El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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jilguero
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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Antonia, una mujer buena


Antonia.jpg

Ocurría cuando las tardes se iban haciendo más largas, o bien cuando los días aún no se habían acortado demasiado. Y ocurría sobre todo, esto lo supongo ahora que soy adulta, cuando mi santacatalina, de natural sociable, necesitaba pasar unas horas con otra mujer que estuviera, como ella, deseosa de compartir confidencias.

Y en esos días en los que las tardes se iban haciendo más largas o bien todavía no se habían acortado mucho, a veces, después del almuerzo, ella nos proponía dar un largo paseo. Los asilvestrados los acogíamos siempre con gran alborozo porque, aunque en el día a día gozáramos de mucha libertad de movimiento, teníamos prohibido alejarnos mucho del recuncho. En esos largos paseos, en cambio, rebasábamos los límites habituales y eso le daba un no sé qué de aventura.

Y en esas largas y demoradas tardes, fuera cual fuera la compañera de charla que hubiera elegido mi santacatalina, lo primero era bajar por la Carreterilla hasta la Carretera. Ninguno de estos dos caminos estaba bien pavimentado. Pero la Carreterilla era, qué duda cabe, mucho más temible a la hora de las caídas: tenía grava suelta y una hilera central de piedras descarnadas que hacía inevitable que terminaras con las palmas de las manos y las rodillas desolladas.

Mas los asilvestrados no escarmentábamos, ni siquiera en cabeza propia, y siempre bajábamos la Carreterilla a toda mecha. Lo habitual era que alguno terminara por los suelos y con desollones que, por toda cura, recibirían un par de lengüetazos: de mi santacatlina, si el caído era aún demasiado pequeño; del propio afectado, si este tenía ya edad suficiente para imitar a los perros.

Había tardes en la que la elegida era Eugenia , mujer del peón caminero, o Filomena, casera de San Joaquín; y al llegar a la Carretera, girábamos hacia la derecha y subíamos por la Cuesta de los Eucaliptos. Pero si la elegida era Antonia, mujer del aperador del Cortijo de Enmedio, torcíamos hacia la izquierda y caminábamos cuesta abajo junto a otra hilera de eucaliptos que, por alguna razón que desconozco, no habían logrado incorporarse a ningún topónimo.

Antonia era una mujer eminentemente buena: lo era entonces, cuando la visitábamos en las largas y demoradas tarde de la infancia; lo fue luego, cuando se fue a vivir al pueblo para evitar que sus hijos crecieran analfabetos, o cuando también nosotros abandonamos aquel mundo y dejamos de verla con frecuencia; y ahora, mientras descansa en paz compartiendo cementerio y bandada de pájaros con su Antonio, lo sigue siendo en nuestro recuerdo.

«Para que mi Antonio se sienta a gusto», me dijo el día en que enterramos al Pescador y, antes de salir del recinto sacramental, me agarró del brazo y me llevó a ver la lápida que había hecho tallar para la tumba del que había sido su compañero de vida y el padre de sus hijos. Un hombre de campo sencillo y con tal pasión por los pájaros que disfrutaba lo mismo viéndolos volar en libertad que escuchándolos cantar en sus jaulas o cazándolos con las costillas que fabricaba con sus propias manos.

Ahora también Antonia descansa en paz en el interior de esa tumba coronada de pájaros, pero yo prefiero recordarla cuando estaba aún llena de vida. Recordarla en esas largas tardes de paseo en las que la visitábamos en el Cortijo de Enmedio y ella, siempre risueña, siempre hospitalaria, se apresuraba a sacar un par de sillas de enea —una para mi santacatalina, otra para ella— y, si más ambages, con esa complicidad propia de las mujeres de entonces, las dos pegaban la hebra.

