió junto con una cesta de pan duro―. Supongo que no vemos muchos por aquí. Los dos sois bienvenidos.

Yürgen forzó una media sonrisa.

—¿Estamos en Almera? —preguntó.

—Muy al norte, pero en Almera. Lo más al norte que se puede estar. ¿Cómo es que no lo sabes? ¿Un viaje largo?

—Algo así.

Otra mirada indescifrable. Otra media sonrisa. El joven se mantuvo firme, con los brazos cruzados y las cejas en alto, dejando claro con su postura que no le importaba esperar por una respuesta más amplia. Yürgen se limitó a beber dos tercios de la jarra y pasar el resto al crío. El posadero abandonó el mostrador sin recibir su respuesta, a través de una pequeña puerta situada en el lateral.

Una vez solo, Yürgen comenzó a cuestionar su decisión. Por lo poco que sabía, resultaba difícil creer que su presencia fuese bien acogida. Las pocas voces que captaba, todas cercanas al susurro, parecían tan tensas como fuera de lugar. Casi tanto como ellos mismos.

Puede que el crío volviese a tener razón. Puede que fuese mejor limitarse a seguir sus indicaciones, profesarle la fe ciega a la que parecía estar acostumbrado. Valoró dar media vuelta y pasar otra noche a la intemperie, pero hacerlo solo atraería más atención sobre ellos. Habían pasado la frontera, a partir de ahora todo debería ser más fácil, se negaba a aceptar lo contrario. Sin girarse, trató de observar a su espalda a través de los tarros y botellas que plagaban la pared…

…seis rostros, todos ellos desfigurados por el efecto del cristal. Solo uno le devolvió la mirada, un anciano sentado al fondo, aparentemente sin acompañante.

La aguda voz del posadero eliminó el contacto visual.

—Perdiz.

El joven le miraba desde el lateral, inmóvil frente a la pequeña puerta de acceso. Un ave plomiza colgaba inerte de su mano, sujeta en su extremo por una pata fibrosa y rojiza.

―Andamos escasos de provisiones

Yürgen bajó la mirada. Tres palmos más abajo, el crío asintió en silencio.

—Nos vale.

El posadero volvió frente a Yürgen y comenzó a desplumar al ave. Cada pocos segundos apartaba una de las plumas en un pequeño tarro, para después rociar el interior con un polvo verduzco que obtenía de un bote algo más amplio. Yürgen le observaba en silencio, entre intrigado y alerta.

—Para el mal de ojo —dijo el posadero sin detener la tarea—. Por aquí se estila mucho.

Terminó con el ave y lo llevó de nuevo a lo que debía ser la cocina, donde parecía dar órdenes a alguien. Al volver, se acercó a la posición de Yürgen y bajó aún más la voz. El silencio a sus espaldas iba también en aumento.

—Oye, yo soy el primer interesado en que de vez en cuando entre algún cliente nuevo. Y si además pide algo que se mastique y no me vomita en la mesa, mejor que mejor. —El joven sonrió por primera vez. Una fina hilera de dientes asomó bajo sus labios, todos ellos más blancos que amarillos. No había ningún hueco a la vista. Otra sorpresa—. Ya sé que hoy en día es difícil hacer amigos, pero los nuevos tenéis que hacer un esfuerzo extra, eh. Posadero veterano, viajero desconocido, siempre ha funcionado así.

Indagó en los ojos de Yürgen en busca de alguna reacción. Sin apartar la mirada, Yürgen cogió un trozo de pan y pasó el cesto al crío.

—¿Te digo cómo lo veo yo? —continuó el joven—. Llevas un niño contigo, y eso me tranquiliza. Transmite cierta confianza. Pero también veo la estrakki que te cuelga del hombro, que probablemente sea más grande que el crío. No es que eso me moleste, no me malinterpretes. Una buena estrakki siempre es bienvenida en esta posada. —Apoyó ambas manos sobre la barra y elevó la barbilla, señalando con su punta hacia la espalda de Yürgen—. Pero ninguno de los dos queremos que el grupito de intelectuales se ponga más nervioso.

Yürgen masticaba despacio, disfrutando cada bocado del pan seco y amargo del posadero. Junto con la cerveza, agria y demasiado espesa, era lo más reconfortante que probaba en varios días. Solo por eso habría merecido la pena.
Esperaba no tener que recordárselo.

