El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

[jilguero]

Dios te conserve la vista, jilguero.

¿Greto, tienes las gafas puestas? Pues en el centro de la imagen.

Tomasito.jpg

Y si lo he visto, creo que está debajo del desagüe central. Como digo, si es que es, que yo solo veo un borrón.

Mira ahora en el centro de la foto. Está en un desagüe asomando la cabeza, con sus dos orejitas.

Eso entendía yo: que nadie se moleste. Pero es cierto que lo escribí más pensando en "que nadie se vuelva loco con esto...". En fin... Este pajarito, que está en todo, como Pepe Grillo.

Aquí ha sido por bromear. Pero no es tanto porque el pájaro haya hecho de Pepito Grillo, que lo es a veces, como que lo miró porque en ese caso lo habría puesto con "y" y le entró la duda. Miró en la RAE y vio que rallar como molestar está ya antiguo :
¿Se escribe «no te rayes» o «no te ralles»?
Rayar y rallar son, para la inmensa mayoría de los hispanohablantes de hoy, voces homófonas, es decir, que suenan igual. Difieren, sin embargo, en su escritura y su significado, lo que da lugar a alguna que otra ¿rayadura o ralladura?

Rallar se ha formado sobre rallo (del latín rallum, y este de radĕre ‘raer’), voz que designa un instrumento de cocina más conocido como rallador. Por eso, rallar significa hoy ‘desmenuzar con el rallador’, como hacemos con el queso o el pan, y ralladura es lo que resulta de dicha acción (como la del limón que se añade a los bizcochos). Aunque rallar tuvo antaño cierto uso figurado como ‘molestar o fastidiar’, esa acepción no ha pervivido en la lengua actual.

Por otro lado, el verbo latino radiāre (‘despedir rayos’) dio lugar a nuestro polisémico rayar, usado, entre otros, con los sentidos de ‘hacer rayas (en algo)’ o ‘estropear(se) una superficie lisa o pulida con rayas o incisiones’, como en Algún gracioso me ha rayado el coche. De esta acepción deriva el popular uso del participio rayado en referencia a los discos de vinilo cuando se estropeaban a causa de rayaduras en su superficie: la aguja del tocadiscos se quedaba atascada en ese punto del surco y lo ahí grabado se repetía una y otra vez.

Ese sentido de dar vueltas a lo mismo de forma molesta e insistente está muy relacionado con el uso coloquial de rayar(se) como ‘trastornar(se) o volver(se) loco’, ‘obsesionar(se)’, ‘perturbar(se)’ o ‘enojar(se)’, que se documenta tanto en América como en el habla coloquial juvenil de España: «—... pero ¿cuánto te va a durar? —completé. —Qué sé yo..., hasta que me raye de vuelta, hasta que me canse» (Eduardo de la Puente Por qué tardé tanto en casarme [Argentina 2002]); «—Me estás rayando cantidad. ¿Qué pasa, que el autobús es tuyo?» (José Ovejero Nunca pasa nada [España 2007]).

Lo que nos perturba u obsesiona será, por tanto, una rayada o una rayadura.


https://www.rae.es/espanol-al-dia/se-es ... -te-ralles

[jilguero]

He recordado esta tarde a tu Juana la Loca porque he visto en Netflix una peli española que se llama "La corona partida" y me ha resultado la mar de interesante ver las intrigas palaciegas para hacerse con el trono de Castilla tras el fallecimiento de Isabel la Católica. Sale, por cierto, el episodio de la muerte de Felipe, tal y como por aquí comentabas haciendo ver que no era tan clara el agua que bebió el buen hombre, . Pero luego lo que más me ha llamado la atención es que cuando fallece Felipe, la pobre Juana siente la necesidad a cada poco de abrir su ataúd y besarlo. Igualito que con la que nos trajiste al bujío, y tal y como comentabas que sucedió con ambas.