Recuerdo la cocina, enorme, umbría. Al fondo, el hogar con su gran chimenea y, bajo las ennegrecidas trébedes, las brasas aún parpadeantes de haber preparado la comida; a la izquierda, la larga mesa de madera y, a cada lado de esta, un banco igualmente largo; y a la derecha, una cantarera con media docena de cántaros llenos de agua y tres tinajas con rústicas tapas de madera y, en el caso de dos de ellas, un cazo metálico encima.

Tinajas que adquirían especial relevancia a la hora de reponer fuerzas. Porque en una de ellas estaban las aceitunas aliñadas para todo el año; en otra, hogazas de pan para la quincena; y en la tercera, agua para beber sin necesidad de manejar los pesados cántaros. Y a la hora de la merienda, Antonia, siempre tan hospitalaria, nos ofrecía una rebanada de pan y un plato de aceitunas. Y si era la época en la que las pipas de los girasoles estaban ya granadas, antes de partir, nos obsequiaba también un lampazo.

Esa mujer sencilla y buena que formó parte de mi infancia, ahora descansa en paz bajo una bandada de pájaros en el mismo cementerio en que lo hacen mis padres y mis abuelos maternos. Y quizás por eso, aunque no solo por eso, prefiero recordarla cuando estaba aún llena de vida. Recordarla cuando, en los tórridos veranos de Sevilla, escapábamos de la ciudad para pasar unos días en Montilla; y ella, en cuanto se enteraba de que habíamos llegado, acudía a hacerle una visita a mi santacatalina y, tan hospitalaria como siempre —vivía todo el año en el pueblo y, en cierto modo, se seguía sintiendo la anfitriona—, le regalaba una lata grande de melocotones en almíbar.

«Para los niños», decía, como si le gustara pensar que el tiempo se había detenido y que nosotros seguíamos siendo esos niños a los que ella agasajaba antaño con pan y aceitunas. Y quizás por eso, aunque no solo por eso, pegaban la hebra como otrora y, aparte de ponerse al día de sus respectivas vidas, recordaban hazañas del pasado. Como el día en que Antonia perdió La Catalana* y se vino andando desde el pueblo con su Juani de la mano y su Paquito, que era un niño de pecho, en brazos. Y al llegar al cruce de la Carretera con la Carreterilla, subió a casa para pedir un vaso de agua. Y mi santacatalina, por fin anfitriona, aprovechó para ser ella quien diera de merendar a sus hijos.

Luego murió mi santacatalina y, la mañana del adiós, mientras las campanas de la parroquia doblaban por ella, Antonia la lloró como si fuera una más de la familia. Y a partir de ese día fuimos nosotros, los antiguos asilvestrados, quienes cogimos el relevo; y cada vez que íbamos a visitarla, nos miraba risueña y soñadora, como si el tiempo no hubiera pasado y siguiera viendo en nosotros a los niños que ya no éramos. Y quizás por eso se acordaba, entonces, de los que ya no estaban. De sus padres, de los nuestros... Y de su Antonio, cuya foto, según me contó en una de esas visitas, colocaba los domingos de cara al televisor para que escuchara con ella la misa.

La pandemia ha hecho que en los dos últimos años no fuéramos a verla y, aunque teníamos planeado hacerlo pronto, de un día para otro nos enteramos de que estaba muy, muy enferma. Y justo desde la sierra, rodeada de nuevo de naturaleza, hablé con ella por última vez. Tenía la voz ronca, y la conversación fue muy breve porque hablar le fatigaba. Aun así, no perdió la ocasión de volver a decirme lo mucho que nos quería y que nunca nos iba a olvidar.

No sé si a ese otro lado de la vida perduran los recuerdos, pero lo que sí sé es que, mientras sigamos estando vivos, nosotros nunca olvidaremos a esa mujer eminentemente buena que fue Antonia.

Antonia y Antonio.jpg

* La empresa Alsina Graells-Sur se la conocía en la campiña cordobesa como La Catalana y, por extensión, se usaba ese término como sinónimo de autobuses. Hay quien dice que la denominación tuvo su origen cuando no había estos transportes de viajeros entre los pueblos de Córdoba, pero en sí en Cataluña, donde lo veían los emigrantes cordobeses. Cuando los primeros autobuses llegaron a la capital cordobesa empezaron a denominarlos así.