El crío elevó la cesta vacía por encima de la barra, que a su vez quedaba por encima de su cabeza. El posadero la agarró y volvió con otra llena. Él mismo parecía deleitarse por ver cómo otros ingerían sus alimentos, pero volvía a ladear la cabeza, demandando una respuesta que tardaba más de la cuenta en llegar.

No había por qué forzar la situación. Con un incidente en la frontera era más que suficiente.

—Los dos venimos del norte.

La sonrisa del joven era cada vez más amplia.

—¿Tribales? No me preguntes porqué, pero no me sorprende del todo. —Se acercó aún más a Yürgen—. Si hubiese alguna norma en mi posada sería la de no molestar a los clientes, y menos a unos con tan buen apetito. Pero si mal no recuerdo las cosas en las tribus andan bastante mejor que por aquí, y en esta montaña en el culo del mundo no estamos acostumbrados a las visitas nocturnas. Supongo que hace falta un buen motivo para meterte en el culo del mundo. Y más si te metes de noche.

Yürgen cogió otro trozo y volvió a pasar la cesta.

—No te lo vas a creer —dijo con la boca llena—. Nos habían hablado de tu cerveza.

El joven soltó una carcajada seca y desvió la mirada. Alzó la voz por primera vez.

—¿Habéis oído, muchachos? ¡El nuevo es más ingenioso que nuestro Krom el ingenioso! ¡Contádselo cuando lo veáis!

Varios clientes se removieron sobre sus sillas. Con mayor o menor disimulo, todos volvían a prestar atención.

«Mala cosa».

Demasiados días sin apenas comer. Demasiadas noches sin apenas dormir. Por poco que le gustase, una dosis de dramatismo tribal no le haría daño a estas alturas. Sabía cómo interpretar su papel, y una vez más, el sarcasmo parecía no tener cabida.

«Lo que sea por una cama».

—¿Cómo te llamas, posadero?

—¿Lo ves? Esa dinámica me gusta más. Kanh. Kanh Vantrea, para servirle.

—A mí me llaman Yürgen.

Estrecharon la mano. La del posadero, lisa y alargada, la de Yürgen, más callo que carne.

—No sería fácil resumir los motivos de nuestro viaje, Kanh Vantrea. —Miró al crío, que masticaba ausente a la altura de su cintura. Le revolvió el pelo con desgana—. Supondría poco menos que contarte la historia de mi vida, y no pretendo aburrirte, ni a ti, ni a tu honorable clientela. —Barrió el resto de la posada con un gesto de la mano, hasta terminar con el dedo índice frente al risueño rostro del joven—. Lo que no implica que no entienda tu preocupación, que además te honra como guardián de esta casa.

Giró sobre sí mismo y dejó aflorar su mejor sonrisa.

―Por eso voy a esforzarme para que a nadie le incomode nuestra presencia.

«Por todos los tablones, espero acordarme de cómo funciona esto».

—Como decía, mi nombre es Yürgen, y tanto yo como el crío venimos del norte. La razón de mi viaje no es otra que encontrar el que un día fue mi hogar, y del que apenas recuerdo nada a día de hoy. Si venimos del norte es porque es ahí donde vivíamos, en una de las tribus de Toldo, concretamente. —Carraspeó y proyectó aún más la voz—. Sé que en estas tierras estáis en guerra, y os aseguro que no tenemos la más mínima intención de participar en ella. Como seguro sabréis, el nuestro es un pueblo pacífico y civilizado…

A su izquierda, uno de los clientes emitió una especie de bufido nasal. Un sonido a medias entre la aprobación plena y una muestra sutil de todo lo contrario.

—… y solamente estamos de paso —continuó Yürgen—. Mañana mismo seguiremos nuestro camino. Lo último que pretendemos…

El del bufido se reía ahora sin disimular.

—¿Le divierte lo que cuento? —preguntó Yürgen, tratando de replicar el mismo tono alegre.

El hombre se inclinó en la silla y subió las botas a la mesa.

—Me parece que desde que has entrado no has hecho otra cosa que decir mentiras, iluktu. Y no solo la del pueblo civilizado.

Se giró hacia él. Pigmento azul y espalda ancha. Probablemente un konri, de los pueblos marinos del sur de Almera. Lo fuese o no, su aspecto era más acorde con el ambiente de la posada, lo que a priori no parecía una buena señal.

—Le aseguro que ni una sola de mis palabras ha faltado a la verdad, mi buen señor. En cuanto al grado de civismo, permítame…

—Hijo, ¿sabes cuántos años llevamos en guerra?

