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Palacio de la Magdalena
Autor Cuentos Peques
Estamos esperando, en nuestros aposentos, de un momento a otro llegara nuestra mama, ella es la princesa del reino
escuchamos, el abrir de la puerta principal, bajamos corriendo las escaleras y abrazamos a mama con todas nuestras fuerzas.
Nos trajo unos dulces de la época, los compro en los kioskos de la edad medieval, nos los jalamos en menos de media hora
después bajamos al gran salón y tuvimos que ver una obra de teatro de cuatro horas, si nadie da dulces, a cuatro pesetas
siempre caemos, en el chantaje emocional de mama, si somos fáciles de engañar, siempre solemos caer en la tentación
cuando tenemos visita medica, se intensifica en chantaje emocional, llegando los mayordomos, con tartas de tres pisos
cabe destacar, que nos escondemos en el palacio, mediante un detector de niñas, descubren nuestro escondite
un perro, con todo su poder olfateador, nos detecta en cualquier lugar de la estancia y mira que es grande el recinto.
La enfermera Marisa, nos pone una tétrica vacuna de la época, con jeringuilla de cristal y aguja de metal, hay que yuyo
el abuelo que es un visionario, nos contaba que las vacunas evolucionarían, con agujas mas finas y jeringuillas sofisticadas
salimos a jugar a los jardines, para olvidarnos del dolor del brazo, nos lanzamos al lago a jugar con los cisnes
ellos abrían sus alas mágicas y salían en pleno lanzamientos, chocolatinas de chocolate negro y banco, muy exquisito
salimos del lago cubiertos de barro y nuestra mama, nos baña en una tina y nos frota con un estropajo, con detergente
salimos preparados y vestidos para la cena y comimos unas pizzas recién orneadas, como premio de consolación
nos fuimos para cama, pero antes miramos el programa del un dos tres, reflejado en la pared mediante proyección. Fin
, un dulce sabroso