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Última edición por jilguero el 09 May 2022 23:53, editado 1 vez en total.


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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 06 May 2022 12:26Antonia, una mujer buena
¡Qué bonito cuentas tus recuerdos y cariños, jilguero!

Por mera curiosidad, ¿cómo es que tienes dos fotos de Antonia?
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió: 07 May 2022 09:49 Por mera curiosidad, ¿cómo es que tienes dos fotos de Antonia?
Por una de sus hijas, con la que seguimos en contacto. Cuando iba a ampliar el retrato de familia, le pedí alguna de Antonia de niña, pero me mandó la de jovencita (la pinché en el corcho de bujianos jóvenes) y también la otra porque sabía que tenía interés en tener un recuerdo de su padre, al que solo nombro de pasada, porque estas palabras iban dedicadas al recuerdo de ella. Pero era también un hombre entrañable: risueño, bromista y muy juguetón con los niños. Poco antes de morir, me regaló un costilla pequeñita, tamaño llavero, a imitación de las que él había hecho toda la vida para cazar pájaros. La tenía colgada en la pared de mi dormitorio, pero ya no está y no sé dónde demonios la he metido. A falta de ese recuerdo de aquellos tiempos, al menos esta otra foto de cuando ambos eran jóvenes y tenían toda la vida por delante.

Eran tiempos en que se compartía de una manera más intensa que ahora (problemas, miedos, cariños, comidas, remedios, etc.). Recuerdo que, en alguna de las visitas veraniegas, Antonia, que no tenía la suficiente riqueza de vocabulario para expresar la riqueza que sí tenía de sentimientos, me dijo: "Antes nos queríamos de otra manera" y, después de buscar sin éxito las palabras con las que desarrollar esa idea, añadió simplemente: "Antes nos queríamos más".


PD: Cata, mira quien estaba hoy asomado al desaguadero que hace las veces de ventana de la madriguera. Cuando lo he visto, he seguido caminando y, una vez he pasado por delante, me he sentado sin hacer ningún movimiento brusco y he sacado la foto con el móvil en el regazo. En cuanto que he intentado levantarlo para hacer una foto mejor, ha desaparecido.

Tomás asomado.jpg
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 07 May 2022 11:38... Antonia, que no tenía la suficiente riqueza de vocabulario para expresar la riqueza que sí tenía de sentimientos, me dijo: "Antes nos queríamos de otra manera" y, después de buscar sin éxito las palabras con las que desarrollar esa idea, añadió simplemente: "Antes nos queríamos más".
Y no lo pudo decir mejor, jilguero. Esta mañana, que se me dio a mí por pensar camino de la panadería (a la vuelta ya no; sería excesivo), recapacitaba sobre algo parecido. Con el guasap, las personas estamos a lo mejor un rato de charla y de repente enmudecemos, sin un hasta luego, un tengo que irme, un pasa buen día, un luego te escribo... o, de ser así, un no me des más la chapa, pelma. No sé si esa es también una forma de "Antes nos queríamos de otra manera".
jilguero escribió: 07 May 2022 11:38Cata, mira quien estaba hoy asomado al desaguadero que hace las veces de ventana de la madriguera.
¡Oh, creo recordar que los demás es la primera vez que vemos a Tomás!
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió: 07 May 2022 16:16 Esta mañana, que se me dio a mí por pensar camino de la panadería (a la vuelta ya no; sería excesivo),
Cata, creo que vamos a tener que crear unas efemérides bujianas, en las que nos hagamos eco de días como el de ayer. Y es que eso de que en un mismo día, el 7 de mayo de 2022, Tomás el Esquivo se dejara ver asomado a la ventana de su madriguera y a Greto le diera por ¡¡¡pensar!!! camino de la panadería no es moco de pavo.
Gretogarbo escribió: 07 May 2022 16:16 ¡Oh, creo recordar que los demás es la primera vez que vemos a Tomás!
Pronto hará un año que logré verlo, primero al acecho, luego fuera, y os lo mostré. Pero es normal que lo hayas olvidado porque se prodiga tan poco que mi comentario habitual es que no hay quien vea a Tomás.
Gretogarbo escribió: 07 May 2022 16:16 Con el guasap, las personas estamos a lo mejor un rato de charla y de repente enmudecemos, sin un hasta luego, un tengo que irme, un pasa buen día, un luego te escribo... o, de ser así, un no me des más la chapa, pelma. No sé si esa es también una forma de "Antes nos queríamos de otra manera".
Sí, creo que eso es otra forma de expresar ese "Antes nos queríamos de otra manera" de Antonia, sobre todo si están guasapeando con gente que tiene cierta relevancia en tu vida. Personalmente, hay veces en que tengo sensación de desconsideración si desaparezco sin más y aclaro que me marcho (a la cama, con frecuencia, por tener un horario gallináceo). A cambio, al guasap le veo una cosa muy positiva: puedes mandarlo cuando quieras sin tener que preocuparte si es el momento oportuno o no, pues sabes que la otra persona lo leerá cuando le venga bien y te contestará cuando pueda o quiera. Es decir, me hace a veces sentirme desconsiderada si corto sin dar explicación, pero me da libertad a la hora de mandarlo porque no tengo miedo a "importunar".