El que interrumpía ahora era el anciano, el mirón del cristal.

—Vosotros los tribales sois muy buenos juntando palabras y montando…teatrillos. Pero igual no sabes cómo andan las cosas por aquí.

—Sé que no son pocos —contestó Yürgen. Impregnó su tono con el toque justo de aflicción—. A todas las tribus llegan noticias sobre las guerras del sur. Y por supuesto, es algo que me entristece.

—Cuatro años. Cuatro marranos años intentando quitarnos de encima a los hijos de puta veldicianos. Pero tantos años de guerra, entre muerto y muerto, acaban trayendo alguna cosa buena.

Mientras el viejo hablaba, el konri se sentó sobre la mesa. No había más de tres metros entre Yürgen y él.

—La primera es que al final te acostumbras, como a casi todo —continuó el anciano—. Pero hay otra que es incluso mejor, o por lo menos a mí me lo parece. Por aquí la llamamos el cosquilleo.

—Caballeros ―intervino el posadero—, vamos a dejar que nuestro amigo termine de contar su historia, no creo que…

—Cierra la boca —dijo el konri.

El viejo se aclaró la voz.

—El cosquilleo viene a ser algo así como… qué demonios, como un cosquilleo. Algunos lo sienten en la nuca, otros en la espalda… A mí me suele dar en las pelotas, justo en el centro de los dos huevos. Lo cual es un incordio, porque rascarte ahí es más complicado. Y más cuando llegas a una cierta edad.

Yürgen pidió otra jarra con un gesto de la mano.

—Una afección curiosa, si me lo permite. ¿Y qué dice que significa ese…?

—Eso es lo mejor ―interrumpió el anciano―. Que significa justo lo que parece. Los huevos me pican porque alguien intenta tocármelos. Ellos lo saben y se ponen a picar solos.

Yürgen pasó la jarra al crío y volvió a girar sobre sí mismo.

—Sinceramente, nunca había escuchado una proeza así. Le agradezco que la comparta, siendo además un tema de naturaleza tan íntima y…

—No hay nada que agradecer, hijo. Pero deja que termine. ―Otra interrupción. Otra mala señal. El viejo abrió las piernas todo lo que el pantalón permitía―. ¿Quieres saber en qué momento me pican más las pelotas? ¿Cuándo se ponen a dar botes dentro del pantalón?

Yürgen redujo el espacio entre el crío y su espalda. Asintió al aire sin demasiado convicción.

El viejo se agarró la entrepierna con una mano pálida y venosa.

—Mis pelotas bailan cuando las pongo delante del escudo veldha. Nada más ver el puto escudo, como si de golpe sonase una canción.

Tras las palabras del viejo, un silencio pesado invadió la posada. No era distinto al de antes; tenso, impostado, artificial.
Pero la capa que lo envolvía era mucho más frágil esta vez.

Tan frágil como para que un minúsculo cuadrado de harina, ubicado a conciencia en la zona central de unos pequeños molares, pudiera hacerlo explotar sin demasiado esfuerzo.

El crujido llegó desde la espalda de Yürgen, justo a la altura de su cintura.

Tragó saliva y mantuvo la sonrisa. Recordando.

Maldiciendo.



Cuando el konri se abalanzó sobre él, solo tuvo que hacer un ligero movimiento con el hombro. Apenas fue un espasmo, como si una mosca pesada se hubiese posado y tratase de espantarla.

Pero bastó para que el cuero que agarraba la estrakki se elevase unos centímetros.

Lo siguiente fue doblar el codo, ladear la cadera unos cuantos grados a la izquierda, y apretar el gatillo.

El cuerpo del hombre cayó desplomado. Su cabeza pasó a formar parte del mobiliario.




—Joven Kanh, venerable anciano, ha sido un placer conocerlos a todos. Incluso a sus testículos.

Yürgen sostuvo al crío frente a él y avanzó despacio hacia la puerta, apuntando en intervalos cortos hacia ambos lados de la posada. De los cinco clientes que quedaban vivos, solo el viejo permanecía sentado.

—Desconozco si el hombre lo merecía, pero les puedo asegurar que no era mi intención matar hoy a nadie. Por otra parte, permítame felicitar la pericia de sus gónadas; tal y como usted mismo ha desvelado, el escudo de mis botas pertenece al Imperio Veldah.