No tengo Netflix. Pero sí, las intrigas fueron enormes. Respecto a lo de desear besarlo y tenerlo cerca, quedó reflejado en ese cuadro de Padilla donde está con su hija Catalina y que me sirvió de inspiración para Las cautivas de Tordesillas, pamplina a la que le tengo mucho cariño. Se supone que el ataúd está en el habitáculo con la puerta abierta que hay a la izquierda.

Las cautivas de Tordesillas.jpg

[magali]

Gracias, @jilguero . Pues no he visto a Tomasillo dónde yo creía

Y gracias también por Rayar. Me ha encantado toda la explicación del uso actual

[Gretogarbo]

... en el centro de la imagen.

Ni señalándomelo. Sólo veo una mancha oscura. Tendré que hacer un ejercicio de fe.

Respecto a lo de desear besarlo y tenerlo cerca, quedó reflejado en ese cuadro de Padilla donde está con su hija Catalina y que me sirvió de inspiración para Las cautivas de Tordesillas, pamplina a la que le tengo mucho cariño.

No me extraña que le tengas cariño a esa pamplina, jilguero. Te quedó de diez sobre cien... ¡no, es broma! Te quedó redonda.

[Tolomew Dewhust]

Sí te quedó bien esa historia, sí. Aunque al volverla a leer he sentido penilla por esas dos mujeres encerradas en un palacio que no era sino su cárcel. Cuando acaba la película comentan someramente el final de Juana, dejando entrever que Catalina y Juana fueron incluso maltratadas física y psicológicamente por el marqués de Denia, encargado de su custodia. En otras páginas he leído que antes de él tuvo otros guardianes, algunos más compasivos, que a regañadientes confesarían luego que tuvieron que ejercer la violencia con Juana para alimentarla, en períodos de cabezonería en que no quería consumir alimento alguno.

El segundo gobernador de la casa de doña Juana, Hernán Duque de Estrada, era un hombre culto que la trató con mayor compasión. Escribió al cardenal Cisneros que, si se tenía algo de paciencia, a veces la reina era capaz de períodos prolongados de lucidez, aunque confesaba que "lo que no cabe dudar es cuánto conviene razonarla con amor, porque si se quiere torcer su voluntad por fuerza, todo se desbarata".

Después de este vendría el marqués de Denia ya mencionado, que fue quien consiguió, al parecer a hurtadillas, sacar el féretro y trasladarlo en secreto a Granada...

En fin, apasionante, pero también triste.

[jilguero]

Aunque al volverla a leer he sentido penilla por esas dos mujeres encerradas en un palacio que no era sino su cárcel.

Sobre todo de la madre. Imagino que la niña no sería muy consciente. Como se dice en la nota del final, su hermano, el futuro Carlos I, cuando vino de de Flandes le pareció un ambiente insano y la separó de la madre, lo cual fue un golpe fatal para ella. Por otro lado, he encontrado esto referente a Catalina que contradice, al menos en parte, lo que había leído de que "siguió viviendo como una especie de cenicienta hasta los dieciocho años": Estuvo recluida con su madre Juana en el Palacio de Tordesillas, donde aprendió idiomas como el latín y el griego, y fue una instrumentista y una danzarina de grandes cualidades.

En fin, apasionante, pero también triste.

Igual acabas aficionándote a los personajes históricos y acabas montando un teatro de marionetas con ellos.

[jilguero]

Tiempo atrás Jilguero colgó estas fotos y dijo:

... el escapo floral de la pita que tantas veces he fotografiado con la luna al lado, tiene los días contados.

Pita con luna.jpg

Ecapo floral inclinado.jpg

Greto afirmó:

Y con él, la planta del que ha surgido.

Aquí está Cata, la prueba de que no erraba:

Pita seca.jpg

[Gretogarbo]

Aquí está Cata, la prueba de que no erraba:...

Simple observación, jilguero.

[jilguero]

Resulta, Cata, que hay un concurso de relatos "negros" en homenaje a Tadeus Nim (un forero al que se el daba bien escribir ese tipo de historias). Y no sé si será fruto de haber leído tantas historias oscuras que esta mañana me he levantado con ganas de escribir una minipamplina macabra. No tiene ni demasiada enjundia ni la he pulido apenas (eso podré hacerlo luego). Pero me gustaría que sea una anotación de hoy y por eso la cuelgo ya. Por suerte, todo lo que se dice es imaginado. Vamos, que Jilguero está perfectamente.