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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »


Parece, Cata, que Tomasito está en fase cotilla. Esta mañana, había una corredora subiendo y bajando por delante de su madriguera y él con la cabeza fuera cotilleando. :cunao: Creo recordar que el año pasado también tuvo una fase menos esquiva por esta época. Luego lo miraré.

Tomasito cotilla.jpg


Por otro lado, ya está aquí el calorcito, la gente acudiendo a la playa, sobre todo los fines de semana, y las ratas del mar dándose festines matutinos.

Festín.jpg


Como supongo que estaban desayunando, les vamos a poner esta musiquilla que, según dicen, se le ocurrió a Mozart niño, con 5 años, mientras miraba a su madre untar de mantequilla una tostada.


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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 08 May 2022 10:24Pronto hará un año que logré verlo, primero al acecho, luego fuera, y os lo mostré.
Pues discúlpame pero no lo recordaba.
jilguero escribió: 08 May 2022 10:24Personalmente, hay veces en que tengo sensación de desconsideración si desaparezco sin más y aclaro que me marcho (a la cama, con frecuencia, por tener un horario gallináceo). A cambio, al guasap le veo una cosa muy positiva: puedes mandarlo cuando quieras sin tener que preocuparte si es el momento oportuno o no, pues sabes que la otra persona lo leerá cuando le venga bien y te contestará cuando pueda o quiera. Es decir, me hace a veces sentirme desconsiderada si corto sin dar explicación, pero me da libertad a la hora de mandarlo porque no tengo miedo a "importunar".
Por supuesto, jilguero. Ese enviar en el momento que se pueda y/o el leer en las mismas circunstancias, es algo muy útil. Pero yo me refería más bien a cuando llevas un ratillo parloteando y de repente se produce el silencio. Y ya no te digo si el silencio se prolonga días.
jilguero escribió: 09 May 2022 12:22Parece, Cata, que Tomasito está en fase cotilla. Esta mañana, había una corredora subiendo y bajando por delante de su madriguera y él con la cabeza fuera cotilleando. Creo recordar que el año pasado también tuvo una fase menos esquiva por esta época. Luego lo miraré.
Estará al acecho de una coneja que le alivie los deseos.
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió: 09 May 2022 12:49 Pues discúlpame pero no lo recordaba.
Nada que disculpar. El colmo sería que tuvieras que recordar todas las nimiedades que digo en el bujío.
Gretogarbo escribió: 09 May 2022 12:49 Pero yo me refería más bien a cuando llevas un ratillo parloteando y de repente se produce el silencio. Y ya no te digo si el silencio se prolonga días.
De todo hay en la viña del señor, te diría mi abuela materna, la de los dichos. En mi caso, cuando eso ocurre con gente que aprecio (suele ser con la única que guasapeo), le concedo el beneficio de la duda y me digo que tendría algo más importante que hacer que seguir guasapeando conmigo.
Gretogarbo escribió: 09 May 2022 12:49 Estará al acecho de una coneja que le alivie los deseos.
Pues debe de estar muy necesitado porque hoy estaba de nuevo asomado.