Uno de los presentes, no mucho mayor que el posadero, amagó con dar un paso hacia ellos. Yürgen giró bruscamente hacia él. Acarició la clavija que activaba el seguro del arma después de cada uso. El hombre se detuvo en seco y apretó la mandíbula.

La salida no estaba a más de veinte pasos.

—Sin embargo ―continuó―, y aunque sé que mi credibilidad se ha visto en parte… comprometida, le aseguro que si las llevo puestas es porque yo mismo asesiné a su legítimo dueño, un soldado imperial que hacía guardia no muy lejos de aquí. Debió confundirnos con sureños patrullando la frontera y atacó mientras dormíamos. ―Algún gesto de confusión. Ninguno de duda. Trató de alargar cada palabra, evitando un nuevo silencio que podría ser el último―. Desgraciadamente, la contienda fue tan disputada que se cobró mis viejas botas. Aunque supongo que podría haber sido peor. ―Diez pasos más y estarían fuera. Aumentó ligeramente el ritmo―. Lo que quiero decir, y seguro que varios coincidiréis conmigo, es que estas botas deberían ayudarnos a acercar posturas. Al fin y al cabo, hace unas pocas horas todos compartíamos enemigo.

Cinco pasos. Pocas ideas. Una bala más antes de recargar.

Cuando la verborrea se le acabó, el viejo escupió al suelo y alzó la voz.

—Hijo, no has debido salir de tu tribu para venir aquí.

Dos pasos. La culata sosteniendo la puerta.

—Tribal o no, algo me dice que vas a acordarte de este día.

Durante el instante que Yürgen tardó en atravesar la puerta, apenas por una fracción de segundo, volvió a cruzar su mirada con la del anciano.

Aun con la distancia que los separaba, y entre la penumbra que le envolvía, pudo intuir una mirada antigua, profunda, y sorprendentemente tranquila.

[Grifoenfurecido]

¡Hola!
Bueno, yo no soy una experta en lenguaje, pero como lectora de fantasía me ha gustado este primer acercamiento. Si lo hubiese leído en la librería, podría haberme intrigado lo bastante como para comprarlo. Me recuerda un poco a Abercrombie. Habrá quien te diga que no es original en sus elementos: posada, pelea entre hombres, guerras tribales de fondo... A mí la originalidad no me importa demasiado, siempre que no sea una copia. Si los personajes son buenos y la historia también, puedes poner 30 posadas y 200 héroes con espada/pistola que no me voy a aburrir.
.
Lo único que puedo "criticar" es que si es una novela de fantasía, en el prólogo no hay ninguna pista de ello. Yo lo sé porque lo pones en el título, pero podría ser histórica. Si va a haber algo parecido a magia, razas, poderes... Tal vez sea importante dar una pista en el prólogo. Como te dije antes, me recuerda al tono de Abercrombie, pero en lo que he leído hasta hora de él (la trilogía del Mar Quebrado) la magia es un elemento muy muy casual, apenas hay pinceladas, entonces aunque no meta nada mágico en el prólogo, no pasa nada. Sin embargo, en Canción de hielo y fuego, que citas como ejemplo, ya tienes un prólogo en el que te deja claro que en la novela hay un fondo "mágico" gordo (aunque luego no haya tanta).
Por lo demás a mí me ha gustado. El protagonista, Yürgen, me ha caído bien y el hecho de que viaje con un niño es el elemento diferente que te deja con ganas de saber algo más.
No puedo decirte mucho en plan corrección de frases y demás porque en general lo veo bien.
En fin, que yo soy muy durilla, muchas veces me bajo la prueba de novelas en amazon y las descarto en una o dos páginas (suena feo, pero es así). La tuya habría pasado al primer capítulo para ver cómo sigue.

[ChemaHernández]

Muchas gracias por tu comentario @grifoenfurecido!

No sabes cuanto me alegro de que te haya gustado, pero no solo por eso, sino porque justo con el autor que mencionas (Abercombrie) es con el que más "identificado" me siento en el estilo. Tienes toda la razón en que no lo cité en mi mensaje, y si te digo la verdad, no tengo ni idea de porqué, pero si tuviera que emplear un solo autor como el que más se asemeja a mi estilo (que nadie piense que me comparo con él), desde luego que sería este, por encima de otros como George RR Margin o Andrzej Sapkowski. Lo cierto es que no me gusta "abusar" de los elementos mágicos, y en los capítulos que ya llevo los estoy dosificando con cuenta gotas (pero sí aparecen).