[jilguero]

¿Qué me está pasando?

Perro cazador.jpg

Domingo, 4 de febrero de 2024

El primer indicio de que algo no marchaba bien en mi interior ocurrió hace un par de semanas, durante el paso de la borrasca Irene. Desde una ventana de casa, estaba viendo cómo el viento huracanado zarandeaba de forma despiadada a los copudos meterosideros, que algún técnico del Ayuntamiento no muy avispado ha cometido el error de plantar en una calle tan ventosa como la mía. Para mi sorpresa, en vez de compadecerme de su lamentable situación, con un tono de voz bronco y cruel, comencé a jalear a Eolo para que no dejara a medias su tarea y los arrancara de cuajo. Por suerte para los pobres árboles, que bastante tienen con ocuparse de medrar en un lugar tan poco propicio, mi deseo no fue escuchado.

Luego vino lo de mi ensañamiento con las hormigas. Estaba dando mi habitual paseo mañanero cuando se cruzó en mi camino una hilera de obreras afanadas en transportar ninfas, casi tan grandes como ellas, de un hormiguero a otro más seguro. En lugar de sentarme en el suelo para observar más de cerca esos esbozos, todavía blancos, de futuras hormigas, comencé a pisotearlas con una saña impropia de mí. Ni siquiera se libraron las ingenuas que soltaron su carga para huir más deprisa. Aunque haber pisoteado a esas cobardes, que abandonaron a su suerte a las indefensas larvas, es precisamente lo que menos rubor me produce.

El pasado miércoles tuvo lugar otro hecho inquietante cuando pasé por delante de la madriguera de Tomás: un conejo que vive, desde hace un tiempo, en los desagües del muro del paseo marítimo y al que, en cierto modo, considero ya mi vecino. Pues bien, había un chucho merodeando por la zona y, en vez de ahuyentarlo, con una morbosidad incomprensible, lo azucé para que metiera el morro en la madriguera y aterrorizara a su inquilino con sus ladridos. Menos mal que el chucho resultó ser un perro de caza bien adiestrado y, en cuanto olió la presa, se quedó inmóvil como si fuera una estatua, una pata delantera levantada, la cola tiesa, el hocico alzado, hasta que su dueño lo llamó.

Aunque lo ocurrido anteayer me alarmó aún más. Entre dos luces, vi cómo se acercaba por la acera una mujer que llevaba cogidos de la mano a dos niños repeinados y con sus uniformes escolares todavía impolutos. A punto de cruzarse conmigo, el más pequeño estornudó de forma ostentosa y ella se apresuró a buscar en el bolso un pañuelo para sonarle los mocos. Momento que aprovechó el otro para salir corriendo e invadir el carril bici, por el que venía de frente un joven montado en un patinete eléctrico a una velocidad excesiva. Estaba lo bastante cerca como para haberle podido cortar el paso y, sin embargo, me limité a estirar la pierna para provocar que se cayera. El chaval del patinete tuvo buenos reflejos y, a última hora, logró esquivar al niño por los pelos, hecho que no le resta gravedad a mi maléfica zancadilla.

Pero la verdadera razón, de que haya decidido hacer hoy esta anotación en mi diario, ha sido lo que me ha pasado hace un par de horas. No soy presumida y solo me suelo mirar en el espejo a la hora de peinarme o de aplicarme crema hidratante. Me estaba extendiendo esta última por el cuello cuando me he sorprendido pensando en lo bien que le sentará a este tener una soga a modo de corbata. Ese morboso pensamiento me ha provocado tal extrañeza que, de inmediato, he levantado un poco la vista para asegurarme de que era yo quien estaba delante del espejo. Y sí, el rostro era el de siempre, lo cual me ha producido cierto alivio. Aunque no por mucho tiempo porque, al mirarme a los ojos, en la pupila derecha he visto una lucecita trémula y una sombra igualmente trémula que ha huido enseguida.