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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por lucia »

Me encanta la ternura de tu recuerdo de Antonia, Jilguerillo.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

lucia escribió: 10 May 2022 20:01 Me encanta la ternura de tu recuerdo de Antonia, Jilguerillo.
Aunque suene muy tópico, creo que hay algo de verdad en la letra de esa sevillana que dice:
Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va,
y va dejando una huella que no se puede borrar.


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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »


Hace tiempo, Cata, que te quería traer otra de las flores que de forma asilvestrada florecen en algunas zonas del talud que hay entre el paseo marítimo y el mar. Pero me faltaba fijarme mejor en ciertos detalles para saber qué especie era y hoy, un día de un azul precioso, dicho sea de paso, por fin me he acordado de fijarme.

Día azul.jpg

Aunque esta planta sea silvestre como el resto de malas hierbas, según el saber popular, que crecen en ese talud y que a menudo te muestro, esta se salva de esa denominación peyorativa gracias a una peculiaridad de sus flores. Es más, y esto es ya de mi propia cosecha, quizás sea también esa peculiaridad la causante de la denominación popular de siempreviva.

La planta en cuestión es la siempreviva azul (Limonium sinuatum); y la característica que la salva de la quema es que, aunque su corola blanquecina (de color ligeramente amarfilado) es poco duradera, tiene en cambio un cáliz persistente y de un bonito color azul violeta.

Limonium.jpg
Detalle de la flor.jpg


Detalle este último que le da valor ornamental y, por ende, la libra de ser considerada una simple mala hierba. De hecho, es frecuente que algunas variedades de siempreviva (Limonium spp.) se cultiven en los jardines.

A modo de inciso, decirte que al poner lo de azul violeta, me he acordado de una expresión que he leído hace poco y que me parece muy oportuna para aquellos que a veces damos la impresión de saber de algún tema más de lo que realmente sabemos, por aquello de que, como diría mi abuela, el tuerto es el rey en el país de los ciegos. La expresión es "erudito a la violeta" que, según la RAE, significa "hombre que solo tiene una tintura superficial de ciencias y artes". :cunao:

Y para ponerle banda musical a estas flores playeras (esta especie crece en terreno arenoso), me voy a decantar por una canción que tengo asociada a la siempreviva porque la vi por primera vez en la ensenada de Bolonia, un día azul como el de hoy y en el que, durante el camino, escuchamos una cinta de Adamo.



Jajaja, esto suena a Plesitoceno.
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por hexagono69 »

Un super, una cola, una mujer con sombrero de repente una voz diciendo que se haga cola en cada caja, un caos, veo un sombrero que me adelanta por la izquierda y le digo señora que yo estaba primero y me contesta que no sabia a que cajero iba a ir yo, era típicamente lista, empiezo a intentar algún argumento pero no acabo de expresarlo contundentemente y al final me dice que no me enrolle, meto las cosas en la bolsa y veo como se sonríe la señora que iba detrás de la del sombrero. pago y alzo la vista y lo que veo son todo mujeres que me observan desde todos lados, salgo rápido y me siento como un viejo machista y ridículo.