Por supuesto, si en algún momento quisieras leer algo más (por el momento he escrito cinco capítulos), solo tienes que comentármelo.

Un abrazo!
Chema.

[Raúl Conesa]

Es un buen comienzo. Cierto es que peca un poco de cliché, con el asunto del viajero que llega a un lugar y se mete en líos con los locales, pero se salva por plantear de forma efectiva cuestiones sobre las causas del viaje y el tipo de mundo en el que se mueve el protagonista. Parece que culturalmente están por la baja edad media (posadas, guerras entre reinos y tribus), pero tecnológicamente tira más hacia mediados del siglo XIX (armas de fuego con funciones avanzadas, tales como un seguro que se activa por sí mismo tras cada disparo).

Echo en falta un poco más de descripción, tanto de escenario como de personajes, y al mencionar un arma con un nombre de fantasía, ayudaría saber la forma aproximada del trasto. Aparte de eso, es bastante sólido. Me vería leyéndolo.

[ChemaHernández]

Es un buen comienzo. Cierto es que peca un poco de cliché, con el asunto del viajero que llega a un lugar y se mete en líos con los locales, pero se salva por plantear de forma efectiva cuestiones sobre las causas del viaje y el tipo de mundo en el que se mueve el protagonista. Parece que culturalmente están por la baja edad media (posadas, guerras entre reinos y tribus), pero tecnológicamente tira más hacia mediados del siglo XIX (armas de fuego con funciones avanzadas, tales como un seguro que se activa por sí mismo tras cada disparo).

Echo en falta un poco más de descripción, tanto de escenario como de personajes, y al mencionar un arma con un nombre de fantasía, ayudaría saber la forma aproximada del trasto. Aparte de eso, es bastante sólido. Me vería leyéndolo.

Muchas gracias por tu comentario Raúl, me alegro de que te haya gustado y mucho más de que te veas leyéndolo.

La ambientación efectivamente es muy cercana a la que comentas, con ciertos detalles aún por pulir. En cuanto al tema cliché/tópico, es cierto que no he querido arriesgar con el prólogo (qué demonios, y que fue lo que salió en ese momento, mentiría si dijese que todo es premeditado), pero lo cierto es que el tema central de la novela se aleja bastante del típico argumento "épico/medieval" (quiero decir, más allá del prólogo).

Muchísimas gracias por leerlo!
Un abrazo!

[lucia]

Otra que acaba de leer el capítulo. Yo hubiese agradecido que no te refirieses al posadero como joven continuamente, me tocaba pensar si te referías a Yürgen o a él.

También pensé al principio que la estrakki era la espada, así que me sorprendió que fuese una pistola.

Lo que me ha intrigado es el niño, ¿es una especie de profeta o algo así?

[ChemaHernández]

Muchas gracias por tu comentario Lucía!

Echaré un vistazo a lo de joven (lo cierto es que Yürgen no es joven, tiene unos treinta y largos/cuarenta), por si se puede clarificar.

En cuanto al niño, prefiero no hacer spoiler de ningún tipo, pero me alegro de que te intrigue.

Por todo lo demás, ¿te ha gustado nivel de estilo?

Un abrazo!
Chema.

[lucia]

De estilo va bien.

[Manuel Webmaster]

Está muy bien, demasiado bien... ¿No es la primera novela que escribes, no?
A nivel de estilo me gusta, aunque hay un par de cosas (puntuales) que a mi no me gustan. Esto es algo personal, pero no me gusta leer el "ingieren". Qué coño, yo no ingiero, yo como. También está ésta frase, "Impregnó su tono con el toque justo de aflicción", que no sé porque, pero me da rabia. Me siento tonto. Bueno, es lo único que he encontrado que no me gusta, la puntuación está perfecta (creo, no soy un experto ) y el texto por lo demás corre e invita a seguir leyendo.

Otra cosa: No me convence el "konri" a nivel fonético. Mira qué chulo sonaban los dothraki, que tan solo con leer su nombre ya sabías que te venían a cortar la cabeza. Los konri parecen un poco mindundis, aunque igual era eso lo que pretendías

¿Cuánto llevas escrito hasta ahora? ¡Ánimo para seguir con el proyecto!

[ChemaHernández]

Está muy bien, demasiado bien... ¿No es la primera novela que escribes, no?
A nivel de estilo me gusta, aunque hay un par de cosas (puntuales) que a mi no me gustan. Esto es algo personal, pero no me gusta leer el "ingieren". Qué coño, yo no ingiero, yo como. También está ésta frase, "Impregnó su tono con el toque justo de aflicción", que no sé porque, pero me da rabia. Me siento tonto. Bueno, es lo único que he encontrado que no me gusta, la puntuación está perfecta (creo, no soy un experto ) y el texto por lo demás corre e invita a seguir leyendo.