Hasta ahora, nunca he dado mucho crédito a las historias de personas poseídas por espíritus malévolos, cuando no por el mismísimo diablo, pero la sombra en fuga que he visto hace un rato a través de mi pupila ha sembrado en mí la duda. Para más inri, al empezar a escribir, he notado una leve vibración en el ojo derecho, como si alguien estuviera andando de puntillas en su interior. Los supuestos pasos han cesado a la vez que algo se ha interpuesto entre mi retina y la página del diario. Me he tapado entonces el ojo izquierdo y mi sospecha se ha confirmado: sobre el papel he visto una silueta oscura muy parecida a la entrevista antes en el espejo. Creo que me vigila y, por si acaso no es un iletrado, me he apresurado a taparme ese ojo con la mano.

No sé qué me está pasando ni cómo acabará esta pesadilla. Pero lo que sí sé es que no soportaría ser una mujer tan sádica que es capaz de desear que el viento arranque unos árboles de cuajo, de pisotear una hilera de laboriosas hormigas, de azuzar a un perro para que atemorice a un pobre conejo o de intentar que un patinete arrolle a un niño indefenso. Quizás por eso esta mañana, antes que convertirme en alguien depravado, mi subconsciente ha barajado como salida más digna la de anudarme una soga alrededor del cuello. Y como no deseo que ninguno de mis seres queridos pueda atormentarse algún día pensando si me ha fallado en algo, en previsión de lo que pueda hacer en los próximos días, he querido dejar por escrito los motivos de mis actos.

Qué me está pasando.jpg

[magali]

¡Qué bien, @jilguero !

Luego vengo a leerla con tranquilidad.

Me encanta ver tu letra tan pulcra y bonita. ¿Escribes con pluma como yo? Yo no soporto las líneas, siempre me salgo; siempre escribo en papel blanco. Excepto en la agenda que no las encuentro sin líneas.

Siempre me gusto la cita:

Si te dan papel pautado
escribe por el otro lado

que aparece en Fahrenheit 451, de Ray Bradbury , porque soy incapaz de escribir dentro de los renglones.

A lo que voy. Más tarde te leo y comento.

[jilguero]

¿Escribes con pluma como yo? Yo no soporto las líneas, siempre me salgo; siempre escribo en papel blanco.

Escribo poco a mano y depende de lo que sea. Me refiero a que si apunto en un pael lo que voy a comprar en el super lo hago a boli. Si es una anotación con más futuro, con la pluma.

Esta en concreto me la compré para escribirle al amigo dominico que era poeta y que andaba ya desmemoriado. Le llamé por teléfono y, al acabar de hablar, me dijo: Me alegro de haber escuchado tu voz, ya no me acordaba cómo sonaba.

Pensé entonces en escribirle cartas a la viaja usanza para que así recuperara otro trozo del pasado. Tuve tiempo de escribirle una carta, a la que no contestó. Luego em enteré que había fallecido. Cuando ahora uso la pluma tengo un recuerdo para él.

Para decir adiós a mi tristeza
volveré a vestirme de hojas verdes.
(Emilio Rodríguez)

En cuanto al papel pautado, esta libreta en concreto me la regalaron así y, como no tiene revés blanco, toca escribir en lso renglones.

Más tarde te leo y comento.

Es una simple ocurrencia dominical.

[Tolomew Dewhust]

Yo hubiera preferido que empujases un poquito al niño contra el del patinete, . Un poquito de sangre en una historia así de truculenta viene bien.

[jilguero]

Yo hubiera preferido que empujases un poquito al niño contra el del patinete, . Un poquito de sangre en una historia así de truculenta viene bien.

¿Quieres que le ponga una zancadilla? Pues ya está, puesta

Pero sin derramamiento de sangre que todavía está en fase de transformación...

[Tolomew Dewhust]

Mucho mejor ahora, sí, .