No no es un sueño, me ocurrió ayer y pienso hoy que algunas tareas están tan interiorizadas que perduran, odio comprar pero no me queda mas remedio que hacerlo por circunstancias personales, una gaita.
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

hexagono69 escribió: 13 May 2022 07:58 Un super, una cola, una mujer con sombrero de repente una voz diciendo que se haga cola en cada caja, un caos, veo un sombrero que me adelanta por la izquierda y le digo señora que yo estaba primero y me contesta que no sabia a que cajero iba a ir yo, era típicamente lista, empiezo a intentar algún argumento pero no acabo de expresarlo contundentemente y al final me dice que no me enrolle, meto las cosas en la bolsa y veo como se sonríe la señora que iba detrás de la del sombrero. pago y alzo la vista y lo que veo son todo mujeres que me observan desde todos lados, salgo rápido y me siento como un viejo machista y ridículo.

No no es un sueño, me ocurrió ayer y pienso hoy que algunas tareas están tan interiorizadas que perduran, odio comprar pero no me queda mas remedio que hacerlo por circunstancias personales, una gaita.
Los tiempos que cambian... Y entiendo perfectamente tu enfado con la señora del sombrero que iba de lista y pretendía colarse, mas no tanto qué te hizo sentirte un viejo machista y ridículo.

Y digo lo de que los tiempos cambian, porque, a tenor de esa suerte de sueño que ayer viviste despierto en el supermercado, queda en evidencia que ya por ser hombre no gozáis de ningún favor en las colas. Algo que era muy diferente antaño, según mi propia experiencia un puñado de años atrás, cuando la primogénita de los asilvestrados vivía también en Cádiz (ahora ya soy la única colona de los asilvestrados que queda en esta tierra de fenicios), a fin de vernos, quedábamos los sábados para desayunar juntas y luego íbamos al mercado a hacer la compra de toda la semana.

Pues bien, en esos tiempos, el hecho de que la inmensa mayoría de las compradoras fuéramos mujeres, hacía que los hombres fueran unos privilegiados, que ni siquiera tenían que molestarse en pedir la vez, porque en cuanto los tenderos los veían esperando tras la nube de mujeres, los colaban con la excusa de que eran hombres y querían poca cosa. A mi esa discriminación me molestaba y se lo hacía saber a los tenderos. Pero estos me escuchaban condescendientes y los seguían colando como mandaba la costumbre.



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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 13 May 2022 13:53... según mi propia experiencia un puñado de años atrás,... el hecho de que la inmensa mayoría de las compradoras fuéramos mujeres, hacía que los hombres fueran unos privilegiados, que ni siquiera tenían que molestarse en pedir la vez, porque en cuanto los tenderos los veían esperando tras la nube de mujeres, los colaban con la excusa de que eran hombres y querían poca cosa. A mi esa discriminación me molestaba y se lo hacía saber a los tenderos. Pero estos me escuchaban condescendientes y los seguían colando como mandaba la costumbre.
Pues sería una costumbre muy local, jilguero. Desde que tengo uso de razón, hice los mandados de mi madre, primero, y posteriormente, cuando abandoné el nido paterno, las compras propias y/o familiares en mercados, hipermercados y tiendas de barrio y jamás me dieron ni vi dar trato de preferencia a un hombre. Y eso abarca a las compras en uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... y ocho pueblos o ciudades.
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió: 13 May 2022 14:37 Pues sería una costumbre muy local
Yo lo he sufrido aquí, pero ocurría igual en los mercados de Sevilla.
Gretogarbo escribió: 13 May 2022 14:37 en mercados, hipermercados y tiendas de barrio
En hipermercados no ocurre pues se forman colas y no se pide la vez. En los mercados, los puestos muy solicitados no es raro que tengan ya su expendedor de números y ahí no cabe colarse. Vamos, que seguramente
aquí es ya pasado.

La excusa de que era hombre y quería poca cosa tenía una base real: solían ir al mercado a comprar solo los olvidos de su señora. Pero yo he sido siempre muy reivindicativa en las discriminación por sexo y protestaba, pese a saber que eracen balde.


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