Otra cosa: No me convence el "konri" a nivel fonético. Mira qué chulo sonaban los dothraki, que tan solo con leer su nombre ya sabías que te venían a cortar la cabeza. Los konri parecen un poco mindundis, aunque igual era eso lo que pretendías

¿Cuánto llevas escrito hasta ahora? ¡Ánimo para seguir con el proyecto!

Muchas gracias por tu comentario! Me alegro de que te haya gustado y tomo nota de tus comentarios. Es cierto que a veces uno se deja llevar por el frenesí de la escritura y salen términos que pueden parecer demasiado rebuscados. Y lo de konri, tampoco veo mal darle una pequeña vuelta, en ese sentido no me gusta cerrarme a modificar nombres, pues como bien ejemplificas, uno que sea bueno puede hacer maravillas.

Lo cierto es que es lo primero que escribo "tomándomelo en serio", es decir, pretendiendo que lo que salga de aquí sea una novela en condiciones, y si se alinean los astros, poder publicar. Por ahora llevo unas 14.000 palabras. Por supuesto, si quieres echar un vistazo al resto no dudes en comentármelo, y muchas gracias por los ánimos!

Un abrazo!

[Manuel Webmaster]

Muchas gracias por tu comentario! Me alegro de que te haya gustado y tomo nota de tus comentarios. Es cierto que a veces uno se deja llevar por el frenesí de la escritura y salen términos que pueden parecer demasiado rebuscados. Y lo de konri, tampoco veo mal darle una pequeña vuelta, en ese sentido no me gusta cerrarme a modificar nombres, pues como bien ejemplificas, uno que sea bueno puede hacer maravillas.

Lo cierto es que es lo primero que escribo "tomándomelo en serio", es decir, pretendiendo que lo que salga de aquí sea una novela en condiciones, y si se alinean los astros, poder publicar. Por ahora llevo unas 14.000 palabras. Por supuesto, si quieres echar un vistazo al resto no dudes en comentármelo, y muchas gracias por los ánimos!

Un abrazo!

Pues tiene buena pinta, si me pasas el resto lo leo seguro.

[Manuel Webmaster]

Por cierto, no sé si ya las conocerás pero seguro que te viene bien echarle un vistazo a las clases de Brandon Sanderson
https://www.youtube.com/watch?v=-6HOdHE ... A6IAqh8qeQ

[ChemaHernández]

Por cierto, no sé si ya las conocerás pero seguro que te viene bien echarle un vistazo a las clases de Brandon Sanderson
https://www.youtube.com/watch?v=-6HOdHE ... A6IAqh8qeQ

Muchas gracias por el enlace!

Un abrazo.
Chema.

[Grifoenfurecido]

Pues no me importaría leer algo más para ver cómo sigue, si me mandas el primer capítulo genial.
De todas formas no soy muy fan de leer novelas sin terminar o de ir leyendo por fragmentos, soy más de esperar a que esté listo el borrador. Si entonces necesitas una lectora beta, ya sabes! (A mí también me gusta mucho el estilo de Abercrombie).

Muchas gracias por tu comentario @grifoenfurecido!

No sabes cuanto me alegro de que te haya gustado, pero no solo por eso, sino porque justo con el autor que mencionas (Abercombrie) es con el que más "identificado" me siento en el estilo. Tienes toda la razón en que no lo cité en mi mensaje, y si te digo la verdad, no tengo ni idea de porqué, pero si tuviera que emplear un solo autor como el que más se asemeja a mi estilo (que nadie piense que me comparo con él), desde luego que sería este, por encima de otros como George RR Margin o Andrzej Sapkowski. Lo cierto es que no me gusta "abusar" de los elementos mágicos, y en los capítulos que ya llevo los estoy dosificando con cuenta gotas (pero sí aparecen).

Por supuesto, si en algún momento quisieras leer algo más (por el momento he escrito cinco capítulos), solo tienes que comentármelo.

Un abrazo!
Chema.

[Megan]

Hola, ChemaHernández, me parece que sería bueno que le pusieras un título a tu novela, en principio no hay problema en que no tengas en título, pero a estas altura tendrás alguna idea. Gracias